Los gritos de una persona resonaron desde algún sitio.

Lloriqueaba con una voz tan aguda y estridente que parecía que rompería todo solo con su voz. Takeshi escuchó eso, e intentó levantarse. Sin embargo, se percató que era totalmente incapaz de moverse. Todo el lugar en donde estaba era completamente oscuro y aunque podía ver el sol, este parecía ser de color negro como si estuviese cubierto por una delgada capa oscura. Por alguna razón, Takeshi se encontraba tirado en el suelo e hizo el intento de apoyarse sobre su mano para levantarse, pero solo consiguió mover las puntas de sus dedos. En ese momento, se percató de que, a su lado, había un charco. Lo supo a través de una sensación húmeda y viscosa que sintió en las yemas de sus dedos

«¿lluvia?», Fue lo que pensó.

Sin embargo, no estaba lloviendo.

No había duda alguna de que se encontraba acostado boca arriba mirando al cielo y aunque estaba soleado, todo era oscuro. Aquel sol negro era abrasador, pero de pronto fue cubierto parcialmente por nubes que también eran negras. La respiración comenzó a dificultársele y hasta podía escuchar cómo su aliento poco a poco escapaba de su boca, como si su garganta estuviera obstruida.

Una vez más, volvió a escuchar el grito agudo de alguien a la distancia. Era un grito combinado con lloriqueos. De pronto, algo grande se lanzó sobre el pecho de Takeshi y con una mano, se aferraba fuertemente a su ropa. Él solamente pudo mover sus ojos para ver de qué se trataba.

«¿Isoshima?».

La persona que gritaba desde un principio, era Kurumi que lo estaba mirando con una expresión que él nunca antes había visto. Tenía una cara muy pálida con una expresión llena de desesperación. Parecía más un cadáver. Sus labios morados se movían diciendo cosas, pero Takeshi no era capaz de escuchar absolutamente nada. Solo parpadeó una y otra vez, y mientras tanto, Kurumi seguía gritando las mismas palabras una y otra vez.

«Me está llamando…».

Supo que ella gritaba su nombre, porque fue capaz de leerle los labios, pero tampoco podia responderle. Y pese a que su vista poco a poco comenzaba a ser invadida por la oscuridad, podía ver cómo ella se aferraba a él llorando de manera descontrolada y derramando lágrimas de manera intensa. Quería hablar con ella para consolarla. Tal vez, si acariciaba su cabeza y le decía que todo estaría bien, seguro que dejaría de llorar. Una vez más hizo el intento de levantar sus manos y entonces, se percató de la presencia de otra persona parada detrás de Kurumi. Cuando vio su rostro, Takeshi se estremeció por dentro. La silueta de esa persona era muy similar a alguien que conocía. Sin embargo, al entrecerrar los ojos para intentar mirarlo mejor, se dio cuenta que esa persona no tenía cara.  Parecía como si en lugar de rostro, solo hubiese un fondo negro.

«¿Acaso no es humano?», Pensó Takeshi.

Pero, ciertamente que aquel individuo si lucia como humano. Lo próximo que vio, fue que una mano negra y espeluznante se estiró desde atrás de él y sujetó directamente a Kurumi del hombro. Comenzó a tirar de ella con mucha fuerza como si intentase llevársela, pero ella se aferraba fuertemente a Takeshi para no ser arrastrada. Luego, más manos negras que parecían hechas de un fango oscuro se alargaron del mismo punto y sujetaron a Kurumi de los brazos. Takeshi quería evitarlo. Quería protegerla.

Desesperado, Takeshi intentó moverse otra vez, pero solo consiguió mover las yemas de sus dedos y las arrastró a través del charco que había sentido antes. Aterrorizado, veía cómo Kurumi parecía jadear de dolor pues aquellas manos negras también habían comenzado a tirar de su cabello. Esas manos prácticamente arrancaron a Kurumi de Takeshi y la levantaron en el aire. Sin embargo, Kurumi no soltaba la ropa de Takeshi. Entonces una de las manos negras soltó su cabello y se dirigió a la mano con que Kurumi aun se aferraba a la ropa de Takeshi e intentó zafarla, pero Kurumi aprovechó esa distracción para arrojarse nuevamente encima de Takeshi.

A medida que el rostro lleno de desesperación de Kurumi se acercaba al de Takeshi, su vista seguía sumergiéndose aún más en la oscuridad. De pronto una sensación de algo suave presionándose contra sus labios llegó a él, pero se desvaneció rápidamente. Tenía tantas cosas qué preguntarle a Kurumi.

«¿Qué fue lo que me pasó? ¿Dónde estamos? ¿Por qué no puedo moverme? Isoshima, ¿Quién es ese sujeto tan espeluznante? ¿Por qué me besaste?».

Sin embargo, lo que pasó ante sus ojos hizo que todas las preguntas de Takeshi se desvanecieran.

Agarrada por aquel ser oscuro, Kurumi fue arrancada a la fuerza de Takeshi otra vez, ella gritaba, pero no se escuchaba nada y al momento siguiente, todo su cuerpo se puso rígido y se convirtió en una estatua de cristal. Luego, tan pronto como aquel ser intentó llevársela, el cuerpo cristalizado de Kurumi se rompió en mil pedazos como si hubiera estallado.

—¡¡Isoshimaaaaa!!

Takeshi se estremeció y saltó de la cama con los ojos bien abiertos. Rápidamente se dio cuenta que todo eso fue un sueño. Su cuello estaba empapado de sudor y tan pronto como recordó a aquel ser oscuro que no tenía rostro, un escalofrió le recorrió la espalda.

—Fu-fue un sueño… Menos mal solo estaba soñando. —Murmuró para sí mismo, como una manera de tranquilizarse.

La habitación estaba oscura y completamente silenciosa. Su corazón latía rápido y su respiración era difícil, así que cerró sus ojos fuertemente. El soñaba muy seguido y ya había tenido varias pesadillas antes, pero esta vez, se sintió muy real para él.

Takeshi se llevó la mano al rostro y luego abrió los ojos y se miró las puntas de los dedos. Sus ojos estaban acostumbrados a la oscuridad y podía ver la silueta vagamente.

«Esa sensación de humedad… Acaso era…».

Takeshi se acostó nuevamente pensando en que el charco que sintió debajo de él, podía haber sido sangre. Todavía podía sentir aquella humedad en sus dedos. Y también… aquella sensación en sus labios de cuando Kurumi lo besó, aun prevalecía. Sin embargo, nunca antes la había visto llorar de esa manera. Takeshi se estremeció una vez más al recordar el sueño.

«Dicen que los sueños suelen ser premoniciones de algo que va a suceder. pero… ¿Qué podría significar el soñar con mi propia muerte?».

Levantó las sabanas y se acomodó en la cama. La habitación estaba fría en la oscuridad de la noche.

«Las tres de la mañana ¿Eh?».

Se había despertado de madrugada, así que intentó dormir de nuevo, y mientras movía su cuerpo entre las sabanas, sintió un extraño calor a un lado de él. Abrió los ojos débilmente y se giró a la izquierda para ver que era.

De repente vio que la espada larga que estaba apoyada a un lado de ser cama estaba brillando tenuemente. Se sentó y tomó de la empuñadura. Pero, cuando la levantó, y tocó la vaina, esta estaba tibia. Retiró los broches de seguridad y desenvainó la hoja. La espada mágica Twilight estaba completamente en calma.

Su filo plateado se veía oscuro, la empuñadora estaba a la misma temperatura de la habitación y la vaina que al principio sintió tibia, ya estaba fría.

«¿Habrá sido mi imaginación?».

Takeshi ladeó el cabeza confundido. Envainó a Twilight y la volvió a colocar de nuevo apoyada a un lado de su cama. Hasta ese momento, Twilight siempre había permanecido guardada en los casilleros y solo era sacada durante las clases de magia de la tarde. Aunque dependía también por el tipo de afinidad mágica de cada alumno, pero normalmente a aquellos que tuviesen armas como Aspecto, se les pedía que los dejaran en sus casilleros por el peligro que estos podían representar. Era una norma de la academia.

Esa fue la primera vez que Takeshi tuvo a Twilight en su habitación. Hitouji-sensei, el encargado de las clases de magia evasiva, había indicado a los estudiantes de esa afinidad que se mantuvieran junto a sus respectivos Aspectos durante las veinticuatro horas del día como parte de un ejercicio que ayudaría a facilitar la transferencia de magia entre mago y herramienta.

Takeshi no tuvo más remedio que portarla la pesada espada en su cinturón durante el día y dejarla al lado de su cama mientras dormía durante las siguientes dos semanas.

«No hay problema mantenerla al lado de mi cama, pero es demasiado pesada para andarla cargando todo el tiempo».

Takeshi yacía en su cama murmurando dentro de sí.

Twilight, la espada mágica que alguna vez perteneció a uno de los 15 grandes magos, ahora pertenecía a Takeshi.

Ya habían pasado unos seis meses desde que llegó a la academia de magia. Hizo de Twilight su Aspecto, y lo usó contra aquel mago de los Trailers y contra Tsuganashi, el hermano mayor de Mui. Sin embargo, mientras se disponía a dormir de nuevo, se dio cuenta que no sabía nada acerca de la espada mágica. Sabía que un Aspecto era una herramienta que ayudaba a un mago a canalizar su magia. Era un objeto que para cada persona representaba un sentimiento distinto. Para un mago, su Aspecto podría ser desde un objeto que simplemente le gustó, o ser un objeto con un gran valor sentimental, o incluso un objeto que no tenga ninguna importancia.

Takeshi se preguntaba por qué Twilight lo eligió a él. Luego reflexionó y mejor se preguntó por qué eligió él a Twilight.  Era solo una espada. No tenía voluntad propia así que la decisión solo podía haber sido suya.

«Me pregunto cuál de los 15 grandes magos fue el anterior dueño de Twilight… Seguramente Mui… ha de… saber…».

Pocos segundos después, Takeshi entró poco a poco en un profundo sueño. La espada mágica, silenciosamente comenzó a emitir una luz tenue mientras él ya estaba completamente dormido.

Unos minutos más tarde, la luz emitida por Twilight se intensificó y la hoja dentro de la vaina comenzó a temblar poco a poco. Junto a eso, partículas mágicas de un color purpura pálido comenzaron a elevarse del cuerpo dormido de Takeshi.

Al igual que cuando se usa el hechizo de liberación, las partículas mágicas comenzaron a reunirse en Twilight como si hubieran sido invocadas por ella. Dichas partículas mágicas cubrieron la espada por completo y Twilight comenzó a cambiar de forma. Cuando absorbió el poder mágico de Takeshi, el cartucho y el gatillo aparecieron convirtiéndola en su modalidad de Gunsword, y de la misma forma en que cambia cuando se dispara una bala, tomó de golpe una forma humana.

Era una chica que tenía los ojos cerrados y en cuanto los abrió, identificó a Takeshi de inmediato, y se acercó a él.

Por un rato, contempló su rostro durmiente, y al asegurarse de que realmente estaba dormido, se subió a la cama y se montó sobre Takeshi a horcajadas. Colocó su pequeña mano sobre su frente, e inmediatamente partículas mágicas de color purpura comenzaron a elevarse del cuerpo de Takeshi y envolvieron el cuerpo de la chica haciendo que su silueta se consolidara aún más. Ella era capaz de controlar por completo el poder mágico de Takeshi.

Inconvincentemente Takeshi levantó las cejas y comenzó a quejarse con dolor. Pero ella igualmente mantenía su mano en su frente y no parecía querer detenerse. Mientras se encontraba bañada en las partículas mágicas de Takeshi, la chica alzó su vista hacia el techo con una expresión que se asemejaba mucho al placer.

Los ojos de la chica cambiaron de color y pasaron de un naranja como el atardecer, a un rojo abrasador y luego a un púrpura oscuro como la lavanda. Una vez que parecía haberse saciado con el poder mágico requerido, la chica bajó la mirada y volvió a mirar a Takeshi una vez más.

Él parecía haber vuelto a caer en un sueño tranquilo. Posiblemente porque ella había dejado de absorber su poder mágico. En los ojos crepusculares de la chica, la luz y las sombras comenzaron a entrelazarse. Como si tuviese una galaxia en ambos ojos, estos comenzaron a emitir luces de diversos colores y como un TV que muestra imágenes, ella estaba transmitiendo un sueño a Takeshi.

Twilight había adoptado una forma humana, pero en su rostro, no se reflejaba ningún tipo de emoción. Ni siquiera, en la forma en que miraba a Takeshi. Tampoco se inmutaba por el contenido del sueño que se mostraba a través de sus ojos.

Takeshi se sacudía del miedo a casusa del sueño sacudía a la chica encima de él.

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Sin cerrar sus ojos para nada, y sin moverse en lo más mínimo, Twilight comenzó a soñar junto al nuevo mago que se había convertido en su dueño.

 

***

Cuando llegó al aula, Takeshi estaba agotado por su entrenamiento matutino en el gimnasio. Solía jactarse de estar siempre muy enérgico en las mañanas, pero en los últimos días no había podido dormir bien, despertaba con dolores de cabeza, y sentía el cuerpo pesado y completamente fatigado. No es que no estuviese padeciendo de insomnio, ya que se acostaba a la misma hora de siempre y dormía lo suficiente.

«He dormido siete horas. No hay manera de que eso no sea suficiente».

Takeshi dejó escapar un suspiro mientras tomaba asiento en el fondo del salón. La verdad es que había estado pensando un poco en lo que estaba pasándole.

«¿Habrá sido por las pesadillas que he estado teniendo?».

Takeshi llevaba dos días seguidos teniendo pesadillas. Al igual que el primer día, el segundo día también terminó saltando del susto en medio de la noche.

«No, si he estado soñando esas cosas, significa que he estado durmiendo bien, así que dudo que sea por falta de sueño».

Takeshi se desplomó sobre su pupitre sin sacar nada de su maletín, lo que preocupó a Kurumi que estaba sentada a su lado.

—¡Takeshi! ¿Estás bien? —Exclamó.

—¿Eh? Si. Estoy bien.

—Pero, te ves pálido.

Él ya había estado Kurumi hace un rato en el gimnasio durante el entrenamiento matutino. En la academia de magia Subaru, se les permitía entrenar libremente en el gimnasio durante las mañanas antes de clases y después de clases. Takeshi y Kurumi lo hacían todos los días desde muy temprano. Había un integrante más en el grupo de Takeshi el cual era Ida Kazumi, pero a diferencia de ellos dos, él viajaba a la academia desde su casa y afirmaba estar ocupado durante las mañanas así que solo participaba con ellos en los entrenamientos que hacían después de clases.

Ese día, incluso antes de que empezaran a entrenar en el gimnasio por la mañana, Kurumi había visto la cara de Takeshi y estaba preocupada de que no se sintiera bien. Takeshi estaba a punto de decir de nuevo que estaba bien, cuando sus ojos se encontraron con los de Mui que venía entrando al aula al otro lado de Kurumi.

—Buenos días. ¿Qué sucede? —Preguntó Mui con una sonrisa fresca.

Takeshi despegó su cuerpo del escritorio con desgano y le sonrió.

—Buenos días. No pasa nada.

Luego de responder de una manera más animada que cuando llegó, Takeshi sacó rápidamente el contenido de su maletín y lo guardó en un cajón de su escritorio.

Viendo a Takeshi cambiar de actitud cuando Mui llegó, Kurumi frunció el ceño ferozmente y dejó escapar un gran suspiro como si su preocupación se hubiera ido. De repente, Mui habló desde al lado de Kurumi.

—Oigan, Kurumi, Takeshi-kun…

—¿Qué quieres?

Kurumi que se había puesto de mal humor, fue la primera en responder. Mui miró muy sonriente a Kurumi y Takeshi, y les dijo:

—¿Qué dicen si mi hermano se une al entrenamiento matutino?

Takeshi se sorprendió al escuchar eso.

—¿Tsuganashi-san?

—Sí. Estuvimos discutiendo la forma de agradecer a todos ustedes por toda la ayuda que nos han dado. Así que pensamos que sería una buena idea tener una sesión de entrenamiento juntos.

Takeshi se miró con Kurumi, que también tenía una mirada de sorpresa en su rostro y luego contestó:

—Por mí está bien, pero solo somos principiantes ¿Eso no sería una molestia?

—No son una molestia. Él mismo fue quien lo propuso. —Mui contestó con una sonrisa.

—¿Qué hacemos, Isoshima?

Luego de la pregunta de Takeshi, Kurumi se quedó pensativa y respondió:

—Sí. Me encantaría, pero… ¿Estás seguro de eso? Con el nivel que tenemos, solo seriamos una carga.

—Tranquila. —Contestó Mui con alegría—. Mi hermano es muy bueno instruyendo a los principiantes, ya está acostumbrado a ello. La verdad es que nos hubiera gustado acompañarlos también durante los entrenamientos que hay después de la escuela, pero mi hermano y yo hemos estado ocupados con varias cosas como ir a la sede de Wizard Breath entre otras. Por eso sólo podemos entrenar con ustedes por la mañana. Así que si les parece bien…

Mui bajó sus cejas como disculpa, pero, al contrario, la cara de Takeshi se rompió con un brillo en sus ojos.

—Me alegra mucho ¿Puedes decirles que me encantaría hacerlo?

Mui asintió con una sonrisa mientras miraba a Takeshi, que estaba tan feliz que no podía estar más agradecido.

—De acuerdo.

Mientras los dos sonreían, Kurumi estaba un poco decepcionada, pero no dijo nada. Ahora, la práctica matutina que hacían solo ellos dos, iba a ser invadida por los hermanos Aiba.

«Aah… Ese era un tiempo muy precioso para mí en el que pasábamos solo nosotros dos».

No era de extrañarse que Kurumi pensara en eso. Desde que se transfirió a la Academia de Magia Subaru, Kurumi no había podido pasar mucho tiempo a solas con Takeshi. Vivían en dormitorios muy separados y Mui estaba con ellos la mayor parte del tiempo en que se la pasaban en la escuela.

Ida se unía a ellos en el entrenamiento que hacían en la tarde después de clases y prácticamente, ya solo podría estar a solas con Takeshi durante la hora del almuerzo. También estaba el asunto de que Takeshi le diría pronto que dejaría de fingir ser su novia, así que no estaba segura de en qué momento Mui o Ida iban a interferir aún más.

Kurumi se quedó mirando a Takeshi que parecía estar de buen humor de manera inconsciente.

«¿Qué puedo hacer si ya no puedo estar a solas con él durante los entrenamientos matutinos?».

Kurumi pensó por un momento, y luego se le ocurrió otra cosa. Ella suspiró intencionalmente en medio de esos dos.

—Pero si ese es el caso, hay una persona más de la que tenemos que tomar en cuenta. —Dijo Kurumi. Takeshi parpadeó sorprendido.

—¡Aah! te refieres a Ida. —Murmuró.

Al parecer, se había olvidado que Ida Kazumi formaba parte de su grupo.

—Ida-kun no estará en el entrenamiento de la mañana ¿Verdad? —Preguntó Mui.
Takeshi entonces frunció el ceño algo conflictuado.

—No, él nunca viene.

—No tiene motivación —Dijo Kurumi.

Takeshi se cruzó de brazos con una mirada de decepción y dijo:

—Su hermana aun es pequeña así que no le queda de otra. Pero si Tsuganashi-san va a entrenarnos, sería genial que Ida estuviera presente.

Mui estaba de acuerdo con las palabras del convincente Takeshi.

—Tienes razón. Ida-kun y Nii-san tiene la misma afinidad de Magia Destructiva. Creo que valdría mucho la pena que entrenara con él.

—Hablaré con Ida sobre eso.

Mui asintió,

—Sí. Entonces, ¿Cuándo crees que puedes empezar? Nii-san probablemente pueda empezar mañana.

—Yo también puedo mañana. —Contestó Takeshi.

—Estoy de acuerdo con eso. —Agregó Kurumi.

Mui se alegró de ver a ambos de acuerdo.

—Entonces así quedamos. Esto será divertido…

La expresión alegre de Mui, parecía como si estuviera a punto de bailar, y Takeshi se rio junto con ella, pero entonces, un pensamiento se le vino a la cabeza.

—¿Divertido…?

—¡¿Eh?!

Mui no se perdió la cara sombría que puso Takeshi y lo miró con curiosidad.

—No es nada —Contestó Takeshi en voz baja—. Es solo que… me acordé de del entrenamiento de fin de año que fue un poco…

—El fin del año… —Murmuró Mui.

Takeshi y Mui se habían quedado en sus dormitorios a finales del año pasado y se la pasaban todo el día practicando su magia. Era un entrenamiento que suponía un gran esfuerzo y fue sumamente difícil de seguir.

Aunque había estado yendo al dojo de kendo desde que era un niño y podía hacer un poco de entrenamiento intenso, pero el entrenamiento de Mui había sido muy duro para él, y cuando volvía al dormitorio, le dolían las piernas y sus brazos le pesaban. Takeshi lo recordó en ese momento.

Mui se puso pálida y sacudió su cabeza con pánico al darse cuenta de lo que Takeshi estaba recordando.

—Oh, no. Como será muy temprano en la mañana y luego hay escuela, serán solo ejercicios ligeros.

—¿En serio…? —Takeshi preguntó con sospecha.

Mui le puso una falsa sonrisa en su cara y respondió después de un momento.

—Tal vez…

Ella dejó de mirar a Takeshi y miró a otro lado con disimulo.

«Acabas de decir «tal vez»…».

Takeshi se quedó con la boca abierta.

Kurumi, que había estado observando su interacción, levantó la vista de su asiento entre ellos y preguntó:

—¿De qué están hablando?

—No creo que vaya a ser buena idea que tú te enteres, Isoshima. —Respondió Takeshi con una amarga sonrisa, similar a la de Mui. Kurumi solo los miró con seriedad.

 

***

—¿Qué? ¿Entrenamiento en la mañana? No puedo. Estoy muy ocupado por la mañana. Tengo que preparar los almuerzos, saco la basura, lavo la ropa, llevo a Futaba a la escuela, y después de cagar, me doy una ducha caliente y luego me vengo para la escuela. Tengo muchas cosas que hacer.

Ida había logrado llegar a la hora de la primera clase de la mañana, y Takeshi se había acercado a Ida después de que el primer periodo terminara.

Como era de esperarse, la respuesta de Ida a Takeshi, luego de contarle todo lo que Mui le dijo, fue negativa. Ida era reacio a entrenar por la mañana porque estaba demasiado ocupado, pero Takeshi era aún más insistente de lo habitual.

—Vas a ser capaz de aprender de él. Ida, Tsuganashi-san, es usuario de magia destructiva igual que tú. Esto definitivamente te conviene.

Ida levantó una ceja a Takeshi, que hacia lo posible por convencerlo desde el asiento de al lado.

—Claro, eso podría ser cierto, pero…

Ida cruzó los brazos y mostró su actitud pensante, pero no había motivación en su expresión.

—¿No puedes hacer algo al respecto como levantarte más temprano o algo así? —Preguntó Takeshi—. Por lo menos una hora más temprano.

Ida asintió y murmuró:

—¿Una hora más temprano? Tendría que levantarme a las seis en punto…

Takeshi se quedó confundido al escuchar eso.

—¿Hmm? ¿Dijiste a las seis en punto? ¿En serio?

Girando los ojos a un lado y pensando por un momento, Takeshi, se dio cuenta de que había dicho las seis de la mañana, y se levantó involuntariamente de su asiento.

—¿Dices que estás tan ocupado, pero te levantas a las Siete de la mañana?

Ida se sorprendió de ver a Takeshi levantarse enfadado por alguna razón.

—Así es. Por eso paso ocupado.

—…

Se miraron el uno al otro, y luego Takeshi señaló a Ida y le dijo en voz baja:

—A partir de mañana, levántate a las seis en punto.

—¿Qué? ¿Por qué?

Ida estaba asombrado y también se puso de pie.

Takeshi se rio y le dijo:

—Seré tu llamada de atención todas las mañanas.

Inmediatamente, Ida levantó las manos y las cruzó en una señal de negación.

—¡No quiero! ¡No me despertaré por la mañana con el sonido de la voz de un tipo molesto!

—Entonces hazlo por ti mismo.

—No, lo haré.

Ignorando a Ida, que sacudió la cabeza ante la imposibilidad de la idea, Takeshi hizo un movimiento bastante rápido.

—Entonces tendré que despertarte. Vamos, sólo dame tu número de teléfono.

Intentó tomó por la fuerza el celular de Ida desde el bolsillo de su pantalón.

—¡No lo tomes sin permiso! ¡Devuélvelo, idiota!

Ida intentó recuperarlo, pero, Takeshi se dio rápidamente la vuelta.

—Pensé que querías mejorar en el uso de la magia, por el bien de tu hermana. —Reprochó Takeshi.

Sostuvo su propio teléfono celular, junto al de Ida mientras evitaba que se lo quitara, e intercambió direcciones y números a través de la comunicación por infrarrojo y luego se lo devolvió.

—Bien, te llamaré mañana a las seis en punto, así que asegúrate de levantarte. Si no apareces, iré a tu casa.

Ida imitó un llanto, mientras miraba la pantalla de su teléfono.

Takeshi ignoró eso y tomó un libro de química que había preparado en su escritorio e instó a Ida.

—Vamos, tenemos que ir a la próxima clase.

La próxima clase sería la de química y tenían que moverse a otro salón. Mui y Kurumi ya no estaban en el salón en ese momento. Ellas y todos los demás estudiantes ya se habían marchado del salón.

El salón de química estaba en otro edificio y tomaba tiempo llegar. Por eso, los demás estudiantes se marcharon cuanto antes.

Ida se encogió de hombros en señal de resignación y guardó su teléfono en su bolsillo. Sacó algunos libros de texto que había metido en un cajón del escritorio. Luego levantó la mirada y parecía haberse dado cuenta de algo.

—Oye…

—¿Qué quieres? —Preguntó Takeshi mientras miraba a Ida que buscaba su libro de química.

Ida lo miró casualmente y respondió:

—Está bien que te levantes temprano, pero acuéstate temprano. Tienes ojeras.

Cuando Ida le señaló eso, Takeshi por un momento se quedó sin palabras.

—…Lo sé…

Luego volteó su cara hacia otro lado. Estaba sorprendido porque de todos, Ida era el que menos se esperaba que le señalara eso.

A Ida le tomó un par de minutos encontrar su libro de química en el cajón de su escritorio que estaba lleno de cosas y al final, ambos terminaron llegando tarde a la clase.

 

***

Takeshi se encontraba un lugar completamente blanco. Por un momento se preguntó si acaso estaba nevando ya que el suelo era esponjoso y suave como la nieve. Todo el lugar estaba cubierto de un material blanco y resplandeciente.

Sin embargo, el cielo estaba soleado y muy brillante y las nubes, eran como las del verano a pesar de estar en invierno.

Takeshi parpadeó un par de veces

«¿Dónde estoy?», Se preguntó luego mirar a su alrededor.

El lugar parecía un campo nevado sin fin, pues por más que entrecerraba los ojos, no parecía haber nada distinto más allá del horizonte.

«Acaso este lugar…»

Antes de contestar a la pregunta que el mismo acababa de formularse, un grito alegre proveniente de atrás él lo interrumpió.

—¡Si!

Takeshi se dio la vuelta y miró a su alrededor.

—¿Mui?

A unos metros atrás, Mui levantaba las manos gritando de alegría.

—¡Siiii!

Por alguna razón, brincaba y alzaba las manos con gran alegría.

—¿Esa es Mui? —Preguntó Takeshi.

Mui no vestía ni con su uniforme habitual de la academia, ni con el chándal que usaba al entrenar magia, si no que vestía un pijama de color rosa que él nunca había visto.

Ella no mostraba ni el más mínimo interés en Takeshi y se dedicaba a mirar en una sola dirección.

—¡Es un pudin enorme! —Gritó de repente y luego comenzó a correr.

—Esper… ¿¡Mui!?

Mui pasó corriendo frente a Takeshi completamente desprevenida y cuando él volvió a mirar hacia donde ella se dirigía, sus ojos se abrieron como platos de la gran impresión.

«Debo estar soñando».

Pudo darse cuenta de eso en un instante. No podía ser otra cosa más que un sueño ya que Mui corría hacia un enorme pudin del tamaño de una casa.

—No, espera, espera, espera… —Murmuró agitando la cabeza.

No había forma de que existiera un pudin tan grande en el mundo, pero Mui corría hacia él como si rebotara por aquel suelo que era blanco como la nieve. Entonces, Takeshi miró el suelo que en realidad no estaba frio.

«Esto no es nieve ¿Es algodón?».

Si eso era un sueño, entonces no era extraño.

«¿Acaso estamos sobre las nubes? ¿Qué clase de sueño es este?».

Takeshi comenzó a perseguir a Mui, pero ella corría muy por delante de él aunque todavía le faltaban como unos veinte metros para llegar al pudin gigante.

Entonces Takeshi alcanzó a ver que entre Mui y el pudin, había una abertura en las nubes. Era difícil verla porque todo era de un color blanco muy resplandeciente. Pero esa abertura dejaba un enorme agujero entre las nubes.

—¡Cuidado! Mui. —Gritó Takeshi rápidamente.

Posiblemente, Mui no alcanzó a escuchar el grito porque continuó corriendo alegremente hacia el pudin. Ella terminó llegando y parándose sobre la abertura que había entre las nubes.

—¡¡Kyaaaaa!!

Mui cayó y desapareció inmediatamente frente a los ojos de Takeshi que corrió rápidamente hacia la abertura y metió sus manos intentando encontrarla y agárrala si es que podía.

—¡¡Mui!!

Justo allí, Jadeando como si se estuviera asfixiando, Takeshi saltó y se despertó en la oscuridad de su habitación. Parpadeó varias veces e intentó regular su respiración.

—Otra vez…

Al parecer nadie lo escuchó gritar. La habitación de Takeshi en el dormitorio Ivy seguía estando tranquilidad. Se arregló el flequillo empapado de sudor y suspiró.

Eso no fue como una pesadilla cualquiera. Se sintió tan real a pesar de estar dormido, que en el momento en que vio a Mui caer, sintió como si su corazón se detuviera de verdad. Fue un shock.

«Ya llevo tres días seguidos con esto».

Demasiado perezoso como para comprobar qué hora era, Takeshi se quitó las sábanas de encima y se bajó de la cama. De repente, sintió un extraño calor en la habitación.

Moviendo sólo su mirada, vio que era su Aspecto, Twilight, que de nuevo estaba apoyado a un lado de la cama. Pensó en alcanzar la vaina y tocarla, pero decidió mejor no hacerlo. Tenía un terrible dolor de cabeza y sentía el cuerpo pesado y muy cansado. Una vez más se arregló, el pelo y se puso de pie.

—Iré a beber un poco de agua…

Para hacer eso, Takeshi tenía que ir hasta el comedor, pero no le importaba. Después de todo, no podría dormirse de inmediato luego de haber tenido esa pesadilla.

Cuando salió al pasillo, Takeshi entrecerró los ojos ante el resplandor de la luz del lugar que siempre permanecían encendidas. A pesar de eso, igualmente pudo reconocer la silueta de un apersona. Esa persona venia subiendo de las escaleras que estaban al fondo.

—¿Eh? ¿Tsuganashi-san?

Takeshi se sorprendió de verlo en el pasillo a esa hora.

—Nanase-kun…

El hermano mayor de Mui, Aiba Tsuganashi, estaba vistiendo el uniforme militar color azul marino, que era el uniforme militar Wizard Breath el cual tenía un emblema con cinco estrellas en el pecho.

—¿Por qué el uniforme?

Tsuganashi miró su propia ropa y contestó:

—Tuve que ir al cuartel general de Wizard Breath a atender unos asuntos y apenas acabo de llegar.

—Pues, gracias por tu esfuerzo.

Dio explicaciones con total naturalidad, porque Aiba Tsuganashi tenía la dureza para hacerlo. Luego miró a Takeshi que vestía con shorts y camiseta. Obviamente iba a preguntar.

—¿Qué haces despierto a esta hora?

Takeshi no sabía qué hora era, pero era más que claro que esa no era una hora en la que normalmente andaría un estudiante caminando por allí. En el dormitorio Ivy, había una hora establecida en la que los estudiantes debían irse a dormir.  Generalmente, los únicos que andaban caminando a esa hora, eran los de las clases especiales y otras similares, que habían sido asignados a trabajos comunitarios.

—Simplemente… tuve un mal sueño.

Takeshi habló con un tono depresivo, entonces Tsuganashi se acercó a él. Luego, aproximó su cara muy cerca de la de Takeshi.

—Ah, oye…

—¿Desde cuando te esta pasando eso?

Takeshi dudó ante la pregunta de Tsuganashi.

—¿Eh?

—Tus pesadillas… ¿Cuándo comenzaron?

Tsuganashi asintió con fuerza al ver la mirada de Takeshi que no había pensado en esa posibilidad.

—Algunas personas usan magia para dar pesadillas. Deberías pedirle a tu compañero de cuarto que te vigile mientras duermes. Si hay magia involucrada, podrá ver cuando se active.

—Soy el único en la habitación. —Respondió Takeshi con una ligera caída en sus hombros.

Tsuganashi se sorprendió un poco de eso.

—Ya veo… —Murmuró.

Entonces, hizo una sugerencia.

—¿Quieres venir a mi habitación?

—¿Eh?

—Yo también estoy solo y tengo una cama libre a mi lado. ¿Te gustaría pasar la noche conmigo?

Takeshi alzó sus manos al frente como si estuviera en pánico y negó con la cabeza.

—No, no quiero molestarte.

—No es una molestia. Aunque, la solución más rápida seria que fueras a la enfermería y consultes a Hyuodou-sensei. Tienes que recuperarte antes de que tu cuerpo comience resentirse.

Takeshi pudo ver que Tsuganashi estaba realmente preocupado por él, así que naturalmente le dio las gracias.

—Sí. Gracias. Buenas noches.

Entonces Tsuganashi también sonrió, con una expresión inusual él.

—Buenas noches.

La sonrisa en su cara era como la de Mui, y Takeshi no pudo evitar sorprenderse. Si hubiera estado todavía soñoliento, habría confundido su cara con la Mui. Cuando estaba a punto de alejarse, Tsuganashi lo llamó.

—Ah, por cierto, Vamos a empezar el entrenamiento matutino desde hoy, ¿Cierto?

Takeshi se dio la vuelta y asintió.

—Sí. Será un placer.

Tsuganashi colocó su mano sobre el pomo de su sable enfundado en su cintura y con una sonrisa dijo:

—Yo no soy tan suave como Mui así que prepárate.

—S-si…

Cada uno buscó dirigirse a su propia habitación. Tsuganashi fue y entró a una habitación que estaba a tan solo tres puestas más allá de la suya. Takeshi no tenía idea de que sus habitaciones quedaban tan cerca. Sin embargo, había otra cosa que lo sorprendía más y murmuró:

—¿Será que él en realidad es muy afectuoso y se preocupa por los demás?

A parte de eso, la última cosa que había dicho Tsuganashi, le había hecho sentir escalofríos.

—Dice que no es tan suave como Mui… me pregunto qué clase de entrenamiento va a ser ese…

Cuando se enteró de que le esperaba algo peor que el entrenamiento con Mui, se quedó allí un rato pensando si se había precipitado al aceptar entrenar con él.

 

***

A las 7:30 de la mañana, ya había alrededor de cuarenta o cincuenta estudiantes que entrenaban su magia en el gimnasio. Tsuganashi y Mui ya estaban esperando en medio de todos ellos.

Takeshi se dirigió hacia ellos vestido con una camiseta, mientras sostenía un paquete con su uniforme escolar en la mano. Kurumi entró en el gimnasio por detrás él y le dio un golpecito en el hombro.

—Buenos días, Takeshi.

Mirando hacia atrás, Takeshi asintió.

—Buenos días, Isoshima.

Kurumi miró la cara de Takeshi y frunció el ceño.

—Te ves pálido otra vez. ¿Acaso seguiste teniendo pesadillas?

Takeshi sonrió amargamente.

—Si, más o menos…

Era fácil de explicar, pero Takeshi pensó que se reirían de él si lo decía.

«No fue como una pesadilla realmente…»

Un extraño sueño en el que Mui, perseguía un pudín gigante y caía desde las nubes era algo que no podía catalogar como algo fantástico o algo terrorífico. En lugar de una pesadilla solo fue algo extraño.

Mientras él y Kurumi llegaban a donde los dos hermanos estaban esperando, Takeshi miró a Tsuganashi con incomodidad.

Aiba Tsuganashi llevaba la misma camiseta que Takeshi.

«Es raro ver a alguien cuya ropa no se vea bien».

Como el Aspecto de Tsuganashi eran unos guantes blancos de seda, se veía bastante extraño llevando los guantes y la camiseta. Tsuganashi notó la mirada de Takeshi y se paró frente a él y Kurumi y dijo:

—No crea que sea necesario presentarnos. Tu eres Nanase Takeshi, y tú, debes ser Isoshima Kurumi.

Takeshi y Kurumi asintieron.

—¿Dónde está el otro? El tal Ida Kazumi.

Ante la pregunta de Tsuganashi, Takeshi respondió de manera poco clara.

—Tenía asuntos que atender con su familia y se le hacía difícil venir a los entrenamientos matutinos.

Mientras lo decía, en su mente gritaba «Ida es un idiota», pero por supuesto no dejaba que se le notara para nada en su expresión.

Takeshi se había despertado a las seis de la mañana y había llamado al teléfono de Ida, por si acaso.

Ida dijo que no quería que un hombre lo despertara por la mañana, y la verdad es que Takeshi no quería tener que lidiar con este tipo de problemas por la mañana.

Sin embargo, Ida estaba en el mismo equipo, y él no podía dejarlo atrás.

Pero el hecho de que Ida no hubiera aparecido aún significaba que una llamada de atención no era suficiente, pensó Takeshi, algo decepcionado.

En ese momento, un chico apareció en la puerta del gimnasio.

—¡¡llegué a tiempo…!! —Gritó.

Su voz resonó por todo el gimnasio, causando que la mitad de los estudiantes dejaran de entrenar y lo miraran.

—¡Ida!

Ese chico, era Ida que se precipitó hacia Takeshi y sus amigos vistiendo también con una camiseta. Ida Kazumi sonrió ampliamente y dijo:

—¡Llegué justo a tiempo!

Mostró una sonrisa, con una mirada de orgullo en su rostro. Sin embargo, Kurumi, que estaba al lado de Takeshi, miró a Ida y murmuró:

—Claro que no. Llegas tarde.

Pero Ida no le prestó atención.

—¿Qué demonios es esto? —Preguntó—. ¿Qué hacen allí parados sin hacer nada?

Luego se inclinó con una sonrisa ante Tsuganashi, que lo miraba de manera estoica.

—Ah, soy Ida Kazuma. Mucho gusto.

Inquieto ante la perspectiva de que Tsuganashi se pudiese enfadar, Takeshi le echó una mirada. Pero Tsuganashi asintió como si no importara. No había ningún tipo de enojo en su expresión. Ida se rio ampliamente sin importarle nada, y puso su brazo alrededor del hombro de Takeshi.

—Saben, no pensé que podría venir hoy, pero este tipo estuvo rogándome tanto, que tuve que hacer una excepción.

Takeshi negó con la cabeza con una mirada indiferente.

—Eso no es cierto.

—Me amenazó con atacar a mi linda hermanita Futaba mientras dormía si no me levantaba a las seis en punto.

De nuevo, Takeshi negó fríamente.

—No hice tal amenaza.

—Ni siquiera pude cagar bien porque tuve que salir corriendo.

Como era de esperar, Takeshi no pudo evitar voltear a Ida a su lado, pero las tres personas que los rodeaban se congelaron de inmediato, como si hubieran sido golpeados por la magia congelante de Tsuganashi.

Kurumi fue la primera en recobrar la compostura y dijo:

—Eso Asqueroso.

Pero Ida inclinó la cabeza con una mirada de total confusión.

—¿Qué es asqueroso?

Y así, el entrenamiento matutino dio comenzó en medio de una atmósfera extraña.

***

Takeshi ya sabía qué clase de lugar era en el que se encontraba.

«Esto es un sueño».

Sin duda, Takeshi estaba en un lugar que sólo podía ser obra de un sueño. Los alrededores resplandecían con un color blanco. Sus pies estaban sobre una superficie suaves, pero resistentes, como el interior de un juego inflable para niños en un parque de atracciones. Una llanura interminable de nubes blancas en todos lados.

En un lugar así, Mui apareció corriendo por detrás nuevamente.

—Mui… No vayas…

A pesar de que sabía que estaba soñando, no podía despertarse. Takeshi sabía que Mui pasaría corriendo por delante de él, porque el día anterior tuvo el mismo sueño. Takeshi quería tomar la mano de Mui, para poder ayudarla. Si pudiese hacerlo, seguramente podría ayudarla. Pero por alguna razón, cuando decidió hacerlo, ya era demasiado tarde.

—¡Mui!

Empiezo a correr tras ella y luego la vio caer de nuevo. Sabía que eso se estaba repitiendo, pero no podía pararlo y se había horrorizado igual que la primera vez, pero no podía hacer más que lamentarse de su impotencia.

Al despertar, Takeshi levantó levemente la parte superior de su cuerpo.

—Huh…

Ya no tenía idea de cuántas veces había suspirado por un sueño desagradable. Agachó la cabeza y se peinó con ambas manos. A pesar de que se estaba acostumbrando al sueño en general, todavía le dolía no poder salvar a Mui. No podía acostumbrarse a la conmoción de verla caer.

—Es la primera vez que siento miedo de irme a dormir.

Ya había tenido pesadillas antes, pero nunca las había tenido la misma durante dos días seguidos. Y esa noche, fue exactamente el mismo sueño de la noche anterior. Ya había intentado hacer algo al respecto. Intentó dormir con la luz encendida, escuchó música con auriculares y cambio la posición de su almohada para ver si la dirección era incorrecta. No sirvió de nada, e incluso solo pensar en eso ya era agotador. Takeshi se sentó y hundió su cara en su regazo.

Su cuerpo parecía querer dormir, y durante unos minutos, vagó dormido entre el sueño y la realidad, pero no pudo dormir profundamente.

No quería ver a través de la ventana, así que se tapó la cabeza con las sabanas y cerró los ojos, pensando en muchas cosas; El menú del desayuno de esa mañana, los plazos para las tareas dadas en clase, el entrenamiento de la mañana, pero luego, estaban otras cosas en las que no quería pensar demasiado. Resulta que el sueño de Mui, fue sólo una pequeña parte de todas sus pesadillas.

«Mamá…».

Takeshi de repente pensó en otras pesadillas. Una sobre su madre y otra sobre su hermano menor, Gekkou que estaban conectadas entre sí.

A mitad de sus pesadillas, los otros sueños se conectaban, y luego había un final horrible.

«Aunque ya no he vuelto a soñar con mi propia muerte».

El primer día en que las pesadillas comenzaron, Takeshi había soñado con ello. Había soñado que estaba tirado en un charco de su propia sangre. Pero no había tenido ese sueño desde entonces. En cambio, soñaba con su madre y Gekkou. Ahora era ella la que estaba tirada en un charco de sangre.

«Es aterrador».

Algunos dicen que los sueños son manifestación de los propios deseos de la persona, pero Takeshi nunca había deseado tales cosas. Cuando pensaba en ellos, tenía una sensación de vacío en su corazón y su ánimo decaía, pero nunca llegaría a desearles algo tan horrible.

Takeshi estaba demasiado cansado para seguir pensando y trató de aclarar su mente. Quería dormir, aunque fuera sólo un minuto. De lo contrario, la fatiga sólo se acumularía y su cuerpo estaría cerca de sus límites.

«¿Esto será una enfermedad…? ¿O talvez es magia como me dijo Tsuganashi-san?».

Cuanto más intentaba dejar de pensar en ello, más pensamientos surgían en su cabeza. Sin embargo, como si interrumpiera el momento, el sueño finalmente bordó a Takeshi.

Cuando comenzó a respirar en intervalos regular al dormir apaciblemente, la persona de la otra vez, apareció a su lado. Era la chica de ojos del color del crepúsculo. Se acercó a él que lucía una cara muy pálida a causa del agotamiento, y le tocó la frente.

La chica levantó su blanca barbilla y miró a la nada mientras partículas de poder mágico púrpura brotaban del cuerpo de Takeshi.

Ella absorbió las partículas brillantes que envolvían todo su cuerpo. Y luego, ella comenzó a tener una pesadilla con Takeshi.

***

Unas horas más tarde, Takeshi estaba en el gimnasio, rodeado por el entusiasmo de los estudiantes que entrenaban por la mañana. Era ya la tercera vez que miraba el reloj colgado en la pared alta.

Sabía que Ida no llegaría esta vez, porque tenía que preparar la comida que su hermanita llevaría a una excursión de su escuela, así que Takeshi esperó a que llegaran Tsuganashi, Mui y Kurumi. Sin embargo, Kurumi fue la única que llegó.

—Buenos días Isoshima, ¿Sabes de casualidad dónde estarán Tsuganashi-san y Mui? Aun no llegan. Eso es inusual.

Kurumi miró hacia abajo ante la curiosidad de Takeshi.

—Takeshi……..

Después de llamarlo, se quedó callada como si pensara en algo.

—¿Isoshima?

La oscura expresión de Kurumi hizo que Takahashi levantara una ceja. Era como si tuviera problemas para decirlo. Mantuvo su cabeza abajo y habló despacio.

—Mui, tuvo un accidente. Ninguno de los dos vendrá hoy.

—¿Qué?

Takeshi abrió ampliamente sus soñolientos y apretados ojos con total sorpresa. Kurumi se mordió el labio, como si tratara de explicarlo lo más claramente posible.

—Yo estaba con ella anoche cuando pasó todo. Se calló por las escaleras en el dormitorio

—¿y está bien?

Mientras Takeshi la presionaba, Kurumi retrocedió, como si esperara que le saltara encima en cualquier momento.

—E-está bien. Se rompió un hueso de la pierna, y tuvieron que llevarla a la enfermería. pero ya se encuentra descansando en nuestra habitación.

—Ya veo…

Kurumi tocó su brazo ligeramente, probablemente porque Takeshi parecía demasiado preocupado.

—Hyoudou-sensei dijo que luego de usar su magia de curación, en una semana podrá caminar sin necesidad de bastón. También tendrá que faltar unos dos o tres días a clases.

Takeshi asintió ante las palabras de Kurumi.

—Pero, ¿Cómo fue que cayó por las escaleras? ¿Se resbaló?

A la pregunta de Takeshi, Kurumi negó con la cabeza.

—No, no fue eso. Fue por un pudín.

—¿¡Pudín!?

Instantáneamente, Takeshi pensó en algo.

«Incluso en mi sueño, había pudín…vi a Mui que corría tras un Pudin».

En esa extraña planicie de nubes, Mui siempre corría hacia un pudín gigante.

—¿Qué pasa, Takeshi?

Kurumi lo miró con curiosidad, pero Takeshi negó con la su cabeza.

—Na-nada… ¿Qué pasó con el pudín?

—Anoche encontraron unos pudines del día anterior en la cafetería que estaban próximos a caducar. La encargada del dormitorio, nos dijo que se los regalaría a quien los quisiera. Esa chica cayó por las escaleras cuando corrió para intentar conseguirlos.

—Ya… ya veo…

La pregunta fue aclarada, pero Takeshi imaginó a Mui haciendo eso y aunque sintió pena por ella, no pudo evitar aflojar su rostro en una sonrisa.

«Sé que no debería reírme, pero… así es Mui».

Pensándolo bien, incluso en su sueño, Mui estaba muy feliz con el pudín gigante que tenía delante. Al recordar eso, Takeshi aflojó aún más sus mejillas.

—Takeshi, estas sonriendo… Está bien que lo hagas, pero deberías evitar preocupar a los demás.

Takeshi le sonrió a Kurumi que hablaba con disgusto mientras se cruzaba de brazos. Él ya sabía que cuando Kurumi se ponía así, era porque realmente se preocupaba por él. Isoshima Kurumi estaba tan preocupada que se ponía de mal humor.

—Y entonces, ¿Qué hay de Tsuganashi-san?

El siempre serio y sereno Tsuganashi, parecía ser un Siscon* a toda ley.

«Eso quiere decir que los dos estarán fuera hoy».

<<Traductor Ore no Honyaku: Siscon es la abreviación de Sister complex. Es un termino que hace alusión a alguien que siente demasiado apego a su hermana. mucho má de lo que deberia. Ya habia explicado tambien el de Brocon que es lo mismo pero a la inversa>>.

Kurumi miró a Takeshi por un momento y preguntó:

—¿Entonces no vamos a entrenar hoy?

Takeshi negó con la cabeza.

—Pues yo me quedaré y entrenaré lo básico. ¿Y tú que harás?

—Yo también trabajaré con mi magia. Voy a investigar mucho y sorprenderlos mientras no están. Especialmente a Tsuganashi-san.

Kurumi se colocó las manos en las caderas, y Takeshi al verla sonrió. Había una razón por la que Kurumi dijo eso; desde que Tsuganashi había empezado a supervisar los entrenamientos, Kurumi estaba siendo incluso más presionada que Takeshi. El más presionado había sido Ida, pero Kurumi no estaba muy atrás.

Tsuganashi dijo que el problema que tenía Kurumi, era que no entienda correctamente la capacidad de «cambio de edad» de su afinidad de magia biológica, y la obligó a transformarse una y otra vez hasta que alcanzó el límite de su poder mágico.

Hasta ahora, Kurumi sólo se había centrado en la magia básica, y ciertamente no parecía tener mucha práctica con su magia de afinidad.

Ella no conocía el límite de cuánto tiempo podía permanecer transformada, si podía continuar transformándose después de la primera vez y cuántas veces podía hacerlo en el día, y si la cantidad de magia requerida variaba cuando se transformaba en una niña o en una adulta, entre otras cosas más.

Tsuganashi le dijo que necesitaba conocer su magia a fondo, y Kurumi decidió averiguarlo, aunque parecía no estar muy a gusto haciéndolo. Ella intentaría averiguar todo lo posible y sorprender a Tsuganashi y Mui para que ya no la presionaran tanto.

Takeshi se sintió un poco motivado por la idea de Kurumi, como si no quería ser menos. Pero fue solo un momento, ya que luego frunció el ceño al ponerse a pensar en Mui de nuevo. Por alguna razón, no podía dejar de pensar en la pesadilla que tuvo con ella.

«En mi sueño, Mui también se caía… que desagradable coincidencia…».

Como para librarse de la inquietud, Takeshi sacó a Twilight de su vaina, y empezó a blandirla realizando movimientos de kendo.

***

—Lamento haberlos preocupado. Realmente no fue gran cosa. Nii-san fue el que hizo escándalo. —Dijo Mui mientras abría la puerta.

Dos días atrás, ella se había caído por las escaleras y se lesionó la pierna.
Fue un alivio ver a Mui, que había llegado al entrenamiento matutino con una muleta, luciendo bien excepto por su pierna.

Aunque sabía que la magia podía curarla, no lo sucedería de inmediato.

—Claro que es gran cosa. Tenías una grieta en el hueso. —Dijo Tsuganashi enfadado, a lo que Mui respondió de forma directa:

—Eso suele pasar mucho en los entrenamientos.

Eso asustó a Takeshi.

«¿¡Sucede a menudo!?».

No era común tener lesiones por fractura de huesos, incluso para Takeshi.

Entonces Mui, con mucha naturalidad dijo:

—Me he hecho heridas peores que esta.

—Y cada vez que ha sucedido, me he preocupado mucho. —Respondió Tsuganashi mirando a su hermana con seriedad.

Mui apretó los labios en una expresión como si dijera que la preocupación de su hermano era exagerada.

—Sí, pero…

Tsuganashi reprendió a Mui que no pudo ni replicarle.

—Es un alivio que sea sólo fuese una fisura. Eres demasiado distraída, así que ten cuidado.

—Ya lo sé.

—Y todo por unas porciones de pudin, eres demasiado glotona y terca.

—…

Mui hinchó las mejillas e hizo un berrinche apartando su mirada hacia otro lado, como si estuviera cansada de escuchar los regaños. A Takeshi le pareció gracioso y se hecho a reirá. Mui se dio cuenta de eso y le lanzó una irada con enojo y luego apartó su mirada hacia otro lado en rechazo de la misma forma que hizo con su hermano.

Aunque aliviado de ver que Mui se veía completamente bien, Takeshi apenas podía mantenerse en pie debido a su constante agotamiento.

Dos días después de que Mui tuviese ese accidente, él ya no había vuelto a soñar con ella cayendo de las nubes.

Pero eso, solo quería decir que ya no estaba soñando con Mui, ya que las pesadillas continuaban. El sueño de Mui, simplemente había sido reemplazado por otro sueño.

Debido a esto, el insomnio de Takeshi se estaba manifestando lentamente en su condición física, además de los círculos oscuros que ya eran claramente visibles bajo sus ojos.

Siempre le dolía la cabeza, y a menudo, se tambaleaba y chocaba contra la pared mientras caminaba por el pasillo. Sin embargo, todavía era capaz de aguantarse para no dormirse durante la clase.

El día anterior, Kurumi y él, estaban almorzando cuando de pronto, se durmió y acabó metiendo la cara en su tazón de arroz.

Kurumi estaba muy preocupada e intentó llevarlo a la enfermería, pero Takeshi huyó inesperadamente. Si iba a la enfermería, Hyoudou-sensei le preguntaría sobre sus sueños, y no quería contárselos.

En sus pesadillas, veía a su madre y a su hermano menor, Gekkou, donde generalmente sufrían heridas y le lanzaban palabras horribles a Takeshi. Hyoudou-sensei puede que ni siquiera pensara que los sueños representaban los deseos de una persona, pero aun así, Takeshi dudaba en contarle a otra persona que no tenia una buena relación con su familia.

—¡Eso es todo!

—Muchas gracias.

Tras acabar el arduo entrenamiento con Tsuganashi, Takeshi con un movimiento torpe, recogió sus cosas de la pared del gimnasio y se dirigió al vestuario de hombres. De repente, una voz gritó desde detrás de él.

—¡Espera, Takeshi-kun!

Se dio la vuelta y vio a Mui acercándose a él con unas muletas.

Se quedó parado allí y la esperó. Mui tenía algo en su mano.

—Sabes, sería difícil darte esto en el salón así que, toma…

Ella le entregó algo a Takeshi.

—¿Qué es esto…?

Lo que se le entregó fue una pequeña caja en un envoltorio rojo.

—Es Chocolates. hoy es día de San Valentín. —Explicó Mui a un sorprendido Takeshi.

Sólo después de que le informara, Takeshi se dio cuenta de que era 14 de febrero. No había sido particularmente consciente de ello, ya que no era un día en el que estuviera asociado. Además, no prestaba atención a las celebraciones anuales como esa. Es que ni siquiera se dio cuenta que su propio cumpleaños ya había pasado. De vez en cuando, Kurumi le daba un regalo y se lo recordaba.

—Gracias.

Takeshi agradeció y acepto el chocolate con gusto. Mui parecía un poco avergonzada, y rascaba el suelo con la punta de una de sus muletas.

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Viendo eso, incluso Takeshi se sintió avergonzado y miró hacia otro lado.

«¿Qué significa esto? ¿Por qué me regala chocolate a mí?»

Normalmente, suele haber una razón en específico por la cual, las chicas suelen dar chocolate a los chicos en el día de San Valentín*. Pero Mui no había mencionado nada al respecto.

«Supongo que ha de ser solo cortesía».

<<Traductor Ore no Honyaku: En Japon, el Día de San Valentín se celebra un poco distinto a los demas paises, pues allí, solamente las mujeres, regalan chocolates a los hombres ese día. Eso es porque la celebración fue impulsada en Japon en la decada de los 50s por una empresa chocolatera. El chocolate no necesariamente se le da a un enamorado. Como cortesia se lo dan a amigos, colgeas de trabajo y sí, tambien al chico que les gusta, pero eso se ve reflejado en el tipo de chocolate que ellas regalen. Obviamente el Chocolate que ellas regalan a un interés amoroso suele ser el de mejor calidad y mas rebuscado adornado, y lo preparan ellas mismas, etc>>

¿Era chocolate como agradecimiento o algo así? Takeshi quería saber, pero no podía preguntar, y se miraron inquietos a los ojos, como si esperaran que el otro dijera algo.
Entonces Tsuganashi, que se limpiaba el sudor de la cara a distancia, dijo:

—A mi también me dio uno igual hace un momento.

—¿Eh?

Takeshi miró y vio un paquete rojo que sobresalía del maletín de Tsuganashi.

—¡Cielos, Nii-san! Nadie te preguntó eso.

Mui se giró y refunfuñó a Tsuganashi.

—No querrás que ese tipo lo malinterprete ¿Verdad? —Dijo Tsuganashi mientras continuaba limpiándose el sudor de la cara. Mui respondió enfadada:

—¡Ese no es asunto tuyo!

—¿Eh?

Takeshi miró a Mui esta vez.

«¿Entonces no le importa si lo malinterpreto?».

Mientras Takeshi se preguntaba qué significado tenía el chocolate de Mui, Tsuganashi también levantó los ojos y miró a su hermana.

—¿Por qué te enojas? ¿Acaso te gusta ese tipo?

Las mejillas de Mui se enrojecieron de inmediato por las palabras directas de su hermano.

—¡C-c-c-claro que no!

Mui bajó la mirada y sacudió frenéticamente la cabeza. Entonces, Tsuganashi quitó la toalla de su cara y dijo:

—Entonces déjaselo en claro o pensará otra cosa. Tienes la obligación de hacerlo.

Mui se alejó de Takeshi con una velocidad que no parecía que llevase muletas y corrió hacia Tsuganashi.

—¡Ya! Nii-san, ¡Mejor vete de aquí!

Comenzó a golpear las piernas de Tsuganashi con una de sus muletas para ahuyentarlo.

—Oh, oye…

Tsuganashi fue empujado hasta la puerta del gimnasio, con su maletín en mano. Mui miró atrás y habló con Takeshi:

—Bueno, te veré más tarde en clase.

—Entonces, él sí te…

Mui siguió golpeando incesantemente a Tsuganashi con su muleta, pues parecía como si sospechara de algo.

—Ya cállate.

Mientras los hermanos salían del gimnasio, discutiendo entre ellos, Takeshi miraba a Kurumi que se quedó con él. Ella se estaba quejando de que las puntas de su cabello, habían sido quemadas por la magia de Ida durante el entrenamiento. Tomando nota de lo aliviado que se sentía de que ello no hubiera visto lo que Mui le dio, Takeshi asintió.

«No, es que me importe que ella me haya visto… pero… el problema es cómo se pone…»

Sin embargo, mientras caminaba de lado, se acercó a su maletín y estaba a punto de meter los chocolates en él cuando de pronto, Kurumi se dio vuelta y se acercó rápidamente a él. Takeshi escondió el chocolate a detrás de su espalda.

—¡Ah! cielos… Ida-kun me tiene cansada. Solo mira lo que le hizo a mi cabello.

Kurumi cogió las puntas de su cabello y se las mostró a Takeshi.

—Ja ja…

—¡No es gracioso!

Kurumi alzó la mirada a Takeshi que intentaba reírse.

—Lo-lo siento.

Mientras Takeshi se disculpaba apresuradamente, Kurumi soltó las puntas quemadas de su cabello, y dirigió su mirada a la mano de Takeshi.

—Mui te obsequió chocolates ¿Verdad?

—Sí…

Al parecer, ella había visto todo. Entonces, Takeshi asintió con la cabeza de manera despreocupada, y Kurumi de repente le dio la espalda y se fue. Mientras él la observaba, ella sacó algo de su bolso, Luego regresó, y se lo entregó a Takeshi.

—Aquí tienes. Hoy es un día festivo, aunque sé que mis chocolates no te alegrarán como los de ella.

Con expresión fría, Kurumi presionó la caja roja contra el pecho de Takeshi.

—No, te equivocas. Gracias, Isoshima.

Takeshi los tomó.

De pronto, Ida se acercó por detrás, y apoyando su barbilla en sobre el hombro de Takeshi, preguntó:

—¿No hay para mí?

Kurumi se puso de mal humor inmediatamente y respondió:

—¿Por qué te daría a ti los valiosos chocolates caseros que yo misma preparé, luego de que quemaste mi cabello?

—Que tacaña eres…

Encogiendo un poco sus hombros mientras Kurumi fulminaba a Ida con la mirada, Takeshi miró los chocolates de Mui en su mano derecha y los que acababa de recibir en la izquierda.

—¿Eh? estos son…

—¿Te diste cuenta? Esta vez, hice mis chocolates junto a Mui. Por eso los chocolates y el envoltorio son iguales.

—Vaya…

Como dijo Kurumi, al verlos de cerca, los envoltorios eran exactamente iguales, sólo que la forma de la caja era diferente. La caja de Mui era cuadrada, y la de Kurumi tenía forma de corazón.

—Bueno, si son iguales entonces dame uno. —Dijo Ida, que aun seguía pegado a Takeshi.

Extendió la mano desde atrás y trató de tomar una de las cajitas de chocolate.

—¡Idiota! —Gritó Kurumi mientras le abofeteaba la mano.

—¡Ay!

Siendo alejado por la fuerza, Ida se aferraba a la espalda de Takeshi y exclamó:

—¡Qué demonios! ¡Eres una mujer muy violenta! ¡Bruja!

—¿¡Como me llamaste!? Escucha, si vuelves a quemar mi cabello, yo te raparé la cabeza. ¿Te quedó claro?

Ida huyó de la escena tan pronto como escuchó esa amenaza.

—¡Br-brujaaaa!

Salió corriendo del gimnasio, gritando de miedo. Takeshi los miró, pero finalmente no pudo aguantar más y se echó a reír.

—¡Ya! deja de reírte. esto ni siquiera es gracioso.

Kurumi recogió su pelo quemado de nuevo.

—Mira esto.

Takeshi pellizcó el cabello de Kurumi que ella le mostraba sosteniéndolo entre sus dedos. Las puntas de su suave cabello color castaño, que tenían unos dos centímetros de largo, estaban quemadas y encrespadas.

—Volverán a crecer pronto. —Respondió Takeshi que aún se reía un poco—. Está bien. De momento, será mejor que te recortes las puntas.

—S-sí…

Kurumi parpadeó sorprendida y asintió vigorosamente como si no supiera qué decir. Sus mejillas se ruborizaron gradualmente.

—Oye… Takeshi…

—¿Hmm?

Todavía mirando su pelo quemado, Takeshi finalmente lo soltó y la miró.

—M-me gustaría pedirte algo a cambio.

Kurumi miró a Takeshi nerviosismo.

—Jaja, eres rápida. Es lo del Día Blanco*, ¿Verdad? No puedo permitirme el lujo de comprarte algo caro pero…

—Lo sé, pero no me refería a eso.

<<Traductor Ore no Honyaku: El ホワイトデー, Howaito dee White Day o Día Blanco, se celebra el 14 de marzo. Como el 14 febrero las chicas dan chocolate a los chicos, en el día blanco son los chicos los que dan un obsequio a las chicas como agradecimiento al chocolate. Las chicas suelen recibir regalos que sean de color blanco como galletas, joyas, chocolate blanco, malvaviscos e incluso ropa interior.>>

Kurumi agachó la cabeza para ocultar su cara sonrojada.

—Unos Malvaviscos de Thermale* en Akasaka estarían bien para mí.

<<Traductor Ore no Honyaku: Creo que aquí, Kurumi hace alusión al nombre de alguna dulcería. Por eso no Takeshi lo entiende al principio. Akasaka es un distrito comercial de Tokio>>

—Akasaka… ¿De dónde?

Takeshi ladeó la cabeza y Kurumi no pudo evitar contestar.

—Si no lo sabes, te llevaré allí, pero…

Antes de que Takeshi pudiera pensar en el significado de eso, Kurumi le dijo algo más.

—Mira, puedes comprar tu regalo para Mui allí también.

Ella lo dijo como si de verdad le parecía una buena idea.

Cada año, Kurumi le daba chocolates a Takeshi, pero normalmente, ella le decía que no tenía que darle nada a cambio. Así que Takeshi no sabía de ninguna tienda que vendiera dulces de los que les gustan a las chicas.

Al darse cuenta de que también tenía que devolver el regalo a Mui, Takeshi asintió, pensando en que eso ciertamente mataría dos pájaros de un tiro.

—Sí, supongo que sí. Muy bien, entonces iremos donde tú dices.

—Sí, señor.

Aún con un ligero rubor en sus mejillas, Kurumi alzó su mirada a Takeshi, sonriendo felizmente.

 


Written By

orenohonyaku

Traductor japonés-español.