Takeshi miró vagamente al techo y parpadeó varias veces.

La fuerte luz incandescente lastimó sus ojos.

—Uhg…

Un dolor de cabeza y náuseas lo azotaron y lo hicieron soltar un gemido involuntario. Había una incómoda sensación de jugos gástricos subiendo hasta su esófago. Mientras se levantaba lentamente de la cama, sentía una fuerte fatiga. Era como si estuviera controlando el cuerpo de otra persona. La habitación estaba inquietantemente silenciosa y vacía. Ni siquiera había indicios de que el lugar hubiese estado en uso. Había dos camas y dos escritorios de forma muy similar a las habitaciones del dormitorio Ivy, aunque la distribución era diferente. No había nada que pareciera pertenencias personales en los escritorios; tan solo algunas botellas de agua puestas por allí. Miró una de las camas, pero estaba perfectamente arreglada y no mostraba signos de haber sido utilizada. Además, se dio cuenta que llevaba una ropa que no reconocía.

«¿De quién es la ropa que llevo puesta?», Takeshi miró a su alrededor de nuevo. «¿Es esto un dormitorio?»

Fue entonces cuando los ojos de Takeshi se abrieron de golpe al recordar que la Academia de Magia Subaru había sido destruida.

En junio, fue atacada por los Trailers. No había forma de que estuviera en el dormitorio Ivy.

Cuando salió de la cama, algo tiró de su brazo desde atrás. Se dio la vuelta, y vio algo extraño. Era una cadena de metal negro que se extendía desde un poste en la esquina de la cama y llegaba hasta su mano.

—¿¡Por qué tengo puesto un grillete!?

Era un brazalete dorado de unos cinco centímetros de grosor que estaba sujeto a su muñeca izquierda.

Una cadena que se extendía desde ese brazalete estaba conectada a la cama. No tenía idea de lo que estaba pasando, sólo sabía que tenía que salir de la habitación y empezar a caminar. La cadena tenía una buena longitud. Paso por delante de una puerta que parecía un cuarto de baño o un retrete y se dirigió a la puerta de salida que probablemente llevaría a un pasillo. Pero, por supuesto, ahí se detuvo, mientras tiraba con fuerza de su brazo.

—No puedo ir más allá. Parece que la cadena no da para más.

La cadena, que estaba tensa en el aire, terminaba en una posición justa, atrapando su muñeca izquierda y casi permitiéndole tocar la puerta, sin posibilidad de salirse, aunque jalara con fuerza. Entrecerró la mano y trató de ver si podía sacarse el brazalete dorado, pero seguía siendo inútil. Ni siquiera sabía por qué estaba en ese lío. De repente, se dio cuenta de que estaba siendo demasiado imprudente. Aunque saliera de allí, no sabía dónde estaba ni como acabó en esa situación. Podría ser un error moverse sin cuidado. Echó un vistazo a la puerta y se regresó.

—Es mejor calmarse de momento.

Se volvió a sentar en la cama.

Miró hacia sus rodillas y en su campo de visión se veía el grillete en su muñeca. No quería pensar demasiado en ello, pero la situación debía ser bastante mala. Entonces se examinó a sí mismo. Tenía dolor de cabeza y sentía el cuerpo pesado, pero no parecía estar lesionado.

—¿Qué es lo último que recuerdo?

Trató de rememorar los recuerdos que tenía justo antes de despertarse en ese lugar. Pero en ese momento, la imagen de Gekkou apareció en su mente, seguida del lugar en donde se encontraba antes y las palabras que habían intercambiado.

—¡Mamá! —gritó involuntariamente poniéndose de pie.

Se había encontrado con Gekkou en la puerta de su casa. Era algo que había ocurrido hace unos momentos. Las manos de Gekkou estaban cubiertas de sangre, y le dijo que la sangre era de su madre.

—Cálmate… cálmate… tienes que recordar bien lo que paso… —Takeshi se estremeció, sintiendo que un escalofrío lo recorría—. Yo estaba peleando con Gekkou… y luego…

La espada Twilight que solía ser el Aspecto de Takeshi, había sido modificada por Gekkou, transformando a Towa en una máquina de matar. Takeshi pensó que era momento de saldar cuentas, así que encaró a Gekkou y luchó con él. Sin embargo, había terminado perdiendo el control, y blandió su espada de forma desmedida contra Gekkou, atacando y defendiéndose, al mismo tiempo que usaba su Strike Vision para contrarrestar la magia de teletransportación de Gekkou. Y entonces… ¿Qué pasó después?

—¡I-Isoshimaa!

A Takeshi le tembló la voz ante la visión que había surgido repentinamente de un rincón de su memoria. Ponerlo en palabras lo hizo sentir que su memoria era fiable. Kurumi saltó a los brazos de Takeshi después de aparecer de la nada.

«¿De dónde apareció Isoshima en ese momento?»

Ella había estado perdida durante un buen tiempo. Takeshi incluso había ido a la base de los Trailers a buscarla y no la encontró. Sin embargo, ella apareció de la nada en pleno conflicto y voló hacia él.

«Entonces… Isoshima…»

Takeshi recordó cómo se sentía al tenerla en sus brazos.

Unos suaves brazos rodearon su cuello, y aquella larga cabellera bailaba lentamente a su alrededor. Cuando su cuello blanco y sin fuerza se encontró con los ojos de Takeshi, éste escuchó una débil voz. Un gemido… un jadeo de dolor… una voz.

—Isoshima se interpuso entre Gekkou y yo…

Takeshi vio que Gekkou estaba de pie detrás de Kurumi, poniéndose muy pálido.

Estaba balbuceando palabras muy rápido y vociferando acerca de algo. Kurumi enterró su rostro en su hombro como si estuviera llorando. Y podía sentir una humedad en sus manos que estaban alrededor de la espalda de Kurumi, y el olor a sangre se agitaba en el aire.

—¿Qué fue lo que sucedió con Isoshima?

Tambien recordó que la recostó suavemente sobre el suelo.

«¿Y luego qué?»

Takeshi se levantó de la cama. Tiró de la cadena y empezó a pasearse por la habitación. Su mente estaba completamente en blanco. No podía recordar nada más allá de ese punto.

Durante cuatro o cinco minutos, Takeshi se paseó a un lado de la cama sin motivo alguno.

—¿Por qué no puedo recordar nada más?

Era como si hubiera sido asesinado con magia en ese preciso momento, y no recordaba absolutamente nada de lo que pasó después.

—¿Acaso estoy muerto?

Si ese era el caso, solo podía pensar que se encontraba en el cielo o en el infierno.

«Pero, entonces…»

Takeshi miró alrededor de la habitación. Luego lo intentó de nuevo, tratando de deshacerse del brazalete, pero seguía sin funcionar.

—Vamos a pensar las cosas detenidamente —dijo, a pesar de que no había nadie más con él—. La cadena que me han puesto, indica que alguien me tiene prisionero. Quien haya sido, solo podría ser de Wizard’s Breath o de los Trailers porque solo ellos estaban allí en ese momento. Actualmente soy un aprendiz en Wizard’s Breath, así que no tiene sentido que fueran ellos. Por lo tanto, solo me queda pensar que los Trailers son los que me tienen aquí.

Takeshi no sabía realmente qué le ocurriría a un mago de Wizard’s Breath que fuera capturado por los Trailers. Sin embargo, sabía que a los que podían utilizar magias raras, se les alteraba la memoria para convertirlos en parte de sus filas. Eso fue lo que le ocurrió a Aiba Tsuganashi, el hermano mayor de Mui.

De repente, el rostro de Mui apareció en su cabeza. Takeshi sabía que ella había estado allí en aquella ocasión. Pudo oír sus gritos, pero eran tan distantes, tan tenues como el susurro del viento, y casi inaudibles.   

«Ella seguramente debe estar preocupada».

Ella siempre se preocupaba por los demás, a pesar de que actuaba como si no le importara nada y hacía lo que le daba la gana.

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Takeshi. En ese momento, oyó unos pasos que venían del otro lado de la puerta. Inconscientemente, intentó utilizar su «Strike Vision» para predecir lo que ocurriría en los próximos segundos. Sin embargo, la magia no funcionó.

En su lugar, la puerta se abrió de repente hacia dentro. Takeshi se puso de pie para encarar a la persona que había llegado. Seguramente era quien le había puesto el grillete. Mientras miraba la puerta con ojos atentos, la otra persona miró a Takeshi nada más entrar y dijo:

—Vaya, así que estás despierto.

El tono de voz era brillante y ligero. Pero Takeshi no tenía ni idea de quién era esa persona a simple vista. Sus zapatos de cuero brillaban, como si acabaran de ser lustrados.

Un grueso y largo abrigo negro le cubría todo el cuerpo, y una capucha le ocultaba la cara tras una sombra oscura. Esa persona se rio en el fondo de su garganta. Esa voz le resultó familiar. Entonces Takeshi dio un paso atrás y dijo:

—¿Gekkou?

Algo extraño estaba ocurriendo. Ciertamente la voz era definitivamente la de Gekkou, pero algo estaba mal. Intentó utilizar de nuevo su «Strike Vision», pero el hechizo seguía sin funcionar. Esta persona cerró la puerta y se quitó lentamente la capucha mientras se acercaba a Takeshi.

—Como puedes ver, he curado tus heridas. Al menos deberías darme las gracias.

Takeshi lo miró fijamente. Realmente era Gekkou. En efecto, era real. Pero, por alguna razón, no podía deshacerse de una sensación de incomodidad.

Cuando vio que Takeshi lo miraba con desconfianza, Gekkou se quitó el abrigo y lo colgó en una silla junto al escritorio. Luego se sentó en ella y estiró las piernas. Takeshi se quedó perplejo, sin saber si el gesto estaba calculado para pillarle desprevenido o si realmente se estaba relajando.

De cualquier manera, no había nada que pudiera hacer ahora. Además, ni siquiera sabía dónde estaba. Takeshi suspiró y se sentó tranquilamente sobre la mesita de noche. Los dos estaban a menos de un metro de distancia del otro.

—¿Dónde demonios estoy? ¿Es la guarida de los Trailers? —preguntó Takeshi.

Gekkou contestó con un breve: «No».

Takeshi seguía sintiéndose incómodo al ver cómo Gekkou se echaba sobre la silla y cruzaba las piernas. No sabía por qué, pero Gekkou ciertamente lucía algo diferente de la última vez que lo vio. Llevaba puesto un uniforme que nunca había visto antes. A primera vista, el uniforme parecía un uniforme escolar, con una chaqueta negra y pantalones negros, pero incluso la camisa del interior era grisácea, lo que le daba una impresión sombría.

Puede que fuera el uniforme oficial de los Trailers, pero la insignia que llevaba en el hombro realmente llamó la atención de Takeshi.

—¿Que hay con tu uniforme? —preguntó.

Esta vez Gekkou sólo se rio.

En el hombro del uniforme que lleva puesto, había un emblema de cinco estrellas que era el emblema de Wizard’s Breath.

«Eso no puede ser…»

No había forma de que Gekkou perteneciera a Wizard’s Breath. Él era un mago de los Trailers después de todo.

Gekkou miró con diversión al confundido Takeshi y luego dijo:

—Oye, Takeshi… Estoy seguro que tienes cosas más importantes que preguntarme ¿o me equivoco?

Eso, era muy cierto. Lo primero que quería preguntar era qué sucedió.

—¿Que se supone que hago yo aquí? ¿Acaso tú me capturaste?

Gekkou respondió negativamente a la pregunta de Takeshi.

—Nop, para nada. Yo no te capturé. Bueno, si te tengo yo aquí, pero no es lo que estás penando. Es por protección.

—¿¡Protección!?

—Sip.

Los ojos de Gekkou lucían serios mientras asentía, así que Takeshi cerró la boca en lugar de replicar. Por el momento, no sabía en absoluto lo que estaba pasando, así que no podía decir si era verdad o mentira.

—Entonces… dime qué le pasó a Isoshima —dijo Takeshi con algunas dudas.

Kurumi siendo apuñalada por Gekkou, probablemente no fue un sueño, sino algo que sucedió en realidad. Lo que no sabía, era si ocurrió hace unas horas, o hace días.

—No lo sé…

Takeshi levantó la vista ante la voz que respondió con claridad. No había ningún indicio de mentira en la expresión o la voz de Gekkou.

Takeshi mantuvo su mirada en él por un momento e hizo otra pregunta.

—Entonces, ¿qué hay de mamá?

—Tampoco lo sé.

Gekkou respondió de manera despreocupada como si no le importara el asunto. Posiblemente fuera cierto que no sabía nada.

Su madre alguna vez fue una maga que pertenecía a Wizard’s Breath. Y Kurumi ahora estaba con sus amigos y no en manos de los Trailers.

Takeshi pensó que era mucho más probable que ambas estuvieran en manos de Wizard’s Breath que de los Trailers y quizás por eso Gekkou no sabía de ellas.

—Quítame esto… —dijo Takeshi levantando la mano izquierda mostrando el brazalete dorado frente a Gekkou.

Sin embargo, Gekkou frunció el ceño.

—Ya te lo dije, te estoy protegiendo. Si te lo quito, huiras.

—¿Y qué tiene de malo que yo me largue de aquí?

—¡Tienes que permanecer aquí! —gritó Gekkou repentinamente, levantándose ligeramente de la silla.

Sin embargo, se volvió a sentar de inmediato y tratando de tranquilizarse, volteó su cara hacia otro lado y dejó escapar un suspiro.

Al verlo de perfil, Takeshi se sorprendió porque sentía que estaba mirando a un extraño. Los rasgos faciales de Gekkou eran más marcados que la última vez que se vieron. Su barbilla era más pronunciada y sus redondas mejillas se habían vuelto más planas. Takeshi estaba desconcertado por cómo una persona podía cambiar tanto en unas horas o días. Con su rostro alejado de Takeshi, Gekkou dijo:

—Se necesita tiempo para explicarte todo y ahora no puedo. Estoy ocupado y solo vine a ver si estabas despierto, pero no puedo quedarme mucho tiempo. Volveré por la noche así que espera hasta entonces.

Gekkou se levantó.

Takeshi también se levantó y agarró apresuradamente con su mano izquierda a Gekkou, que estaba a punto de irse.

La cadena extendida tintineó con el movimiento.

—¿¡¡Por qué me tienes aquí encerrado!!? —exclamó Takeshi—. ¿¡Donde demonios estamos!?

—No voy a decírtelo.

Gekkou se quedó mirando la muñeca de Takeshi que lo sujetaba. Sus dedos ejercían presión sobre la mano de Gekkou intentando evitar que se fuera.

—¿Que pretendes hacer conmigo?

Los dos se miraron tan de cerca que casi podían sentir sus alientos.

—Pues no sé, lo he estado pensando mucho. De momento solo espero que seas de utilidad lo más pronto posible.

—¿Pretendes hacer que yo me vuelva un Trailer?

—Esa podría ser una buena opción. Da igual si te resistes porque de todas formas podría hacerlo fácilmente, pero puede que no termines aceptando la realidad.

—¿De qué hablas?

Takeshi no entendía de lo que estaba hablando Gekkou. El malestar que sintió en algunas partes de su cuerpo hizo que su corazón palpitara más rápido. Sintiendo miedo, y dio un paso atrás. Pero su mano izquierda seguía sujetando a Gekkou.

Entonces Gekkou dio un paso hacia él, se inclinó y acercó su boca al oído de Takeshi.

—Desde hace rato me miras con desconfianza. ¿Por qué lo haces?

—Yo soy quien está haciendo las preguntas aquí.

Cuando Takeshi le miró fijamente, como si luchara por tomar el control de la situación, Gekkou se rio y se burló de él.

—Vamos, solo dime algo, Takeshi. ¿Qué querías preguntarme cuando te me quedaste mirando?

Takeshi no le quedó más remedio que contestar sin saber por qué sentía incomodidad.

—Te noté un poco diferente…

Entonces Takeshi se dio cuenta. La cara de Gekkou estaba directamente frente a él.

—¿Acaso estás más alto…?

—Jajajaja. Tienes razón. Ahora soy casi tan alto como tú.

Gekkou mostró una amplia sonrisa y finalmente se apartó un poco, por lo que, naturalmente, su mano se soltó de su agarre.

La muñeca que Gekkou había quedado enrojecida con las marcas de los dedos de Takeshi. Sin embargo, Takeshi estaba más sorprendido por el cambio de Gekkou. No sólo era más alto, sino que sus hombros eran más anchos y su cara también era diferente.

—Sabes, Takeshi, ahora soy estudiante de segundo de preparatoria ¿sabes lo que eso significa?

Gekkou sonrió plácidamente al decirlo.

Takeshi abrió ampliamente los ojos y respondió:

—¿Que estas en el mismo año que yo? ¿Acaso estuve dormido durante un año?

—Claro que no. Sucede que yo llegué aquí antes…

—¿Que llegaste antes?

Ante la expresión de desconcierto de Takeshi, Gekkou extendió los brazos como un payaso y dijo:

—Así es, Nii-sama. ¡Bienvenido al año de 1998!

***

La explicación de Gekkou duró menos de unos minutos. No parecía importarle si Takeshi entendía o no, porque se limitó a decir lo que le dio la gana.

Al parecer, Gekkou fue transportado 18 años al pasado. Específicamente a 1997; un año antes que Takeshi.

Gekkou ya llevaba un año en esa época, y había averiguado que Takeshi también sería transportado a esa época y gracias a una predicción de magia evasiva, incluso averiguó la hora y el lugar en donde aparecería. Lo encontró inconsciente y lo llevó a la habitación en donde estaban ahora. Gekkou le decía que era para protegerlo, pero Takeshi solo veía un movimiento sospechoso en eso. Difícilmente alguien se creería toda esa historia, pero eso fue lo que Gekkou dijo antes de buscar nuevamente la salida por lo cual, Takeshi tuvo que detenerlo nuevamente.

—¿Entonces tu piensas que ese día ocurrió algún tipo de anomalía frente a nuestra casa debido a la gran cantidad de magia que nos cayó del cielo?

Takeshi resumió la pregunta. Entonces Gekkou asintió.

—Así es. Es lo único que se me ocurre. No hay otra forma en la cual tu y yo hayamos sido enviados al pasado de la misma forma y en el mismo lugar.

Takeshi giró la cabeza y pensó un momento antes de decir:

—¿Entonces Isoshima y los demás no fueron enviados al pasado?

—Posiblemente no.

Takeshi estaba pensando específicamente en Mui cuando dijo «los demás». Ella también debió estar allí, pero quizás no se vio involucrada. Un poco aliviado por eso, Takeshi preguntó a Gekkou algo más. La única cosa que realmente no podía creerse del todo.

—¿Realmente viajamos en el tiempo?

El rostro de Gekkou se retorció de frustración al encontrarse con la mirada suspicaz de Takeshi.

—Si este no es el cielo ni el infierno, solo puede ser eso ¿no crees?

—¿De verdad crees que voy a creerme eso?

—Bueno, se lo crees o no, a mí me da igual. Ya llevo un año aquí y tengo mucho que hacer. Así que si me disculpas…

Los dos se quedaron mirando el uno al otro y no parecía que las cosas fueran a resolverse, así que Takeshi sacudió la cabeza. Seguirle dando vueltas al asunto no servía de nada por lo que suspiró y simplemente planteó una pregunta obvia.

—¿Por qué no has intentado volver a nuestra época original?

Gekkou levantó las cejas.

—¡Lo habría hecho si hubiera podido! ¡No hay forma de volver!

Tras decir eso con indignación, Gekkou arrancó bruscamente el abrigo que tenía puesto sobre la silla.

—No puedo quedarme más tiempo. Volveré por la noche.

Tras decir eso con frialdad, salió inmediatamente de la habitación con pasos apresurados.

—Gekkou…

Takeshi intentó ir tras él, pero la cadena unida al brazalete se enredó en sus pies y calló de rodillas en el acto. En cuanto levantó la vista, la puerta ya se había cerrado de golpe.

***

—Hola, Takeshi. Buenas noches.

La siguiente vez que Gekkou entró en la habitación, estaba de muy buen humor.

Pero Takeshi seguía tumbado en la cama, sin voltearlo a ver. Su muñeca izquierda estaba raspada y entumecida por el grillete, pero no había mucho que explicar aparte de eso.

Cada vez que pensaba en su madre y Kurumi heridas, no había forma de poder ser amable con Gekkou. Aunque a Gekkou tampoco le importaba la actitud de Takeshi hacia él.

—Te traje algo de comer. No has probado bocado desde hace un buen rato.

Hasta entonces, Takeshi se inclinó y miró a Gekkou sin levantarse de la cama. Gekkou tenía una bandeja en las manos. Parecía que lo que había en ella era la cena. Definitivamente tenía hambre. No sabía cuánto tiempo llevaba sin comer. Así que se levantó más despacio y se sentó en la cama.

—¿Ya es de noche? —preguntó Takeshi.

—Por supuesto. Te dije que vendría por la noche.

Gekkou le dio la espalda a Takeshi para poner la bandeja en el escritorio.

—Te dejaré la comida aquí.

En ese momento, Takeshi aprovechó para abalanzarse sobre Gekkou.

—¡Qu…!

Gekkou estaba a punto de darse la vuelta sorprendido, cuando el peso de Takeshi lo hizo tumbarse sobre el escritorio, y la comida de la bandeja salpicó por todos lados.

—¡Takeshi!  —gritó.

Takeshi tomó la cadena que se extendía desde su muñeca izquierda con la mano derecha, la tensó y la puso alrededor del cuello. Un gemido escapó de la garganta de Gekkou.

—¡Guh…! ¿¡Q-Que estás… haciendo!?

—¡Quiero salir de aquí! —gritó Takeshi mientras miraba la cara de sufrimiento de Gekkou—. ¡¡Quítame esta mierda!!

En su mente, deseaba que Gekkou se rindiera y le hiciera caso, pero eso no ocurrió.

—No lo haré… —contestó Gekkou con una voz llena de dolor—. No sé lo qué harás si te quito la cadena.

Takeshi chasqueó la lengua con molestia y comenzó a apretar más la cadena de forma paulatina. Gekkou abrió la boca como un pez fuera del agua y jadeó mientras alzaba la mirada. El color de su rostro cambió rápidamente. La ira de Takeshi se aplacó al instante al ver su mirada agónica. Sabía que estaba haciendo algo horrible. Estaba estrangulando a su hermano menor. Ciertamente era una completa locura. Sin embargo, no saldría de ese lugar si no lo hacía.

—¡Vamos, Gekkou! ¡Di que me dejarás salir de aquí! —dijo Takeshi suplicante mientras aflojaba ligeramente el agarre de la cadena y dejaba que Gekkou tomara algo de aire. 

En cuanto lo hizo, Gekkou comenzó a insultarlo.

—¡Maldito hijo de puta! ¡Me tomé la molestia de encontrarte y traerte aquí para salvarte! ¡Si no fuera por mí, estarías tirado en medio de la nada y andarías vagando en esta época sin saber qué hacer!

Takeshi se asustó momentáneamente cuando Gekkou lo miró con rencor.

—Talvez… pero aún no te creo que hayamos viajado al pasado.

Gekkou respondió en voz alta a las palabras de Takeshi.

—¡No estoy mintiendo! ¡Es la verdad!

—¿Entonces por qué mierda me encierras? ¿Por qué me tienes encadenado? Si de verdad hubieses querido ayudarme, me habrías explicado las cosas y me habrías dejado salir.

—No puedo hacer eso.

Cuando Gekkou se volvió dócil de repente, Takeshi preguntó con cautela mientras sostenía la cadena.

—¿Por qué?

Gekkou gira la cabeza y respondió de mala gana.

—¡No quiero que andes por allí por tu cuenta!

Takeshi se quedó mirando a Gekkou, que estaba inmovilizado entre el escritorio y él mismo, sin poder moverse. El desconocido uniforme negro estaba manchado de comida salpicada.

El emblema de las cinco estrellas en el hombro seguía siendo inconfundible.

Entonces, Takeshi lo cuestionó con cautela, manteniendo un firme agarre de la cadena.

—¿Qué se supone que haces? Ese es el uniforme de Wizard’s Breath. ¿Qué podría andar haciendo un Trailer como tú asumiendo que de verdad estamos en el pasado?

—En esta época aun no existen los Trailers…

La voz de Gekkou había perdido parte de su vigor anterior, y ahora era un perfecto susurro que casi no se escuchaba.

Takeshi volvió a preguntar.

—¿Y se supone que por eso cambiaste de parecer y ahora estas con Wizard’s Breath? ¿También debo creerme esa estupidez?

Gekkou no respondió a eso. Cerró la boca y se quedó mirando el escritorio que tenía delante.

—Sácame de aquí —volvió a decir Takeshi.

Gekkou respondió de la misma manera.

—No… puedo…

—¡No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando!

Nuevamente Takeshi tensó la cadena con fuerza.

—¡Guh…!

La cabeza de Gekkou se echó hacia atrás. Pero no fue por mucho tiempo.

En cuanto Takeshi se relajó, Gekkou volvió a caer hacia delante y respiró con fuerza. Luego dijo con odio.

—Nunca pensé que pudieras ser tan violento, siempre has sido alguien que le gusta esquivar. ¿acaso estas sacando a flote tu verdadera naturaleza?

Era evidente que no se estaba conteniendo en absoluto, y Takeshi volvió a tirar de la cadena. Gekkou retorció la cara en señal de agonía.

—¡Sácame de aquí!

—¡Me niego…!

—¿Crees que no puedo hacerle daño a mi propio hermano menor?

Cuando Takeshi aflojó las cadenas, Gekkou sonrió de forma divertida.

—Si, eso creo, Onii-sama…

Takeshi intentó tirar de la cadena de nuevo al oír esa burla, pero Gekkou se apresuró a decir algo.

—¡Espera, te lo explicaré! Es necesario.

No confiaba para nada en él, pero no podía seguir estrangulándolo ahora que había accedido a hablar. Le quitó la cadena del cuello y lo liberó. Gekkou se llevó las manos al cuello y tosió un par de veces para comprobar su garganta.

—Actualmente pertenezco a Wizard’s Breath, eso es verdad.

Además, Gekkou dijo que pertenecía a la Agencia especial de gestión de magos de la Oficina de Auditoría de Wizard’s Breath.

—¿Agencia especial de magos?  —preguntó Takeshi sorprendido—. ¿Por qué estás allí?

—¿Crees que te dan a escoger el departamento al que te asignan? —refunfuñó Gekkou.

Takeshi pensó con una mirada de sospecha cuando Gekkou dijo que era sólo una coincidencia. Era imposible que Gekkou, siendo un mago de los Trailers, pudiera pertenecer a Wizard’s Breath ya que todo el mundo en la alta esfera de Wizard’s Breath conocía la relación de Gekkou con los Trailers. Pero si de verdad estaban en el pasado, la cosa cambiaba totalmente. Pues hace 18 años en la época que estaban ahora, los Trailers aun no existían.

«Si es así, entonces…»

Takeshi volvió a preguntarle a Gekkou con una expresión sospechosa.

—¿Estamos realmente en el pasado?

—Si.

No tenía suficientes pruebas para creerlo en absoluto. Ni siquiera había dado un paso fuera de esa habitación todavía. Pero por el momento, Takeshi decidió fingir que lo aceptaba para seguir con la historia.

—Si ese es el caso, ¿no es peligroso lo que estás haciendo? Si cambias algo del pasado, cambiarás el futuro —le advirtió Takeshi.

Gekkou asintió.

—Si, te refieres a crear paradoja temporal. Yo también estoy consciente de eso. Pero hasta ahora, no hay discrepancia entre nuestro futuro y este mundo pasado.

—Claro que la hay. Nuestra sola presencia ya debe estar alterando el pasado.

Cuando Takeshi respondió eso, Gekkou se encogió de hombros.

—Tienes razón. Por eso estoy siendo muy cuidadoso con mis acciones. Y por el mismo motivo te estoy manteniendo aquí encerrado. Para que no andes por allí haciendo lo que se te dé la gana.

Gekkou se llevó la mano al cuello otra vez y acarició la marca ensangrentada que le quedó. Luego echó un vistazo a la habitación.

—Vaya desastre. Pero esto es tu culpa. Ahora tendrás que esperar hasta mañana para comer.

Gekkou caminó hacia la puerta, y Takeshi solo se quedó allí y no lo detuvo. Sin embargo, Gekkou se detuvo frente a la puerta.

—Por cierto, Takeshi. ¿Por qué no usaste magia para acabar conmigo? Incluso sin un Aspecto, podrías haber usado magia básica.

—No puedo usar magia en este lugar… —respondió Takeshi.

—Sí, sabía que intentarías usarla. En efecto, no puedes usarla. Por eso tienes que quedarte aquí y portate bien, porque si dejo de venir, te morirás de hambre.

—…

En ese momento, Gekkou se marchó de la habitación. Quien sabe qué tipo de magia se había implementado allí, pero toda magia estaba desactivada dentro esa habitación.

La última vez, después de que Gekkou se fuera, Takeshi intentó usar su magia para romper la cadena, pero no funcionó en absoluto. La desordenada habitación estaba llena de arroz y guiso que había salpicado desde la bandeja. Takeshi suspiró profundamente mientras recogía el cuenco de sopa de miso que se había convertido en una mancha en la alfombra. Era lo único que podía hacer de momento.

***

Era una mañana fría y lluviosa en el centro de Nueva York.

La estatua de George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos, se alzaba bajo una vista brumosa en el distrito financiero de Wall Street. Una chica bajaba lentamente las escaleras del edificio con un paso que difícilmente podría calificarse como ágil. El vestíbulo de piedra se alzaba tras ella, pues acababa de salir del Federal Hall. En esa ciudad, donde se encontraba la sede de Wizard’s Breath, había una mayor mezcla de magos y humanos que en otras ciudades. Por esta razón, había espejos por todas partes que los magos utilizaban como pasadizos, así como otros objetos que cumplían la misma función. También había un espejo de gran tamaño dentro del Federal Hall. La tez de la chica era tan pálida que parecía estar a punto de desmayarse. Tenía la edad de una estudiante de secundaria. Sin embargo, la angustia en sus ojos era inapropiada para su edad. Shijou Momoka se detuvo en medio de las escaleras antes de bajar del todo. Entonces se volteó y miró hacia atrás. La entrada del lugar del que acababa de salir estaba cubierta de oscuridad.

«Sobreviví a un infierno…».

Era lo que se cruzaba por su mente. Entonces se preguntó a sí misma.

«¿Realmente hice lo correcto?».

Era una pregunta que no encajaba demasiado bien con su apariencia, pero era importante para ella. El uniforme que ella llevaba puesto era el de la sección de secundaria de la Academia de Magia de Tokio. Normalmente, habría tenido que volver inmediatamente de la sede de Wizard’s Breath directo a su academia en Tokio. Pero no podía volver a la escuela sintiéndose así. Sus compañeros no sabían nada al respecto. Y no quería que se enteraran por nada del mundo.

«No puedo decirle a nadie que acabo de asesinar a unas personas»

«Aunque me sienta arrepentida ya no puedo hacer nada al respecto»

Momoka quería cubrirse la cara, agacharse y soltarse en llanto. Quería llorar y renegar a todo pulmón.

«¡He matado a unas personas!»

«¡Acabo de matar a unas personas que ni siquiera conocía!»

«¡Los maté solo porque me dijeron!»

«¡Yo no tuve la culpa!»

«¡Fue una orden!»

«¡No podía hacer nada al respecto!»

Ella sacudía la cabeza tratando de convencerse a sí misma. Pero por mucho que renegara dentro de su cabeza, era incapaz de gritarlo de verdad. Ya no era una niña y no era tan estúpida como para hacer algo así. Pero sentía como si su corazón se estuviera corroyendo. Parada en medio de aquellas escaleras, Momoka dejó escapar un pesado suspiro.

«La unirme a Wizard’s Breath, hice un juramento».

«Tengo que mantenerlo»

«Cuando te ordenan algo es natural obedecer»

Puso fuerza en sus piernas y comenzó a bajar las escaleras. De repente, vio a una persona que se acercaba de frente. Momoka alzó la mirada y se quedó mirando. Las escaleras eran razonablemente anchas, más, sin embargo, esta persona ni siquiera intentó pasar a un lado, sino que caminó directamente hacia ella.

—Tu cara de tristeza también es linda, Chibi-chan… —dijo esa persona con una voz muy animada.

—¡Washizu… senpai…! —Los ojos de Momoka se abrieron de par en par—. ¿Qué haces aquí?

—¿No es obvio? Vine porque sabía que estarías aquí, Chibi —respondió Washizu Kippei, agachándose un poco para ver el rostro de Momoka.

—Estás muy pálida. ¿Has dormido bien? ¿O algo te remuerde tanto que no puedes ni dormir?

Kippei se había quedado un escalón abajo de Momoka, y aun así ella siendo una estudiante de secundaria seguía siendo más bajitas que él que era un estudiante de preparatoria.

Momoka se dio la vuelta, temerosa de hacer contacto visual con Kippei. Él también era un estudiante de la misma academia de magia de Tokio que ella. Y ´miembro mayor del mismo grupo de tres estudiantes que ella. Grupos que se solían formar independientemente del año que estuvieran cursando. Sin embargo, él no pertenecía a Wizard’s Breath.

Momoka habló frenéticamente mientras miraba hacia otro lado.

—Washizu-senpai, Y-yo no lo sabía…

Kippei guarda silencio. Así que Momoka siguió hablando.

—Esas personas y Ryuusenji-senpai eran…

—Cierra la boca.

De repente, una voz escalofriante le heló la sangre.

—¿Eh?

Momoka levantó la mirada y vio los ojos sin emoción de Kippei.

—Te dije que cerraras tu boquita pequeño pajarito.

En ese momento, Momoka sintió como si presionaran algo contra su abdomen.

—¿Uhg?

Dejó escapar un gemido y luego bajó su mirada. Entonces vio lo que estaba pasando.

—Wa…shizu… sen…pa…

Mientras pronunciaba su nombre, Momoka levantó la mirada. Aquello que se presionaba contra su abdomen era un cuchillo que Kippei sostenía en su mano. No, realmente no estaba siendo simplemente presionado. La hoja había sido enterrada profundamente hasta llegar a la empuñadura.

—Aah…

Momoka levantó la vista de la barbilla puntiaguda de Kippei, que conocía bien, hacia sus finos labios, y luego hacia sus ojos suavemente sonrientes. Si, ahora él estaba sonriendo.

—Yo te quería mucho, chibi. Eras pequeñita, linda y fuerte… —dijo Kippei.

Momoka sacudió la cabeza con pereza y debilidad.

—Y-yo… no lo sabía… lo juro. No sabía que… esas personas… eran los padres de… Ryuusenji-senpai…

—Oh, no, no, no.

En ese momento, Kippei la interrumpió y se acercó a ella de modo que su cuerpo quedó completamente entre sus brazos.

—Tienes que cerrar esa boquita.

Con la otra mano, cubrió suavemente los labios de Momoka. Su mano estaba dura y húmeda.

—Mmm…

Momoka gimió como si quisiera quejarse. Pero él presionó su cuerpo contra el de ella. Se abrazaron como si fueran amantes.

—No te preocupes, yo te sostendré hasta que exhales tu último aliento.

—Wa… washizu… senpa…

Momoka apenas sintió dolor. Todo lo que sentía era un olor a tabaco proveniente del uniforme de Kippei.

«A pesar que te lo dije…», pensó ella. «No has dejado de fumar»

Los pesados párpados de Momoka revoloteaban hacia arriba y hacia abajo, con la mente nublada como si se estuviera quedando dormida. Le parecía natural que su mejor amigo, Washizu Kippei, fuera quien la castigara por matar a los padres de Ryuusenji Kazuma. Momoka se rio, sintiendo una sensación de alivio en su interior.

«Ya veo. Entonces si hice algo malo después de todo»

«Así que este es mi castigo…»

Las lágrimas brotaron de los ojos a medida que los cerraba y se apoyaba completamente en Kippei. Sin embargo, de pronto se oyó un grito.

—¿¡¡Qué están haciendo!!?

Momoka cerró sus ojos, pero Kippei chasqueó la lengua.

—Vaya putada…

Al decir esto, Kippei empujó a Momoka hacia atrás.

Momoka abrió los ojos con dificultad. Kippei la estaba miraba fijamente.

—Oye, Chibi, si sobrevives…

Inmediatamente acercó su boca al oído de Momoka y le susurró algo.

—Aahh…

Momoka dejó escapar un gemido.

Al mismo tiempo, Kippei la empujó ligeramente escaleras abajo. Momoka ya no le vio marcharse. Al caer por las escaleras, miró al cielo y notó por primera vez que estaba lloviendo. Las gotas de lluvia que caían sobre su cara eran más frías que sus lágrimas.

—¡Oye, detente!

Se escuchó a un hombre gritar

—¡Dios mío! ¡Esta chica acaba de ser apuñalada!

Esta vez se escuchó la voz de una mujer. Estaban muy cerca. Momoka se había golpeado la espalda varias veces contra los filos de las escaleras, pero tampoco sintió dolor con eso. Estaba demasiado somnolienta. Quería cerrar los ojos en ese momento e irse a dormir para siempre.

—Tsubaki, llama una ambulancia —dijo el hombre.

—Ya voy.

las voces de dos personas alteradas se escuchaban a la distancia. Sin embargo, la voz de Kippei era lo que más resonaba en Momoka una y otra vez.

«Oye, Chibi, si sobrevives…»

Su voz estaba llena de compasión más que de ira.

Aunque el contenido era una amenaza.

***

De repente, Momoka recordó un incidente que había tenido en la escuela hacía unos meses.

Ella salió de su salón de clase al patio durante la hora del almuerzo y se metió entre los arbustos para echarse una siesta en un lugar donde nadie la molestara, cuando de pronto, se encontró con Kippei que ya estaba allí tumbado. Estaba mirando el cielo con un cigarrillo sin encender en la boca.

—Washizu-senpai, ¿de nuevo estas fumando? Si te llegan a ver te van a suspender. Te van a obligar a quedarte en los dormitorios y no podrás hacer el examen de ingreso a Wizard’s Breath.

Momoka se puso las manos en las caderas con cara de asombro. Él se levantó y se encogió de hombros.

—No me molestes, Chibi-chan…

Esta vez, Momoka se encogió de hombros al ser llamada por su habitual apodo de parte de él.

—No soy una “Chibi” mi estatura es promedio.

—Eres una chica, deja de hablar como hombre…

Kippei solía decirle eso a menudo.

Momoka llevaba años utilizando “boku” * para referirse a sí misma y ya nadie le hacía caso, pero él insistía en intentar corregirla. Momoka hizo un pequeño puchero y agachó la cabeza.

—Pero… me da vergüenza cambiar a estas alturas…

Mientras hacia su puchero, Kippei le hizo un gesto para que se acercara.

—Pues no queda de otra. Ven, acércate…

—¿Que sucede?

Momoka de repente se sorprendió cuando la levantó de sus caderas con ambas manos.

—Ven aquí.

Allí donde estaba sentado, Kippei tomó a Momoka y la sentó en su regazo.

—¡Kyawawawawa! ¿¡Qué crees que estás haciendo!?

Ni sus padres habían hecho eso con ella. Momoka se puso roja y protestó, empujando la barbilla de Kippei con la palma de su mano. Pero a él no le importó y simplemente dijo: «Quiero que digas “Watashi”*. Vamos a practicar». Momoka trató de levantarse, empujando la cara de Kippei que estaba demasiado cerca, pero él tenía sus brazos alrededor de su cintura y ella no podía escapar.

<<Traductor OrenoHonyakku: A ver, creo que esta parte tiene que ser explicada en un apéndice aparte así que por eso estoy escribiendo esto: en japones existen pronombres en primera persona que son de uso masculino y femenino. Momoka normalmente suele utilizar la palabra “Boku” para referirse a sí misma el cual es un pronombre de uso masculino al igual que “ore” pero menos informal y significa “yo”. Ejemplo “Boku wa Momoka desu”. (Soy Momoka) Lo normal sería que ella utilizara el “Watashi” (Watashi wa Momoka desu) que es el pronombre usual de uso femenino (aunque también lo usan algunos hombres maduros).  Existen variantes como el “Watakushi” que es como una versión super educada y refinada que suele ser usado por personajes como “Ojou-sama” y el “Atashi” que es una versión kawaii e informal y suele ser utilizado casi siempre por chicas que son Gals o Yankis y es de uso exclusivo de mujeres. Tambien está el “Washi” que suele ser usado por ancianos. Eso en español sería como si Momoka dijera “Yo mismo” en lugar de decir “yo misma” a pesar de ser una chica.  En resumen, Kippei la quiere escuchar hablando de forma femenina.  No encontré una forma de transmitir eso en español y no quise que se perdiera este detalle cambiando el contexto, así que hice esto aparte. La frase que Kippei hace que Momoka repita en japones es “Kyou, watashi wa daisuki no Washizu-senpai ni dakko sa remashita” que significa “Hoy fui abrazada por mi querido Washizu-senpai” Como curiosidad les dejo los pronombres japoneses usados por hombres y mujeres que significan “yo”.

Hombres: Boku, Ore, Watashi, Oira, Ware, Washi. Waga,

Mujeres: Watashi, Watakushi, Atashi, Atai, Atakushi, Uchi,

Aclaro que muchos realmente no se usan en la vida real, solo en el anime y otros son palabras obsoletas de otras épocas o que se usan solo en algunas regiones como parte de algún dialecto.  Pero los principales Watashi, Boku y Ore, si se usan en la vida real. Y son de uso común. (Takeshi utiliza el “ore”, Gekkou utiliza el “Boku” Mui y Kurumi utilizan el “watashi”) Espero que esto les haya servido.

Momoka miró a Kippei toda sonrojada.

—¡No necesito estar sentada encima de ti para hacer eso!

—Solo quiero mostrarte que esto es más vergonzoso que decir “watashi”. Solo hago esto para distraerte.

—¿E-En serio?

Momoka asintió confundida mientras se encontraba sentada en el regazo de un chico mayor. Entonces Kippei volvió a decir una vez más:

—Vamos, quiero escucharte decir: “watashi”.

—¿W-watashi?

Kippei asintió en aprobación. Luego comenzó a repetir una frase para que Momoka la dijera.

—Quiero que digas: “Hoy fui abrazada por mi querido Washizu-senpai”

Momoka, una alumna de sexto año de carácter directo, abrió la boca y repitió lo que Kippei había dicho.

—H-hoy… fui abrazada… por mi querido… washi… zu… ¿hmm? ¿Me estas engañando verdad? ¿¡Te estas burlando de mí!?

Las mejillas de Momoka se enrojecieron aún más cuando empezó a sentir que algo iba obviamente mal en medio de la conversación, y Kippei le advirtió, esforzándose por no cambiar su expresión.

—Oye, de nuevo sigues usando Boku…

—¡Ya es suficiente! ¡Boku, boku, boku! ¡No me importa decirlo así!

Momoka comenzó a agitarse en el regazo de Kippei. Y por pura casualidad su puño levantado golpeó la oreja de Kippei haciendo que este la soltara. Lo cual ella aprovechó para saltar de su regazo. Se alejó rápidamente y soltó todas las palabras más groseras que se le ocurrieron.

—¡Washizu-senpai pervertido! ¡Vándalo! ¡Viejo rabo verde! ¡Lolicon!

—¿Viejo? Pero si solo tengo quince años…

Cuando Momoka vio a Kippei sonreír mientras se sobaba la oreja, se sintió tan frustrada que extendió su mano al frente y lanzó un «Spark», un hechizo de mágica básica con todo su poder y huyó de la escena tan rápido como un gatito arisco.

Durante unos días, Kippei tuvo una quemadura en la parte superior de la nariz que la había dejado de color negro. La magia curativa lo curó a la perfección y lo dejó como nuevo, pero el había aprovechado eso para andar siguiendo a Momoka diciéndole: «¿Por qué le prendiste fuego a mi nariz en lugar del cigarro? Ahora voy a hacer que tu nariz se vuelva roja» Cada vez que la acosaba le pellizcaba la nariz. Pero a pesar de eso, eran tiempos más felices. No tenía de qué preocuparse pues era solo una niña y no tenía deberes ni obligaciones tan significativos como ahora. Y aunque eso había ocurrido hace apenas unos meses, a Momoka le parecía que hubiese ocurrido hace diez años.  Kippei había cambiado. Igual que había cambiado Momoka. Él fue quien lo provocó, con sus ojos aterradoramente fríos y su charla sobre la muerte.

***

Momoka estaba tumbada boca arriba al pie de las escaleras del Federal Hall. El hombre y la mujer la miraban desde arriba. Miraban el cuchillo clavado en su estómago, sin saber qué hacer.

—Déjenme en paz. —dijo Momoka con una voz rasposa y débil.

La mujer le respondió con una mirada de sorpresa.

—¿Qué estás diciendo?

Momoka les dijo una vez más:

—Déjenme aquí… no me ayuden…

Ella sentía que estaba recibiendo un castigo divino y por eso no quería ayuda ni nada parecido. De pronto sonrió. Si fuera un castigo divino, significaría que Kippei era un dios. Y eso no podía ser posible.

«Ese tipo no es más que un estudiante problemático…»

Momoka comenzó a reírse, y la pareja la miró con temor. De pronto sonó la sirena de una ambulancia. También se comenzaron a escuchar murmullos como el de una multitud reunida. Pero la voz de Kippei aun resonaba más fuerte en la mente de Momoka opacando por completo ese bullicio.

—“Oye, Chibi, si sobrevives, tendré que tomar lo más preciado para ti como sustituto de tu vida”

Momoka cerró lentamente los ojos. No podía vivir en soledad en un mundo tan cruel. No quería volver a despertarse así. Los momentos de felicidad eran demasiado efímeros.


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Written By

orenohonyaku

Traductor japonés-español.