Yuuto era completamente incapaz de moverse, como un ciervo congelado en los faros. La situación empeoraba a cada minuto.

¿Cómo terminaron las cosas de esta manera?

Aunque recordando la secuencia de los eventos que condujeron a este punto, sintió que esta era probablemente la única forma en que podría haber resultado.

—W-Wow, um, es bastante difícil, ¿no? —La voz de Linnea junto a su oído era casi como un susurro.

Quizás debido al nerviosismo, su voz era rígida y silenciosa. Esa vergüenza era, su manera, increíblemente encantadora.

Una niña que todavía estaba en la mitad de su adolescencia, Linnea era la patriarca del Clan Cuerno, gobernante de las tierras fértiles a lo largo de los ríos Örmt y Körmt. Ella también era la hermana menor jurada de Yuuto, un tipo de subordinado del clan.

Ordinariamente vestido con prendas de alta calidad y accesorios ornamentales acordes con su alto estatus, ahora estaba tan desnuda como el día que nació. Su cuerpo aún estaba desarrollándose, en algún lugar a medio camino entre el niño y el adulto, con una inestabilidad que a su manera era inviolablemente sagrada.

—Y realmente grande… —Linnea dijo con un suspiro de admiración.

Su aliento hacía cosquillas en el lóbulo de la oreja de Yuuto, y un escalofrío corría por su espalda.

—¡Oh! L-Lo siento, ¿estaba frotando demasiado fuerte? —Linnea se disculpó preocupada y dejo de mover su mano.

—N-no, ¡no, lo estabas haciendo bien! —Aturdido, Yuuto respondió en un tono que no se adecuaba a su posición.

Toda su mente parecía enfocarse en donde se estaba frotando Linnea, y no podía pensar en nada más. el aire húmedo se aferró a este cuerpo. Su cabeza estaba dando vueltas.

Todo su cuerpo se sonrojo por el calor, y sintió que podía desmayarse en cualquier momento.

Era una mala muestra para estar seguro, pero Yuuto no pudo evitarlo, después de todo, esta era su primera vez, también.

—No soy muy buena en eso, ¿verdad? Um, si de todos modos puedo hacerlo mejor, no dudes en contármelo. Haré lo que sea por ti, Hermano Mayor

—¡Estas bien! ¡Se siente genial, lo prometo! —Yuuto le aseguro.

—Gracias a Dios. Esta es la primera vez que lavo la espalda de un hombre, así que…

«¡Y esta es la primera vez que una mujer me lava la espalda!» Yuuto atrapo esas palabras en su garganta antes de que se le escaparan y permaneció en silencio.

En su mente, se disculpó una y otra vez con el amigo de la infancia que lo esperaba en una tierra lejana.

La habitación de paredes de piedra estaba llena de nubes de vapor espeso. Estaba en un baño privado en el palacio de Sessrúmnir, en el corazón de la capital del Clan Cuerno, Fólkvangr.

En preparación para una ceremonia oficial para celebrar la reciente victoria sobre el Clan Cuerno, Yuuto había venido aquí para limpiarse y purificarse. Sin embargo…

—Creo que debería obtener un cambio ahora. —una voz clara como una campana llamaba detrás de él—. Seguí el juego y te deje ir primero porque estas por encima de mí en el estatus, pero también quiero lavar la espalda de mi padre.

—Dios mío, ¿qué estás diciendo, Rún? —respondió otra voz, suave como la seda—. Yo seré la siguiente.

4

—¡¿Que…?!

—¡Tee hee! Por supuesto ceder a sus superiores es correcto y adecuado en este caso. Entonces, como hermana menor debería tener prioridad sobre un subordinado infantil como usted.

—¡Grr…!

Las familiares voces de las dos muchachas discutiendo resonaron en las paredes detrás de él.

Sigrún y Felicia. Esas dos mujeres jóvenes pertenecían al Clan Lobo, del cual Yuuto era patriarca, y estaban entre los guerreros más poderosos del clan.

El autocontrol de Yuuto le impedía darse cuenta la vuelta para mirar, pero no necesitaba ver para saber.

Esto era un baño, después de todo. Naturalmente, sus cuerpos esbeltos y atractivos estarían lujosa y completamente expuestos.

 La niña subordinada, Sigrún era alta y esbelta, su belleza fresca acentuada por el largo cabello rubio platinado que le recuerda a la luna en una noche oscura y clara.

Por el contrario, Felicia tenia deslumbrantes mechones dorados como el sol, una belleza madura y glamorosa.

Un simple giro de la cabeza le daría sin duda una visión a la par con la de Shangri-la*. Si se trataba de si quería mirar o no, ciertamente lo hizo. Pero…

<<Corrector DanielP: Término utilizado para referirse a un paraíso terrenal, una utopía.>>

—Protégeme de los pensamientos impuros, protégeme de los pensamientos impuros, la forma es vacío, vacío es forma, forma-vacío es vacuidad* y esta es forma.

<<Traductor Royal: Significa la carencia de un estado de sobre-sustancialidad en los fenómenos que vemos. (complicado de explicar)>>

Cerrando los parpados Yuuto repitió los mantras budistas en un intento desesperado por despejar su mente de deseos innecesarios.

En parte porque su padre era un herrero de katanas tradicionales a este tipo de canticos y mantras son destinados a enfocar la mente, había memorizado varios. Sin embargo, incluso los mantras sagrados con cientos de años de historia funcionan como repelente del mal, apenas podía competir con el impulso que brotaba de su interior

El joven se comportó como si su autocontrol fuera el único factor en estas situaciones, lo que podría haber parecido bastante arrogante para algunos, pero no era del todo culpable por eso.

Después de todo sabía que, si las miraba fijamente, estas hermosas chicas probablemente… no lo aceptarían por completo.

En el mundo de Yggdrasil, había una práctica habitual en la que dos personas intercambiaban votos y se convertían en familia juramentada, a través de este rito sagrado conocido como el juramento del cáliz. No se podía elegir a los padres de los que habían nacido, pero con el cáliz, una persona podía elegir un padre o un hermano según su propia voluntad.

Para la persona que eligió como padre juramentado, el juramento del cáliz requirió una promesa de lealtad absoluta y servicio de por vida, tanto en cuerpo y alma. Tal era la ley de la tierra de Yggdrasil.

Lo que significaba que, fuera lo que fuera lo que Yuuto desease, las chicas estaban atadas por el juramento y no podían negarse.

Se estaba reprimiendo con una voluntad de hierro, pero para un chico como Yuuto en plena pubertad, esto era simplemente una tortura. Y a pesar de que ya casi había sobrepasado su límite mental….

—¡Ajá! ¡Eso es! Padre, creo que logre ganar algo de mérito durante la última batalla. Me gustaría recibir mi recompensa por eso aquí y ahora. ¡Por favor, dame el honor de lavarte la espalda antes que Felicia!

Actuando como si hubiera tropezado con una gran idea, Sigrún de repente lo atrajo con una actitud casi triunfante, con sus palabras apasionadas.

Como la última batalla, Sigrún había derrotado por su cuenta al comandante supremo enemigo, es un logro mucho más allá de lo que sus palabras podrían sugerir.

Debería ser un logro digno de cualquier recompensa material o título honorable si lo desea, dejando que Yuuto se pregunte por que desearía algo tan trivial.

—¡Rún, hablar de eso ahora es cobarde! —Grito Felicia a Sigrún, como si condenara a algún cobarde que había usado el soborno y el engaño para ganar su premio—. Eres la Managarmr, una guerrera virtuosa y orgullosa, ¿no? ¿Cuándo te volviste una mujer tan desvergonzada?

«Lejos de ser descarado, ¿no es ella demasiado modesta?» Yuuto pensó, pero también sabía que había una brecha en los valores morales entre una persona del siglo 21 como él y el mundo antiguo de Yggdrasil.

Fue un poco injusto para las dos después de que habían expresado un deseo tan fuerte, pero Yuuto hablo.

—Ustedes dos, eso es suficiente. Gracias a Linnea, estoy más que lo suficientemente limpio, así que ya no necesito lavarme la espalda.

—¡¿Hermano Mayor?!

—¡¿Padre?!

Felicia y Sigrún levantaron la voz en pánico, como si no pudieran creerle. Incluso un perro al que le habían arrebatado su comida en frente de sus ojos en el último momento no levantaría un grito tan desolado.

Fue casi suficiente para hacer que Yuuto vacilara, pero continuo.

—Lo siento, pero a este ritmo, si me frotaran la espalda más comenzaría a arder.

Linnea, de acuerdo con su naturaleza honesta y trabajadora, restregó vigorosamente con todas sus fuerzas. Se había sentido bastante bien, y ahora se sentía más limpio que nunca, pero seguir lavando que eso solo irritaría su piel.

Habiendo una ceremonia de victoria después de esto. Podría ser una ocasión alegre, pero debajo de esa faceta también era un foro para la diplomacia internacional seria, motivos ocultos e intriga. Uno podría llamarlo otro tipo de campo de batalla

No sería una cuestión de risa si en lapso de concentración debido a un poco de dolor da lugar a algún error político.

—Yo… ohh… —Haciendo una mueca, Sigrún soltó un vago gemido lleno de culpa.

Para Sigrún, que había vivido toda su vida dedicada a las artes marciales, situaciones como esta era su mayor debilidad. Ella era inmensamente leal a Yuuto, y seguramente había estado ansiosa por mostrarle esa lealtad a través de la acción, incluso en la forma de lo que se suponía que era una recompensa de él. No era buena para enmascarar sus emociones, como su decepción ahora.

Pero esa honestidad también era una de las cosas más encantadoras de ella.

Felicia, por otro lado, continúo expresando su descontento de una manera malhumorada.

—¡Bueno! Aunque seas tú, Hermano Mayor, esto es demasiado insultante. ¿Estás sugiriendo que ignoraría egoístamente tus necesidades? Además… ¿no crees que es injusto que mimes a un hermano de fuera como la Hermana Mayor Linnea mientras ignoras a un hermano de tu propio clan?

Es cierto, Linnea era la hermana de Yuuto por el juramento del cáliz, pero ella era de fuera del clan lobo. Darle a alguien con un vínculo más cercano dentro de su clan un trato menor era inapropiado. Yuuto sabía que en algún nivel de la lógica de Felicia tenía sentido, pero…

—Espera, espera. —Yuuto se dio cuenta de esa trampa—. ¡Felicia, tú fuiste quien insistió en que Linnea me lavara la espalda en primer lugar!

 —H-Hermano Mayor… ¿acaso te cause dolor? —Linnea le hablo como si estuviera a punto de llorar.

—No, um eso es, ¡no es eso! Mira, no llores oka— ¡Ah!

Yuuto se giró reflexivamente a palmear la cabeza de Linnea para consolarla, vislumbro la piel, y rápidamente se volvió a mirar hacia su dirección original. Decidió fingir que no había visto protuberancias rosas.

—L-Lo siento, um, después de pasar tanto tiempo cuidando a este niño llorón que era como una hermanita para mí, ahora tengo ese hábito. Cuando veo que una chica empieza a llorar, les doy una palmada reflexiva en la cabeza… de acuerdo, eso es solo una excusa. Lo siento. Lo digo enserio.

—N-No, es… H-Hermano Mayor, no me importa si eres tú el que me está mirando. Sabes, que ya vas a ser mi… M-Marido. podrías no ser tan impresionante como Lady Felicia, pero p-por favor, ¡mírame tanto como quieras!

9

—Whoa, whoa, solo… solo espera un minuto. —Yuuto agito su mano en gesto detrás de él mientras hablaba—. Cálmate. Te lo ruego, ¡cálmate un segundo!

—Si puedo ser tan directa, quizás Hermano Mayor haría mejor en calmarse. —respondió Felicia

Felicia tenía razón, por supuesto. Tomando respiraciones profundas, Yuuto se reprendió a si mismo por ponerse tan nervioso. Pero los latidos de su corazón no cesaban aún.

—Hermana Mayor Linnea, me pregunto si tal vez te estás adelantando. —añadió con frialdad Felicia—. Su propuesta anterior aún no ha sido aceptada.

—Urk. Um, sin embargo, un matrimonio entre Hermano Mayor y yo, beneficiara tanto a nuestros clanes, Cuerno y Lobo.

Linnea logro replicar contra Felicia. Sin embargo, su tartamudeo era una prueba de que ella entendía que estaba sobre pasando sus límites.

Al mismo tiempo, eso también significaba que Linnea estaba bastante a favor del arreglo.

Por el momento, ese era un problema que enojaba mucho más a Yuuto que cualquier incomodidad pueril.

***

Yuuto Suoh había sido una vez un estudiante normal, asistiendo a una escuela secundaria en el Japón moderno. Por alguna razón desconocida, había sido convocado a este mundo antiguo de Yggdrasil, donde había pasado los últimos dos años.

A juzgar por cosas como las posiciones de las constelaciones, estaba bastante seguro de que este mundo todavía era la Tierra, pero bastantes puntos no cuadraban.

Hubo una era, por ejemplo. Basado en las herramientas que usaba la gente y los materiales utilizados en sus armas, el nivel de civilización aquí estaba a la par con el final de la Edad del Bronce.

Entonces, ¿había sido arrojado al pasado? No parecía ser tan simple y directo como eso. La posición de la Estrella del Norte significaba que esta área debía estar entre 50 y 55 grados de latitud norte, pero ni un solo mapa de esa latitud coincidía con la geografía local que había visto u oído.

Por supuesto, un ejemplo aún mejor sería la existencia de personas con poderes sobrehumanos, conocidos como Einherjar.

—Aquí tienes, Hermano mayor. —Dijo Felicia mientras le entregaba una taza llena de agua.

Era pleno verano, pero la copa estaba helada. Naturalmente, no había refrigeradores u otras comodidades en Yggdrasil. Ella lo había enfriado con magia, un hechizo musical llamado galldr.

Se decía que había docenas, tal vez cientos, de personas con poderes como este en Yggdrasil. No podían ser explicados por la ciencia y el sentido común del mundo del que había venido Yuuto. Por lo que entonces…

«¿Dónde estoy, realmente?» Una inquietud que no podía expresar con palabras le estaba afligiendo su corazón. Yuuto dejo esos pensamientos a un lado. Vivir allí no ayudaría en nada, y ahora mismo, era más importante enfocarse en el problema justo frente a él.

Hermano mayor, ¡Por favor, cásate conmigo!

Habían transcurrido menos de treinta minutos desde la repentina y apasionada propuesta de Linnea. En ese momento, Felicia lo había salvado con una respuesta discreta:

Entrar en el baño de un superior e inmediatamente hacer tal pedido es irrespetuoso. Una hermana menor debería comenzar lavando la espalda de su hermano para presentar sus respetos antes de pedir favores.

Su ingenio rápido lo había sacado de esa situación temporalmente, pero… había estado tan distraído por las chicas a su espalda que no había sido capaz de ordenar sus pensamientos apropiadamente.

En realidad, incluso ese argumento que Felicia había dicho, podría haber tenido el propósito de darle un poco más de tiempo para pensar en su respuesta a la propuesta. Ese nivel de consideración y atención era tan característico de ella.

Se sintió un poco avergonzado de sí mismo por sólo ser capaz de darse cuenta después del hecho. Por otro lado, ¿cómo se esperaba que estuviera tranquilo y observador, rodeado de tres hermosas chicas desnudas? ¿Cuál era el sentido de tiempo extra en una situación en la que no podía pensar racionalmente?

Sin embargo, no tuvo el lujo de quejarse. Yuuto era el patriarca del Clan Lobo, a quien se le confiaron las vidas de decenas de miles de sus hombres del clan. Era una posición que no permitía excusas, cualquiera fuera el motivo.

—¡Ahhh, muy bien! ¡El agua helada justo después de un baño caliente es lo mejor! —Dijo Yuuto mientras tomaba otra taza.

Ahora que había salido del baño, Yuuto aprovechó la oportunidad para refrescar su garganta y sus pensamientos. El vapor que había nublado su mente por varias razones parecía lavarse con el agua fría, y él podía pensar mucho más claramente.

—Ah, y gracias también, Rún. —Yuuto se volvió para agradecer a Sigrún, que estaba de pie a su lado izquierdo.

Ella respondió con un tono de negocios, inclinando la cabeza.

—¡Ah! No, es un honor servirle, padre.

Sin embargo, al mirar de cerca, pudo ver las comisuras de su boca girando hacia arriba, y el abanico de plumas de pavo real que sostenía comenzó a moverse más rápido, como un perro moviendo la cola.

Con su cuerpo enrojecido por el baño caliente en pleno verano, la brisa que ella le enviaba se sintió maravillosa… pero Yuuto simplemente no podía sentirse cómodo con tener a una chica trabajando así mientras él se reclinaba en una silla. Sin embargo, prácticamente ya podía ver la triste cara de cachorro que ella haría si él rechazara la oferta, por lo que la dejó hacer lo que ella deseaba.

—Bueno. Ahora, vamos a tener la historia completa, —Comenzó Yuuto.

Sentada en una silla frente a él, su jurada hermana menor, Linnea, lo miró con una expresión tensa mientras la presionaba por los detalles. Todo el mundo estaba vestido ahora, por lo que no había necesidad de preocuparse por ponerse nervioso o distraído.

—Tu y yo, ¿casarnos? ¿De qué parte del mundo salió eso? —Continuó.

—¿Huh? ¿Es realmente así de extraño? —Preguntó Linnea, inclinando la cabeza hacia un lado en sincera curiosidad.

Fue un lindo gesto, lo suficientemente dulce como para hacer palpitar el corazón de un hombre, pero no había lugar para admirarlo en esta situación.

Linnea continuó, su tono repentinamente muy serio.

—Durante muchos años, nosotros, el Clan Cuerno y el Clan Lobo del Hermano Mayor, hemos luchado entre nosotros como enemigos irreconciliables. Sin embargo, ahora que Hermano Mayor y yo hemos jurado el Juramento del Cáliz de Hermanos, los dos clanes se han convertido en parientes. Si nos convertimos en marido y mujer, profundizará aún más el vínculo entre nuestros clanes. Eso sería extremadamente valioso para los dos

—Pero, bueno, está bien, lo entiendo, pero… —Yuuto perdió sus palabras y desvió su mirada, incapaz de soportar la sinceridad apasionada en los ojos de Linnea.

Era una costumbre que se había repetido en innumerables ocasiones a lo largo de la historia humana, en todo el mundo: los líderes de dos potencias opuestas se unirían en el matrimonio, facilitarían las relaciones amistosas y subirían como garantía de no agresión mutua.

Racionalmente, él lo entendió. Sin embargo, Yuuto se había criado con los valores del Japón moderno.

Por principio, se resistía a la idea de un supuesto matrimonio estratégico. Y sabía que Linnea seguramente no entendería ese sentimiento si él se lo explicaba. En esta situación, en este mundo, él que tenía formas extrañas de pensar era Yuuto.

—Eres el líder del Clan Cuerno, su patriarca. ¿Estás de acuerdo con eludir una responsabilidad tan grande? —Yuuto decidió liderar con una pregunta diferente en su lugar.

Si Linnea se casara con Yuuto, tendría que venir a vivir con el Clan Lobo. Eso al menos seriamente obstaculizaría su capacidad para realizar sus deberes como patriarca.

No había conocido a Linnea por mucho tiempo, pero sus sentimientos hacia su gente eran genuinos. Ella había ofrecido su propio cuerpo en un punto para garantizar su seguridad.

No encontrarías un gobernante con más compasión que eso. ¿Alguien como ella, descuidando su deber de liderar a su pueblo por el bien de un matrimonio político? Parecía extraño.

—Es por eso que quiero que el Hermano Mayor se quede aquí en Fólkvangr y gobierne el Clan Cuerno junto conmigo…

—¡¿Qué-qué?! —Yuuto dejó escapar un grito histérico antes de poder contenerse, cortando las palabras de Linnea.

Yuuto y Linnea podrían ser hermanos y hermanas juramentados a través del Cáliz, pero esta conversación también fue una conversación diplomática entre los jefes de dos naciones, con sus intereses nacionales en juego.

Con eso en mente, Yuuto por supuesto había estado cuidando de mantener sus emociones cerca de su pecho y mantener una cara sonriente, pero la sugerencia de Linnea fue tan inesperada que perdió la compostura.

—¡Qué tonterías! —Sigrún también levantó la voz con indignación— ¡Padre es nuestro patriarca! ¡¿Por qué el Clan Lobo lo entregaría al Cuerno?!

Sin embargo, Linnea hizo coincidir su mirada con la mirada y gritó de vuelta.

—¡Por supuesto que podría seguir liderando al Clan Lobo! Pero dime, ¿no es realmente Hermano Mayor el calibre de un líder que no debe seguir siendo el patriarca de un clan tan insignificante como el lobo?

—Hmmm… —Sigrún hizo una mueca, pero no dijo nada más. Estaba claro que ella tenía sentimientos encontrados. Tenía que agravarse que su clan fuera declarado “insignificante”, pero el maestro que ella amaba y respetaba también recibía elogios con esas palabras. Por eso, sería difícil para ella refutarlo.

Como una niña que había dedicado su vida exclusivamente a las artes marciales, para empezar, Sigrún no era hábil en la conversación. Mientras luchaba por encontrar las palabras para responder, Linnea la presionó aún más.

—El territorio montañoso del Clan Lobo es en su mayoría un suelo rocoso no apto para la agricultura, ¿no es así? Por el contrario, ¡nosotros el Clan del Cuerno, somos bendecidos con tierras fértiles entre los ríos Örmt y Körmt! Además, Iárnviðr parecía ser una ciudad próspera, sin duda debido a la influencia del Hermano Mayor, ¡pero nuestra capital, Fólkvangr, está en otra escala completamente diferente! Para alguien destinado a conquistar y gobernar a los demás, debería ser fácil ver cuál de ellos sería una mejor opción para su fortaleza.

—Qu— ¡¿Estás bromeando en este momento?! —gritó Yuuto. —¿Tienes alguna idea de lo que dices?

Yuuto estaba medio enojado y medio preocupado. Ofrenda para entregar la soberanía de la nación a un extranjero no era meramente imprudente; no sería sorprendente si sus hombres del clan la perseguían como un traidor por ello. Estaba completamente fuera de los límites de la cordura.

—Estoy bien enterada —continuó Linnea— ¡Hago esta oferta después de una consideración larga y cuidadosa! ¡Así que de nuevo pregunto, por favor!, cásate conmigo y lidera a mi gente, dirígete al Clan Cuerno…

—E-espere un minuto, Hermana Mayor. —Interrumpió Felicia y se interpuso entre ellos.

Linnea se había dejado llevar por la tensión de la discusión, y había dejado su silla y comenzado a acercarse a Yuuto. Felicia, que normalmente mantenía un aire relajado con ella sin importar la situación, tenía una expresión preocupada.

—C-Ciertamente, creo que es una propuesta de matrimonio favorable, pero, ¿cómo debería poner esto…? —Felicia se detuvo un momento— Se siente demasiado conveniente. El Clan Lobo gana demasiado.

Ella dijo exactamente lo que Yuuto había estado pensando.

Para el Clan Lobo, no había nada más atractivo que la oportunidad de más del doble de su territorio, con la mayor parte de esa tierra fértil entre los ríos gemelos para arrancar. Por otro lado, no podía ver mucho beneficio para el Clan Cuerno. Si un extraño como él apareciera y empezara a ordenar gente, sería desagradable para todos. Los plebeyos estarían descontentos, y los superiores del clan lo verían como una espina constante en su costado. Convertirse en un estado vasallo significaría recaudar impuestos para su nuevo soberano, y siempre existía la posibilidad de que recibieran alguna demanda irracional de tributo.

Por supuesto, si uno estaba dispuesto a pagar ese precio, también había mucho que ganar al entrar en la protección de una nación fuerte.

“¡Si peleas con nosotros, será mejor que estés listo para enfrentarte a nuestros poderosos aliados también!”

Si un elemento disuasorio como ese lograra reducir el riesgo de invasión lo suficiente, el estado vasallo podría concentrar mucho más esfuerzo en mejoras domésticas en lugar de en defensa, y sus ciudadanos podrían tener más tranquilidad.

Pero era justo decir que el Clan Cuerno ya estaba bajo su protección. Se habían convertido así junto con su patriarca Linnea, que se había convertido en su hermana pequeña por el Juramento del Cáliz. Se había demostrado en su batalla con el Clan Pezuña. Su clan había venido en su ayuda con refuerzos completos, y completamente expulsado de los invasores.

Incluso si el Clan Cuerno fortaleciera aún más su vínculo con el Clan Lobo, era difícil pensar que conseguirían un efecto disuasivo adicional en este momento.

—Linnea, —dijo Yuuto, mirándola directamente a los ojos— no más de este juego de adivinanzas diplomáticas. Seamos francos el uno con el otro. ¿En qué estás pensando realmente? ¿Qué es lo que quieres de nosotros?

Un acuerdo como este sería una cosa si el Clan Lobo todavía les estuviera presionando militarmente y ellos lo aceptaron a regañadientes, pero eso estaba lejos del caso. Ella le había traído la oferta; sospechaba que tenía que haber algún motivo oculto.

—Como he dicho varias veces, lo que quiero es que el Hermano Mayor gobierne y guíe al Clan Cuerno.

—Felicia lo dijo antes, pero todo trato dulce tiene su trampa. —Dijo Yuuto fríamente— No hay nada más caro que lo que es “gratis”. No hay forma de que tome lo que dices por su valor nominal.

Por supuesto, estaba muy consciente del hecho de que Linnea era una persona de carácter sincero y honesto, pero tenía que ser prudente. No podía permitirse el lujo de no estarlo. Como patriarca del Clan Lobo, la decisión de Yuuto influiría en los destinos de decenas de miles de personas.

—¡Pero eso es realmente lo que quiero! —Insistió Linnea.

Yuuto hizo una pausa y respiró profundamente.

—…Linnea.

Bajó la voz, su tono más severo. Si este ida y vuelta continuara, sería una pérdida de tiempo.

Linnea pareció darse cuenta de su irritación y asintió con la cabeza.

—Entiendo. Te diré toda la verdad.

—Por favor. —Imploró Yuuto.

El amor de Linnea por su clan y su disposición a hacer cualquier cosa por su pueblo habían causado una gran impresión en Yuuto. El Cáliz los había convertido en hermanos juramentados, pero había llegado a cuidarla como a una verdadera hermana menor. Esta era todavía una discusión entre dos patriarcas, por lo que no podía hacer promesas apresuradas, pero él tenía toda la intención de acomodar sus necesidades lo mejor que podía.

Linnea tomó varias respiraciones profundas para calmarse, tragó una vez como si se estuviera preparando emocionalmente, y luego habló con voz grave.

—Yo… no me gané mi puesto como patriarca. Lo heredé.

***

Yuuto se había decidido a no sorprenderse por lo que ella dijera, pero aun así sus ojos se abrieron de par en par. Rápidamente se contuvo y miró a Felicia para confirmarla.

Ella parecía tan sorprendida como él. Entonces, Felicia tampoco lo había sabido.

—Oye, ¿está bien que nos digas eso? —Preguntó Yuuto.

Como vecino y antiguo enemigo, la situación interna del Clan Cuerno era algo a lo que Yuuto había prestado mucha atención. El hecho de que esta información nunca les hubiera llegado a los oídos, o de ninguno de los Clan Lobo por extensión, significaba que se había ocultado deliberadamente.

La razón para eso fue clara. El legado de linaje significaba que la sucesión de un líder no se había debido a su mérito o habilidad. En este mundo, eso solo era más que suficiente para ganar desprecio.

Yggdrasil era un mundo brutal de supervivencia del más apto, donde los fuertes tomaban lo que querían y los débiles eran oprimidos. Si alguien sin poder o habilidad se convirtiera en patriarca de un clan, podría encontrar a su país hostigado e invadido por los vecinos que lo rodean en muy poco tiempo.

—Estoy tratando de entregar esa herencia, después de todo —dijo Linnea— No tiene sentido esconderlo más.

—Bueno, supongo que es verdad, sí. —Yuuto se encontró teniendo problemas para aceptar la situación, porque había visto el espíritu de Linnea como un patriarca de primera mano. Pero él escuchó y dejó que ella continuara su historia.

—Mi padre, el patriarca anterior Hrungnir, era un valiente guerrero y general, sus enemigos lo temían con el nombre de Gullfaxi, “El Golden Stallion”. Amaba a la gente, enriquecía el país, era razonable y justo con todos sus subordinados. Todos en el clan cantaron sus alabanzas y lo llamaron Gullveig, “El Héroe dorado”. Sé que suena parcial viniendo de su hija, pero él fue verdaderamente un espléndido patriarca.

—Ya veo. Parece que tu padre fue un gran hombre.

—Sí, lo era… pero incluso un gran hombre como él era ciego cuando se trataba de su única hija por sangre. Nací tarde en su vida, después de que él había estado tratando de tener hijos durante mucho tiempo, así que tal vez eso me hizo demasiada valiosa para él y nubló su juicio. Aunque Rasmus y varios otros líderes en el clan eran candidatos más fuertes para el puesto, yo fui el elegido por él como su sucesora.

—Ahora lo entiendo. —dijo Yuuto, pensando— Eso explica el comentario de la “Princesa”.

Durante la celebración después de la ceremonia del Juramento del Cáliz, Rasmus, el segundo al mando de Linnea, la había llamado así. Ahora que lo pensaba con más cuidado, en una sociedad de clanes donde las relaciones entre padres e hijos forjadas por el Cáliz recibían mucha más importancia que la línea de sangre, era algo extremadamente extraño escuchar a un líder que se llamaba así. Y luego estaba su corta edad.

Hubo muchas sugerencias. Sin embargo, en Yggdrasil la misma idea de la sucesión hereditaria era similar a un tabú. Inadvertidamente, Yuuto había eliminado la posibilidad de su mente.

—Naturalmente, hubo más de unos pocos que vieron mi sucesión como un problema y expresaron sus preocupaciones. —Linnea bajó la vista mientras hablaba— Entonces estaba mi edad, y el hecho de que no soy un Einherjar. Seguramente eso también los hizo sentir incómodos.

Sus manos, descansando en su regazo, se cerraron en puños. Yuuto ya había deducido que Linnea probablemente no era un Einherjar. Con su personalidad honesta, si hubiera tenido algún tipo de poder, se lo habría contado a Yuuto para que lo usen para ayudarlo en su batalla con el Clan Pezuña.

—¡Pero también quería ser patriarca! —La voz de Linnea vaciló— ¡Quería seguir los pasos de mi amado padre para proteger lo que había pasado protegiendo su vida! Pensé… pensé que sería capaz de hacerlo.

Debe haber habido un optimismo obstinado nacido de la juventud que la había impulsado, “Si solo creo en mí mismo, me las arreglare de alguna manera”. Pero Yuuto no creía que la confianza en sí misma hubiera sido necesariamente fuera de lugar.

En el mejor de los casos, era ingenua pensar que un no Einherjar no podría ser capaz y talentoso. Incluso en el Clan Lobo, había personas como Jörgen que habían pasado de Einherjar a un rango más alto, y él no era el único de lejos.

Una razón para eso fue que la mayoría de los poderes Einherjar estaban muy cargados de habilidad en el combate. Se necesitó mucho más que valor en la batalla para gobernar una nación.

En Yggdrasil, la habilidad era todo. No importa cuán magnífico pueda haber sido el patriarca anterior, Rasmus y los otros oficiales del clan no habrían elegido seguir al hijo de ese hombre por este tiempo solo porque ella era su sangre.

Por lo menos, de los recuerdos de Yuuto de enfrentarla como un adversario en la guerra, no creía que Linnea hubiera cometido errores importantes. El Clan Cuerno había atacado al Clan Lobo solo después de reunir casi el doble de la fuerza de la tropa de su enemigo. Mantuvieron una cadena de mando estable, evitaron el pecado cardinal de dispersar demasiado a las tropas y mantuvieron a todos sus soldados en posiciones donde podrían ser útiles. También mantuvieron sus líneas de suministro intactas.

Cuando se habla sobre la estrategia y el arte de la guerra, se trata de cosas que se podrían llamar obvias, o una cuestión de rutina. Pero en la guerra, incluso lo obvio era más fácil decirlo que hacerlo. No fue una hazaña simple entender los movimientos de miles de tropas, mantenerlos alimentados, controlar sus acciones.

—Pero no pude hacerlo —Continuó Linnea.

—Empecé una guerra solo para ser derrotada, si las tierras de mi clan se habían incautado, me habían hecho prisionera. Bajé a mí y a mi clan por debajo de otro con el Juramento del Cáliz, invité a la invasión del Clan Pezuña y amenacé la existencia misma de mi gente. Eso es lo que me ha impuesto mi regla.

Linnea temblaba de frustración por sí misma.

Encima del Hliðskjálf en la capital del Clan Lobo, Linnea una vez confrontó a Yuuto para expresar su amor por sus hombres del clan. Ella debe haber tenido esperanzas y sueños por lo que quería lograr como patriarca. Y a pesar de eso, ahora estaba admitiendo que no había podido cumplirlos. Incluso Yuuto podía notar que el dolor la estaba destrozando por dentro.

—Compare eso con el liderazgo del Hermano Mayor. En el campo de batalla ganas victoria tras victoria, incluso derrotando fácilmente al héroe del Clan Pezuña, Yngvi. En solo un año de gobierno, reconstruiste el Clan Lobo de un estado de pobreza y debilidad, los ciudadanos de Iárnviðr sonríen y son felices. Me has hecho darme cuenta de lo marcada que es la diferencia entre lo real y yo.

Con una sonrisa débil, Linnea se volvió para mirar por la ventana.

Era el aspecto de alguien que anhelaba algo que se había ido.

Era la expresión de alguien tan agotado que simplemente se había dado por vencido.

—Si una farsa como yo continúa como patriarca, el Clan Cuerno simplemente continuará su declive. En ese caso, creo que usar mi condición de mujer y atraer a un patriarca fuerte, verdadero y capaz de gobernar el clan es lo mínimo que puedo hacer por todos. Mi última tarea.

—¡Whoa, espera ya! —Gritó Yuuto— ¡Sabes que los chicos del Clan Cuerno no solo van a callarse y aceptar eso! Diablos, ¿qué hay de ese segundo al mando tuyo, Rasmus? Definitivamente va a estar en contra…

—El propio Rasmus fue quien propuso este plan de matrimonio para mí.

—…¿Huh?

Yuuto había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había emitido un sonido tonto en respuesta a noticias sorprendentes.

—Desde el principio, él se ha preocupado de cómo debe ser difícil para una mujer como yo mantener unido al clan. A menudo el me aconsejaba a que encuentre un hombre confiable para que sea mi esposo, para que los dos podamos gobernar juntos como pareja. Rasmus se ha enamorado completamente de ti, Hermano Mayor. Él ha estado diciendo cosas como: “¡Podemos confiarle la princesa a un hombre como él!” y dando vueltas tratando de convencer a todos los otros oficiales del clan.

—¿Cuándo demonios me volví tan popular con él? Eso no tiene ningún sentido… —Yuuto se llevó las manos a la frente, perplejo.

La última vez, la única vez que recordaba haber intercambiado palabras con Rasmus, había sido la celebración después de intercambiar el Juramento del Cáliz con Linnea. En ese momento, Rasmus y los otros miembros del Clan del Cuerno habían tratado a Yuuto como un rufián común que se había robado a su preciosa princesa, y sus miradas habían sido prácticamente asesinas. ¿Cómo en el mundo la opinión del hombre sobre él había aumentado tanto en el tiempo desde entonces? Yuuto no pudo ver ni cara ni cruz.

—Hermano Mayor, no tengo experiencia y no soy muy buena en nada, pero prometo dedicarme a ti con todo mi corazón en los días próximos. Espero que me cuides. —Linnea recitó las palabras que uno podría esperar escuchar en su noche de bodas.

Yuuto solo pudo hacer sonidos sin sentido mientras Linnea inclinaba la cabeza hacia él, ruborizándose dulcemente.

—¡Urk …! Er, umm. Ahh, uhhh.

Si era simplemente una cuestión de sí o no, no podía aceptar la propuesta de Linnea. Yuuto iba a encontrar una manera de regresar a su propio mundo. La idea de enfrentarse a un cónyuge en un mundo en el que nunca planeó pasar el resto de su vida era absurda. Después de todo, si hiciera eso, no sería capaz de mantener su final de votos. Sería deshonesto. Más que nada, estaba Mitsuki, la chica que ya había robado su corazón.

Esta no era la primera propuesta de matrimonio con la que había tratado, y había logrado rechazarlas fácilmente hasta ahora. Sin embargo, esta vez fue una propuesta directa y personal del patriarca del Clan Cuerno. Y fue acompañado por concesiones sin precedentes en beneficio del Clan Lobo. Si rechazase descuidadamente una oferta como esa, haría que Linnea perdiese prestigio y mancillase su honor, e incluso podría poner en peligro la floreciente alianza entre los dos clanes. Como patriarca del Clan Lobo, eso era algo que tenía que evitar a toda costa.

Pero, ¿cómo exactamente podría haberla rechazado de una manera que no perturbara sus relaciones? Se encontró en pánico mental, completamente incapaz de encontrar la solución.

—Hermana Mayor, como dije antes en el baño, tal vez te estás apresurando demasiado —dijo Felicia regañando suavemente a Linnea— El matrimonio de un patriarca afecta el futuro de todo el clan; es un asunto serio de gobierno. Sería un error que sólo unos pocos de nosotros tomáramos esa decisión aquí, sin previo aviso.

La voz de Felicia era suave pero decidida. Fue una sugerencia sin lugar a refutación.

«Estoy salvado», pensó Yuuto mientras miraba a Felicia, y ella le hizo un pequeño guiño que solo él podía ver. Parecía que ella no había sido capaz de seguir viéndolo tambalearse. Era una ayudante de confianza.

—C-Cierto, es como dice Felicia. —dijo apresuradamente— Por ahora, me gustaría volver a casa y discutir tu propuesta con el clan.

—Hmm…

Yuuto había hecho todo lo posible para mantener un aire de dignidad mientras se dirigía hacia Felicia, pero Linnea frunció el ceño con una expresión difícil en su cara. Debido a lo increíblemente beneficiosa que fue la oferta para ambos, ella probablemente había asumido que las cosas serían que se envuelven bien aquí y ahora.

Por otro lado, parecía que ella también estaba de acuerdo con la lógica de Felicia.

—Tienes razón. Me avergüenza decirlo, quizás estaba siendo demasiado impaciente. —dijo Linnea— Bueno, entonces, estoy deseando escuchar una respuesta favorable.

—Bueno, sólo… ten paciencia conmigo, ¿vale? —Yuuto apenas consiguió una respuesta dura.

Se las había arreglado para conseguir un poco más de tiempo, pero sólo un poco.

***

—¡Ughhh, este tipo de cosas son tan opresivas! —Yuuto gimió.

En la pequeña habitación privada a un lado de la espaciosa sala de rituales, Yuuto estaba haciendo que Felicia le ayudara a vestirse.

—Y ahora toda esta mierda me está pesando, literalmente…

Normalmente, Yuuto renunciaría a la ropa y accesorios ornamentales, prefiriendo un traje negro claro que enfatizara la facilidad de movimiento, pero la etiqueta ceremonial de hoy no iba a permitirle salirse con la suya.

Su traje le hizo pensar en un faraón egipcio, con una extravagante gargantilla dorada, un brazalete de oro con incrustaciones de joyas, y alguna otra cosa rítmica pegada a su cabeza.

—Tee hee. —dijo Felicia con una dulce risa— Es sólo por la duración de la ceremonia, así que ten un poco de paciencia.

Estaba arrodillada en el suelo, agachada y envolviendo cuidadosamente una especie de cinturón alrededor de la cintura de Yuuto, que estaba cubierta con adornos dorados aún más brillantes. A su lado yacía una vaina dorada con intrincados grabados, y una espada de aspecto absolutamente lujoso incrustada en lugares con joyas.

Cuando todavía vivía en el siglo XXI, si hubiera visto una espada como esa, probablemente habría pensado, «¡Whoaaa, que cooool!» y se habría emocionado como un chico normal. Ahora, cuando lo miró, todo lo que le vino a la mente fue, «Ugh, si usted equipaba algo así, sería difícil caminar».

El pensamiento le bajó un poco el ánimo, así que giró la mirada para mirar por la ventana. Las calles y las casas de Fólkvangr se extendieron por debajo de él.

Al igual que con el Clan Lobo, el hörgr, o santuario, donde el Clan Cuerno llevó a cabo varios ritos sagrados fue construido en la parte superior de su Hliðskjálf. Para Yuuto, la torre sagrada del Clan Lobo tenía la forma de una torre de mochi kagami apilados, pero el Hliðskjálf del Clan Cuerno era más parecido a una pirámide. Su altura real era más alta que la del Clan Lobo, también. Quizás detalles como este variaban de nación a nación.

—Viéndolo así, aunque ambos son parte de Yggdrasil, nuestros pueblos y tierras son bastante diferentes, ¿eh? —Dijo Yuuto, sobre todo para sí mismo. Era un poco tarde para darse cuenta, pero acababa de empezar a asimilarlo.

Iárnviðr estaba situado más arriba en la cuenca de la montaña, y había una abundante fuente de madera cerca, por lo que la gente común tenía casas y edificios hechos principalmente de madera. Mientras tanto, el paisaje de la ciudad de Fólkvangr estaba teñido de rojo parduzco, y aún no había anochecido.

En los alrededores de Fólkvangr, el sedimento que fluía a lo largo del río Körmt se había acumulado lentamente con el paso del tiempo, formando algo llamado llanura aluvial. Era una tierra fértil y apta para la agricultura, pero carente de madera y de buena piedra. Como resultado, la mayoría de las casas de los plebeyos fueron construidas con ladrillos secados al sol de barro cocido.

10

—Si tomaras a la Hermana Mayor Linnea como esposa, esta ciudad sería tuya, ¿verdad, Hermano Mayor? —Preguntó Felicia con indiferencia.

—Felicia, sabes que no hay manera de que pueda hacer eso. —Contestó Yuuto, exasperado.

Para Felicia, que realmente conocía toda la verdad detrás de sus circunstancias, que apenas había venido a ayudar a Yuuto cuando había luchado por dar una respuesta a Linnea, para decir algo así, era un poco más de lo que quería escuchar ahora mismo.

Felicia continuó de todos modos, aparentemente ignorando su tono.

—Ya sea que uno mire estas extravagantes decoraciones, o los vastos campos de trigo dorado fuera de la capital, es fácil ver que esta es una nación próspera. Si te convirtieras en el patriarca de esta tierra, todos los días te servirían más comida deliciosa de la que jamás podrías comer, y hermosas doncellas de todo el país se reunirían sólo para servirte. Cualquiera estaría celoso de una vida así; seguramente tú también la disfrutarías.

—Eso no es lo que soy, ¿de acuerdo?

Desde la perspectiva de un joven normal, la idea de ser popular entre las mujeres y de que la gente a su alrededor le prestara atención no era nada desagradable. Pero si todo venía sólo de tener dinero o poder político, eso le parecía vacío. En cuanto a la comida, el Japón del siglo XXI estaba en plena era de abundancia, así que ya lo había experimentado.

—Ahora mismo, el Clan Pezuña ha perdido a su patriarca y a su más grande guerrero, cayendo en un estado de completo desorden. Ahora sería la oportunidad perfecta para invadir. —dijo Felicia— Con esta tierra como tu base y fortaleza, creo que el camino al gobernante supremo de toda Álfheimr estaría abierto para ti…

—¡Y yo dije que no quiero tener nada que ver con convertirme en algo así! Incluso tratar sólo con el Clan Lobo es demasiado para mí. En realidad, ¿qué te pasa ahora? ¡Sabes que no hay forma de que pueda estar de acuerdo! Es como si estuvieras… No, lo siento, Felicia. Tienes razón, por supuesto. Algo así sería un sueño hecho realidad para el Clan Lobo, ¿verdad?

Felicia era la hermana menor jurada de Yuuto y su ayudante, pero antes de eso, ella era miembro del Clan Lobo. Uno de sus oficiales, que siempre tenía que estar pensando en el futuro del clan. Para decirlo sin rodeos, era natural que pensase en las necesidades del clan antes que en la conveniencia personal de Yuuto.

Pensándolo bien, eso significaba que Yuuto era claramente un fracaso como patriarca por pensar solo en sus propios deseos personales en vez de en la vasta riqueza que podría ser capaz de conseguir para el Clan Lobo.

Eh, ah, s-sí, desde luego que sí. —tartamudeó Felicia— Pero es mucho pedir al final, ¿no? Sabía que ese era el caso, pero la perspectiva de obtener las tierras del Clan Cuerno para el Clan Lobo me hizo ser un poco codicioso.

—¡¿O-ow?! ¡Demasiado apretado, demasiado apretado! —Chilló Yuuto.

—¡Oh! ¡Lo siento mucho! —Conmocionada, Felicia aflojó el cinturón que había apretado demasiado. Normalmente era tan deliberada y cuidadosa en todo lo que hacía. El error no fue propio de ella.

—…Entonces, ¿por qué dijiste todo eso? —Preguntó Yuuto.

—¿Eh? Como dije, me volví codicioso, y-

—Sí, eso es mentira. —Yuuto agitó la cabeza— No puedes engañarme. Después de todo, durante los últimos dos años, aparte de cuando nos vamos a dormir, hemos pasado casi todo el tiempo juntos.

La excusa de Felicia para ser codiciosa fue claramente algo que se le ocurrió como algo secundario. Y a diferencia de su habitual conducta despreocupada, podía ver por su tono de voz que estaba molesta. Y luego estaba el error con el cinturón. Sería un fracaso como comandante si no se diera cuenta con todas esas pistas.

Felicia no dijo nada, atrapada en su mentira.

Con sus brazos aún envueltos alrededor de la cintura de Yuuto mientras ella amarraba el cinturón, su cara estaba detrás de él, y él no podía ver su expresión. Después de un tiempo, pensó que podía sentir como su agarre volvía a apretarse ligeramente contra el cinturón.

—Con esto, puedo volver a casa sin preocupaciones.

—¡¿Qué…?! —De repente, Yuuto sintió como si una garra le hubiese agarrado del corazón. Eran exactamente las mismas palabras que él había estado pensando mucho en estos días.

—Así que, eso es lo que has estado pensando. —Dijo Felicia.

—…Entonces, te diste cuenta.

—Por supuesto que me di cuenta. —dijo Felicia con una leve sonrisa— Después de todo, durante los últimos dos años, aparte de cuando nos vamos a dormir, hemos pasado casi todo nuestro tiempo juntos. Comencé a tener una idea de ello cuando lograste capturar a la Hermana Mayor Linnea… pero me aseguré de ello durante tu conversación con Alexis.

Esta vez era el turno de Yuuto de permanecer en silencio. Parece que no había absolutamente nada que pudiera ocultarle a su ayudante.

Durante los últimos dos años, Yuuto había querido desesperadamente volver a casa. Pero, desde el momento en que llegó a Yggdrasil, el Clan Lobo que lo había adoptado había estado continuamente en guerra. Hasta hace muy poco, vivir para ver otro día tenía que ser su máxima prioridad, y buscar el camino a casa inevitablemente había pasado a un segundo plano.

Luego estaba su familia. Claro, era sólo una construcción social creada al jurar sobre un cáliz sagrado, pero sin importar la razón, había formado lazos familiares. Dejar a su familia a un destino de muerte segura mientras él solo escapaba a un lugar seguro era algo por lo que sabía que se habría sentido culpable.

Pero ahora el Clan Lobo se había hecho considerablemente más grande y poderoso de lo que había sido hace dos años, y sus dos antiguos clanes enemigos, el Cuerno y la Garra, se habían convertido en una familia juramentada por el Juramento del Cáliz.

Con la reciente amenaza de peligro comenzando a disminuir, Yuuto era consciente de cuánto más había estado pensando en buscar un camino a casa. Lo que él nunca había soñado era que alguien más notaría ese secreto escondido en su corazón.

—Ahora que ya no queda nada para retenerte aquí, sentí un terrible malestar, Hermano Mayor. —dijo Felicia. —Como si cundo volvieras a Iárnviðr, podrías desaparecer de repente, y yo sólo… Por favor, perdóname. Aunque todo es culpa mía, te dije cosas tan impertinentes. Aunque no tengo ningún derecho a hacerlo. De verdad, no sé por qué…

Su voz estaba llena de pesar, y parecía genuinamente perpleja por sus propias emociones. Era cierto que Felicia siempre mantuvo un nivel adulto de compostura, apoyando a Yuuto en sus momentos de debilidad. Era muy distinto a ella perder el control de sí misma a causa de sus emociones, y probablemente también le molestaba mucho.

—Hey. Lo siento. —Se disculpó Yuuto, acariciando la cabeza de Felicia.

—¡N-No tienes nada por lo que disculparte conmigo, Hermano Mayor! Simplemente estaba siendo egoísta. Perdí el control de mí mismo y actué vergonzosamente hacia ti.

—Aún así, lo siento.

—Como dije, tiene— ¡Ack! ¡¿Q-Qué estás haciendo?!

Yuuto silenció el argumento de Felicia volviéndose loca.

Se estaba disculpando porque fue él quien la forzó a sentirse así. Ella misma lo dijo: Ella se aseguró de ello durante su conversación con Alexis. Probablemente ella ya se había dado cuenta del cambio en su actitud, y entonces esa conversación debió haberle empeorado las cosas.

También mostraba cuánto había querido en secreto que Yuuto permaneciera en Yggdrasil. Felicia fue la que accidentalmente lo convocó aquí en primer lugar. Ella había estado suprimiendo su deseo de que él se quedase a pesar de la culpa que sentía por traerlo aquí… o quizás por ello.

—Soy demasiado insensible, ¿no? —dijo Yuuto en voz baja— He estado dependiendo demasiado de ti, Felicia.

Sintió lo inmaduro que estaba otra vez.

Durante estos dos años, la persona más cercana a él, que lo había apoyado constantemente, fue Felicia. Por supuesto que venían a cuidar el uno del otro. Sería extraño si no lo hubieran hecho. Yuuto pensó en ella como si fuese su verdadera hermana.

Y todo el tiempo, él había estado haciendo que ella lo ayudara a buscar un método para regresar a casa. Hasta él pensó que era un tipo terrible para eso.

—¡E-Espera! ¡Espera un momento, Hermano Mayor! —De repente, Felicia gritó de una manera que hizo que su anterior falta de serenidad pareciera domesticada en comparación.

—¡¿Eh?! —Yuuto no tuvo tiempo de reaccionar.

Felicia se levantó abruptamente y se acercó, acercándole su linda cara hasta la nariz.

—¡Realmente me hace muy, muy feliz cuando confías en mí! Así que, por favor, actúa como si siempre lo hubieras hecho y dime lo que necesites.

—P-Pero, bueno…

—Por favor, olvida todo lo que acaba de pasar. Yo, Felicia, simplemente cometí el mayor error de mi vida. A partir de ahora, daré todo lo que tengo que dar para dedicarme a las necesidades del corazón del Hermano Mayor sin ser refrenado por los míos, ¡así que por favor déjame servirte! ¡Por favor!

—O-Okay. —Yuuto solo pudo asentir de acuerdo, sorprendido por el aire casi amenazador de Felicia.

Yuuto había empezado a pensar que, de cara al futuro, debía esforzarse por estar más atento a las emociones de Felicia, al tiempo que se abstenía de depender demasiado de su apoyo. Parece que eso no era lo que ella misma quería.

La dura realidad de la situación también se le ocurrió: el hecho de que, sin su apoyo, no había manera de que alguien sin experiencia e ignorante de Yggdrasil como Yuuto pudiera hacer algo.

Yuuto sonrió irónicamente.

—Bueno, de acuerdo, supongo que te causaré más problemas de ahora en adelante, pero gracias, Felicia. Contaré contigo. Tú eres… ya sabes. Eres mi confidente de mayor confianza, después de todo.

Inmediatamente después de decirlo, sintió que se le calentaba la cara. Tratar de expresar sus sentimientos en persona siempre fue así. La vergüenza se interpuso. Pero aún así se las arregló para decir lo que realmente sentía.

Un confidente era alguien con quien podías ser honesto y abierto sobre cualquier cosa, pedir consejo sobre cualquier cosa, y confiar en que ellos hicieran lo mismo. Sigrún era leal para estar seguro, no más o menos que Felicia, pero como fuente de consejo privado, no había nadie más grande que Felicia.

Después de todo, era verdad. Aparte de cuando estaban en la cama, los dos habían pasado prácticamente todos los dos años juntos.

—¡¿Eh?! Oh…

Felicia parpadeó un momento, como si no hubiera entendido lo que había oído, y luego sonrió. No era su habitual sonrisa madura y serena, aunque ligeramente juguetona, a la que Yuuto estaba acostumbrada. Era la sonrisa alegre, sin adulterar, más adecuada para una chica de su edad, como una flor brillante floreciendo de repente.

—¡¡S… sí!! ¡Por favor, déjamelo todo a mí! ¡Yo, Felicia, detendré absolutamente y sin falta este matrimonio con la Hermana Mayor Linnea!

Felicia era aún más diferente a ella misma, rebosante de entusiasmo y gritando con una voz crujiente, casi maníaca. Parecería que las palabras de Yuuto la habían hecho bastante feliz.

Ahora que lo pensó, Yuuto se dio cuenta de que le había dado las gracias a Felicia muchas veces antes, pero nunca le había dicho lo mucho que confiaba en ella.

«Pensar estas cosas en mi corazón no es suficiente. Necesito asegurarme de decirlas correctamente, o me arrepentiré», pensó Yuuto para sí con renovada convicción.

Ya había vivido el peor ejemplo de eso. Se había convertido en algo más que amigos de la infancia y menos que novio y novia con Mitsuki, y mientras había estado arrastrando los pies, había sido enviado a esta tierra lejana antes de tener la oportunidad de confesar. Demasiado para aprender de sus errores.

—…¡Oh! Eso me recuerda, todavía tengo que pensar en una manera de explicarle esto a Mitsuki. —Yuuto recordó otro problema deprimente en sus manos, y se quedó sin palabras.

Pero por lo menos, este era un problema que necesitaba manejar solo.

¿Estaba destinado a tener problemas con las mujeres? Yuuto empezó a considerar seriamente la posibilidad.

***

Las sacerdotisas vestidas con ropa delgada y revoloteante bailaban alrededor de la sala de rituales, sus movimientos a tiempo con la música algo solemne de las flautas de pico.

Las antorchas brillaban en el centro de la sala. Su luz vacilante jugaba contra las paredes blancas de yeso, dándoles un ligero matiz rojo.

Sobre el altar ceremonial yacía una cabra joven, rodeada de enormes cantidades de trigo y licor. Esta ofrenda a los dioses era una expresión de gratitud por la victoria que habían proporcionado.

Se creía que la sequía y las tormentas, los terremotos y las inundaciones eran obra de los dioses aquí en Yggdrasil. También lo fueron la victoria y la derrota en la guerra.

Muchos creían sinceramente que el fracaso en apaciguar a los dioses invitaría a su ira y a la rápida destrucción de su país.

Por eso el patriarca de un clan también tenía un papel como sacerdote ceremonial. Representaría a todo el clan en ritos de ofrenda, actuando en nombre de todo el clan para mostrar su gratitud. Descuidar estos deberes pondría a los subordinados de Yuuto, y a todo su clan, en un estado de malestar. La falta de mérito científico no es excusa para reducir gastos.

—Phew. —suspiró aliviado Yuuto— ¡Hecho y hecho!

Después de terminar el rito, cayó en el asiento reservado para él con un ruido sordo y se rompió el cuello de un lado a otro.

Normalmente podría relajarse y divertirse en este momento, pero su estado de ánimo seguía siendo sombrío. Los miembros del Clan Cuerno que estaban presentes miraban hacia Yuuto y se susurraban unos a otros… lo que no tenía nada que ver con ello. Ya se había acostumbrado a miradas burlonas y chismes hace dos años. Cada vez que olía esa actitud, no le molestaba.

La fuente de su melancolía, Linnea, le dio alegremente un té.

—¡Gracias por tu duro trabajo, Hermano Mayor! Aquí tienes.

Las ceremonias de hoy también tenían la intención de mostrar a las bases del Clan Cuerno que su antiguo enemigo, el Clan Lobo, era ahora su aliado. Por lo tanto, se podría decir que era razonable que Linnea, patriarca del Clan Cuerno, se sentase justo al lado de Yuuto. Razonable, excepto por la parte en la que tuvo que pasar todo el evento al lado de la chica cuya propuesta de matrimonio sabía en su corazón que tenía que rechazar.

A Yuuto no le habría gustado nada más que huir de la sala de ceremonias a toda velocidad, si pensase que podría salirse con la suya.

—S-Sí. Gracias. —Yuuto aceptó torpemente la taza de té de ella y sació su sed. Apenas podía saborearlo, y casi inmediatamente sintió que su garganta se secaba de nuevo por los nervios.

—Oh, esto es sabroso. —dijo Linnea, poniendo un poco de cordero en la punta de un pincho— Realmente me gusta. Definitivamente deberías probar un poco también, Hermano Mayor.

Con la otra mano debajo de ella como un plato, llevó suavemente el trozo de carne del tamaño de un bocado a la boca de Yuuto. Su animada forma de ser y su sonrisa de genuina adoración eran suficientes para dar a Yuuto fuertes dolores de estómago.

Habría preferido declinar cortésmente, pero estaban en público, y a su manera, esta oferta era un asunto diplomático. Como hermano mayor, debe aceptar el gesto de su hermana menor bajo juramento y reforzar su relación jerárquica.

Yuuto se armó de valor y se llevó un mordisco de carne a la boca.

Om. Munch munch…

La carne estaba asada crujiente, con el olor agudo característico del cordero. Probablemente estaba delicioso, pero por el momento Yuuto estaba tan preocupado que no tenía la capacidad mental para apreciar el sabor.

—¿C-Cómo esta? —Preguntó Linnea.

—S-sí. Yo… creo que está bien. Probablemente.

—O-Oh, ¡Eso es maravilloso! Estoy tan aliviada de que la cocina del Clan Cuerno se adapte a tus gustos. —Linnea era todo sonrisas, aparentemente encantada desde el fondo de su corazón.

Si uno se detuviera a pensarlo, frases como “creo” y “probablemente” eran claramente extrañas en esta situación, pero Linnea no mostraba el más mínimo indicio de que se hubiera dado cuenta.

Mirándola en tal estado de felicidad, Yuuto sintió que su conciencia también estaba siendo ensartada.

—B-Bueno, entonces, u-um, e-entonces… —Linnea, de repente tímida y tartamudeante, comenzó a perforar otro trozo de carne con el pincho.

«¿Por qué no me apuñalas con esa cosa y terminas de una vez? ¡Sería casi más fácil de tomar en este momento!» Pensó Yuuto. El estrés emocional de la situación estaba empezando a afectarle.

Sin embargo, su pesadilla no había hecho más que empezar.

—Di “Ahhh”… ♡ —Con la cara roja como una remolacha, Linnea volvió a sostener un trozo de cordero. Su tono azucarado provocó un incómodo escalofrío en su columna vertebral.

Físicamente fue el mismo acto que hace un momento, pero con sólo esas palabras, el tono de la situación cambió por completo. En lugar de que un subordinado atendiera a su superior.

—Ahh, pero ustedes dos tienen una relación tan íntima. —irrumpió un anciano, dirigiéndose a ellos jovialmente— De verdad, parecéis marido y mujer.

Era Rasmus, el segundo al mando del Clan Cuerno. Parecía que ya estaba en lo profundo de sus tazas. Todavía tenía las piernas alrededor, pero tenía la cara roja y los ojos despejados.

«¡Maldita sea! ¡Seguro que te estás divirtiendo!» Yuuto no pudo contener un poco de bilis interior en el hombre. Si no hubiera sido por sus extrañas ideas en la cabeza de Linnea, Yuuto podría haber estado simplemente disfrutando de la ceremonia ahora mismo.

—¡No te burles de tu patriarca! —Tartamudeó Linnea. Su intento de una dura regañina se fue reduciendo, terminando con sus ojos hacia abajo, avergonzada— A-además, tú fuiste el que dijo que haga eso… —La última parte casi sonó como si ella se lo estuviese murmurando, pero Yuuto captó cada palabra.

¡¿Así que lo de “Di ahhh” también fue cosa tuya?! Yuuto miró a Rasmus con algo parecido a una intención asesina.

—Por favor, acepta mis disculpas. —dijo Rasmus con una sonrisa de satisfacción— Pero aún así, alguien tan afortunado de tener a nuestra princesa como su novia sería un hombre feliz. No encontrará muchas mujeres tan hermosas, sanas y dedicadas como ella. ¿No estás de acuerdo, mi tío del Clan Lobo?

Yuuto se encontró apretando silenciosamente el puño bajo la mesa ante la descarada pregunta de Rasmus. No debería haber esperado menos del hombre encargado de dirigir un clan tan grande como el Clan Cuerno. Rasmus había redactado las cosas de modo que una negación fuera problemática, mientras que el acuerdo podía sacarse de contexto.

Yuuto se encontró incapaz de pensar en una buena forma de cambiar las cosas. Justo cuando empezaba a ponerse nervioso, sintió algo increíblemente suave apretando la parte superior de su brazo.

Oh Dios, ese es un comentario que no puedo pasar por alto –dijo Felicia con una sonrisa embrujadora— ¿Eres consciente de que hay muchas mujeres buenas en el Clan Lobo? —Felicia se acurrucó contra el brazo de Yuuto y le dio a Rasmus una mirada significativa.

Rasmus frunció el ceño, visiblemente sorprendido.

Por parcial que Rasmus pudiera ser con los encantos de Linnea, no podía admitir honestamente que ella era menos atractiva físicamente que Felicia. Por un lado, no había manera de que la Linnea, que aún se estaba desarrollando, pudiera igualarla en volumen y proporción.

—Ah, y Rún, tú también deberías rellenar la taza del Hermano Mayor —Llamó Felicia.

—¿Hm? —Sigrún frunció el ceño— Me molesta cuando me das órdenes así. Aunque, como hija jurada, quiero atender a mi padre de todos modos, así que estoy de acuerdo.

Sigrún había estado parado justo fuera de la esquina de la visión de Yuuto, prestando atención silenciosamente a sus alrededores. Su largo pelo plateado dio vueltas como una cola mientras se volvía hacia él.

Era una belleza a la par con Felicia. En términos de pura sensualidad, la victoria podría ser para Felicia, pero Sigrún tenía una belleza casi artística, como si una escultora hubiera quitado todas las impurezas, y sus rasgos estoicos parecían irradiar un aura divina.

—Hermano Mayor, por favor, pon tu mano alrededor de mi hombro —Susurró Felicia al oído de Yuuto mientras acariciaba amorosamente su cuello y barbilla. Los movimientos hacían cosquillas a Yuuto aquí y allá, pero se las arregló para mantener la compostura y hacer lo que ella decía.

—¿Hm? ¿Cuál es el plan, Felici-

—¡Oooh! ♡ —La segunda vez que la mano de Yuuto tocó su hombro, Felicia dio un grito sensual y cayó en los brazos de Yuuto. Fue una actuación de su parte; Yuuto no la había tirado del hombro en absoluto. Pero para la gente que la observaba, tenía que parecer que Yuuto había empujado a Felicia a un abrazo a la fuerza.

—Aquí tienes, Padre. —Sigrún se inclinó en el momento perfecto, jarra en mano, y empezó a servir té en la taza de Yuuto.

Todo se unió para producir lo que sin lugar a dudas era la imagen de un hombre libertino siendo atendido por su harén.

«¡Ese es nuestro Lobo Sabio, Ráðsviðr!» Normalmente Yuuto la hubiese sacudido apresuradamente, pero ahora mismo la estaba aplaudiendo internamente.

Linnea era venerada como “Princesa” y patriarca de su clan. Su orgullo no debería ser capaz de perdonar ser tratada como una sola mujer entre muchas otras.

Por lo tanto, dar la impresión de que él andaba suelto con mujeres podría animarla a retractarse de su propuesta. Yuuto, por ejemplo, pensó que la idea no era tan mala.

—¡Uuurgghhhh…! —Linnea no podía contener su desagrado, gruñendo e hinchándose las mejillas.

11

—Tee hee hee. —Felicia se rió, sonriendo triunfalmente —Oh Dios, pero ¿qué es lo que pasa, Hermana Mayor Linnea? ¿Podrías quizás estar celosa? —Lentamente trazó un círculo en el pecho de Yuuto con su dedo índice.

«Estás realmente en casa interpretando el papel de la malvada mujer, Felicia», pensó Yuuto, y luego rápidamente le quitó las palabras de la mente. Fue grosero pensar algo así de ella cuando estaba haciendo tanto esfuerzo por él.

—¡¡N-No estoy celosa!! —Linnea alzó la voz indignada, pero su negación no fue nada persuasiva. Sus celos eran evidentes para que todos los vieran.

***

Por unos momentos Linnea miró hacia abajo, mordiéndose el labio y gimiendo de frustración, pero de repente volvió a mirar hacia arriba.

—H-hmm. Lo… lo veo ahora. Con alguien del calibre del Hermano Mayor, es inevitable que multitudes de mujeres acudan a él. Muy bien. ¡Permitir algunas aventuras es también un deber de la esposa!

Linnea apretó el puño y lo anunció en voz alta, como si también estuviera tratando de convencerse a sí misma.

—¿Eh? ¿Eh? —Yuuto empezó a tener la impresión de que de alguna manera se había creado más problemas.

Y ahí fue cuando ocurrió.

Sigrún fue la primera en darse cuenta. Con repentina agilidad animal, se levantó de golpe y miró cautelosamente hacia la entrada, bajando su centro de gravedad. Puso una mano en la empuñadura de su espada, lista para desenvainar en cualquier momento.

Su expresión era más seria de lo que Yuuto había visto nunca, y una gran gota de sudor ya estaba bajando por su mejilla.

—Qué está pasando, Rú– —Yuuto ni siquiera terminó su pregunta antes de que él también se diera cuenta.

La gran sala de rituales se había llenado de ruido y celebración, pero el sonido desapareció por completo como si una ola de silencio bañase la sala, empezando por la entrada. Cada persona miraba fijamente al mismo punto, con sus expresiones rígidas por el choque.

De pie en la entrada había un hombre de mediana edad, barbudo y bien formado, vestido con túnicas de seda. Era alguien que Yuuto conocía: el goði Alexis. Era un alto funcionario del Santo Imperio de Ásgarðr, un representante del Divino Emperador, y el hombre que había supervisado la Ceremonia del Cáliz de Yuuto y Linnea. Sin embargo, la persona a la que todos miraban no era Alexis, sino el hombre que estaba a su lado.

Parecía joven, quizás de unos veinte años, con el pelo rojo como una llama. Era alto y delgado, con una complexión tonificada que sugería fuerza y agilidad.

Sus rasgos masculinos estaban compensados por sus ojos, que rebosaban de una curiosidad casi infantil.

De hecho, no había nada particularmente exótico o anormal en la apariencia del joven. Y aún así, Yuuto era completamente incapaz de apartar sus ojos de él.

—¡¿Q-Que demonios es este chico?! —Yuuto jadeó. Antes de que se diera cuenta, ya se había puesto en pie a medias, su cuerpo tensado para prepararse para luchar o huir.

Sintió un terror misterioso brotar dentro de él en respuesta a este hombre, como si la falta de precaución de un instante significara su propia muerte.

Como si un tigre salvaje hubiera aparecido repentinamente ante él.

—Steinþórr! ¡¿Por qué está aquí?! —Linnea estalló, su voz temblando.

Incluso Yuuto había oído antes ese nombre.

En el oeste de Yggdrasil, desde la fundación del Sacro Imperio de Ásgarðr, la región al norte del río Körmt se conocía como Álfheimr, y la región al sur como Vanaheimr.

El Clan Relámpago controlaba un vasto tramo norte de Vanaheimr a lo largo de todo el río Körmt, y Steinþórr era su patriarca.

Su forma de luchar, menos valiente y más intrépida y salvaje, le había ganado el apodo.

—El Dólgþrasir… Así que ese es el “Tigre Hambriento de Batalla” de Vanaheimr, ¿no? —Yuuto escupió las palabras con un pequeño temblor, limpiándose el sudor de su mejilla con el dorso de su mano.

Había oído los rumores, pero hasta hace poco, había sido un nombre que parecía muy lejano, de un territorio que aún no había bordeado el suyo.

—Sí. —contestó Linnea— Incluso el gran héroe del Clan Pezuña, Yngvi, temía su poder. Después de enfrentarse a él una vez en batalla, Yngvi ofreció la mano de su propia hija en matrimonio y hizo un juramento de igual hermandad sobre el Cáliz… todo para evitar pelear con un hombre diez años más joven que él.

—Eso… suena como un oponente duro.

Yuuto se había enfrentado a Yngvi en batalla una vez antes, y se había quedado asombrado por las habilidades del hombre. Yngvi había montado respuestas a cada una de las tácticas de batalla futuristas de Yuuto, a pesar de verlas por primera vez. Su fuerza de mando había hecho que sus tropas volviesen al borde del pánico cada vez que Yuuto les había sacudido, y su gran valor en la batalla incluso había conseguido aplastar al más fuerte del Clan del Lobo, el Mánagarmr Sigrún.

En una sola generación, Yngvi había elevado el Clan Pezuña a una gran nación que estaba a punto de tomar el control de todo Álfheimr. Sus habilidades eran las adecuadas para el papel de un “gobernante supremo”, uno que se apodera de la tierra a través de la conquista militar.

—Es igual que Takeda Shingen —murmuró Yuuto.

—¿Eh? —Linnea lo miró con curiosidad.

—Lo siento, solo hablaba conmigo mismo. —contestó Yuuto con una irónica sonrisa.

A menudo se decía que Oda Nobunaga, el poderoso conquistador militar de la era de los Estados en guerra de Japón, había buscado una vez un tratado de paz y una alianza con Takeda Shingen. A pesar de tener varias veces la fuerza militar de los ejércitos de Takeda, Oda le había extendido toda su cortesía. Eso mostraba hasta qué punto había temido el poder de Takeda Shingen.

Sin embargo, esto no era sólo un problema de la historia reciente o antigua. En su anterior guerra con el Clan Cuerno, el Clan Lobo se había apoderado de territorio ribereño, y ahora compartían frontera con el Clan Relámpago.

Desafortunadamente, parecía que su nuevo vecino era un cabeza de musculo.

—¡Lord Alexis! ¡¿Por qué has traído a alguien como él aquí?! —Rasmus cuestionó al barbudo goði, nunca quitando su mirada de Steinþórr.

Este era el centro de la capital del Clan Cuerno, y además, era su lugar religioso más sagrado. Había múltiples capas de seguridad que atravesar antes de entrar, así que no era un lugar en el que un extranjero debería poder entrar.

Estaba claro que Alexis había usado sus privilegios diplomáticos como representante del emperador para traer al patriarca del Clan Relámpago con él.

—Vamos, no te preocupes por los detalles, viejo. —Steinþórr estaba completamente tranquilo— “Estamos celebrando” aquí, ¿verdad? Pensé en venir a felicitarte como jefe de tu país vecino.

—¡Cómo te atreves a decir algo tan desvergonzado, cuando tomaste la vida de nuestro anterior patriarca con tus propias manos! —Gritó Rasmus.

—Ahh, ese Hrutin-algo-o-otro-viejo, ¿verdad? Todos decían que era increíble, y luego ni siquiera resistió.

El predecesor del patriarca del clan no era sólo el padre de Linnea por sangre; él habría sido su padre jurado por el Juramento del Cáliz, efectivamente el abuelo de todo el clan. Además, había sido un querido abuelo, que había bendecido a su clan con muchas grandes empresas y había dejado una marca indeleble en su historia.

Steinþórr había hablado de un hombre tan indiferente como si estuviera hablando del tiempo de ayer, que apenas valía la pena recordar. Se empezaron a oír gritos de resentimiento alrededor de la concurrida sala.

Steinþórr respondió con una risita y saludó a la multitud. —Bueno, vamos, a quién le importa un viejo muerto de todos modos.

—¡Cómo te atreves… cómo te atreves a tomarnos a la ligera! —Su furia en su apogeo, Rasmus desenvainó la espada a su cintura. Aunque fuese del patriarca del Clan Relámpago, perdonar ser ignorado públicamente tan profundamente pondría en peligro no solo la dignidad de Rasmus, sino la dignidad del Clan Cuerno en su conjunto. —¡No creas que puedes entrar solo a este lugar, hacer comentarios así y volver a casa con vida! ¡Tomaré tu cabeza para hacer una ofrenda en la tumba del patriarca anterior! ¡hey todos!

A la señal de Rasmus, varios de los hombres de la multitud siguieron su ejemplo, desenvainando sus espadas.

Hubo algunos gritos aterrorizados de algunas de las mujeres presentes, y de repente la sala se llenó de alboroto.

En cuanto al joven pelirrojo, seguramente era consciente de toda la sed de sangre que se dirigía hacia él, pero parecía no prestarle atención. Se rascó la cabeza con una expresión aburrida y no impresionada.

—Vamos, Rasmus. —dijo Alexis con expresión de dolor, interponiéndose entre los dos hombres— Este joven es mi invitado. Por favor, considere mi posición, y perdone su grosería como un favor hacia mí.

Claramente experimentado como mediador en conflictos, Alexis habló con confianza en medio de un ambiente tenso y violento. Un movimiento en falso y fácilmente podría ser el único en ser cortado, intencional o accidentalmente. Pero su tranquila expresión no había cambiado.

No era solo un goði, sino claramente un hombre de mucho valor.

—¡Khh…! —Rasmus se arruinó la cara como si estuviera aplastando a un insecto asqueroso.

Al menos oficialmente, el patriarca de un clan era un servidor del Divino Emperador. Esa autoridad oficial se utilizó como parte de la justificación para que un clan gobernara su territorio. Un goði era el apoderado del Divino Emperador. Sus palabras eran las del emperador, y su invitado era un invitado imperial.

Herir o matar a Steinþórr aquí sería un insulto al honor del Divino Emperador. Si se hiciera a pesar del intento del goði de detenerlo, el deshonor sería imperdonable.

—Si usted lo dice, Lord Alexis, —dijo Rasmus— entonces no tengo más remedio que echarme atrás. —Bajó su espada. Su voz seguía amarga y temblando de ira.

Probablemente lo único que le frenaba era su sentido de la responsabilidad como segundo al mando del Clan Cuerno.

El Sagrado Imperio de Ásgarðr había gobernado verdaderamente todo el territorio de Yggdrasil hace 200 años. Ahora, su esfera de influencia se había reducido a algo más comparable a un clan de tamaño medio como el Clan Cuerno. Geográfica y políticamente hablando, estaba lejos de este lugar. Sin embargo, su autoridad persistente sigue mereciendo respeto. El imperio podría conceder a los vecinos del Clan Cuerno los derechos oficiales para atacarles.

Actualmente, el Clan Cuerno había visto su territorio en el este tomado por el Clan Lobo, mientras que sus pueblos y aldeas del oeste habían sido devastados por el Clan Pezuña invasor antes de que fueran expulsados.

Con una situación interna como esa, Rasmus tenía que evitar dar a sus clanes vecinos cualquier excusa para atacar.

—Parece que vas a vivir otro día, abuelo. —Steinþórr le sonrió.

—Tonto, todavía… —Rasmus había empezado a alzar de nuevo su voz hacia Steinþórr, pero no pudo decir nada más. En un instante, Steinþórr había cerrado completamente la distancia entre ellos y entró a quemarropa.

Ya estaba tan cerca de Rasmus que una espada sería inútil, y Rasmus se encontró incapaz de moverse o reaccionar. Steinþórr se inclinó cerca de la cara de Rasmus, sus narices casi tocándose, y se rió de él.

—Sí, nunca estuve aquí por ti en primer lugar, abuelo. Bueno, oye, a tu edad, probablemente no te quede tanto tiempo, pero cuídate.

Con esas palabras, Steinþórr se agachó repentinamente, y golpeó la hoja de la espada de Rasmus con su dedo.

Eso fue todo lo que hizo.

—Estás… bromeando… —Yuuto jadeó ante lo que vio, mientras el suelo de piedra de la sala resonaba con el estrépito del metal.

Ciertamente, el bronce era más frágil que el hierro. Eso era un hecho. ¡Pero frágil o no, no debe haber manera de que una persona rompa una hoja de bronce con un simple movimiento del dedo!

Esa imposibilidad acababa de ocurrir en la realidad, justo frente a él.

—Ese es el poder del Shatterer, Mjǫlnir. —explicó Linnea— Es una runa única con toda su energía divina, su ásmegin, enfocada únicamente en el poder de destrucción…

Por lo general, la runa de un Einherjar les proporcionaba unas cuatro o cinco habilidades diferentes. Por ejemplo, la runa de Sigrún, Hachi, le dio una habilidad física general mejorada, más fuerte que el guerrero masculino promedio, pero también le dio un sentido del olfato que podía detectar venenos y presencias enemigas, un extraño sexto sentido en el combate y un rugido salvaje que inspiraba a sus aliados e intimidaba a sus enemigos.

También hubo excepciones. La runa Skírnir de Felicia era bastante especial, y le otorgó muchas y variadas habilidades y poderes. Sin embargo, esto fue compensado por un costo, ya que ninguna de las habilidades de Felicia era excepcionalmente poderosa. Como una gata de todos los oficios, un Einherjar especializado en solo unas pocas de las habilidades que poseía seguramente la superaría.

Por lo tanto, también debe ocurrir lo contrario. Si todo el poder de una runa estuviera comprimido y concentrado, tal vez se podría obtener una fuerza ridícula capaz de partir una espada de bronce en dos con un golpe de dedo.

Después de llegar a esa conclusión, Yuuto se dio cuenta de otra cosa.

—¿Hm? Pero ¿qué hay de sus movimientos en ese momento? —le preguntó a Linnea— También eran bastante antinaturales, ¿no?

Rasmus era el líder de cuatro poderosos del Clan Cuerno de Einherjar conocidos como los Brísingamen, o “Cuatro Llamas”, que habían causado bastantes derrotas dolorosas para el Clan Lobo antes de la llegada de Yuuto. Incluso después de su mejor momento, Rasmus debería ser bastante fuerte y hábil. Y sin embargo, no había sido capaz de reaccionar a la velocidad de Steinþórr en absoluto. Incluso Yuuto, mirando desde el costado, apenas había podido seguirle. Era difícil de creer que alguien pudiera moverse con una precisión tan rápida como el rayo sin las bendiciones de una runa.

Había, por supuesto, guerreros como Jörgen, el segundo al mando del Clan Lobo, que, a través de años de intenso entrenamiento, había obtenido un nivel de habilidad que les permitiría luchar casi en igualdad de condiciones con un Einherjar.

Era sólo la intuición de Yuuto, pero definitivamente tenía la sensación de que un hombre como Steinþórr no había conseguido tal habilidad a través de largos años de entrenamiento riguroso. Era pura y simplemente fuerte. Una fuerza sin entrenamiento impecable nacida de dentro, como la de un oso o un tigre, o alguna otra bestia feroz.

—Sí. —continuó Linnea— Tiene una fuerza fenomenal en brazos y piernas, gracias a su runa Megingjörð, el Cinturón de la Fuerza.

Por un segundo, Yuuto pensó que la había oído mal. Si su memoria no estaba equivocada, acababa de oír hablar de la runa de Steinþórr, y tenía un nombre diferente. No tenía la mejor memoria, pero estaba seguro de que no era el tipo de persona que olvida lo que le acaban de decir, como un anciano senil.

—Linnea, ¿estás diciendo… ¡¿Este tipo tiene dos runas?!

—Sí, Hermano Mayor. Es uno de los pocos, quizás tres como mucho, en todo Yggdrasil, que es una runa gemela Einherjar

—…Qué maldito tramposo. —dijo Yuuto con un cansado disgusto.

No había manera de llevar a cabo ningún tipo de encuesta o medición en este mundo, pero el entendimiento de Yuuto era que sólo una de cada diez mil personas recibía las bendiciones de una runa. Nunca había considerado la posibilidad de que a alguien se le concedieran dos de ellos.

—Eeesta bien, entonces. Veamos aquí. —Steinþórr miró a su alrededor— ¡Ah, ahí está! —Sus ojos se encontraron con los de Yuuto.

Antes de que Yuuto pudiese siquiera terminar de pensar, Oh Mierda… para él, el joven pelirrojo caminaba casualmente hacia él con una sonrisa encantada.

—Alto. —Sigrún se interpuso en el camino de Steinþórr, su postura ancha como si estuviese protegiendo a Yuuto— No permitiré que te acerques más a mi Padre.

Puntuó su advertencia con un pequeño movimiento, su mano soltando levemente su espada de su vaina. Yuuto nunca antes había visto una mirada tan sombría en sus ojos, y su cara estaba cubierta de gotas de sudor.

Yuuto estaba sorprendido. «Todo lo que he hecho hoy es ser testigo de lo imposible», pensó para sí mismo. ¡Ni siquiera en sus sueños más descabellados se había imaginado ver al Lobo Plateado Más Fuerte, el Mánagarmr, aterrorizado de alguien!

—¿Hm? —Steinþórr se detuvo, mirando intensamente a Sigrún. A diferencia de su interacción con Rasmus hace un momento, había un destello de interés en sus ojos.

Yuuto pudo escuchar el crujido de los dientes de Sigrún; la mirada fija de Steinþórr debe ser bastante desagradable para ella. Aun así, la mujer, normalmente de mal genio, permaneció en silencio y soportó la ofensa. Eso solo sirvió para impresionar a Yuuto tanto más cuanto más insondable era la amenaza de Steinþórr.

—Ese pelo plateado significa que eres una buena luchadora, o algo así ¿verdad?

—Es Sigrún.

—Claro, sí, realmente no me importan los detalles. Ya veo… tienes esa fuerte aura de batalla. Parece que matar a mi suegro en una pelea cara a cara no fue una mentira. Eh, sin embargo, todavía no es rival para mí.

Asintiendo a sí mismo como si estuviera satisfecho con su propia valoración, Steinþórr pareció perder todo interés en ella y volvió su mirada hacia Yuuto.

Había sacado a relucir la muerte del padre de su esposa de manera casual, sin siquiera una pizca de odio. Había sido un matrimonio político entre dos clanes. Sin embargo, no había signos de rencor sobre el asunto que pudiese ser usado para justificar una guerra de venganza, por lo que quizás no era de extrañar que Yuuto respirase un suspiro de alivio. Como alguien que prefiere la paz, preferiría no tener que enfrentarse a un monstruo como ese.

—Ciertamente sabe cómo alterar una celebración, Lord Steinþórr. —Linnea no podía ocultar su irritación— ¿O está en la naturaleza de una bestia ser ignorante de los problemas que causa a otros?

Esta celebración ceremonial de la victoria estaba siendo organizada por el Clan Cuerno. La intrusión y las payasadas de Steinþórr habían arruinado las cosas lo suficiente como para que Linnea, como patrocinadora y anfitriona, hubiera sufrido una pérdida de prestigio. Era sólo la naturaleza humana querer responder con uno o dos comentarios sarcásticos.

—…Mm? —Steinþórr la miró— Entonces tienes que ser el nuevo patriarca del Clan Cuerno. Tu nombre es, uhh… espera, ¿cómo era?

—¡¿Qué–?! —Linnea quedó boquiabierta por el insulto adicional.

Había caído en tiempos difíciles en los últimos meses, pero el Clan Cuerno seguía siendo una nación prominente y una fuerza influyente en esta región. Además, compartía una larga frontera nacional con el Clan Relámpago a lo largo del río Körmt. Como patriarca, ni siquiera recordar su nombre en una situación así era nada menos que una humillación.

—Mi nombre es…

—Ahh espera, espera, no me digas, lo escuché de Röskva. Ummmmmmmm… —Steinþórr lo reflexionó en voz alta durante un momento. Entonces declaró, lleno de confianza— ¡Sí, eso es! ¡Ahora lo recuerdo! ¡Borghildr!

Era un nombre que no tenía nada que ver, sin una sola sílaba. Uno podría pensar que fue una provocación obvia. Pero si lo fuera, al menos habría algo de despecho o sarcasmo mezclado en su tono.

Los comentarios del joven estaban libres de esa inflexión; simplemente estaba diciendo lo que se le ocurriera. Saber esto hizo que su personalidad fuera aún más exasperante.

Sofocando su ira, la joven patriarca del Clan Cuerno anunció su propio nombre. —…Es Linnea.

Ella sabía lo que tenía que hacer aquí. La situación ya había sido mediada por Alexis, y su país se encontraba en una situación política desfavorable. Para una chica orgullosa como ella, había sido una impresionante muestra de autocontrol.

—¿Eh? Así que eso es lo que era. Ah, bueno, a quién le importan los detalles. De todos modos, no es que tenga nada que ver con una niña mojada detrás de las orejas. Aunque tal vez podría dedicarle un poco de tiempo a la bella dama con curvas en todos los lugares correctos

—¡Grr…! ¡Bastardo! —Linnea finalmente perdió los estribos, tal vez porque ya había sido comparada con Felicia hace poco tiempo, y la vergüenza estaba todavía cruda. Mientras rugía de ira, se levantó de su silla, pero un brazo alrededor de sus hombros le sujetaba la espalda.

No fue una comprensión particularmente fuerte. Pero también fue un abrazo que parecía contener determinación, que no aceptaría un no por respuesta. Linnea se estremeció un poco y la fuerza abandonó su cuerpo.

Yuuto esperó hasta estar seguro de que Linnea se había acomodado en su asiento, y luego miró bruscamente al joven pelirrojo. —Deja de molestarlos. Yo soy el único por el que estás aquí, ¿verdad?

En ese instante, la atmósfera cambió completamente. Todas las personas sintieron la misma sensación, como si la temperatura hubiera bajado repentinamente. Y todo se debió a unas pocas palabras de un joven que, hasta ese momento, se había mostrado tímido y mediocre.

Para Yuuto, la familia era lo más importante. Podría no haber sido intencionado, pero este hombre se había burlado de la hermana jurada de Yuuto, de su hermanita jurada, y del difunto padre al que esa hermana había adorado. Era más que suficiente para que Yuuto le detestase.

No estaba gritando, pero Yuuto claramente había perdido los estribos. Suficiente para sacar a relucir su verdadera naturaleza, el león feroz escondido dentro de él.

—…¿Oh? —Por primera vez, la sonrisa arrogante desapareció de la cara de Steinþórr.

3

El “joven alegre, ignorante e inocente” también parecía desvanecerse, como si le hubieran arrancado una máscara, revelando algo terrible en su interior. El hombre ante Yuuto ahora tenía el aire de una bestia hambrienta. Miró a Yuuto con una intensa expresión como un depredador que finalmente había encontrado la presa que había estado buscando.

Los realmente lamentables en esta situación eran los miembros del Clan Cuerno. Habían sido arrastrados en su celebración, solo para ser sorprendidos por la repentina intrusión del patriarca del Clan Relámpago y abrumados por su monstruoso poder. Por si fuera poco, el joven al que habían despreciado en secreto y del que pensaban aprovecharse también se había revelado de repente un lado oculto y temible.

Incapaces incluso de huir, los miembros del Clan Cuerno estaban fijos en su lugar como si estuviesen agobiados por la opresiva y sofocante tensión en el aire, caras pálidas y cuerpos temblando.

El silencioso empate continuó durante unos breves momentos. Finalmente, una sonrisa de satisfacción apareció en el rostro bestial de Steinþórr.

—¡Qué demonios, hombre! ¡Así que puedes poner esa cara, después de todo! Por un momento pensé que eras una total decepción, ¿sabes?

—¿Qué? —Yuuto respondió con un gruñido irritado, incapaz de entender lo que Steinþórr estaba diciendo. El aura de ira que emanaba de su cuerpo se hinchó aún más.

La tensión en el aire se hizo aún más fuerte, y algunos gritos de miedo se podían escuchar aquí y allá en la multitud.

Pero para el joven pelirrojo, la presencia intimidante que lo bañaba no hacía más que aumentar la anchura de su sonrisa. —¡Ja ja! Ni siquiera tuve escalofríos como este cuando conocí a mi suegro. —dijo Steinþórr— En serio, me gustas, hombre.

—¿Sí? No estoy ni un poco feliz de ser querido por alguien como tú.

—Aww, vamos, no seas tan frío. —La actitud de Steinþórr fue de repente amistosa y demasiado familiar— Somos vecinos. Deberíamos llevarnos bien. Vamos a divertirnos juntos de ahora en adelante.

Yuuto chasqueó la lengua, tirado por el cambio de humor de Steinþórr. —Tch. ¿Qué demonios pasa contigo?

Todavía detestaba al tipo; eso no había cambiado. Pero por más fácil que fuera enfrentarse a la hostilidad con hostilidad, era más difícil permanecer hostil hacia alguien que actuaba amigablemente con él.

—Oye, patriarca del Clan Lobo. ¿Cómo te llamas?

—Es Yuuto. Yuuto Suoh.

—Yuuto-Suoh, ¿eh? —Steinþórr repitió para sí mismo. —Uuun poco raro para un nombre. Pero ahora lo tengo memorizado. Nunca olvidaré tu nombre, Yuuto-Suoh.

Lo anunció en voz alta, para que todos lo oyeran. Este mismo hombre nunca se había molestado en tratar de recordar el nombre del patriarca del Clan Cuerno, Linnea, o de su padre, el predecesor del Clan Cuerno, conocido como un gran hombre, o Sigrún, el Mánagarmr del Clan Lobo.

Yuuto no reconoció el significado de ese anuncio.

—Hombre, realmente tienes frío —dijo Steinþórr, dándose la vuelta— Ah, bueno, supongo que terminaré por hoy aquí y me iré a casa. Tengo que ver algo interesante, después de todo. Nos vemos, Yuuto-Suoh.

Hizo un gesto con la mano con la espalda todavía girada mientras se alejaba.

La multitud se separó delante de él sin decir palabra, como en el momento justo. Como la historia de Moisés partiendo el Mar Rojo, una leyenda todavía lejana en el futuro.

Mientras Steinþórr salía de la sala por el sendero que se le había abierto, todos los demás sólo podían verlo marchar, estupefacto.

—¡Por favor, espérame, Lord Steinþórr! —Alexis lo llamó, como si estuviera recobrando el sentido común, y luego se volvió y saludó rápidamente a la multitud— Ahora, si nos disculpan. Tómense su tiempo y diviértanse por el resto de la noche. ¡Adiós!

El goði entonces se fue, siguiendo al patriarca del Clan Relámpago.

Incluso después de que los dos se hubiesen ido, la sala de rituales solo volvió al silencio, el pesado y opresivo aire aún persistiendo durante un rato.

Lo primero que rompió el silencio fue un fuerte jadeo.

Fue Sigrún. Estaba arrodillada, con sibilancias fuertes. Debe haber estado aguantando la respiración.

—Haaaaaaaaaah… —Le seguía Felicia, con un fuerte suspiro— Aah, mi boca se ha secado completamente. —Rápidamente agarró un vaso de agua que tenía delante y empezó a tragárselo sin la gracia ni los modales habituales.

—Pensar que ni siquiera era una batalla y aún así se las arregló para agotaros tanto a los dos, —dijo Yuuto preocupado— Es un tipo extraño, pero también una gran amenaza, al parecer.

—No sería tan malo si fuera sólo ese tipo… —Comenzó Sigrún.

—Sí, como dice Rún, si fuera él…

Sigrún y luego Felicia hablaron en términos vagos, echando miradas significativas a Yuuto. Sigrún en particular había hablado de una manera inusualmente indirecta, a diferencia de su habitual franqueza.

Yuuto ladeó la cabeza, preguntándose que podía significar. Entonces se dio cuenta.

—Oh, claro. También tenías que preocuparte por protegerme.

Los subordinados de confianza de Yuuto, Felicia y Sigrún, también eran su guardia personal. Tenían el deber y la responsabilidad de proteger a su patriarca con sus vidas.

Debe haber sido increíblemente agotador mentalmente estar en guardia constante contra un hombre tan ridículamente poderoso. Yuuto se sintió simultáneamente agradecido y culpable hacia ellos, por proteger siempre a una persona débil como él. Sabía que tenía que ser muy difícil.

—Uh, bueno, eso no es exactamente… —Sigrún buscó las palabras correctas— Se podría decir que fue como ser arrojado desarmado a una jaula donde un león y un tigre se enfrentaban…

—Así es. —estuvo de acuerdo Felicia asintiendo con la cabeza —Eso fue exactamente. Me sentí como si pudiera morir de miedo.

—Tan aterrador, no como una bestia, sino dos… —El tono de Yuuto era sombrío— Eso tiene sentido; es una runa gemela Einherjar, después de todo. Así que Steinþórr es un monstruo.

—… —Felicia y Sigrún no dijeron nada, sus expresiones rígidas, como si no supieran cómo responder apropiadamente.

Yuuto pensó que podía entender sus reacciones. Anteriormente había tenido el mismo problema con el Clan Pezuña; había pensado en el Clan Relámpago como una nación grande y poderosa pero distante, separada de su Clan Lobo por el territorio del Clan Cuerno.

Pero con su reciente victoria sobre el Clan Cuerno, el Clan Lobo había reclamado una buena parte del territorio del Cuerno, y ahora compartía frontera con el Clan Relámpago. Con un hombre tan extremadamente peligroso como su nuevo vecino, francamente, intentar averiguar cómo manejarlo ya estaba haciendo que le doliese la cabeza a Yuuto.

Él suspiró. —Es conocido como el Tigre Hambriento de Batalla Dólgþrasir, así que al principio pensé en él como alguien como Takeda Shingen, el Tigre de Kai. Pero después de todo eso, diría que es más como Lü Bu o Xiang Yu.

—¿Puedo suponer que esos son los nombres de los héroes de tu mundo, Hermano Mayor? —preguntó Felicia.

—Sí, ambos tenían un coraje y una habilidad increíbles.

Lü Bu había sido un legendario comandante militar durante la última dinastía Han oriental de la China Imperial, famoso por su fuerza sin igual.

Mientras tanto, Xiang Yu fue alabado como el mayor comandante militar de la historia china, superando incluso a Lü Bu.

—Dicho esto, fui totalmente beligerante con él, ¿no? —Yuuto empezó a adivinar su comportamiento anterior. Steinþórr había sido claramente el que había empezado las cosas tratando de provocar una pelea, pero Yuuto había respondido de la misma manera.

—Creo que tal vez fue la elección correcta. —le tranquilizó Felicia— Responder tímidamente al comportamiento grosero sólo terminará si nos toman a la ligera.

—Sí, tienes razón. —Yuuto sabía que había consecuencias al ser despreciado. Podría significar convertirse en un objetivo para la invasión, o ser acosado con demandas extravagantes.

La forma de pensar que supone que si uno hace concesiones, la otra parte también hará concesiones, fue desesperadamente ingenua. En el mundo real, las únicas personas con las que la lógica funcionaría serían los japoneses. Si uno se retiraba por miedo al conflicto, el otro aprovechaba la oportunidad y avanzaba para cerrar la brecha. Esta era la realidad de la diplomacia internacional. Esto era especialmente cierto en un mundo como el de Yggdrasil, donde prevalecía la ley de la selva.

En este encuentro más reciente, ser pasivo o defensivo habría sido la respuesta equivocada.

—Bueno, parece que al tipo le gusté (¿#NoHomo?), así que tal vez las cosas salieron bien, después de todo. —Yuuto dio un largo suspiro de alivio.

El enemigo de su clan, el Clan Cuerno, había sido traído como un clan hermano, y la inesperada batalla contra el Clan Pezuña también había llegado a su fin. Después de haber estado ocupado durante tanto tiempo por la guerra constante, las cosas finalmente se habían calmado, dándole la oportunidad de empezar a buscar realmente un método para volver a casa. Tropezar en otra guerra con su nuevo vecino habría sido el colmo de la estupidez.

—Umm, bueno… —Felicia miró hacia adelante y hacia atrás, escudriñando toda la sala de rituales, con una expresión difícil— Creo que las cosas pueden haber salido bien para el Clan Lobo y el Clan Cuerno, pero puede que se conviertan en un problema para ti personalmente, Hermano Mayor.

Mientras Yuuto seguía su mirada y miraba al otro lado del pasillo, por alguna razón todos los miembros reunidos del Clan Cuerno parecieron ponerse rígidos a la vez en respuesta.

Yuuto frunció el ceño, perpleja. —Hey, Feli–

—¡Eso era justo lo que esperaba de mi tío del Clan Lobo! ¡Sabía que había algo en ti! —Rasmus interrumpió a Yuuto antes de que pudiese terminar su pregunta. El segundo al mando del Clan Cuerno corrió hacia ellos, su cara enrojecida de emoción.

—Hermano Mayor… ¡Me he enamorado de ti otra vez! —Linnea sonó fuerte desde justo al lado de Yuuto, su cara sonrojándose de un rojo brillante y sus ojos brillantes mientras le miraba con amor. —¡Ya no puedo pensar en pasar mi vida casada con nadie más que contigo, Hermano Mayor!

Rasmus continuó sin descanso. —Había pasado tanto tiempo y esfuerzo tratando de convencerlos con mis propias palabras, sin embargo, ¡pensar que con tan sólo ese corto intercambio se podría llevar sus corazones al cambiar! Dios mío, si eso no es prueba de tu capacidad de ser un gobernante supremo, entonces el título en sí no tiene significado.

Rasmus estaba prácticamente brotando, pero Yuuto tenía problemas para seguir exactamente de lo que estaba hablando. ¿Qué había sucedido para que estos dos tuvieran un aumento tan repentino en su opinión de él? Todo lo que había hecho era mirar enojado a un idiota arrogante. Tanto Rasmus como Linnea habían hecho exactamente lo mismo ellos mismos.

Miró a Felicia en un intento de ayuda, pero ella estaba colgando la cabeza entre sus manos, cubriéndole la cara como si estuviera triste.

—…¿Qué hice exactamente? —Preguntó Yuuto, desconcertado.

***

—Es una ciudad muy animada, ¿no? —Alexis comentó.

Después de salir del palacio, Alexis miró a diestra y siniestra a sus alrededores mientras caminaba por las calles abarrotadas de Fólkvangr. Los niños pequeños corrían de un lado a otro de su camino, riendo, como guiados por la música de gaita y las canciones que se arrastraban en el aire. La ciudad estaba inundada del ambiente de celebración, y había sonrisas en los rostros de todos.

Al pasar por un puesto callejero que aparentemente servía como un bar improvisado, vio a gente bebiendo en plena luz del día. Cada uno de ellos se alegraba, regocijándose por los momentos de paz con los que habían sido bendecidos.

—Y entonces, ¿cómo fue? —Alexis continuó, hablando con el joven pelirrojo que caminaba justo delante de él— Me arriesgué mucho viniendo aquí contigo para conocerlo. Seguramente tienes una opinión, al menos.

Aunque traer a un goði como él había asegurado su entrada a la sala de ceremonias, no había nada seguro en irrumpir en la fortaleza del Clan del Cuerno sin hombres ni sirvientes, sin mencionar que Steinþórr era el asesino de su predecesor. Cuando el niño lo sugirió, Alexis tenía serias dudas sobre su personalidad. No era el acto propio de un patriarca al que se le había confiado la vida de todo un clan.

Además, Steinþórr había interrumpido una celebración sagrada con un comportamiento audaz, provocando a todos los que lo rodeaban. Por un momento, Alexis había empezado a dudar de la cordura del chico. Alexis había tenido una amplia experiencia en su posición como goði lidiando con situaciones caóticas y a menudo violentas, pero todavía tenía escalofríos al pensar en lo que acababa de ocurrir.

Por supuesto, la lógica del joven era sin duda muy simple. Si llegaba el caso, este joven poseía la absoluta confianza de que podría luchar para salir de territorio enemigo solo, y volver a casa sano y salvo.

Esa confianza no era tampoco una mera arrogancia. Este monstruo tenía la ridícula fuerza necesaria para hacer una cosa así una realidad. Sin embargo, si por casualidad tal situación se hubiera producido, Alexis no habría tenido esperanza de sobrevivir. Goði o no, no habría sido extraño para él ser ejecutado como castigo por traer a Steinþórr con él en el peor de los casos.

Una vez más, sintió una profunda sensación de alivio por haber logrado salir de allí en una sola pieza.

Steinþórr se volvió para responder a Alexis con su expresión despreocupada e inocente. —Sí, gracias de nuevo por traerme aquí. Quería echarle un vistazo al menos una vez, al llamado “Black One”

—No uses ese nombre a la ligera. Nos causará problemas. —Alexis frunció el ceño y regañó a Steinþórr en voz baja. Ese nombre era el tabú más alto del Santo Imperio de Ásgarðr. No estaba nada bien hablar de ello en el centro de la ciudad.

—A quién le importan detalles como ese. —Sin siquiera una pizca de preocupación por la advertencia, el patriarca del Clan Relámpago arrancó un fuerte mordisco de la carne que llevaba.

«Maldito bárbaro». Alexis no pudo resistirse a maldecir al chico en su corazón.

Oficialmente, el patriarca de un clan era un vasallo local al servicio del Divino Emperador. Como un alto funcionario del gobierno central permitía el honor de representar al Divino Emperador, un goði era mucho más alto en el cargo. Pero eso era, por supuesto, nada más que su estatus oficial, y Alexis no tenía casi ningún poder político real.

Aun así, los señores de los clanes locales confiaban en la autoridad del Divino Emperador para respaldar su derecho a gobernar sus regiones. Como mínimo, se les exigía que mostraran respeto verbal al emperador y a los que estaban por encima de ellos en el puesto. A pesar de eso, un goði que representaba al Divino Emperador tuvo que lidiar con un chico insolente que le hablaba igual que a todos los demás. Fue realmente desconcertante.

—El hombre que destruirá el mundo, ¿eh? —Steinþórr murmuró en voz alta— Sólo me lo creí a medias, pero terminó siendo más de lo que esperaba.

—Entonces, ¿aceptarás nuestra petición? —preguntó Alexis.

—Sí, lo haré. contra él, creo que podría volverme loco.

El hombre conocido como el Dólgþrasir mostró sus dientes con una sonrisa salvaje.


Anterior | Index | Siguiente