Estaba rodeado de oscuridad. Me sentí como si estuviera atrapado en una piedra dura y pesada. Todo mi cuerpo estaba inmovilizado y mi conciencia estaba suspendida en una niebla.

No podía mover un dedo, y mucho menos girar la cabeza. Tampoco podía hablar.  Sentía una sensación de frío que subía desde mis pies. Surgió la confusión y el miedo. Me esforcé por alejarme. Dejé escapar un grito que no tuvo sonido alguno.

Entonces, a través de la oscuridad, vi una luz del tamaño de la punta de una aguja. Al mismo tiempo, sentí un poco más de libertad en mi cuerpo. Moví mis pesados brazos y piernas a través de la oscuridad.

La luz se hacía cada vez más grande.

Mientras avanzaba lentamente, me di cuenta de que había alguien de pie a contraluz. No pude ver su cara debido a la penumbra, pero supe de alguna manera que se trataba una mujer. Al acercarse a la luz, su figura comenzó a perfilarse con mayor claridad.

—…

Estaba diciendo algo. No podía oírla muy bien desde donde yo estaba. Pero de alguna manera, me sentí extrañamente nostálgico. Tenía muchas ganas de ver a esa mujer. Nadé a través de la oscuridad, acortando lentamente la distancia entre nosotros. Y entonces me acerqué a ella.

—ou…touno…kun…

Finalmente pude escuchar su voz.

—Touno-kun, Touno-kun.

Me estaba llamando. Estaba llorando y repitiendo mi nombre una y otra vez de forma desesperada.

—¡Touno-kun!

De pronto, sentí una gota de agua en la mejilla y me desperté.

Había una mujer que me miraba entre lágrimas. Me estremeció lo cerca que estaba de mí. Aparentemente yo estaba recostado en su regazo. También había tomado mi mano entre las suyas y la había acercado a su mejilla.

Se parecía mucho a Hanashiro. Solo que tenía el pelo más corto y era más mayor que ella. Sería fácil de entender si se tratase de su hermana mayor. Pero, si ese fuera el caso, ¿qué hacia ella allí llorando?

Se suponía que yo estaba todavía dentro del túnel de Urashima y aun estaba muy adentro.

—Touno-kun, ¿estás bien? ¿Me recuerdas? soy yo, Hanashiro… Hanashiro Anzu…

Hanashiro Anzu… ¿¡Hanashiro!?

—Po… ¿Por qué tú estás…?

Me senté rápidamente y sentí un dolor palpitante en la cabeza que me hizo sujetármela. La sangre seca pegada a mi pelo se deslizó por mi cara.

Sorprendida, aquella mujer me soltó la mano y me sujetó suavemente de los hombros.

—¡No! no te muevas tan bruscamente. Estás herido —me dijo.

—N-No hay problema…

Estábamos sentados en el suelo, uno frente al otro. La miré fijamente a la cara. Ella me miraba como si estuviera preocupada por mí.

—¿Estas bien, Touno-kun? —volvió a preguntar—. ¿No te duele la cabeza? ¿Tienes algún otro malestar?

—Me golpeé un poco la cabeza, pero ya no estoy sangrando. No siento nada más. Estoy bien.

—Ya veo, que alivio.

Ella se llevó la mano al pecho como si se sintiera profundamente aliviada. En cambio, yo, seguía confundido. Incluso creí estar soñando.

—Tú… Eres Hanashiro, ¿verdad? ¿Qué haces aquí? —le pregunté.

—¿Que qué hago aquí? ¿¡Acaso no es obvio!?

Los ojos de la supuesta Hanashiro se abrieron de par en par y levantó el puño en el aire. Le dio algunas vueltas durante un rato, preguntándose dónde colocarlo, y luego, con un golpe seco, me dio un puñetazo en el pecho. Obviamente no me dolió. Pero había un peso definido en su mano, y pensé vagamente que eso no era un sueño.

Luego de eso, Hanashiro abrió los brazos y me abrazó con fuerza. El olor a sudor llegó hasta la punta de mi nariz.

—Te tardaste demasiado y tuve que venir a buscarte —me gritó al oído y mis tímpanos chirriaron. Pero no me sentí incómodo.

—¿Venir a buscarme? ¿Acaso no elegiste convertirte en mangaka?

—¡Claro que lo hice! Me convertí en una mangaka.

—Bueno, entonces…

—¡Ya terminé! ¡Ya terminó la serialización de mi manga y ya se publicó el Tankobon! ¡Lo acabé de la mejor manera posible! Por eso me metí al túnel para buscarte. ¿Hay algo de malo en eso?

Me sorprendió tanto que no pude encontrar palabras para responderle; Una serie de manga terminada, un tankobon publicado… ¿Hizo todo eso mientras estuve en el túnel de Urashima? Solo pude pensar: «Es increíble». No era algo que se pudiera conseguir fácilmente. Y luego de eso, había estado atravesando solita, ese túnel aparentemente infinito…

De repente, sentí que las manos de Hanashiro se tensaban mientras me abrazaba.

—Oye, ¿¡Por qué me escribiste que no te esperara!? —me reclamó—. ¡Fuiste muy malo! ¡Yo quería venir contigo! ¿por qué me dejaste atrás? ¿Fue porque me sentía indecisa en ese momento? ¿Por eso pasaste de mí? 

—No, yo no…

—¡Uhaaaaaa! ¡Lo siento mucho! ¡No quiero que me odies! ¡No quiero que me vuelvas a dejar sola! ¡Aaaaaaan!

Mi hombro derecho, sobre el cual descansaba la cabeza de Hanashiro, se humedeció ligeramente. Sus dedos delgados y sus uñas, se clavaron dolorosamente en mi espalda.

Quizás sí era cierto que cuanto más mayor te haces, más sensible te vuelves.

Acaricié la cabeza de Hanashiro suavemente y le dije:

—Lo lamento… te he causado mucha tristeza.

—Si me abandonas de nuevo, jamás te lo perdonaré…

—No te preocupes. No volveré a abandonarte. A partir de ahora, andaremos juntos.

—¿De verdad?

Agarré a Hanashiro por los hombros y la separé de mi para verla mejor. Estaba hecha un lío de lágrimas y mocos, pero seguía siendo hermosa. Entonces, tomé aire y acerqué mi cara a la suya. Junté mis labios con los suyos. Nuestros dientes se rozaron ligeramente, y por un momento pensé que lo hice mal, pero luego decidí no preocuparme. Nos quedamos así durante unos cinco segundos. Fue nuestro primer beso. Un beso  que equivalió a seis horas en el exterior.

Separamos nuestras caras. El primer beso sabía ligeramente salado.

Me levanté, le tendí la mano a la aturdida Hanashiro y le dije:

—Ven, salgamos de aquí.

Cuarenta y siete horas y cincuenta y seis minutos… Ese fue el tiempo total que pasé dentro del túnel de Urashima. Convirtiendo eso a tiempo en el exterior, equivalía a unos 13 años y 45 días.

Mi edad real según el registro civil, era de 30 años, pero mi cuerpo seguía siendo el de un chico de 17. Hanashiro, por su parte, había entrado al túnel de Urashima cinco años después de mí, lo que significaba que ella ya tenía más de 20 de edad. Su apariencia era la de una mujer adulta.

Fue un atardecer de un mes de septiembre cuando por fin alcanzamos el exteror del túnel de Urashima. Al salir a la calle, no sentimos realmente que hubiésemos estado aislados del mundo exterior durante 13 años. Kouzaki seguía siendo tan rural como siempre, y la preparatoria de Kouzaki, que se esperaba que fuese absorbida por otra institución, seguía allí como siempre. Lo único que me sorprendió fue que cuando íbamos en el tren, vi que la gente ahora tocaba la pantalla de sus celulares para usarlos. Yo solo me preguntaba si caso no dejaban manchas de sus huellas dactilares.

Después de haber corrido por el túnel con un aspecto un poco maltrecho, fui a una tienda cualquiera para asearme y me registré en un hotel de negocios en el centro de la ciudad con Hanashiro. Después de ducharnos individualmente en nuestra habitación doble, nos sentamos en la cama y hablamos de lo que había sido de nosotros.

Yo le conté que había corrido como loco por el túnel de Urashima y que logré reencontrarme con Karen. Hanashiro por su parte, me habló de su vida como dibujante de manga.

Estábamos tan absortos en nuestra conversación, que antes de darnos cuenta, el día había pasado.

—Yo seguiré dibujando manga —dijo Hanashiro—. Creo que alquilaré un apartamento e intentaré debutar de nuevo. Tengo suficiente dinero para comer sin trabajar durante un par de años. Es todo lo que puedo hacer.

habíamos terminado de hablar de lo que hicimos y era hora de hablar de lo que íbamos a hacer de ahora en adelante.

—Sí. Creo que eso está muy bien —contesté—. Bueno, tampoco es que tenga el derecho para decirte lo contrario.

—¿Qué piensas hacer tú, Touno-kun?

Me puse pensativo. Realmente no había planeado nada. Antes de entrar en el túnel de Urashima, sólo pensaba en encontrar a Karen, y después de salir, sólo pensaba en «si trabajo duro, sobreviviré». Era una forma vergonzosa de mostrar mi superficialidad, pero no podía mentir al respecto. Y le hablé con la verdad:

—Lo siento. No he pensado en ello en absoluto. Supongo que tendré que conseguir un empleo.

Hanashiro parecía contrariada y se llevó la mano a la barbilla.

—Pero ya tienes 30 años legalmente ¿no? creo que será un poco difícil encontrar un trabajo siendo un graduado de preparatoria con un vacío de 13 años en tu vida.

Era una afirmación muy realista. Era tan cierta que me hizo doler el corazón. Estaba a punto de decir que haría todo lo posible, pero Hanashiro me interrumpió con una voz aguda:

—Por cierto, estoy pensando en mudarme a Tokio.

—¿Ah sí?

—Sí. Me conviene más estar allá. También quiero conseguir un asistente.

—¿Asistente?

—Sí, buscaré a alguien que pueda ayudarme a dibujar manga. Me gustaría contar con alguien que sepa aplicar tonos, pintar y dibujar fondos sencillos.

Yo no podía hacerlo. Sólo había tomado dos o tres clases de arte, y no tenía ninguna habilidad artística. No sabía cuál era el nivel de un simple fondo. Talvez podría ser un desierto o un campo en ruinas, pero de cualquiera de las formas era demasiado difícil.

Mientras reflexionaba sobre lo que podía hacer, Hanashiro soltó una risotada y se dejó caer de espaldas sobre la cama diciendo:

—También me gustaría alguien que sepa hacer las tareas del hogar y que sea amable conmigo. Un asistente que me diera consejos y ánimos cuando tuviera problemas, y que trabajara todo el tiempo. Las 24 horas del día, los 365 días del año. Me pregunto si existe una persona así en algún lugar.

Cuando comprendí lo que Hanashiro quería decir con eso, me senté junto a ella y la abracé.

—Si te sirve alguien como yo, estaré encantado de ayudarte.

—Ahora soy cinco años mayor que tú, Touno-kun. ¿no tienes problema con eso?

—Claro que no. Me gustan las mayores.

—¿Eso es verdad?

—No realmente. Solo me gustas tú.

—Ajaja. Sabes, he estado pensando desde hace tiempo que me pareces un engreído.

—¿Ah sí?

—Si.

Interrumpimos nuestra conversación y nos miramos fijamente.

Estaba pensando en el buen momento que estábamos pasando, cuando de repente una almohada aterrizó en mi cara.

—¡Jajaja! ¡Estoy muy avergonzada así que no pude evitarlo!

—¡Me las pagarás!

En represalia, agarré otra almohada y se la lancé a Hanashiro. ella la atrapó fácilmente y empezó a golpearme con la almohada con ambas manos. Me reí y me defendí de ella. Después de unos minutos de jugueteo, los dos estábamos agotados y nos quedamos dormidos.

Habían pasado algunos días desde que salimos del túnel de Urashima. Por fin estábamos preparados para ganarnos la vida.

Después de todos los trámites, decidimos alquilar un departamento en los suburbios de Tokio. Aun estábamos en Kouzaki, pero ya habíamos reservado el lugar y nos íbamos a mudar al día siguiente. Hanashiro estaba dibujando y leyendo manga todos los días para preparar su reaparición. Su serie anterior ya había sido finalizada hace ocho años, por lo que parecía estar haciendo todo lo posible para captar la tendencia de los nuevos tiempos. Por cierto, ya había leído el manga de Hanashiro que estuve esperando con ansias. Primero me sorprendió encontrarlo en forma de Tankobon, y luego me volvió a sorprender cuando leí el contenido. En comparación con lo que había leído aquella vez en su habitación, los dibujos eran mucho mejores y el contenido mucho más interesante. Cuando elogié lo bueno que estaba, Hanashiro se avergonzó y sus orejas se pusieron rojas, igual que en nuestros días de instituto. Hablando de mis días de instituto: el otro día me reuní con Kawasaki-san y Kaga. Los invitamos a cenar. Naturalmente, ambos habían crecido. Kaga se sorprendió al verme con el mismo aspecto que tenía hace trece años, y Kawasaki-san lloró y me golpeó en el hombro entre lágrimas. Cuando me preguntaron medio enojados dónde había estado, tuve que contarles toda la verdad.

—Me gustaría decir que todo fue una alucinación, pero… viéndolos a ustedes, no creo que sea una mentira. De todas formas, me alegro de haber regresado.

—¡Estábamos tan preocupados por ti! —dijo Kawasaki-san—. Tu y Anzu perdieron de repente el contacto con nosotros… Pero estamos muy contentos de volver a verte…

Luego de eso, los cuatro nos sentamos a comer okonomiyaki y hablamos del pasado y de acontecimientos recientes. A los 30 años, ambos eran todos unos adultos que trabajan y eran miembros ejemplares de la sociedad. Kaga era un asalariado que trabajaba en una empresa inmobiliaria local y Kawasaki-san se había vuelto profesora. Aunque Hanashiro ya me había hablado de ellos, me sorprendí igualmente cuando ellos me contaron su historia. Sobre todo, cuando escuché a Kawasaki-san.

Verdaderamente que el futuro es incierto.

—Has cambiado un poco —me dijo Kaga mientras Hanashiro y Kawasaki-san conversaban por su cuenta—. No parece gran cosa, pero tienes una presencia mayor, más imponente.

—Ah, es que he pasado por mucho…  —respondí.

—Si estuvieras a punto de recibir un puñetazo de Kawasaki, seguramente pedirías piedad.

—¡Oye! ¡No voy a hacerlo de nuevo! —inquirió Kawasaki-san desde un lado. Lo que provocó unas risas.

—Bueno, supongo que significa que ahora sí tienes tu propio núcleo —dijo Kaga—. Deberías apreciarlo.

—Si, lo hare… Se nota que me has estado observando, Kaga…

—Observar a la gente es mi pasatiempo.

Fue un intercambio de palabras muy nostálgico que me hizo sonreír.

—Si, es cierto.

Cuando se nos acabaron las cosas de las que hablar, Kaga dijo que le gustaría ver el túnel de Urashima para comprobar si realmente existía, así que después de la cena fuimos a verlo.

El túnel de Urashima había desaparecido…

Era como si nunca hubiera existido. Tan solo había una pared de roca que se alzaba en el lugar donde solía estar la entrada.

—Oye, ¿qué significa esto? —me preguntó Kaga.

Me encogí de hombros y respondí:

—Quizás si fue una alucinación después de todo.

Los cuatro nos sentimos como si nos hubieran estafado.

Después de separarnos de Kaga y Kawasaki-san, Hanashiro y yo nos dirigimos a cierto lugar.

Nos bajamos del tren y seguimos el camino por las vías. Pasamos por delante de una tienda de arroz cerrada y de un hangar de bomberos con las persianas aún cerradas, y luego llegamos a nuestro destino.

Era mi casa… O para ser más precisos: aquel lugar que solía ser mi casa. Pasamos por delante de un cartel que decía «Se vende» y metimos la llave en la puerta. La cerradura parecía no haber sido reemplazada y pude abrir la puerta.

Kaga me dijo que mi padre se había marchado de Kouzaki. También dijo que no habían podido encontrar un comprador para la casa; La verdad es que era una casa de madera muy antigua, así que era normal. Posiblemente acabaría siendo demolida dentro de poco.

Hanashiro entró a la casa diciendo: «con permiso». Naturalmente, no había nadie para responderle. Todavía era de día, pero el interior estaba poco iluminado. Las ventanas y persianas estaban cerradas.

Caminamos por el pasillo, que estaba lleno de olor a madera y polvo. Subimos las escaleras tratando de esquivar las telarañas del techo, y llegamos a mi habitación. Entonces abrí la puerta.

—Así que no hay nada… —dijo Hanashiro sorprendida.

Mi habitación estaba vacía. La ausencia de la cama y el escritorio, hacía que el espacio de apenas seis tatamis pareciera inusualmente amplio. Los hombros de Hanashiro se desplomaron de forma directa.

La razón por la que fuimos a esa casa en primer lugar fue porque Hanashiro dijo: «Quiero recolectar los recuerdos de Touno-kun». Quizás esperaba encontrar un álbum de fotos o algo sí.

—Bueno —le dije—, ya sabes: es normal que la casa haya sido limpiada. Te lo dije antes de venir.

—Pensé que talvez quedaría algo —respondió.

—¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Tratar de encontrar algo?

Hanashiro negó con la cabeza.

—No, me daré por vencida. Por lo que parece, las otras habitaciones también están vacías, y no me siento cómoda buscando aquí, así que mejor vámonos…

Asentí con la cabeza y buscamos la salida. Pero, mientras me ponía los zapatos en la puerta, recordé algo:

—Ah, cierto. Hay algo que podemos llevarnos.

—¿Qué cosa?

—Ven conmigo.

Atravesamos la puerta principal y fuimos hasta el jardín. Encontré una grieta bajo el suelo donde metí la mano.

Las yemas de mis dedos tocaron algo frío. Aún seguía allí.

—¿Qué es eso? —me preguntó Hanashiro con curiosidad mientras yo sacaba una caja de lata cuadrada plateada cubierta de polvo.

—Aquí guardo los tesoros de Karen.

La palabra «tesoros» desconcertó a Hanashiro por un momento, pero rápidamente respondió con una mirada curiosa: «Ya veo».

—Creo que había un par de fotos mías —comenté—, y por supuesto, también de Karen.

Entonces abrí la tapa. En la parte superior estaba la sandalia roja de Karen, pero encima había un sobre desconocido…

—¿Eh? ¿Qué es esto?

Era un simple sobre marrón sin nada escrito. No recordaba haberlo puesto ahí.

Inclinando la cabeza, miré dentro del sobre. Sólo había una hoja de papel con un membrete. La saqué y la desdoblé.

Había una dirección de un lugar que no conocía y un numero de teléfono. En la última línea estaba el nombre de mi padre.

—Ah…

Probablemente se trataba de la dirección del lugar al que se había trasladado y sus datos de contacto.

Así que él siempre supo lo de mi cofre del tesoro… Quién sabe si se enteró de eso desde antes de que yo entrara al túnel de Urashima o si lo hizo después, pero a pesar de eso, no lo tiró a la basura y encima colocó un sobre con sus datos de contacto.

Un ligero cosquilleo recorrió mi pecho.

«Vaya, pensé que te ibas a olvidar por completo de esto…».

—¿Eso lo dejó tu papá?  —preguntó Hanashiro con preocupación.

—Sí.

—¿Y qué vas a hacer?

—Voy a llevármelo… talvez algún día nos volvamos a encontrar…

Aun esperaba que pudiéramos volver a hablar como antes.

Mientras masticaba la débil expectación en mi corazón, Hanashiro me tiró de repente del brazo.

—Si estás preocupado por él —me dijo sonriente—, yo iré contigo a verlo

Yo también le sonreí y respondí:

—Es bueno saber que puedo contar contigo.

Salimos de la casa con mi cofre del tesoro. Una ráfaga de viento sacudió los cables del tendido eléctrico. El aire frío se introdujo en mi cuello y me estremeció. Las cigarras ya no cantaban. El verano había llegado a su fin y nos encontrábamos en la víspera del otoño.

Pero el próximo año, el verano estaría de vuelta…


¡Gracias por preferirnos!

Al leer nuestras traducciones nos estás apoyando a seguir haciendo lo que hacemos. ¿Quieres ayudarnos más? Considera donar por Patreon a Owari, para financiar la compra de novelas originales y poder llevarlas a la esfera hispanohablante.

Written By

orenohonyaku

Traductor japonés-español.