En una zona boscosa detrás de los dormitorios de la academia de magia de Tokio, se encontraba Momoka suspirando profundamente.

A su lado, Sophia Brave, que la acompañaba, miraba el dormitorio de los chicos con cara de despreocupación. Momoka estaba recordando lo que Sophia le había dicho en el taller.

—Decir que es un secuestro realmente suena mal ¿verdad? En realidad, es un rescate; él quiere ser rescatado. Si no lo ayudo, se quedará atrapado ahí para siempre. Eso es lo que me dice mi “Magical Analysis”. Estaba en un dilema porque es mi compañero predestinado.

—Oye, ¿cuántas personas predestinadas tienes? —preguntó Momoka con el ceño fruncido.

—Solo hay un compañero destinado ¿no?

—Eso es lo que me habías dicho —Momoka la miró con desconfianza.

—Creo que no me entendiste. Momo-tan tu eres la portadora de mi primera arma forjada, y él es más bien mi destino amoroso.

—¿Amor?

Momoka repitió una palabra que para ella era desconocida.

Pensó que tal vez estaba cometiendo un gran error. Por muy útil y rara que fuese la capacidad de «Magical Analysis», la magia evasiva estaba en el ámbito de la predicción. Era posible que sólo estuviera dejándose llevar por sus propias creencias. Pero en eso, Sophia dijo algo sin darse cuenta de la creciente sospecha de Momoka.

—Él se encuentra encerrado en una habitación cubierta por una poderosa barrera mágica. Por eso es que realmente necesitaba la ayuda de un usuario de magia negra. Y curiosamente tú eres usuaria de magia negra, Momo-tan ¿no crees que es el destino?

—Bueno, sé que sabes mi nombre y muchas cosas más gracias a tu capacidad de “Magical Analysis” —dijo Momoka, pensativa—, pero ¿esa magia es diferente a la adivinación? ¿Qué tan preciso es tu análisis?

—Bueno, creo que es distinto a la adivinación. En cuanto a la precisión, depende de cuanta información tenga. Cuanto más sepa, mejor análisis podré hacer. Pude adivinar sobre ti porque tenía mucha información tuya. Creo que la razón por la que no le atiné a tu edad, fue porque en esa parte, no tenía suficiente información. Como probablemente sepas, los magos que llegan a la Fundación Phoenix, son invitados de la familia Brave o invitados del presidente. Cuando son invitados del presidente, generalmente son personas relacionadas con el C7 o nuestros miembros. Nuestros miembros no son como los de otras comunidades, muchos de ellos ocultan su afiliación. Somos una comunidad odiada, así que no se puede evitar. Momo-tan, tú eres una miembro de nuestra comunidad ahora, ¿no? ¿Eres una miembro oficial? ¿O en secreto?

—…

Era la respuesta correcta, pero Momoka se quedó callada. Sophia continuó:

—Sabía que te habías quedado a dormir en nuestra casa, porque esa habitación donde te quedaste siempre es preparada para invitados. Sabía que no eras una clienta de la forja mágica, así que pensé que podrías ser alguien relacionado con el reciente incidente. Entonces solo podía tratarse de alguien de Wizard’s Breath. Siendo así, solo podía tratarse de una cadete o de una oficial. Siendo una cadete a tu edad, supuse que tenías que tener unas habilidades muy inusuales o ser una excelente maga. En el caso de que estuvieras inscrita en la academia de magia siendo un estudiante de primaria y seas cadete de Wizard’s Breath, las opciones se reducían y sólo había una persona que podía cumplir con esas características. Shijou Momoka.

La explicación de Sophia había acertado en todo. Momoka era, efectivamente, la cadete más joven de Wizard’s Breath, con tan solo diez años de edad.  No había nadie en Wizard’s Breath que no la conociera, y probablemente también era ampliamente conocida en la alta esfera del C7.

Aun si Sophia nunca hubiera visto su cara, no habría sido extraño que hubiera oído el nombre de Shijou Momoka alguna vez.  

—Bueno, creo que así es como lo analicé —dijo Sophia—. A decir verdad, no entiendo muy bien el proceso de “Magical Analysis”. Es como saltarse una ecuación en matemáticas y dar de una vez con la respuesta.

Momoka asintió con la cabeza en señal de comprensión.

—Sé que has utilizado la magia para analizarme, pero ¿cómo sabes quién está encerrado en el dormitorio?

Ante la pregunta de Momoka, Sophia dudó un poco.

—No sé si puedo hablar de esto, Momo-tan… ¿Sabes de los secuestros y asesinatos que están ocurriendo?

—Me acabo de enterar.

—Entonces creo que sí puedo decirte. Yo ayudé un poco a investigar a Wizard’s Breath. Mi “Magical Analysis” es una magia útil para averiguar cosas. Y cuando investigué sobre Nanase Gekkou, un cadete de la agencia especial de magos, había algo que me pareció raro.

—¿Nanase-senpai? —dijo Momoka—. Ya lo conozco. ¿Qué pasa con él?

En el fondo de su mente, Momoka pensó en la cara de un senpai del mismo colegio que se había convertido en cadete de Wizard’s Breat el pasado diciembre. Entonces Sophia frunció el ceño y dijo:

—¿No te parece que hay algo extraño en él? No puedo decir lo que es, pero hay algo raro en él. Es como si existencia fuera muy conveniente para nosotros…

—No estoy entendiendo nada de lo que me intentas decir.

—Yo tampoco entiendo. Por eso intenté investigar un poco. Entonces me enteré de que había un pabellón con una habitación libre en el dormitorio de chicos. Solo pude pensar que él estaba escondiendo algo allí. Así que he estado enviando mariposas para vigilarlo. Y entonces, hace unos días, di en el clavo.

—¿En el clavo?

—Sí. Lo descubrí llevando comida a esa habitación. Lo cual quiere decir…

—Que tiene a alguien encerrado ahí.

Cuando Momoka complementó la oración de Sophia, esta asintió.

—Pero no entiendo cómo es que esa persona que está allí encerrada puede ser tu compañero predestinado —agregó Momoka.

—No lo sé, pero puedo apostar a que lo es. “Magical Analysis” se salta completamente los procesos y me lleva directamente al resultado que aparece de golpe en mi cabeza. Tal vez eso es lo que concluí de la información que obtuve sobre Nanase Gekkou.

Momoka enarcó las cejas ante una historia tan vaga.

—No sé si debo creerlo o no.

—¡Créelo! —exclamó Sophia agarrando a Momoka de las manos. Momoka se crispó más, y Sophia se rio tranquilamente—. Ay, de todas formas, tenías que volver a la academia ¿no?

Momoka vivía en el dormitorio de chicas de la Academia de Magia de Tokio. Nanase Gekko estaba en el dormitorio de los chicos de la misma academia.

Momoka levantó la lanza corta en forma de compás que tenía en la mano y se la mostró.

—Voy a hacerlo, solamente para pagarte por esto.

Las armas creadas con el proceso de forja mágica, tenían un costo extremadamente alto.

Cuando Momoka aceptó de mala gana, Sophia le sonrió.

—Gracias, Momo-tan. Parece que eres una chica muy amable después de todo… aunque ya lo sabía.

***

Recordando la conversación que tuvieron en el taller de la Fundación Phoenix, Momoka suspiró entre la maleza detrás del dormitorio.

—Acepté el trabajo demasiado fácil. Pero puede haber sido un error. ¿Y si no hay nadie o nos topamos con algo raro allí?

Aunque no era gran cosa, no parecía que Sophia fuese a ayudar. Momoka miró la pared del dormitorio.

Era una tarde de un día de semana y todos los estudiantes estaban en clase.

Momoka debía estar ausente por enfermedad en casa de un conocido por acuerdo con Aiba Rei y Aiba Tsubaki. Así que nadie sabía que ella estaba allí excepto Sophia. Mientras Momoka se preguntaba qué estaba pasando, Sophia, que también estaba agazapada entre los arbustos junto a ella, se asomó y preguntó:

—¿Dijiste algo?

— Yo no he dicho nada —Momoka sacudió la cabeza—. ¿Estás bien?

—¿Yo? Estoy perfectamente. ¡Hace años que no voy a la escuela! Lo he echado mucho de menos.

Momoka Se quedó mirando a Sophia con asombro y dijo:

—Vaya, realmente envidio tu forma de ser.

—Teehee, ¿eso es un cumplido?

—…

Cuando Sophia sacó la lengua, Momoka cerró la boca, sintiéndose tonta por preocuparse tan seriamente y salió de los arbustos.

—¡Vamos!

Momoka se adelantó, con su lápiz Aspecto en la mano, y Sophia se apresuró a salir de los arbustos tras ella. Momoka quería acabar de una vez antes de que alguien las viera.

—¡“LIBERATE”!

En una zona de un metro de ancho entre los matorrales y el muro del dormitorio, Momoka convirtió su lápiz en una lanza corta en forma de compás. Casi de inmediato soltó un gemido involuntario.

—Uuhg, esto realmente pesa mucho.

Rápidamente aplicó un hechizo de magia de levitación sobre su lanza.

—¡“FLOAT”!

Luego la hizo girar y colocó la punta con el soporte del lápiz en la pared del dormitorio y dibujó un rectángulo con partículas mágicas.

—“BLACK DOOR”.

Un círculo de magia negra apareció en la pared, creando una puerta lo suficientemente alta como para que Sophia pudiera pasar sin agacharse.

Como era de esperar, Sophia guardó silencio y observó todo lo que hacía Momoka, que abrió rápidamente la puerta y Sophia la siguió a través de ella.

El lugar donde aparecieron fue el largo pasillo del dormitorio. Las puertas estaban espaciadas uniformemente y cada una tenía una placa con un número.

Sophia señaló la puerta de una de las habitaciones sin decir nada. Cuando ambas se colocaron en frente, Sophia intentó primero poner la oreja en la puerta para ver si escuchaba algo dentro. Pero Momoka la agarró por la parte trasera del cuello de su camisa y tiró de ella hacia atrás para evitarlo.  

—Si tocas la barrera sin cuidado, te detectarán —dijo.

El consejo de Momoka sobresaltó a Sophia y esta retrocedió más de lo debido. Tras una risotada, Momoka se quedó mirando la puerta de la habitación.

—Parece ser una barrera de tres capaz. No es muy buena, así que podríamos entrar y salir sin que se den cuenta —Momoka hizo girar su lanza corta con una mano—. Será mejor que tu entres y traigas a la persona que está dentro. Yo me quedaré aquí a vigilar.

—De… acuerdo… —Sophia asintió contestando con una voz temblorosa.

Momoka la observó mientras se hacía a un lado. La tensión en la cara de Sophia era algo que nunca había visto antes. Se preguntaba si estaba bien, pero una de ellas tenía que quedarse a vigilar Y más vale que fuera Momoka ya que era la que controlaba la Magia Negra. Momoka blandió su lanza y abrió las patas del compás con un movimiento giratorio y luego comenzó a recitar un encantamiento.

“El tiempo fluye como gotas de lluvia…”

En ese momento, la punta del compás atravesó la puerta y la pata que sostenía el lápiz gigante, giró en un círculo.

Momoka quedó ligeramente impresionada por el movimiento. Sintió que era completamente diferente a la magia que siempre había hecho.

“Yo lo bloqueo con un paraguas azabache”

Momoka siguió su encantamiento y vio con sus propios ojos el cambio en su magia. El círculo de magia negra se convirtió en una tela negra suave y brillante que se extendió para cubrir más superficie.

—“HEMISPHERE”

Cuando dijo la última palabra, la tela negra se volvió como una carpa circular de circo, que bloqueó completamente el espacio entre el interior y el exterior.

El Aspecto mejorado con la forja mágica, multiplicó claramente la eficacia de la magia de Momoka. La cantidad de magia que había utilizado era sólo una fracción de la que normalmente tendría que haber utilizado.

Momoka volvió a mirar a Sophia y dijo:

—He cubierto esta zona con mi propia barrera, así que, si llega a haber alguna alteración en la barrera de tres capaz que hay en la habitación, nadie se dará cuenta.

—¡Eres increíble, Momo-tan! —Sophia juntó las manos en señal de admiración.

—Ahora viene la parte más delicada —Momoka y levantó la lanza corta una vez más.

Esta vez, la sostuvo con ambos brazos y lanzó un hechizo de levitación sobre su propio cuerpo.

A continuación, inclinó su cuerpo hacia atrás como si fuera golpear una pelota de tenis, y balanceó su Aspecto hacia abajo exclamando un hechizo.

—¡“DARK SLICE”!

Era una magia que convertía las partículas de poder mágico en una hoja afilada que podía cortar todo a través del espacio. Muy pocas personas podían utilizarla, incluso entre los usuarios de magia negra.

El objeto cortado nunca volvería a juntarse, pero el espacio se cerraría naturalmente con el tiempo. Momoka había utilizado esa magia para cortar las barreras de protección de otras personas varias veces, pero esa era la primera vez que lo hacía con una barrera triple. Y, aun así, la cortó con suma facilidad.

—¡La cortaste! —exclamó Sophia con alegría.

Momoka sabía que no se debía a la mejora de sus habilidades, sino a la forja mágica.

Entonces, levantó un poco las cejas. Sabía que era algo que tenía que practicar un poco. Si su Aspecto seguía transmitiendo energía mágica como en ese momento, habría un exceso en el futuro.

Pero no era el momento de hablar de esas cosas.

Momoka miró el punto de corte y vio que la barrera triple frente a la puerta, había sido cortada en diagonal y la parte inferior colgaba.

Momoka utilizó entonces su lanza para hacer otro portal con su «Black Door» justo en la puerta que estaba del otro lado de la barrera recién cortada pues supuso que la puerta estaría cerrada con llave. Su magia «Black Door» podía utilizarse para crear portales en cualquier lugar.

A través de la brecha creada en la barrera, se podía ver la puerta con el agujero negro y en el agujera, era visible el interior de la habitación.

Sin detenerse, Momoka lanzó un nuevo hechizo sobre sí misma. Para poder tocar la barrera de protección de otra persona sin que le afectase, las yemas de sus dedos tenían que estar recubiertas de partículas de Magia Negra.

Cuando sus manos se tornaron como si tuviera guantes negros, Momoka agarró con cuidado el desgarro de la barrera.

Luego, tiró y desplegó lentamente la cortadura con ambas manos para que una sola persona pudiera pasar.

—El espacio se cerrará solo, así que en tres minutos haré otro corte para que puedas salir —dice Momoka mientras agarraba las partes cortadas de la barrera.

Sophia se acercó por detrás de ella y contestó en tono ligero.

—De acuerdo. Entonces iré.

—Ten cuidado.

Al decir eso, Momoka tiró de la barrera y miró a Sophia de perfil mientras esta intentaba pasar. A pesar de su tono, su expresion era tensa. Sin embargo, se agachó y, temerosa, se introdujo en el hueco de la barrera, pasando por el agujero hecho en la puerta y desapareciendo en el interior de la habitación.

***

Cuando entró en la habitación y miró hacia atrás, la brecha en la barrera ya estaba cerrada. El agujero redondo hecho por la magia «Black Door» de Momoka, seguía en la puerta, pero a través de él ya no podía ver el pasillo, sino una membrana azul claro que era parte de la barrera de protección.

Sophia miró alrededor de la habitación.

—Es una habitación normal y corriente…

Era como cualquier otra habitación de dormitorio.

—Y no hay nadie aquí.

Entonces se dirigió al centro de la habitación y se situó frente a las dos camas, moviendo la cabeza de un lado a otro para revisar.

Su cola de caballo se balanceaba al compás.

—¿Y ahora qué hago? No hay nadie. Yo estaba segura de que había alguien aquí. Ahora si salgo así nomás, Momo-tan se va a enojar conmigo.

Se llevó el dedo a la barbilla y reflexionó un momento, pero no había tiempo que perder. Hizo un puchero y pensó un momento. De repente, la puerta del baño que estaba detrás de ella se abrió.

—¿Hmm?

—¿Eh?

Sophia se giró y sus ojos se encontraron con los de Takeshi, que acaba de salir del baño. Sophia bajó lentamente su mirada desde su cabeza hasta los dedos de sus pies, y cuando se dio cuenta de que estaba medio desnudo, soltó un extraño grito de miedo y vergüenza agitando las manos al mismo tiempo.

—¡Kyaaaaaa!

—¡Qu…! ¿Quién eres tú?

Takeshi también se sorprendió mucho al verla repentinamente allí.

La toalla que le rodeaba la cintura se soltó y cayó al suelo. Sophia inmediatamente se cubrió los ojos con las manos.

—¡Kyaaaaaaaaaaaaaaaa!

Takeshi recogió la toalla del suelo y se cubrió apresuradamente, haciendo una mueca de incomodidad ante lo estridente del grito.

—Ro… ¡Ropa! ¡Ropaaa!

Casi tan pronto como Sophia gritó, Takeshi se metió de vuelta al baño. No esperaba encontrar a nadie en la habitación.

Pensaba que, aunque Gekkou lo tuviera encerrado allí, tenía que asearse apropiadamente y ponerse ropa fresca para estar más cómodo. Jamás esperó toparse con Sophia en la habitación.

—Te vi… —Sophia estaba aturdida e impactada—. Te vi todo…

Al no haber ido nunca a la escuela, ella nunca había visto a un chico de su edad ni siquiera medio desnudo. Y ahora por casualidad había acabado viendo a uno completamente desnudo. Pero como era su “compañero predestinado” según su «Magical Analysis», no tenía sentido enojarse.

Un rato después, Takeshi salió del baño.

—O-Oye, ya estoy vestido. Lo siento, no pensé que habría alguien aquí.

Se acercó a la chica que estaba de pie en medio de la habitación, de espaldas a él.

Todavía llevaba una toalla húmeda alrededor del cuello.

—Y, por cierto, ¿quién eres?

Takeshi, se acercó, se acercó a ella, pero de pronto se echó involuntariamente hacia atrás en cuanto miró la cara de Sophia.

—¡Uwaa! te está sangrando la nariz.

Cuando ella se dio la vuelta, su cara estaba muy roja, como si tuviera mucha fiebre, y le goteaba sangre de la nariz.

—¡Ah, límpiate con esto!

Takeshi se apresuró a presionar la toalla que llevaba en el cuello contra la nariz de la chica.

—L-Lo shiento… ¿¡ññññ…!?

Sophia tomó la toalla y la presionó en su nariz por su cuenta, pero inmediatamente frunció el ceño.

—¿Qué pasa? —preguntó Takeshi.

Entonces Sofía apartó la toalla de su nariz y dijo:

—Esta toalla… está mojada…

Los ojos de Sophia se abrieron de par en par al desplegar la toalla manchada de sangre.

«Esta es la toalla que é llevaba en la cintura…»

Una enorme cantidad de sangre volvió a brotar de la nariz de Sophia. Tanta, que parecía estar muriendo, y acabó desplomándose casi cayendo al suelo.

—¡Uwaa!

Takeshi corrió y sujetó rápidamente a Sophia entre sus brazos.

—Creo… que me voy a morir… —murmuró Sophia.

Sophia murmuraba cosas como si estuviera delirando.

—Oye, espera. No sé qué pasa, pero no te mueras.

Apretando la toalla contra la cara de Sophia una vez más, Takeshi la dejó en el suelo y señaló la puerta del baño.

—Hay un refrigerador ahí dentro. Creo que hay agua fría, vamos a enfriarte un poco.

Cuando Takeshi fue a buscarlo, Sophia lo detuvo tirando de su manga.

—N-No te preocupes. Si no nos damos prisa, no podremos salir de aquí

—Por cierto, ¿cómo has entrado aquí? —preguntó Takeshi.

Ella no respondió. Tan solo se levantó y se dirigió a la puerta.

—Por aquí…

Al ser instado por Sophia, Takeshi fue tras ella.

La puerta había sido cerrada con llave por Gekkou, y el perímetro estaba fuertemente asediado por una barrera de protección. Takeshi dijo que no tenía noción del tiempo porque no tenía reloj, pero probablemente ya llevaba varios días desde que Gekkou lo encerró en ese lugar y desde entonces, no había encontrado manera de escapar. El día anterior le habían quitado por fin el grillete y ya podía moverse libremente por la habitación.

Sophia se agachó para mirar por el agujero de la puerta, que tenía unos dos metros de diámetro.

—S-Se está cerrado… —exclamó Sophia.

Takeshi la oyó hablar sorprendida mientras se asomaba también al agujero detrás de ella. Entonces pudo ver los pies de alguien a través del agujero. Parecía estar en el pasillo del otro lado de la puerta. Pero el agujero abierto empezaba a estrecharse lentamente.

Además, más allá de la puerta se veían tres trozos de lo que parecían telas colgantes, que también se estaban reparando poco a poco.

Takeshi vio que no había tiempo que perder y se puso inmediatamente en acción.

—Siento hacer esto —dijo, sujetando a Sophia de las piernas para cargarla.

—¡Kyawawawawa!

Sophia, con la toalla aún pegada a la cara, vociferó.

—No te alteres —susurró Takeshi.

Los ojos de Sophia parpadearon al escuchar las palabras desde arriba, de cerca y en persona.

Su rostro estaba ya más rojo que el de un enfermo con fiebre alta, y su mirada era errante, como si no supiera a dónde mirar.

—¿Podemos pasar?

Takeshi pidió una confirmación final, pero Sophia apenas podía sacudir la cabeza hacia arriba y hacia abajo para afirmar. Entonces Takeshi se agachó y entró en el agujero, que cada vez era más pequeño, y Sophia, que estaba en sus brazos, se encogió.

Takeshi pudo ver que alguien estaba agarrando la barrera rota con sus manos para que no se cerrara.

En cuanto estuvo fuera de la barrera de tres capas, levantó la cabeza y miró a la persona que tenía delante y dejó escapar un grito involuntario.

—¿Eh?

La persona que estaba en el pasillo no le prestó atención a Takeshi y llamó a Sophia, que estaba siendo cargada por él.

—¡Sophia! ¿Qué te pasó?

—Estoy bien… solo me sangró un poco la nariz.

Sophia, en brazos de Takeshi, se retorcía y parecía avergonzada.

 Pero Takeshi seguía manteniendo la mirada fija en la otra chica delante de él, con asombro. Entonces la llamó… parecía un poco más joven.

—¿¡Directora Shijou!?

***

Frente a Takeshi se encontraba sentada Shijou Momoka, y una chica desconocida. La habitación en la que se encontraban los tres, era un espacio protegido creado por Momoka con su magia negra. Era un lugar sin decoración; con el suelo de cemento y una sola bombilla tenue colgando del techo. En el frío y oscuro suelo gris, los tres estaban sentados, Momoka en seiza*, Sophia abrazando sus rodillas y Takeshi con las piernas cruzadas.

<<Traductor Orenohonyaku: Seiza es la típica forma japonesa de sentarte de rodillas sobre tus piernas.>>

Takeshi, aún inseguro de la situación, miró fijamente a las dos chicas que tenía delante.

Habían salido al pasillo del dormitorio, y Momoka había utilizado su «Black Door» para crear un portal en el espacio, y se habían desplazado hasta allí, pero los tres seguían nerviosos.

En particular, Takeshi se sorprendió al comprobar que la apariencia Momoka era notablemente más joven que la de la chica que conocía. Era tal y como dijo Gekkou.

«¿Entonces realmente estoy en el pasado?»

Ante el asombro de Takeshi, Sophia se puso los dedos en el pecho y le dijo:

—Me llamo Sophia Brave.

Takeshi la volteó a ver.

Era una chica de quince o dieciséis años, con el pelo rojo brillante recogido en una cola de caballo.

Por alguna razón, Takeshi sentía como si ya la hubiera visto antes, pero no pensó demasiado en ello. No era el momento…

Sophia señaló con la mano a Momoka que estaba a su lado y trató de presentarla.

—Ella es… ¿puedo decirlo?

Le preguntó a Momoka, como si buscara su permiso.

Momoka, entrecerró los ojos mirando a Takeshi y dijo:

—Parece que él me conoce de todos modos, así que no importa.

Sophia asintió y se la presentó a Takeshi.

—Ella es Shijou Momoka. ¿Y tú eres…?

—…

Takeshi mantuvo la boca cerrada y parpadeó sorprendido.

—¿Cuál es tu nombre? —volvió a preguntar Sophia.

Takeshi abrió la boca confundido.

—bueno… yo…

—¿No puedes decírmelo? —preguntó Sophia—. ¿Cuál es tu relación con Nanase Gekkou? ¿Por qué te tenía encerrado allí?

—…

Al ver que Takeshi insistía en mantenerse callado, Momoka le preguntó:

—Nosotras te rescatamos de allí ¿o no?

Su apariencia era ligeramente distinta a la Momoka que Takeshi conocía, pero su mirada inmutable, casi intimidante, lo hizo asentir de inmediato.

—En ese caso, estoy segura de que te sentirás obligado a devolver el favor al menos una vez —Momoka parecía molesta.

Takeshi se quedó pensativo y soltó una excusa.

—Podría ser peligroso, que hable…

En ese momento, él ya pensaba que estaba haciendo algo terrible. Si lo que dijo Gekkou sobre el pasado era cierto, entonces acababa de toparse con alguien con quien no debió haber hecho contacto nunca.

Era la Shijou Momoka del pasado. Cuando la conoció por primera vez en la Academia Mágica Subaru, ella no reaccionó de ninguna manera al verlo. Eso significaba que ese fue el momento en que ella lo vio por primera vez.

«Puede que ahora eso haya cambiado».

Takeshi ahora entendía claramente por qué Gekko lo había mantenido encerrado en esa habitación. Fue para evitar alterar el pasado.

«Y, sin embargo, solo salí descuidadamente sin siquiera haber lo que voy a hacer a partir de ahora».

A esas alturas, Takeshi no tenía más remedio que decirles su nombre, pero debía evitar en la medida de lo posible, contarles a ellas acerca de quién eray de dónde venía.

Mientras tanto, Sophia miraba a Takeshi con una cara sonriente y para intentar tranquilizarlo dijo:

—Puedes hablar con nosotras de lo que quieras.

Takeshi frunció el ceño.

—Tú no sabes si puedo hacerlo, ¿Cómo puedes estar tan segura?

Cuando Takeshi le hizo esa pregunta, ella asintió con la cabeza y dijo algo sorprendente.

—No lo sé. Es porque… Creo que es porque eres mi compañero predestinado…

—¿T-Tu compañero predestinado?

—Sí, lo eres. Verás, mi magia se llama “Magical Analysis”. Si tengo mucha información, puedo utilizar mi magia para analizar cosas. Resulta que tú eres el indicado para mí. Eso significa que no eres mi enemigo, sino mi amigo. Así que no creo que haya ningún peligro en que me digas lo que sea.

Takeshi no entendía las palabras de Sophia.

«¿Su compañero predestinado? ¿¡“Magical Analysis”!?».

Por ahora, tenía que limitarse a pensar en las partes que entendía y a responder lo que podía.

—No entiendo bien, pero les agradezco toda la ayuda que me han prestado. Aunque, sigo sin saber qué debo hacer a partir de ahora.

Cuando Takeshi habló con sinceridad, Sophia asintió con la cabeza y dijo:

—Lo pensaremos juntos. Tú eres mi destino, eso significa que estamos juntos en esto a partir de ahora.

—…

Takeshi sintió curiosidad por saber a qué se refería con “compañero predestinado”, pero decidió no volver a pensar en ello.

—Ehm… Sophia-san, ¿verdad?

—¿Sí?

—¿Eres una maga de Wizard’s Breath?

Ante la pregunta de Takeshi, Sophia negó con la cabeza.

—No, para nada. Yo soy de la fundación Phoenix.

—¿La fundación Phoenix?

Nunca antes había conocido a alguien de esa comunidad, pero recordó que había aprendido de ellos en la Academia de Magia Subaru.

—Ehm, ¿es miembro del C7?

El grupo C7, encabezado por Wizard’s Breath, estaba formado por siete comunidades, como su nombre indica. Estas eran: Wizard’s Breath, Camelot, Eclipse, Pendragón, Club Oz, Spriggan y la Fundación Phoenix. Y entre todas ellas, la Fundación Phoenix parecía ser la más odiada por la sociedad mágica.

Takeshi entonces volteó a ver a Momoka que estaba al lado de Sophia.

—Pero, direct… quiero decir, Shijou-san: tú eres una maga de Wizard’s Breath ¿no?

Estuvo a punto de llamarla «directora», pero rápidamente lo corrigió. Momoka por su parte asintió.

—Así es, ¿Por qué? ¿tienes algún problema con eso?

—…

Lo que Takeshi quería saber era que si, al ser una maga de Wizard’s Breath, estaría muy involucrada en la Primera Guerra Mágica que se aproximaba. Por eso pensaba que fue un error haberse topado con Shijou Momoka. Todavía no sabía lo que iba a hacer, pero quería volver a su época, evitando el mayor peligro posible.

Ese era el deseo de Takeshi. Obviamente en caso de que realmente se encontrara en el pasado…

—¿En qué año estamos?

Cuando Takeshi preguntó eso, tanto Momoka como Sophia lo miraron confundidas. Sin embargo, Momoka le respondió de todos modos:

—Estamos en octubre, 1999.

Ya sin sorprenderse, Takeshi aceptó los hechos con resignación. Si la Momoka que tenía en frente era real y no un sueño o una ilusión, no le quedaba otra más que aceptar de una vez por todas que se encontraba en la época de 1999. No había ninguna razón para que Momoka mintiera, y mucho menos Gekkou.

Cuando Takeshi se desplomó con un rostro sombrío, Sophia le preguntó con preocupación:

—Oye, ahora que estas fuera de ese lugar, ¿hacia dónde irás?

—Y-Yo…

Takeshi levantó la vista sorprendido.

No había tenido tiempo de pensar en esas cosas, pero recordó que ciertamente no había lugar para él en esa época.

Era bueno haber salido de donde Gekkou lo tenía encerrado, pero si sus padres aún no se habían casado, entonces su casa aun no existía. Momoka se encogió de hombros y habló con el conflictuado a Takeshi.

—Si insistes en no decir nada, entonces nosotras tampoco sabremos qué hacer.

Era natural que la persona que había rescatado no pudiera explicar su nombre ni nada más.

Takeshi inclinó ligeramente la cabeza.

—Lo lamento… aun no sé a dónde ir.

—¿Y piensas volver al lugar donde te tenía Nanase Gekkou? —preguntó Momoka.

Takeshi respondió rápidamente.

—¡Eso ni hablar! Tengo que detenerlo…

Las dos chicas parpadearon sorprendidas al ver su repentino arranque de agresividad.

—¿Detenerlo? ¿Y qué ha hecho él? —Sophia parecía desconcertada.

Takeshi suspiró y dijo:

—No lo sé, pero se lo que sea que intente hacer, no será algo bueno.

—¿Entonces por eso es que se metió a la agencia especial de magos?

—…

Takeshi no respondió a la pregunta de Sophia.

No sabía qué más podía decirles.

Según las palabras que habían dicho Sophia y Momoka anteriormente, Takeshi se dio cuenta que ellas parecían saber un poco sobre las andadas de Gekkou en esa época.

De nuevo se hizo el silencio, y Takeshi se miró los dedos de los pies, que seguían en el suelo, mientras que ellas dos lo miraron a la cara, hasta que Sophia dijo:

—¡Uhm! veo que esto no va a ninguna parte ¿Qué te parece si vienes a mi casa para mientras? Dijiste que no tenías un lugar a donde ir ¿verdad?

—¿Eh?

Takeshi levantó la mirada.

—O… ¡Oye, Sophia! —exclamó Momoka.

Pero antes de que pudiera intentar oponerse, Sophia señaló.

—No podemos dejarlo aquí a su suerte ¿verdad?

—No, pero…

Quería llevarse a Takeshi a quien no conocía de nada, a su casa, así que la preocupación de Momoka era comprensible, pero Sophia le sonrió a Takeshi, como si dijera que todo estaba bien.

—Si vienes a nuestra casa, quizá sepamos qué hacer contigo.

Takeshi agradeció la oferta. De todos modos, no tenía otro sitio al que ir. Pero le desconcertó la idea de que eso también pudiera ser un factor que alterara el pasado.

Sophia estaba esperando la respuesta de Takeshi.

Después de un rato, Takeshi asintió.

—Entonces llévame contigo.

Parecía ser su única opción.

—De acuerdo —Sophia aceptó alegremente—. Oye, pero ¿cómo debo llamarte? ¿Puedes al menos decirme eso?

—Takeshi…

Al escuchar la respuesta, Sophia se levantó y señaló enérgicamente la pared de su derecha.

—¡Bien, entonces vámonos! ¡Rumbo a mi casa!

Momoka señaló inmediatamente en la dirección opuesta.

—La puerta está por ahí, Sophia.

Sophia se rio avergonzada y señaló la puerta del otro lado. Takeshi, por alguna razón, se acordó de Mui, y dejó escapar una pequeña risotada.

***

Caminaban sobre una alfombra de un tenue color marrón claro. El interior de la casa era enorme, con candelabros uniformes sobre pilares y ventanas enrejadas que la hacían parecer un castillo europeo. Pero Takeshi no conocía la fachada que tenía por fuera, porque había entrado en la casa a través de un espejo.

La vista por la ventana del largo pasillo parecía indicar que la casa estaba en una colina.

Un poco más abajo, podía ver el denso follaje de los árboles atrapando los rayos de sol de la tarde y extendiéndose en la distancia. Era como si la casa estuviera rodeada por un bosque. Dicho bosque, empezaba a volverse escasamente rojo y amarillo.

Takeshi se dio cuenta de que la estación del año eran diferentes a la que estaba cuando él y Gekkou fueron arrasados por la explosión. Se suponía que el verano estaba en pleno apogeo en ese entonces.

Sophia, que caminaba un poco por delante de él, habló sin mirar atrás.

—Se ve un poco solitario ¿verdad? Nuestra casa suele estar así siempre. Nosotros no tenemos magos residentes.

Takeshi pensó en algo que ella había dicho antes de atravesar el espejo que los llevó allí. Le dijo que su casa era la sede de la Fundación Fénix.

Saber que su abuelo era el presidente de la Fundación Fénix era una sorpresa, pero ella no se lo pensó dos veces a la hora de llevar a Takeshi allí, a pesar de que no lo conocía bien.

Takeshi y Sophia se habían separado de Momoka andes de pasar por el espejo.

Momoka era originalmente una estudiante de la academia y había decidido volver al dormitorio de chicas después de ayudar a Takeshi. Así que ahora Takeshi estaba solo con Sophia.

Aun incómodo con la idea de estar en la sede de la Fundación Fénix y en el pasado, miró por la ventana y preguntó:

—Si esta es la sede de la Fundación Phoenix, ¿No es peligroso no tener magos residentes?

Sophía se echó a reír.

—Está bien. ¿Quién querría robar en un lugar como éste? Bueno, la Fundación Phoenix no es del agrado de muchos, eso es seguro. Pero sólo nos reunimos cuando lo necesitamos. Esta es la casa de la familia Brave, después de todo.

—¿Entonces literalmente esta es tu casa? —preguntó Takeshi.

Sophia se volvió y asintió con la cabeza.

—¿Eh? ¿Acaso no lo conoces?

—¿Conocer qué? —pregunta Takeshi.

—Al Clan Brave.

Sophia puso los ojos amplios de sorpresa.

Takeshi entró en pánico, dándose cuenta de que saber eso aparentemente era de sentido común.

—L-Lo siento… es que no sé mucho sobre la sociedad mágica…

—Hum… ya veo. Somos un clan de forjadores mágicos. ¿Sabes lo que es la forja mágica?

—¿Te refieres a hacer espadas mágicas? —dijo Takeshi, recordando lo que había aprendido en la academia.

Sophia asintió con la cabeza.

—Sí, espadas mágicas o herramientas mágicas. La forja mágica nos permite fusionar magia con materia. Eso permite que el material lleve una cantidad de poder mágico mayor que la normal, mejorando así el poder del mago que lo usa.

Takeshi recordó de repente a Twilight.

«Twilight también es una espada mágica. Quizás fue hecha con la forja mágica»

Mientras Takeshi reflexionaba, Sophia giró su cuerpo y caminó hacia atrás. Luego miró todo el cuerpo de Takeshi con atención.

—Oye, Takeshi… ¿dónde está tu Aspecto? ¿Lo llevas contigo? Eres un mago ¿no?

Al escuchar la pregunta de Sophia, Takeshi volteó a ver instintivamente su cintura, pero no llevaba nada allí.

—Bueno… yo… lo perdí…

Cuando Takeshi contestó con dificultad, Sophia bajó la mirada como si estuviera decepcionada y dijo:

—Oh, ya veo. Es una pena.

—¿Por qué?

—El Aspecto no es sólo una herramienta. Algunos dicen que es como una extensión de su brazo o parte de su corazón. Aunque no llegues a tanto, sigue siendo triste perder algo tan importante.

—Ah, sí. Supongo que sí…

Takeshi asintió.

Twilight era muy importante para él. Era su Aspecto y no podía ser sustituido por ningún otro. Pero ahora estaba en poder de Gekkou, y Towa, la forma humana de Twilight, se había convertido en una persona diferente.

Cuando pensó en ello, a Takeshi le dolió el corazón más de tristeza que de rabia.

Antes de que se diera cuenta, Sophia devolvió su vista al frente y siguió caminando con paso ligero. Takeshi fue tras ella y subió unas escaleras de caracol que estaban al final del pasillo. Tratando de reunir toda la información posible, Takeshi habló pensativamente con Sophia.

—Tu apellido es Brave ¿verdad? ¿También trabajas en la forja mágica?

Sophia respondió alegremente:

—Así es. Aunque aún soy una novata, así que solo copio lo que mi abuelo y mi papá hacen. Aunque hoy por primera vez le pude dar a alguien algo que yo fabriqué. ¡Por eso estoy muy feliz! ¡Desde hoy ya puedo ser una forjadora mágica en toda regla!

—Vaya…

—Si tuvieras un Aspecto, yo lo habría mejorado con la forja mágica.

Cuando Sophia le devolvió la mirada, parecía tan decepcionada que Takeshi no pudo evitar sonreírle conmiserativamente. Entonces Sophia parpadeó de repente, sorprendida y luego se echó a reír.

—Tejejejejeje

—¿Qué pasa? —preguntó Takeshi curioso.

Pero Sophia no respondió y le dio la espalda mientras subía las escaleras.

—C-Cuando sonríes te ves…

Al cabo de un rato, la voz de Sophia se disipó y no pudo entenderla, así que le preguntó.

—¿Eh? ¿qué?

—No dije nada. Por cierto, ¿quieres ver nuestro taller? Aunque es un taller de forja mágica está lleno de basura por todos lados.

Takeshi también estaba interesado en la propuesta de Sophia.

—¿Puedo?

—Claro, Ah, pero… solo puedes ver mi taller. El taller del abuelo y mi padre son confidenciales y no podemos entrar.

—Ya veo…

A mitad de la escalera de caracol, llegaron a otro largo pasillo.

—Ven, es por aquí.

Cuando Sophia miró en la dirección que indicaba, un hombre y una mujer pasaron por delante. Takeshi miró por encima del hombro de Sophia para verlos, pero eran personas completamente desconocidas para él.

—Rei-san, Tsubaki-san ¿ya se van?

Sophia los llamó, y entonces se acercaron. La mujer miró a Sophia y luego a Takeshi para luego sonreír como si se le hubiera ocurrido algo. Takeshi tuvo la sensación de que su rostro le parecía familiar, pero no la reconoció inmediatamente.

—No me habías dicho que tenías novio, Sophia —dijo Tsubaki entre risas.

Sophia no pudo evitar soltar un sonido extraño.

—¿¡Fuhee!? C-Claro que no… o… talvez…

El hombre que estaba al lado de la mujer se rio mientras Sophia se esforzaba por responder.

—¿De qué hablas?

La pareja se rio de la vergüenza y el pánico de Sophia. Y mientras tanto, Takeshi no sabía si negarlo o callarse, así que mantuvo la boca cerrada y el ceño fruncido.

—Soy Aiba Rei —dijo el hombre.

—Y yo soy Aiba Tsubaki, encantada —dijo la mujer extendiendo su mano.

Takeshi la estrechó cautelosamente y entonces, notó algo familiar en sus nombres, haciendo que sus ojos se abrieran de golpe.

—¿A… Aiba?

Ellos tenían el mismo apellido que Mui. Difícilmente habría personas en la sociedad mágica que tuvieran los mismos apellidos sin estar emparentados. Así que Takeshi observó a Rei y a Tsubaki con temor. Sophia se dio cuenta de eso.

—¿Sucede algo?

Al oír la voz de Sophia, Rei y Tsubaki también se dieron cuenta de que a Takeshi le pasaba algo.

—¿Te sientes mal? —preguntó Rei.

—De verdad, estás muy pálido —dijo Tsubaki.

Después de un momento, Takeshi respondió.

—E-Estoy bien…

Sin embargo, a pesar de sus palabras, Takeshi estaba claramente pálido y alterado. Él observaba a Rei, un hombre alto y de pelo oscuro con un parecido innegable a Tsuganashi, el hermano mayor de Mui. Y la mujer a su lado la cual miraba a Takeshi con preocupación, también parecía una versión adulta de Mui.

«Estas personas, deben ser los padres de Mui».

Takeshi se preguntó qué diría Mui si hubiese estado allí en ese momento.

Ella había dicho que perdió a sus padres poco después de nacer, por lo que no podía recordar nada de ellos.

—¿Será que estás cansado? —dijo Sophia observando el rostro de Takeshi—. Mejor te llevo a la habitación de invitados para que duermas un poco.

Al ver a las preocupadas Sophia y Tsubaki, Rei suspiró. Las mujeres parecían estar preocupadas de que Takeshi pudiera derrumbarse en cualquier momento. Rei se acercó a Takeshi y le dijo:

—¿Te echo una mano?

Antes de que Takeshi pudiera responder, lo levantó sosteniéndolo de las piernas y la espalda.

—¡Uwaaa!

Takeshi gritó cuando fue levantado de repente. Rei lo miró de cerca.

—O-Oiga, esto no es necesario estoy bien…

Rei descartó por completo las palabras de Takeshi.

—Eso no es lo que parece.

Con Takeshi en brazos, Rei comenzó a alejarse, y Sophia y Tsubaki le siguieron. Cuando Takeshi miró el fino rostro de Rei, se dio cuenta de lo tenso que estaba. Esas personas eran los padres de Mui, lo que significaba que estaban destinados a morir en la guerra que se avecinaba.

«Si no hago nada… si trato de salir adelante sin cambiar el pasado… estas personas morirán…»

Cuando Rei acercó a Takeshi a su pecho para evitar que se cayera, pudo sentir claramente los latidos de su corazón.

Takeshi se asustó y cerró los ojos con fuerza.

«Si no altero el pasado, ¿significa que estaré dejando que estas dos personas mueran?»

Takeshi estaba en un dilema. A diferencia de Gekkou, él no creía que se pudiera cambiar el pasado y hacer un reinicio. Era una apuesta muy arriesgada. Si alteraba el pasado y el futuro era cambiado, él mismo podría desaparecer, e incluso si no lo hacía, puede que nunca pudiera volver a su propia época.

Cuando Rei vio que Takeshi se relajó en sus brazos con los ojos cerrados, pensó que su estado peor de lo que imaginaba, y apresuró el paso.

Al llegar a la habitación de invitados, puso a Takeshi en una cama grande.

—Creo que será mejor dejarlo dormir un poco —dijo.

Sophia asintió.

—De acuerdo.

Fue y sentó en el borde de la cama. Luego miró a Takeshi, que mantenía los ojos cerrados.

—Oye, ¿qué te acabo de decir? —dijo Rei frunciendo el ceño—. Será mejor que no hagas ruido.

Sophia hizo un puchero.

—Y yo dije que estaba de acuerdo.

Pero estaba sentada en la cama y se negaba a irse.

—¡Eso significa que tienes que irte! —exclamó Rei.

—¿Eehhh…?

Rei tiró de su brazo y Sophia se levantó de mala gana.

—Vamos, déjalo dormir en paz.

Ella fue arrastrada a la fuerza fuera de la habitación. Sophia se dio la vuelta, y cuando Takeshi la vislumbró desde la cama, extendió la mano y gruñó como un perro, pero fue expulsada sin contemplaciones al pasillo por Rei.

***

Hacía mucho tiempo que Takeshi no tenía un sueño tan confortable. Todavía estaba adormitado, medio inconsciente, en la comodidad de las sábanas cuando notó el calor de alguien pegado a su pecho.

—¿Mui…? —murmuró con naturalidad.

Recordó la vez que había cuidado de ella para que se recuperara después de haber enfermado de fiebre en el dormitorio de la Academia de Magia Subaru. En aquella ocasión, Mui había arrastrado a Takeshi a la cama y se había pegado a él. Al pensar en eso, Takeshi sintió de repente una sensación de nostalgia y la atrajo hacia sus brazos.

Pero la persona que está en sus brazos preguntó:

—¿Mui?

—¿Eh?

Había un ligero malestar en esa voz. Mui no se refería a sí misma usando su nombre. Takeshi puso su mano alrededor de la parte trasera del cuerpo que había arrastrado y lo acarició un poco.

—Me haces cosquillas Kuh… fufufufufu

Era la voz de una chica, pero no era una voz familiar.

—¿Qué?

Sus parpados seguían intentando obstinadamente permanecer cerrados, pero los forzó a abrirse.

A la luz blanca de la mañana, una brillante cabellera roja se esparcía alrededor de su barbilla. Aturdido, Takeshi levantó el brazo y tocó suavemente la parte superior de la cabeza de la persona. Entonces ella gritó bajo las sábanas.

—¡Uhya!

La cara que apareció no era la de Mui, y esta vez, fue Takeshi quien gritó.

—¡Uwaa! ¿¡Qué haces aquí!?

Se apresuró a quitar la otra mano con la que aun rodeaba su cintura, pero Sophia seguía aferrada al pecho de Takeshi y, de alguna manera, con la cabeza baja murmuró.

—Munyamunya…

Ella estaba acostada allí balbuceando y haciéndose la dormida.

—Oye, levántate…. sé que no estás dormida. Ya te vi.

Cuando escuchó a Takeshi susurrar, Sophia murmuró «eres un aguafiestas».

—Nada de aguafiestas, ¡sal de la cama!

Takeshi agarró a Sophia por los hombros y la empujó suavemente hasta el borde de la cama. Ella rodó y cuando llegó al borde de la cama, finalmente abrió los ojos.

—Kyaa… ¡me caigo, me caigo!¡Cielos! Eres muy bruto.

—No te metas en la cama de un hombre de esa forma.

Takeshi dijo algo de sentido común, pero Sophia replicó haciendo un puchero.

—Es que, venía a despertarte para que fueras a desayunar, pero te vi allí dormido tan cómodamente, que también me dio sueño. Y como había espacio suficiente para mí, no pude resistirme y me acosté. ¡Estaba tan cómodo que me quedé dormida de verdad!

—¿Qué clase de excusa es esa?

—¿Estas enojado?

Sophia miró con expectativa a Takeshi que simplemente soltó un suspiro.

—Dices que venias a invitarme a desayudar ¿verdad?

Sophia asintió y trató de levantarse, pero estaba justo en el borde de la cama, y su mano resbaló así que terminó cayendo al suelo.

—¡Auch!

—¿Estás bien?

—No te preocupes, estoy bien.

Dándose unas palmadas en el trasero, Sophia se levantó. Llevaba el mismo overol del día anterior, con manchas de aceite y pintura por todas partes.

Takeshi estaba en ropa interior. Cuando se levantó, se sonrojó un poco al darse cuenta que había estado en contacto tan cercano con Sophia en ese estado.

—Te he traído una muda de ropa —dijo Sophia, señalando la mesita de noche—. Vi que no tenías ropa, así que te traje unos pantalones y una camisa de papá. Y también una sudadera mía que me queda muy grande. Soy muy friolenta así que me suelo poner varias camisas. Me compré una sudadera dos tallas arriba de la que uso, pero me quedaba demasiado grande y holgada. Quizás a ti te quede bien. Además, traje la ropa interior nueva de mi padre, pero quizá sería mejor conseguirte otra porque él usa calzoncillos hoy en día. Es raro ¿verdad?

Mientras Sophia hablaba tanto, Takeshi terminó de ponerse rápidamente la ropa que había sobre la mesita.

La camisa blanca y los pantalones grises parecían un uniforme escolar, pero la sudadera marrón oscuro, tenía un feo logo de perro en el pecho.

Takeshi lo miró, parpadeó un momento y luego recuperó la compostura.

—Gracias por la ropa.

—No, te preocupes. Todavía tengo algunas de mis prendas que son demasiado grandes, ¿te gustaría probártelas? También tengo otro overol a juego con el que ando yo. Es bonito con sus tirantes color azul claro.

Sophia se sujetó la ropa de trabajo que llevaba puesta y se la enseñó.

—N-No, tranquila. Estoy bien con lo que me diste…

Cuando Takeshi negó con la cabeza, la boca de Sophia se torció con una ligera decepción.

—Entonces, um… con respecto a ayer… los Aiba…

Takeshi intentó cambiar el tema de la conversación.

Sophia se sentó en una silla de la mesa redonda de la sala y enseguida se metió en la conversación.

—Ah, te refieres a Rei-san y a Tsubaki-san. Sí, supuse que los conocías. Era de esperarse. Aiba Rei es un mago de Wizard’s Breath muy famoso por ser usuario de magia singular. A veces suele dar clases en academias de magia de todo el mundo. Su esposa Tsubaki es una de las más poderosas y hermosas, magas de Camelot. Realmente es raro que alguien no los conozca.

Aparentemente Aiba Rei y Aiba Tsubaki eran famosos en esa época. De pronto, Takeshi se dio cuenta de algo y preguntó:

—Oye, pero, ¿qué hacia Aiba-san en la Fundación Phoenix? ¿no se supone que es de otra comunidad?

Tal y como acababa de decir Sophia, Aiba Rei era un mago de Wizard’s Breath. Y Tsubaki, era una «hechicera» de Camelot.

Si ese era el caso, no habría razón alguna para que estuviesen en la sede de la Fundación Phoenix.

Ante la pregunta de Takeshi, Sophia respondió con una mirada natural.

—Recibimos muchas visitas de clientes de la Forja Mágica. Siempre hay gente de otras comunidades yendo y viniendo.

—Ah, ya veo.

Si habían ido allí para que les forjaran un Aspecto con su técnica de magia, entonces tenía sentido. Sophia sonrió cuando Takeshi pareció entender el punto. Sin embargo, ella sabía que esa no era la única razón por la que Rei y Tsubaki visitaban la sede de la Fundación Phoenix.

Se preguntó si debía contárselo a Takeshi, y luego se dio cuenta de que no tenía por qué hacerlo.

Salieron juntos de la habitación y Sophia lo condujo al comedor del primer piso. Allí iban a desayunar en familia.

Cuando Takeshi y Sophia entraron en el comedor, ya había dos personas sentadas a la mesa. Argon Brave, el presidente de la Fundación Phoenix, estaba sentado en el extremo de la mesa, junto a la ventana, y Hale, el padre de Sophia, estaba sentado en diagonal junto a él con el periódico extendido. Había desayuno para Takeshi y Sophia en la mesa, pero a juzgar por el hecho de que Argon y Hale solo tenían tazas de té frente a ellos, parecía que ya habían terminado de comer.

—Buenos días abue, papi… —dijo Sophia al entrar en la habitación.

Hale respondió primero, levantando la vista de su periódico.

—Buenos días, hija mía.

Sophia y Hale se dieron un ligero beso en la mejilla.

Entonces Sofía se quejó.

—Papi, tu barba me raspa.

Hale Brave preguntó: «¿En serio?» y se puso la mano en la barbilla.

—Buenos días, nieta mía.

Después, Sophia se acercó a Argon, éste tomó la mano de su nieta y la besó ligeramente.

—Abuelito, tu barba da cosquillas.

Sophia se rio.

Al terminar de saludar, Sophia tomó asiento donde se estaba la comida servida.

Takeshi, que había estado de pie, se preguntaba qué estaba pasando cuando entró en la sala, pero finalmente se acercó poco después de que parecieran haber terminado sus saludos matutinos.

—Buenos días —dijo Argon Brave, el patriarca de la familia, mientras bajaba el periódico y lo doblaba.

Takeshi se apresuró a responder.

—¡B-Buenos días señor! Lamento mucho no haber saludado ayer, y le estoy muy agradecido por su hospitalidad.

Argon dejó el periódico sobre la mesa y levantó la mano.

—Tu tranquilo, muchacho. No tienes por qué estar tan rígido. Siempre hay alguien que se queda con nosotros. Tan solo disculpa por el pésimo servicio. Sólo empleamos a un número mínimo de personas porque nosotros, nos ocupamos de nosotros mismos. Por favor, siéntete cómodo.

Takeshi asintió y se sentó junto a Sophia.

Entonces Hale, el padre de Sophia, que estaba frente a ella, le habló.

—Ehem… por cierto, ¿cómo es que tú conoces a mi hija?

—¿Papi?

Sophia miró a su padre con curiosidad.

—Como puedes ver, mi hija es muy encantadora y tiene una buena personalidad, pero no está acostumbrada a los chicos de su edad. Ni siquiera encajaba bien en el colegio y le resultaba difícil asistir. Tienes que entender que, si de pronto trae a un chico para que se quede en nuestra casa, es normal que yo como padre, tenga muchas preguntas que hacer.

Sophia frunció el ceño cuando escuchó a Hale hablar con una mueca disfrazada de sonrisa.

—¡Santo cielo, papá! ¿qué tanto quieres preguntar? ¡Será mejor que no empieces a decir cosas raras o no te lo perdonaré! Si quieres saber, Takeshi es mi compañero predestinado ¡está bien que se quede!

—¿¡Tu compañero predestinado!?

—¿¡Tu compañero predestinado!?

Argon y Hale gritaron al mismo tiempo, como si se hubieran puesto de acuerdo.

Sophia frunció el ceño.

—¿Qué les pasa a ustedes dos? Se ven raros. Es tal y como dije. Ya lo he analizado con mi magia, lo juro. Pero por favor, no le digan nada raro a Takeshi, ¿sí?

—E-Espera, espera, Sophia… ¿a qué te refieres con “compañero predestinado”? —dijo Hale alterado—. ¿¡I-Insinúas que te vas a casar con él!?

Cuando Takeshi escuchó a Hale, no pudo evitar sorprenderse también. Sin embargo, Sophia, que estaba despreocupada, le contestó a su padre.

—Seguramente eso acabará sucediendo eventualmente, ya que mi “Magical Analysis” dice que yo amaré a Takeshi hasta la muerte.

—¿¡Eeeeh!?

—¿¡Eeeeh!?

—¿¡Eeeeh!?

Los tres hombres, Hale, Argon y Takeshi, se quedaron atónitos, pero Sophia tomó su vaso de jugo de naranja y dio unos sorbos.

—¿¡H-Hasta que la muerte los separe!? —exclamó Argon.

—No puede ser… Sophia, tu me dijiste que te casarías con papi… —reclamó Hale.  

Argon y Hale se quedaron atónitos por los comentarios de Sophia. Takeshi tragó saliva con dificultad.

«Aquí está pasando algo raro…».

Un sudor frío recorrió su frente.

Finalmente, Hale fijó su atención en Takeshi que estaba con la cabeza agachada intentando pasar desapercibido.

—O-Oye tú, ¿De verdad piensas hacer eso? Es demasiado pronto.

Takeshi estaba aturdido. No sabía nada de lo que Sophia había dicho. Es más, quería preguntar qué era eso del «compañero predestinado».

Pero expuesto a la despectiva mirada de su padre Hale, Takeshi se estremeció y susurró.

—¿Eh? No, yo no… pretendo eso…

—¿¡Entonces estás jugando con ella!?

Los ojos de Hale se volvieron aún más intensos.

—N-No me refiero a eso, yo…

Cuando Takeshi se asustó, Hale pareció perder la paciencia y golpeó la mesa con fuerza.

—¡Quiero saber qué está pasando!

Luego se levantó y miró a Takeshi.

Sophia se encogió de hombros mientras partía un panecillo y se lo llevaba a la boca.

—Por favor, papá. Deja de molestar a Takeshi. Nos conocimos ayer. Estamos empezando a conocernos y a desarrollar nuestra relación.

Takeshi miró sorprendido a Sophia a su lado.

«¿Cómo que desarrollar nuestra relación?».

Es la primera vez que escuchaba algo así, y Takeshi no tenía intención de hacerlo.

—El “Magical Analysis” de mi hija jamás se equivoca. ¡Dime ahora cuáles son tus intenciones!

Hale seguía de pie, gritandole a Takeshi.

—¿Qué? Pero yo ni siquiera sé de qué está hablando…

Incapaz de responder o si quiera entender lo que pasaba, Takeshi no tuvo más remedio que mirar hacia otro lado. Entonces, Argón, el silencioso abuelo, acudió a su rescate.

—Ya cálmate, Hale.

—Suegro, mi hija ha traído a un futuro yerno. No puedo calmarme.

—¡Hale!

—Si…

Interrumpido y regañado por Argon, Hale asintió como un niño. Luego, mirando a Sophia que estaba recogiendo huevos revueltos con su tenedor. Argon le preguntó tranquilamente:

—Sophia, ¿estás segura de que eso fue lo que te indico “Magical Analysis”?

—Claro que sí, abuelito. Lo comprobé varias veces. No hay error alguno.

Los ojos de Argon se abrieron bajo sus largas pestañas en señal de sorpresa ante la respuesta de Sophia, pero rápidamente asintió.

—Ya veo. Entonces supongo que no queda más remedio que aceptarlo.

El rostro de Hale se torció ante la traición de su suegro, del que esperaba oposición.

—¡Suegro!

—Hale, no hagas un escándalo. Además, tu…

Mientras daba un codazo a Hale, Argon se dirigió ahora a Takeshi y le preguntó:

—¿Como te llamas, muchacho?

Takeshi aún no había tocado nada de la mesa. Sus manos seguían apretadas en su regazo.

Cuando Argon le preguntó, Takeshi no pudo responder de inmediato.

—…

El único sonido en la habitación durante un rato fue el de Sophia moviendo los platos.

Takeshi tenía que pensar. Si decía una sola cosa que no debía, podría cambiar eventos del pasado.

Aunque Sophia fuera una maga de la Fundación Fénix, seguía siendo una niña y lo más probable es que no tuviera nada que ver con la guerra, pero el anciano presidente de la fundación y su yerno, podrían estar muy implicados en la guerra entre el Wizard’s Breath y los Trailers.

Sin embargo, no podía quedarse callado para siempre. Pensó por un momento en decir un nombre falso, pero al final dijo su nombre tal cual.

—Nanase… Takeshi…

En ese momento, sintió inmediatamente la mirada de Sophia sobre él.

Ella lo había rescatado de la habitación donde lo tenía Gekkou. En otras palabras, ella conocía a Gekkou. Teniendo el mismo apellido, Takeshi pensó que ella se daría cuenta de la relación que tenían. Sin embargo, Sophia se limitó a mirarlo en silenció y luego siguió comiendo como si nada. Inesperadamente, fue Hale Brave quien se dirigió a Takeshi.

Se sentó de mala gana una vez más y le indicó con la mano la comida que tenía delante.

—Deberías comer de una vez. Se te va a enfriar —dijo malhumorado, luego desplegó el periódico arrugado y siguió leyéndolo.  

Takeshi asintió en silencio y levantó su vaso de jugo de naranja.

***

Un poco más atrás en el tiempo, en la Academia de Magia de Tokio, Gekkou había vuelto a aquella habitación libre en el dormitorio de los chicos. Después de la escuela, se iba a la agencia de especial de magos de Wizard’s Breath para hacer algunos trámites sencillos y luego, una vez organizado, enviaba mensajes regulares a los Trailers. Sin embargo, aunque solo visitaba la habitación una vez al día, seguía asegurándose de que Takeshi tuviera suficiente comida, ropa y otras necesidades para cada día. Después de desactivar la barrera de tres capas mediante una autentificación de identidad con un círculo mágico, Gekkou abrió la puerta y entró en la habitación.

—Takeshi, ¿te has portado bien?

Ya eran pasadas las diez de la noche. La luz estaba encendida en la habitación.

Gekkou, llevaba unas bolsas con comprados en ambas manos, y se aseguró de cerrar la puerta tras de sí antes de acercarse a la cama.

—Hoy me he venido arriba y he preparado tu pollo frito favorito. También compré una ensalada.

Mientras hablaba, Gekkou se dio cuenta de que las sábanas, que normalmente estarían abultadas por la presencia de una persona debajo de ellas, estaban enrolladas. No había rastro de nadie en la silenciosa habitación.

—¿Takeshi?

Puso las bolsas sobre el escritorio y miro alrededor de la habitación.

—¿Estás en el baño?

Caminó al baño diciendo: «Voy a abrir la puerta» y entró sin esperar una respuesta. Sin embargo, Takeshi no estaba ni en el excusado ni en la bañera.

—¡Takeshi! ¿Dónde estás?

Al momento de entrar en la habitación, la barrera de tres capas no había sido rota. La puerta seguía cerrada con llave tal y como la dejó y, por supuesto, él era el único que tenía la llave.

Atónito, Gekkou salió del baño y encontró una toalla frente a la puerta. La recogió y miró una mancha roja que había en ella.

—Esto es… ¿sangre?

No había forma de que supiera lo que había pasado.

—No hay manera de que pudiera escapar. Este lugar está protegido… Takeshi jamás podría haber roto la barrera…

La afinidad mágica de Takeshi era la magia evasiva. No poseía ninguna habilidad para romper barreras de protección. Incluso si un mago usuario de magia negra le hubiera entregado alguna especie de dispositivo para romper barreras, lo habría notado desde el momento en que lo llevó a ese lugar.

Cuando Gekkou encontró a Takeshi desplomado en el patio trasero de la academia, sólo llevaba una espada deteriorada.

Si el propio Takeshi no tenía la capacidad para escapar de allí, sólo se le ocurría una cosa:

—¿Podría ser que alguien viniera de fuera? —Gekkou se rascó el pelo—. ¡Mierda!

En ese caso tenía sentido. Gekkou no estaba seguro si Takeshi ya esperaba ser enviado al pasado, pero la habitación siempre permaneció protegida. De lo que sí estaba seguro, era que al final habría gente que comenzaría a hacer preguntas. Así que estaba pensando en cambiar el lugar donde mantenía confinado a Takeshi al día siguiente.

Gekkou había lanzado un hechizo para alterar los recuerdos de casi todos los estudiantes en el dormitorio de los chicos. Y no solo eso; la misma magia se utilizó para reescribir los recuerdos de todos los profesores y alumnos de la Academia de Magia de Tokio que pudieran entrar en contacto con Gekkou. Entre los oficiales de Wizard’s Breath, dentro del ejército y en las agencias especial de magos, Gekkou había colocado a muchas personas a las que había implantado recuerdos que le convenían.

Aunque el él mismo no tenía la capacidad de alterar los recuerdos de otras personas, se consiguió a un mago que podía hacerlo nada más llegar a esa época, y todo le salió perfectamente.

Durante el último año, Gekkou había dedicado mucho tiempo y esfuerzo a consolidar su base. Todo ello con el fin de llevar a cabo su plan. Y, sin embargo, las cosas se torcieron cuando llegó a la habitación. Ahora por culpa de Takeshi, corría el riesgo de que sus planes se frustraran por completo. Gekkou agachó la cabeza y se quedó allí parado por un momento, mordiéndose el labio con frustración.

—¿De nuevo te vas a meter en mi camino, Takeshi? —murmuró con una voz aturdida y quebrantada.

Las manos de Gekkou temblaban de rabia mientras seguía sosteniendo aquella toalla ensangrentada que encontró.

Todavía no le había dicho nada a Takeshi. Pensaba que, si podía hablar con él, esta vez Takeshi reconocería sus actos y cooperaría con él. Pensó que podrían empezar de nuevo como hermanos, como dos personas que habían sido enviadas desde el mismo futuro.

«Y aun así…».

El fuego en los ojos de Gekkou parpadeó con ira.

—¿¡Por qué huiste!? ¡Solamente yo puedo protegerte! —La voz baja que exprimió, fue arrebatada por la ira—. Te estuve esperando todo este tiempo. Llevaba un año entero esperándote, desde que me enteré de tu llegada gracias a la magia de adivinación. En este mundo donde no hay nadie… donde no conozco a nadie…

Durante el último año, Gekkou había estado intentando desesperadamente asegurar su lugar en ese mundo.

En el momento en que se dio cuenta de que estaba en el pasado, intentó a toda costa volver a su tiempo original, pero poco o nada podía hacer ya que estaba solo y sin identidad. No podía decirle a nadie la verdad porque al menos podía imaginar cómo sería cambiar el pasado.

Después de ser transportado al pasado, de usar magia en la sociedad humana y de ser llevado a esa academia, ni siquiera tenía ganas de vivir hasta que encontró a un manipulador de la memoria entre los estudiantes, lo amenazó y consiguió que cooperara con él. Ahora, el mago que podía alterar la memoria estaba trabajando para Gekkou en el lado de los Trailers, sin saber que sus propios recuerdos también habían sido alterados. Por muy inhumano que fuera, era la única forma que se le ocurría de hacer las cosas.

Reescribió los recuerdos de unas personas para rodearse de amigos. Pero, aun así, había estado soportado la soledad durante el último año.

No había nadie con quien pudiera hablar, nadie a quien pudiera decir la verdad, nadie a quien pudiera decir que quería volver, sólo podía pensar en su propia época. Cada día y cada noche, no había un día que no pensara en Takeshi… y en Kurumi…

—Pensé que finalmente podríamos entendernos…

Una sola lágrima cayó de los ojos llenos de odio de Gekkou.

Cuando se enteró por magia de adivinación que Takeshi podría haber sido transportado al pasado, la esperanza que había albergado se desvaneció.

Takeshi había huido… huyó de la habitación… y de su dominio…

Escapó de él que había intentado protegerlo de ese mundo del pasado tan caótico…

Agarrando la toalla ensangrentada tan fuerte como pudo, Gekkou dejó salir sus emociones deprimidas.

—¿¡Voy a morir solo en este mundo que no conozco!?

No hubo respuesta alguna. Estaba solo de nuevo.

Al momento siguiente, dejó salir su ira con una voz que hizo crujir la puerta de la habitación.

—¡¡Takeshiiiiiiii!!

Sin embargo, el exterior de la barrera de tres capas permanecía en silencio. Nadie escuchó su grito de dolor.

***

—Sophia, ¿puedo tomar prestado a Takeshi un momento?

Takeshi estaba con Sophia en su taller cuando Argon Brave, el presidente de la Fundación Phoenix, se acercó a ellos.

El taller, que se utilizaba para la forja mágica con diversas herramientas, estaba dividido en tres áreas principales. El sector estaba separado por un armario de herramientas alto, hasta el techo, y cuando Argon se asomó por detrás de él, Takeshi se sorprendió y se sobresaltó.

En una gran mesa, Sophia estaba montando una maqueta de plástico de un modelo a escala de un viejo acorazado con unas pinzas en la mano.

Argon le dijo que podía acompañar a Takeshi, pero se había negado cortésmente.

Cuando no tenía trabajo urgente que hacer, parecía que le gustaba entretenerse con alguna de sus muchas aficiones.

Las estanterías del taller estaban repletas de herramientas para hacer manualidades, una guitarra, un tablero de ajedrez, mangas y videoconsolas importadas de Japón.

Ella levantó la vista del acorazado y miró hacia atrás, pero sus ojos seguían cubiertos por unas gafas de aumento.

—Abuelito…

Sophia se quitó las gafas y miró a Takeshi antes de responder.

—No hay problema —dijo Takeshi sonriente.

Al ver esto, Sophia asintió ligeramente.

—De acuerdo entonces está bien.

Sophia se puso de nuevo las gafas y se concentró de nuevo en su barco a escala mientras Takeshi acompañaba a Argon fuera del taller.

Takeshi lo observaba atentamente al caminar detrás de él. Era media cabeza más alto que Takeshi, con pelo gris ralo, hombros anchos, pantalones negros planchados y un bastón de buena longitud en la mano. Takeshi se sintió deprimido al pensar en el motivo de su llamada.

No podía guardar silencio por siempre, pero tenía que ser muy selectivo con lo que iba a decir.

Argon llevó a Takeshi al despacho del presidente de la Fundación Fénix, donde se encontraba la glorieta en el jardín. Era el atardecer, pero al pasar por la puerta vio que estaba iluminada por el sol de la mañana.

Las pequeñas flores amarillas estaban en plena floración, meciéndose con la agradable brisa.

Mientras Argon se dirigía hacia la glorieta con techo circular de yeso, Takeshi le seguía a una distancia de cinco metros.

Más allá de la glorieta podía verse una cordillera de suaves picos montañosos.

«¿Esto es magia ilusoria?»

Sin embargo, el viento que le daba en la cara parecía muy real.

«¿Acaso nos trasladamos a otro sitio usando magia negra?»

Cuando se dio la vuelta y vio la puerta por la que había entrado, encontró que no había paredes a los lados. Tan solo la puerta sola parada en medio del jardín. Pero incluso con eso, no podía decir si este lugar era real o no.

Argon se sentó en una banca dentro de la glorieta, dejó su bastón apoyado a un lado para esperar y mientras Takeshi ingresaba a la glorieta dijo:

—Parece que por fin podremos hablar correctamente.

—…

Takeshi se sentó frente a él. Todavía no había decidido qué decir.

Argon miró a Takeshi y empezó la conversación.

—Conozco a alguien que puede leer la mente, así que cualquier cosa que escondas la podría averiguar con suma facilidad. Sin embargo, no pretendo hacerlo.

Takeshi se quedó mirando a Argon. Sabía que lo había llevado a ese lugar para averiguar acerca de él. Pensando en eso, habló con cautela.

—Me preocupa más el daño que pueda hacerle si lo descubre.

 Argon se limitó a negar con la cabeza.

—Eso no me preocupa. Tengo dos razones para no hacerlo. La primera es que gracias a la magia de Sophia, que tú eres su compañero predestinado. Y yo me fio de eso. Y lo segundo, es que todo indica que eres un mago de bajo nivel.

Mientras Takeshi escuchaba en silencio, Argon se cruzó de brazos y se apoyó en respaldo de la banca.

—Quiero saber quién eres, pero sobre todo qué intentas hacer. ¿Trabajas para Ryuusenji Kazuma o eres un perro de Wizard’s Breath? ¿Eres familiar de Nanase Gekkou?

La última pregunta tenía respuesta.

En la mesa del desayuno, Takeshi sabía que podrían notar su relación con Gekkou cuando se presentó con el apellido «Nanase».

—Gekkou es mi hermano menor.

Cuando Takeshi respondió, Argon entrecerró los ojos con desprecio.

—Por lo que sé, Nanase Gekkou no tiene hermanos. Ni siquiera tiene padres. Perdió a sus padres en un accidente cuando era un niño y se crio en un orfanato.

—No puede ser…

Takeshi se horrorizó y casi se puso de pie, pero decidió quedarse sentado. Su cabeza empezó a dar vueltas y tragó saliva con dificultad.

«¿Como que Gekkou es huérfano? ¿orfanato? ¿Cómo fue que sucedió eso?»

Takeshi no tenía ni idea de lo que había estado haciendo Gekkou desde que llegó al pasado. Pero si Gekkou no mintió cuando dijo que había llegado al pasado un año antes que él, entonces podría ser posible que falsificara sus antecedentes. De todas formas, la magia podía utilizarse para alterar recuerdos.

«No, ¿Como podría ser capaz de hacer eso?»

La afinidad mágica de Gekkou era la magia de aceleración.

«Tengo entendido que la única afinidad mágica que posee capacidades para alterar la memoria es la magia ilusoria… y aun si hubiera tenido la capacidad para hacerlo, tendría que haber alterado los recuerdos de cualquiera que hubiera entrado en contacto con él»

Eso requería un esfuerzo descomunal y Takeshi se horrorizó al pensar que Gekkou seguramente lo habría estado haciendo.  

Argón había estado atento al silencio de Takeshi que miraba la mesa, y observándole con los mismos ojos avellana de Sophia mientras indagaba, preguntó:

—¿De verdad eres hermano de Nanase Gekkou?

—Así es —respondió Takeshi.

—Hmm… si ese es el caso, quiere decir que tu también eres un perro de Wizard’s Breath.

—Se equivoca.

A su vez, la voz de Takeshi sonó indecisa. Takeshi se sorprendió por eso. Incluso si la respuesta a la pregunta era tan clara, le costó un poco responder. La voluntad de Argon era firme y Takeshi la sintió. El anciano se inclinó ligeramente hacia adelante apartando su cuerpo del respaldo, tomó el bastón que tenía a su lado y tocó ligeramente con la punta una mariposa que había entrado en la glorieta.

Takeshi estaba tan distraído que no se dio cuenta de que la mariposa había entrado en la glorieta. Sin embargo, Takeshi se vio sorprendido cuando un brillante círculo mágico de color avellana apareció entre la mariposa y el bastón.

La mariposa se transformó instantáneamente en una mujer que llevaba una bandeja en las manos. La mujer colocó suavemente una tetera y unas tazas justo en medio de Takeshi y Argon, así como unas galletas recién horneadas que olían muy bien. Una vez hecho esto, Argon dio a la mujer otro golpe con la punta de su bastón en el vientre y la convirtió de nuevo en una mariposa. Todo sucedió muy rápido, pero a Takeshi tuvo tiempo de sorprenderse por eso. Había visto a gente convertirse en bestias con magia biológica, pero nunca se imaginó que una mariposa pudiera convertirse en una persona. Mientras agarraba la tetera y se servía té en su propia taza, Argon dijo:

—Sophia me dijo que estabas en la Academia de Magia de Tokio antes de que llegaras aquí. Sin embargo, no pude verificar que estuvieras matriculado.

—Lo lamento, pero decirle algo con respecto a eso, sería lo mismo que contarle todo, así que no puedo aclararlo —contestó Takeshi.

Mientras escuchaba, Argon le señaló con la punta de la tetera y Takeshi se apresuró a acercar su taza. Té Darjeeling caliente fue servido en la taza y el vapor se elevó. Bebieron el té en silencio durante un rato. Argon masticó una galleta, y Takeshi también tomó una.

Cuando se hubieron relajado, Argon dijo en voz baja:

—¿Tienes algún amigo en el que puedas confiar en esta situación?

—…

Takeshi no pudo responder.

—Sophia está de tu lado. Probablemente lo haga sin importar nada. Y mientras ella sea mi nieta, yo estaré de su lado.

Probablemente Argon Brave no mentía cuando decía eso. Takeshi volvió a mirar a los ojos del anciano, que eran del mismo color que los de Sophia, y trató de evaluar la convicción que se escondía en ellos.

Él tenía un buen punto. Era imposible estar por su cuenta en ese mundo del pasado.

Una vez fuera de la habitación donde Gekkou lo tenía encerrado, Takeshi comprendió que era momento de ser responsable de sus actos. Y aunque encontrara la forma de volver a su época original, no podría hacerlo solo.

—Habla… de todas formas, lo peor está por venir sin importar nada —dijo Argon.

Takeshi frunció el ceño.

Si la fecha era octubre de 1999, significaría que estaban entrando en una etapa delicada.

—¿Se refiere a una guerra? —preguntó Takeshi.

Argon asintió profundamente.

—Sí. Pero estamos trabajando para evitar que eso ocurra.

Takeshi frunció el ceño.

«¿Quiere evitar que estalle la guerra?»

Esa era un pensamiento natural siendo el presidente de la Fundación Phoenix, uno de las comunidades pertenecientes al C7.

Wizard’s Breath seguramente respondería de la misma manera. Había que evitar una guerra con los Trailers.  Pero Takeshi provenía de un futuro en donde la guerra ya había sucedido.

La guerra comenzaría eventualmente. Tenía que ser así. No faltaba mucho para eso.

«¿Si la guerra no ocurre, significa que no existirá el futuro de dónde provengo?»

Si dejaba el pasado sin cambiar, la guerra comenzaría y tal vez podría encontrar una manera de regresar a su propio tiempo.

El recuerdo Mui le vino de repente a la mente.

Cuando trató de recordar la última vez que vio su cara, por alguna razón Takeshi sólo pudo recordar que ella lloraba mientras lo llamaba por su nombre.

Además, estaba preocupado por su madre y por Kurumi. Le hubiera gustado al menos saber si estaban todas a salvo, pero mientras estuviera atrapado en esa época, era imposible.

Sintiendo un dolor opresivo en el pecho, Takeshi se agarró el pecho de su camisa justo donde estaba el corazón.

«Quiero volver a mi propio tiempo… necesito hacerlo».

Por el bien de eso, la mejor y más apropiada opción era no hacer nada. Dejar que el tiempo siguiera su curso y las cosas sucedieran como deberían. Sin embargo, en el momento en que pensó en Mui, los rostros de Rei y Tsubaki también se cruzaron en la mente de Takeshi.

«Si no hay guerra, Mui podría conocer a sus padres».

«Hay personas que pueden salvarse».

Se asombró al darse cuenta de que también se podía salvar la vida de tanta gente.

Ahora que estaba a punto de llegar a una conclusión, Takeshi respiró profundamente y volvió a prestar atención a Argon.

El anciano esperó en silencio a que Takeshi ordenara sus pensamientos mientras asentía con la cabeza con expresión pensativa.

Takeshi preguntó:

—Usted es el presidente de la Fundación Phoenix, lo que significa que también es uno de los lideres del C7 ¿verdad? Eso significa que usted debería estar del lado de Wizard’s Breath. Y si ellos están intentando acabar con los Trailers, ¿no cree que debería ayudarles?

—¿Como es que conoces ese nombre?

La expresión de Takeshi se tensó al escuchar la inesperada pregunta de Argon.

—Apenas anoche empezaron a autonombrarse como los “Ghost Trailers”, y el C7 ha impuesto una política de control de la información. Estoy seguro de que sólo hay unos pocos magos que conocen ese nombre.

Ante la mirada de reproche de Argon, Takeshi cerró la boca con fuerza. Pensó que la había cagado. Debió haber tenido cuidado de lo que decía, pero acabó diciendo algo que aún no se había difundido. Se puso pálido y agachó cabeza, mientras Argon lo miraba con severidad durante un momento. Pero  Argon forzó la continuidad de la conversación.

—No importa… Primero responderé a tu pregunta: Dijiste que yo debería cooperar con Wizard’s Breath como miembro del C7 ¿verdad?

Cuando Takeshi levantó la vista con cierto alivio, Argon continuó.

—En el C7 no gobierna una sola voluntad. Y yo tengo derecho a negarme.

—¿No piensa luchar contra los Trailers? —preguntó Takeshi con curiosidad.

Entonces el rostro de Argon se tiñó con un matiz de amargura.

—Eso depende.

—…

La respuesta del anciano fue demasiado vaga para Takeshi.

Takeshi intentó averiguar la posición de la Fundación Fénix, pero Argon no respondió con claridad.

—¿Cuánto sabes de la Fundación Phoenix? —preguntó Argon.

Takeshi frunció el ceño y respondió:

—No son buenas cosas las que he escuchado.

Argon se rio a carcajadas por la sinceridad de Takeshi.

—Jajaja, tienes razón. Aquí somos como la oveja negra del C7. En la sociedad humana, vendemos aviones no tripulados y misiles a todo tipo de países, y en la sociedad mágica, hemos comprado nuestro puesto en el C7 con el dinero ganado en la venta de armas.

La explicación de Argon era más bien una confirmación que una autoburla en forma de ironía.

—Nuestros magos son una mezcla de forajidos que no pertenecen a un lugar disciplinado como Wizard’s Breath o cualquier otra comunidad. Yo mismo soy uno de ellos. Tengo amigos en Wizard’s Breath y muchos conocidos en el lado de Ryuusenji. Respeto a ambos bandos y, como forjadores mágicos que somos, podemos crear Aspectos para que los usen cuando luchen entre ellos. En cuestión de dinero, la guerra nos sale muy rentable.

—Eso significa que…

Ante la exclamación de Takeshi, Argon se rio.

—¿Sientes que contribuyo a la guerra?

—Así es. Su posición me parece demasiado ventajosa.

—Pero en cierto modo no soy parte de ninguno de los dos bandos. Mi posición es más bien objetiva.

Takeshi entonces se dio cuenta de algo. Las actuales palabras de Argon, era una respuesta a la parte de la pregunta que antes evitó responder explícitamente.

—¿Está hablando en nombre de la Fundación Phoenix? —preguntó Takeshi.

Argon negó con la cabeza.

—Yo no diría eso. La Fundación Phoenix es parte del C7. Y si el consenso del C7 es acabar con los Trialers, no tendríamos más remedio que contribuir.  

—…

Takeshi se quedó atónito al ver que Argon Brave le devolvía la mirada.

Los ojos del anciano ahora brillaban. Sabía que luchar contra los Trailers requeriría una gran determinación por parte de ese hombre.

Takeshi sintió que un pequeño escalofrío le recorría la espalda.

«¿Qué hago? ¿le cuento todo?»

Hacer eso podría alterar el pasado. Eso podría incluso hacerlo desaparecer instantáneamente. Por supuesto, no era una decisión fácil de tomar.

«¿Este señor será de fiar?»

Takeshi devolvió aquella mirada aguda que Argon le hacía.

«Sophia dijo que con su magia “Magical Analysis” supo que yo soy su compañero predestinado. Sin embargo, las predicciones hechas con magia evasiva no son absolutas. Realmente no tengo garantía de que este hombre sea mi aliado».

Takeshi se enfrentó a unos sentimientos encontrados en su corazón. Sin importar qué camino eligiera, tendría que luchar de aquí en adelante.

Argon esperaba pacientemente y en silencio. El anciano no dijo nada, no lo apuró, porque era consciente de que Takeshi vacilaba.

Pensó en Argon y Sophia y en la Fundación Phoenix.

«Esta persona, según lo que dice, es capaz de mirar las cosas con objetividad, aunque esté involucrado con Wizard’s Breath y los Trailers. ¿Será cierto…?».

Aunque abandonara a Sophia y decidiera irse por su cuenta, no sabía si encontraría más gente en quien confiar.

«Necesito a aliados. La única persona que conozco en esta época es Gekkou, y no comparto su forma de pensar».

«No sé nada sobre esta época, así que necesito que alguien me ayude ya sea que decida cambiar el pasado o preservarlo intacto».

«Para poder volver a mi propia época…».

La imagen de Mui le vino a la mente. También de Kurumi, su madre, la extraña pero divertida academia de magia, su amigo Ida y sus compañeros de clase. Y por un momento… incluso Gekkou.

Fue entonces cuando Takeshi se dio cuenta: Gekkou ya estaba interfiriendo con la gente del pasado. Había ingresado a Wizard’s Breath e incluso iba a la escuela. El pasado posiblemente ya había sido alterado.

«Si ese fuera el caso, ¿no sería demasiado egoísta y despiadado no hacer nada, sabiendo que una guerra estaba a punto de comenzar? No sólo me reuní con Gekkou. La directora Shijou ya me vio también».

«Quiero volver a mi época, pero si no puedo volver, al menos debería detener la guerra».

En ese momento, los ojos de Takeshi se volvieron de un color púrpura brillante y se activó su «Strike Vison». Argon Brave enarcó ligeramente las cejas, pero no dijo nada.

El anciano oyó a Takeshi tomar una decisión con una voz llena de miedo y determinación mientras su puño bajado temblaba. Era un tono fuerte y decidido, como si tratara de aferrarse a la vida.

—Provengo del año 2016… —dijo Takeshi, con los ojos tornados del color de las amatistas—. Creo que he sido transportado al pasado. Si esto es realmente 1999, pero…

En el momento en que decidió detener la guerra, Takeshi sintió por medio de su «Strike Vision», que nunca podría volver a su época otra vez. Sin embargo, las palabras de su madre permanecían en su mente:

«La magia evasiva es una magia que cambia el futuro».


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Written By

orenohonyaku

Traductor japonés-español.