Monte Atago

Kioto

En la entrada de un túnel al que llamaban el «viejo túnel», se encontraba Fujikawa Tsukiomi en soledad, suspirando por enésima vez. Miraba fijamente la pantalla brillantemente iluminada de un celular que mostraba las 10:45 pm. No había ninguna llamada entrante, lo cual no podía decidir si era algo bueno o malo.

Un frío viento nocturno de época decembrina sopló a través del túnel, haciendo que Tsukiomi se estremeciera. Las luces de una máquina expendedora que estaba a su lado, parpadeaban y se apagaban una y otra vez. Tsukiomi pensaba que, si alguien se enteraba que estaba allí, nunca lo perdonarían, pero igualmente iba a esperar un rato más. Tsukiomi era una estudiante de primer año de preparatoria en la Academia de Magia de Tokio. Él había estado muy cerca de Kazuma y Kippei desde que se conocieron en la primaria. Por eso, cuando Kazuma dejó la academia luego de que Wizard´s Breath asesinara a sus padres, no estaba muy seguro de lo que debía hacer. Cuando Kippei decidió seguir a Kazuma, pensó que era algo natural. Y él también habría ido con Kazuma sin vacilar, aunque Kippei no se lo hubiera pedido. Lo que Wizard´s Breath le había hecho a Kazuma le había destrozado el corazón.

Kazuma solía ser un chico tranquilo. Inusualmente pese a estar en la clase especial, no tenía ningún sentido de superioridad, y más bien odiaba a los que pensaban que la magia era lo único que importaba.

Por lo que sabía Tsukiomi, Kazuma utilizaba su magia de desintegración, pero nunca había hecho desaparecer un ser vivo… al menos no antes de lo que les hicieron a sus padres. Aquel incidente lo había vuelto inmisericorde. Fue Wizard´s Breath el único responsable del nacimiento de los Trailers.

Tsukiomi quería hacer todo lo posible para ayudar a Kazuma. Y esa era la verdad. Sin embargo, tras haber abandonado la academia para unirse a los Trailers, solamente había una cosa que rondaba su mente todo el tiempo: Era Chigi Youko, su maestra de la preparatoria. Tsukiomi conocía a Youko desde que estuvo en secundaria.

Como los edificios de preparatoria y secundaria estaban uno al lado del otro, Tsukiomi veía a menudo a Youko, la profesora de preparatoria. Mientras estuvo en secundaria, Tsukiomi sólo habló con Youko una vez. La conversación no fue más que un saludo casual, pero con solo recordar la sonrisa que ella le mostró esa vez, el corazón de Tsukiomi comenzaba a palpitar más rápido, y su cara enrojecía y se alteraba al darse cuenta de lo que sentía.

Incluso después de entrar en la preparatoria, cada vez que visitaba la sala de profesores, la mirada de Tsukiomi la buscaba inconscientemente a ella, y esos sentimientos fueron notados rápidamente por Kazuma y Kippei. Sin embargo, su relación tan solo era la de una profesora y su alumno. Una mujer adulta y un simple niño. Tsukiomi no podía acercarse a Youko, y mucho menos confesarle sus sentimientos, porque sabía que ella nunca se fijaría en un niño como él.

Eso cambió, irónicamente, poco después de lo que pasó con los padres de Kazuma. Youko solía preguntarle a Tsukiomi por el paradero de Kazuma. Sin embargo, durante un tiempo, Kazuma no estuvo en contacto con nadie y ni siquiera Tsukiomi o Kippei sabían dónde estaba.  Así que, por supuesto, no podía responder a nada, pero Youko seguía insistiendo. Tsukiomi sabía que ella era una maga de nivel avanzado que pertenecía a Wizard´s Breath. Así que, desde el punto de vista de Kazuma, Chigi Youko era una enemiga.

Tsukiomi estaba consciente de eso, pero cada vez que Youko se dirigía a él se alegraba, aunque pensara que sólo estaba animando a un alumno conmocionado por la pérdida de su mejor amigo.

El tiempo que pasaban juntos se iba alargando poco a poco, y la distancia entre ellos se iba estrechando. ¿Quién podría haberlos detenido en una situación así? Finalmente, Tsukiomi le confesó sus sentimientos a Youko. No quería arrepentirse después. Ella le correspondió haciéndolo sentir como si hubiese ascendido al mismo cielo.

Sin embargo, Tsukiomi no podía decírselo a nadie. Ni siquiera sus mejores amigos, Kazuma y Kippei. Por eso decidió dejar la escuela por el bien de Kazuma, pero no podía soportar la idea de estar lejos de Youko.  Por eso estaba allí, esperando solo en aquel túnel…

Abrió su celular con los dedos fríos por el viento helado. La hora que aparece en la pantalla indicaba que habían pasado 20 minutos más.

Sorbiendo con la nariz, encogió los hombros. Tsukiomi era alto y larguirucho; Kippei a menudo se burlaba de él por ser demasiado delgado. O bien su cuerpo no se nutría de lo que comía, o su estómago era demasiado pequeño, pero en cualquier caso tenía una constitución que le dificultaba el aprendizaje, a pesar de sus esfuerzos.

De repente, Tsukiomi sonrió al recordar una vez que Youko dijo: «¡No es justo! ¡Estoy tan celosa!» poniendo una cara de puchero. Luego miró desde la entrada del túnel hasta el otro lado.

Se oyó el sonido de una piedra que se golpeaba ligeramente. Tsukiomi entrecerró los ojos y se quedó mirando el oscuro interior del túnel. Una pequeña figura con una capa negra se dirigió directamente hacia él. Su rostro estaba oculto por la capucha, pero el sonido de sus pasos hizo sonreír a Tsukiomi.

—Youko-san.

Él también comenzó a caminar lentamente, y luego más rápido y más rápido, hasta que finalmente corrió hacia ella. Ambos se encontraron en el punto medio del túnel.

—Lo siento, te hice esperar —dijo Youko mientras se quitaba la capucha.

Su larga cabellera se desbordó y cubrió sus hombros y su espalda.

Tsukiomi levantó la mano y apartó los mechones de pelo que había caído sobre el rostro de ella y los barrió hacia atrás.

Con una sensación de suavidad en su tacto Tsukiomi respondió:

—No se preocupe por eso.

Youko levantó la vista y miró sonriéndole con tristeza.

—Estaba preocupada.

Tsukiomi asintió.

—Lo sé. Yo también estaba preocupado por usted.

—Lo sé…  

Ninguno sabía en que punto acabarían luchando en bandos contrarios. Pero el mero hecho de ver a Youko sana y salva, hizo que olvidara por completo que había estado expuesto al viento frío.   

Tsukiomi tomó la mano de Yoko. Había algo que quería preguntarle.

Pero al sentir la calidez de la mano de su amada, se dio cuenta de que tenía sus manos frías.

Inmediatamente soltó la mano de Youko, pero esta vez fue ella la que tomó la mano de Tsukiomi.

—Lo siento, Tsukiomi. Lo siento mucho. No quería hacerte esperar tanto…

Se llevó la mano de Tsukiomi a la boca y empezó a calentarla con su aliento.

—N-No se preocupe… esto no es nada…

La cálida exhalación de su aliento hizo que las mejillas de Tsukiomi se enrojecieran con una sensación indescriptible.

A Youko no le importó, y rodeó la mano de Tsukiomi con las suyas y la frotó.

Tsukiomi retiró su mano al sentir que no iba a poder resistirse a abrazarla con fuerza.

—E-Escúcheme, Youko-san. No tengo mucho tiempo, así que voy a preguntarle directamente y sin rodeos: ¿puede decirme lo que me dijo aquella vez? ¿vendría conmigo?

Youko levantó su rostro, pero su expresión era de confusión.

—Tsukiomi…

—No quiero escuchar un No, por respuesta —dijo Tsukiomi—. Realmente estoy muy preocupado por usted.

—Estoy consciente de eso… —Youko agachó la cabeza.

—Entonces…

Yoko interrumpió la petición de Tsukiomi.

—Aun así, la respuesta es no.

—¡Yoko-san!

La voz de Tsukiomi reverberó por el túnel y se repitió en un eco.

—Esto es más complicado de lo que crees —explicó Youko— . Tienes que entenderlo.

Tsukiomi no se rindió.

—Lo sé, lo sé muy bien. Si deja todo atrás, yo sería lo único que le quedaría. Sé que eso la preocupa.

Youko se volteó hacia otro lado para evitar la mirada de Tsukiomi.

—Eso no es cierto… No, de la forma que crees… Es cierto que serías lo único que me quedaría. Pero eso no es lo que me preocupa. En lo que estoy pensando es en lo que haríamos después de huir.

—Con mi magia, deberíamos poder vivir sin que ninguno de ellos nos encuentre —Tsukiomi miró a Yoko con una mirada intensa, como si le dijera que no se preocupara.

Yoko asintió.

—Talvez… Pero no es tan sencillo. Tú no sabes lo que Wizard´s Breath es capaz de hacer.

A Tsukiomi le sorprendió la actitud de advertencia de Youko.

—¡Por favor no me hable como si fuera un niño ingenuo! Sé exactamente de lo que estoy hablando. Sé exactamente a qué tipo de organización pertenece usted y sé a quién estoy traicionando.

Finalmente, Yoko levantó la vista y estableció contacto visual con Tsukiomi. Pero ella no respondió.

Tsukiomi agarró a Youko por los hombros, esperando persuadirla de alguna manera.

—Por favor. Sólo quiero pedirle una cosa.

—Tsukiomi…

—Diga que vivirá en la sociedad humana conmigo. Yo la protegeré. No dejaré que nadie le haga daño.

—…

Youko se limitó a mover la cabeza de un lado a otro en silencio.

—¡Yoko-san!

Su nombre resonó en el túnel una vez más. El sonido era una mezcla de ira y decepción.

Youko miró a Tsukiomi y suplicó entrecortadamente:

—Espera… solo espera un poco más…

Mirando los ojos tristes de Youko, Tsukiomi puso la misma mirada triste y murmuró:

—Ojalá pudiera llevarmela por la fuerza…

—Pero no lo harás… —respondió Youko.

—No, no lo haré… nunca podría. Que usted me odie, es el miedo más grande que tengo.

Tsukiomi soltó los hombros de Youko y dio una mueca de automotivación. Su expresión era tan frágil que Yoko no pudo evitar abrazarlo.

—Eres un hombre fuerte, Tsukiomi. Me dijiste que lo dejarías todo para estar conmigo. Pero a diferencia de ti, yo soy débil y cobarde. No te culparía si llegaras a odiarme.

El brazo de Tsukiomi rodeó la cintura de Youko.

—Jamás podría odiarla.

Los dos se abrazaron con fuerza.

—Está bien. Esperaré un poco más. ¿Podríamos encontrarnos de nuevo aquí?

—Por supuesto —Youko asintió.

El viento sopló desde el otro lado del túnel y Tsukiomi sintió un escalofrío.

A pesar de que la abrazaba con tanta fuerza, sintió frío como si estuviera solo…

***

Era la una de la madrugada y Tsukiomi regresaba a través de los espejos hacia el escondite de los Trailers. En su mente, por supuesto, estaba el recuerdo de Youko, a quien acababa de dejar; Quería huir con ella a un lugar donde ni los Trailers ni Wizard´s Breath pudieran molestarlos.

Como instructora de magia evasiva en la Academia de Magia de Tokio, Youko era también una oficial de Wizard´s Breath. No podía desobedecer las órdenes de arriba, por lo que nunca sabía cuándo se le pediría que entrara en combate con los Trailers. Y el propio Tsukiomi estaba en una posición similar.

«A menos que escapemos de esto, uno de nosotros va a morir tarde o temprano».

Teniendo en cuenta lo involucrada que estaría Youko, Tsukiomi pensó que debería habérsela llevado a la fuerza.

—¡Oye, Tsukiomi!

Tsukiomi se estremeció cuando alguien le habló por detrás. Salió de su reflexión y se dio la vuelta.

—Kippei…

Antes de que se diera cuenta, Tsukiomi estaba caminando por la zona residencial, atravesando la puerta de la mansión y subiendo las escaleras hasta la puerta principal.

Frente a la gran puerta principal, Tsukiomi se detuvo y miró a Washizu Kippei.

Kippei le sonrió.

—¿Por qué la cara larga?

Tsukiomi se quedó en silencio, con los ojos fijos en su ropa.

Había manchas oscuras por toda la chaqueta y los pantalones que llevaba Kippei. Era difícil saber qué era porque la ropa era negra, pero olía a hierro por lo tanto Tsukiomi supo inmediatamente que era sangre.

—N-no, por nada… —respondió Tsukiomi—. por cierto, y esas fachas…

Cuando Tsukiomi lo señaló confundido, Kippei volvió a hacer una sonrisa burlona.

Tirando del pecho de su propia ropa, Tsukiomi se sintió mal al ver a Kippei fruncir el ceño.

Ya sea la sangre de un hombre o de varios, estaba seguro de que había herido a alguien.

—Oye

De repente, sintió una mirada sobre su cara y sus ojos se abrieron de par en par.

—¿Q-Qué pasa?

—Te pregunté si querías venir conmigo. ¿Qué te pasa?

Tsukiomi se había quedado pensativo hasta que oyó que Kippei le decía algo.

Le miró con curiosidad y Tsukiomi se apresuró a responder.

—No, yo paso…

—Bien, entonces nos vemos.

Kippei abrió la puerta primero y entró en la casa. Tsukiomi, que le había estado siguiendo con la mirada, respiró aliviado cuando la puerta se cerró tranquilamente.

«Ah, no importa. Esa sangre no es de Youko-san ni nada…»

Con esto en mente, alcanzó el pomo de la puerta. En cuanto lo agarró, sintió una sensación resbaladiza, y Tsukiomi apartó apresuradamente la mano.

Su mano estaba manchada de sangre.

—Kippei…

Horrorizado, Tsukiomi abrió la puerta con la mano ensangrentada, como si no le quedara de otra.

El interior de la casa estaba tan frío como el exterior.

Cuando vio la alfombra del pasillo, frunció aún más el ceño.

El lugar por donde había caminado Kippei estaba claramente marcado con huellas de zapatos hechas con sangre.

Tsukiomi entró en la sala del fondo.

«Está loco… ese tipo está loco…», dijo en su mente una y otra vez mientras caminaba dando pasos largos.

La mansión se había ampliado gracias a los magos usuarios de magia negra, así que cuando Tsukiomi finalmente llegó a la habitación que quería, respiraba un poco cansado.

La puerta se había dejado ligeramente entreabierta.

Asomándose al interior, Tsukiomi golpeó la puerta con el dorso del dedo.

—Kazuma, ¿tienes un momento?

No hubo respuesta, pero entró de todas formas.

En lugar de una respuesta, la voz de Kazuma llegó desde el fondo de la habitación.

—Sí, hazlo. Llámame cuando hayas terminado… Sí, cuento contigo…

Estaba de pie frente a un gran escritorio de madera en el fondo de la sala.

Con un celular en la oreja, Kazuma se giró y miró a Tsukiomi, con la boca abierta.

Colgó la llamada, hizo rodar el teléfono descuidadamente sobre el escritorio y se acercó a Tsukiomi.

—Pareces ocupado —dijo Tsukiomi.

—Sí, como puedes ver…

Kazuma se encogió de hombros y soltó una risotada. Se dirigió a una máquina de café que estaba en la pared de la habitación y preguntó: ¿Y bien? ¿qué es lo que querías? mientras tomaba el recipiente.

Levantó la jarra y preguntó: ¿Quieres un poco?

Tsukiomi hizo un pequeño movimiento de cabeza.

Al verle preparar el café, Tsukiomi no esperó y dijo:

—Vi a Kippei hace un rato.

Pudo escuchar como Kazuma soltó una risotada.

—Así que ya regresó. Maldita sea, le dije que viniera aquí primero, pero es un…

Estaba bebiendo su café recién servido.

Tsukiomi, un poco molesto por el tono ligero de Kazuma, añadió:

—Parece que ha vuelto a matar a mucha gente.

—…

Por fin Kazuma se dio la vuelta. Con la taza aún pegada a los labios, volvió a mirar a Tsukiomi.

Tsukiomi se dirigió a la parte trasera de un sofá que estaba frente a Kazuma, y se sentó en el respaldo.

—Kazuma, debes haber notado que algo anda mal con Kippei. Sugiero que lo saques del equipo de operaciones.

Cuando escuchó eso, Kazuma bajó la taza y dijo:

—¿Es porque está inusualmente motivado?

—¿Motivado? Ha secuestrado, torturado y matado a magos que no tenían nada que ver.

La voz de Tsukiomi estaba llena de una ira que no podía ocultar, pero Kazuma se limitó a encogerse de hombros y dijo sin rodeos:

—Tú no sabes si estaban involucrados en algo.

—Pero… antes no mataba a nadie excepto a gente importante —replicó Tsukiomi—. ¡Ya sabes de qué hablo!

Los ojos normalmente suaves y caídos de Tsukiomi se levantaron. Kazuma se llevó la taza a la boca nuevamente y bebió su café.

Tsukiomi insistió.

—Kippei no sólo hace eso a los magos de Wizard´s Breath, sino a todos los que le parecen mínimamente sospechosos. Los tortura horriblemente. Es como un asesino en serie.

Al ver que Kazuma no dijo nada, Tsukiomi se sintió incómodo.

«¿Será posible que Kazuma piense que Kippei está cuerdo?  ¿O acaso es Kazuma quien le ordena hacer esas cosas?»

Si ese era el caso, Tsukiomi llegó a la conclusión de que lo que estaba haciendo era una tontería.

Se calmó un poco, bajó los hombros y miró a Kazuma; Tenía una cara seria, y no tenía ni idea de lo que estaba pensando.

Se levantó del respaldo, apartó la mirada de Kazuma y dijo:

—Sé que Kippei está desesperado. Está desesperado por lo que le pasó a Tsunehiko. Pero tenemos que detenerlo…

El nombre de Tsunehiko, el hermano menor de Kippei salió a relucir.

Tsukiomi recordó la cara del chico y sintió pena por él. Tsunehiko y Kippei habían luchado contra Wiseman, un miembro del consejo de Wizard´s Breath, y como resultado, Tsunehiko acabó perdiendo su magia.

había ocurrido hace apenas unos días.  Cuando se priva a un mago de su magia, es lo mismo que privarle de su vida.

Tsunehiko fue llevado allí por Kippei para someterlo a un tratamiento psicológico, pero a la tercera noche, Tsunehiko se suicidó… y quien lo encontró muerto, fue el propio Kippei.

Encontró a Tsunehiko colgado en su habitación, lo bajó, no habló con nadie, no asistió al funeral que Kazuma organizó para él y desapareció. Nadie supo a donde fue, pero una semana después, regresó como si nada hubiera pasado. O eso aparentaba… Desde entonces, Tsukiomi comenzó a ver a Kippei como una figura misteriosa y perturbadora.

Kazuma no era indiferente al cambio que había tenido Kippei.

Tsukiomi levantó la vista al escuchar el sonido de la vajilla tintineando. Vio que Kazuma había colocado la taza sobre el escritorio, se había cruzado de brazos y lo miraba con interés.

—Tsukiomi, ¿Qué pasa contigo? Tú también estás raro —preguntó Kazuma con curiosidad.

—¿Eh?

Cuando Tsukiomi parpadeó sorprendido, Kazuma sonrió.

—Es muy raro que tú levantes la voz. ¿Qué te pasó? dime.

—A-A mí no me ha pasado nada…

Tsukiomi tartamudeó y se volteó instintivamente. Kazuma era bastante perspicaz y no quería que se diera cuenta que estaba frustrado porque su plan con Youko no resultó. Y encima cuando se encontró con Kippei, se frustró aún más, así que fue allí para desahogarse con Kazuma.

—S-Sólo vine a decirte que… Kippei ha estado actuando de forma extraña y que deberías dejarlo descansar un rato.

Kazuma resopló. Era una actitud ambigua que podría haberse tomado como una señal de que se había dado cuenta de algo. Sin embargo, asintió inmediatamente y respondió con una sonrisa:

—De acuerdo. Hablaré con él, ¿te parece?

Tsukiomi respondió con la vista hacia otro lado.

—Si… por favor…

Tsukiomi temía que, si se quedaba allí, sería interrogado innecesariamente, así que se dirigió a la puerta para salir inmediatamente. Pero cuando estaba a punto de irse, Kazuma lo llamó.

—Tsukiomi.

Cuando Tsukiomi le devolvió la mirada, no tenía su habitual sonrisa de autocomplacencia, si no una sonrisa llena de preocupación.

—Hablaré debidamente con él. No te preocupes.

Tsukiomi mantuvo la boca cerrada, asintió con la cabeza y salió de la habitación.

Según Tsukiomi, Kazuma era capaz de controlar a Kippei.

***

Enero… 1999

Takeshi pasó el fin de año en la mansión de la fundación Phoenix.

Desde que fue transportado al pasado, las cosas habían ido de mal en peor muy rápidamente.

En noviembre de 1998, Wizard´s Breath ofreció a los Trailers negociaciones previas a la guerra. Los Trailers no accedieron. En una reunión de la Asociación Internacional de Magos, Wizard´s Breath presentó una petición a los representantes del C7, llamando a la unidad y a la participación en la destrucción y el desmantelamiento de los Trailers. Como resultado, el consenso del C7 fue ofrecer un tratado de paz entre Wizard´s Breath y los Trailers. Pero Trailers se negaron.

Wizard´s Breath convocó una nueva reunión del C7 y solicitó que se librara una batalla a pequeña escala en el menor tiempo posible. El acuerdo consistiría en que una parte de Tokio sería rodeada por una barrera de protección y que sólo lucharían magos seleccionados de los Trailers y de Wizard´s Breath, y el perdedor tendría que acatar las exigencias del ganador.

Los Trailers sí aceptaron eso. La fecha se fijó para el 10 de enero, y toda la comunidad mágica observó con gran expectación. El día de esa reunión se conocería más tarde como el día en que estalló la denominada «Primera Guerra mágica».

Mientras el mundo mágico entraba en el largo y duro invierno, Takeshi se había adaptado por fin a la vida en la casa de los Brave y realizaba las tareas que le asignaba el presidente, Argon Brave.  Argon le dijo a Takeshi que podía quedarse si no tenía otro lugar a donde ir, pero a cambio de comida y refugio, tendría que realizar las tareas de la casa.

Por ello, Takeshi se mantenía ocupado junto a otros tres empleados a los que se les encomendaba la gestión de la mansión y el jardín.

A Clank, un hombre de mediana edad que también era secretario y mayordomo de Argon, se le asignaba que organizara el estudio y llevara los materiales, a Kitty, que siempre intentaba mantener la casa limpia, se le asignaba que barriera y trapeara la casa, y a Dan, un viejo jardinero que mantenía un gran jardín, se le asignó que llevara abono y ayudara a construir un nuevo huerto.

Kitty era una mujer joven de poco más de veinte años, pero mal hablada y cuando Takeshi le decía que no podía hacer algo en ese momento porque tenía otro trabajo que hacer, iba tras él con una escoba para golpearlo.

Sin embargo, era una mujer vivaz que tomaba más iniciativa que nadie en la casa, cocinando todas las comidas para los Braves y a veces jugando con Sophia, y aunque Takeshi tenía que ayudar a Kitty a preparar la cena, cada vez le resultaba más agradable trabajar con ella. Mientras Takeshi trabajaba en la casa, Sophia lo hacía en su taller. Algunos días sólo la veía a la hora de comer, pero a veces al despertar por la mañana se encontraba a Sophia durmiendo junto a él en la misma cama, como si fuera lo más natural del mundo. Por supuesto, cuando esto ocurría, la echaba de su habitación, pero al cabo de unos días, la situación volvía a ser la misma. Además de ayudar en la casa, Takeshi también se encargó de aprender más sobre el mundo mágico, yendo a la biblioteca y preguntando a los Braves y a Kitty cuando tenía alguna duda.

El 10 de enero.

Takeshi había estado temiendo ese día. La noche anterior estuvo tan inquieto que apenas pudo dormir. No tenía sentido pensar en lo que podía hacer al respecto.

Aunque lo sabía, no podía evitar sentir un pesar cuando pensaba en lo que iba a ocurrir. Le recordó una escena que le mostraron una vez como espectáculo en una sala de cine en el mundo de Washizu Kippei y la supuesta magia ilusoria. Shijou Momoka y los demás magos de Wizard´s Breath de pie sobre la estructura de acero de la Torre de Tokio, iluminada en rojo brillante, y los magos de los Trailers flotando en el cielo. Fue una batalla acordada entre los dos bandos. Takeshi vio con sus propios ojos lo que había ocurrido allí. Todavía quedaba la duda de que las imágenes que Washizu le había mostrado pudieran ser falsas, pero seguía siendo seguro que habría una batalla al día siguiente. A Takeshi le habían enseñado en la clase de historia de la magia de la academia de magia Subaru, que se trataba de un acontecimiento importante que marcó un antes y un después.

Por la mañana, se levantó de la cama con un estado de ánimo sombrío y, aunque se vistió despacio, no le apetecía salir a desayunar. Se paseó por la habitación, sintiendo que no debería estar haciendo eso. Se preguntaba si debía ir e intentar detener a Kazuma de nuevo, pero ya había pensado en ello muchas veces y se había rendido. No tenía el material adecuado para convencerlo. Probablemente se preocupara genuinamente por sus amigos, pero ya debía estar hecho a la idea de que habría muchas bajas en esa batalla.

«Si le digo que Tsukiomi va a morir…». Pero Takeshi dejó escapar un fuerte suspiro. «Podría ayudar a Tsukiomi si se lo digo… pero al mismo tiempo, puede que Gekkou y yo nunca nazcamos».

Takeshi no sabía si su madre, Youko, en esa época estaba realmente enamorada de Fujikawa Tsukiomi, pero si lo estaba, su futuro cambiaría sin duda si él sobrevivía. Youko nunca se casaría con el padre de Takeshi.

«¿A caso quiero que él muera…?»

Sonrió con desprecio al pensar en su propia crueldad egoísta.

«No pretendo ir a ver a Kazuma porque no quiero que él muera…»

«Por el bien de Tsukiomi, Kazuma podría dejar de luchar hoy…»

Takeshi golpeó ligeramente su frente con su puño.

«Ya basta…»

«Solo por ponerme aquí a pensar, nada va a cambiar. Cientos de personas morirán en la batalla que tendrán los Trailers y Wizard Breath. No hay nada que yo pueda hacer para impedirlo…»

En ese momento, la manilla de la puerta hizo un clic. Takeshi se limitó a mirar la puerta. Lentamente, en silencio, la puerta se abrió. La chica pelo rojo y ojos color avellana lo miraba a través de la abertura.

—Sophia.

Cuando Takeshi le habló, ella parpadeó sorprendida por un momento y se apresuró a cerrar la puerta.

Era como si no hubiera esperado que la encontrara. Sin embargo, Sophia no tardó en cambiar su comportamiento sigiloso y abrió la puerta con energía.

—¡Buenos días! Veo que ya estas levantado —dijo Sophia con una mirada algo decepcionada.

Aparentemente había llegado para meterse bajo sus sabanas de nuevo.

Takeshi sonrió con amargura.

—Buenos días, Sophia. Cuando entras en la habitación de alguien, al menos deberías tocar la puerta.

Sophia levantó el dedo índice y lo agitó hacia los lados.

—Sabes, Takeshi… Esta es mi casa. Puedo entrar a donde quiera. No tengo que llamar a la puerta en ningún sitio, excepto en el sanitario. Y, por supuesto, en el cuarto de baño. Sin embargo, como soy una dama, nunca entraría a la fuerza cuando tú te estés bañando. Sólo me iba colar en el vestidor para llevarme el patito de hule o para cambiarte la toalla.

—¿Acabas de decir que te colaste?

—¿Eh?

Sophia puso los ojos en blanco deliberadamente. Inmediatamente sonrió ampliamente y le dio una palmada en el hombro a Takeshi.

—¡Claro que no!

—¿Eh?

—No te vas a enojar por eso a estas alturas ¿verdad? tú y yo… conocemos los patrones de la ropa interior del otro. Incluso sabes mi talla de sujetador.

—…

El rostro de Takeshi se volvió serio y fingió no haberla escuchado.

—¡Ah, espera, Takeshi! ¡No puedes dejar a tu esposa aquí!

—¿¡Quién es mi esposa!?

Takeshi miró a Sophía, que lo seguía, y replicó:

—Sophia, tú no eres mi esposa y yo no soy tu esposo.

—¿Entonces tú quieres ser la esposa? —dijo Sophia ladeando la cabeza.

—¡No!

Cuando Takeshi hizo todo lo posible por negarlo, ella le replicó.

—Ya viste mi ropa interior…

Debido a que era cierto que la vio, Takeshi no dijo nada al respecto.

—No lo niegas ¿cierto? la viste ¿no? Mi ropa interior con lunares. Mi ropa interior favorita con volantes. ¡Y mi ropa interior de color blanco! —exclamó Sophia mientras extendía los dedos de sus manos y los agitaba.

—B-Bueno sí… —Takeshi se vio presionado y se cedió—. F-Fue porque Kitty-san me dijo que doblara la ropa de la lavandería, no porque quisiera hacerlo…

—¿Qué estás murmurando? ¡te cuesta admitirlo! ¿no?

Difícilmente él quería verla intencionalmente, pero se sentía un poco culpable, así que no pudo discutir.

—¡No hay excusa para meter las manos en la ropa interior de una señorita y decir que no era tu intención! —Por alguna razón, eso era muy convincente—. Escúchame Takeshi: has lavado mi ropa interior tantas veces que es casi como si me hubieras dado un anillo de compromiso.

—¿Aah?

—Además, dormimos juntos, excepto cuando estoy ocupada.

—Pero eso… es cosa que tú haces.

—Creo que serías un buen esposo.

—¿Esposo?

—Tú te ocuparás de la casa, yo trabajaré duro, y el día de nuestra boda dejaremos a los niños en un restaurante un poco costoso y …

—¡Sophia…… Sophia!

La fantasía parecía prolongarse indefinidamente dentro de la cabeza de Sophia, por lo que Takeshi agitó la mano ante el rostro embelesado de ella.

—¡Oh no puede ser! —Sophia miró a Takeshi con un sobresalto—. Olvídate de esas cosas, Takeshi. Hoy es un día importante.

Al decir esto, Sophia agarró con fuerza las manos de Takeshi mientras se miraban de frente le dijo:

—Cuando hayas terminado tu trabajo matutino, ven a mi habitación después de comer.

Takeshi asintió.

—E-Está bien…

Pero entonces recordó lo que se suponía que va a pasar ese mismo día, y los sentimientos inquietantes volvieron a aparecer.

—E-Escucha, Sophia…

Takeshi levantó la vista para decirle que hoy no podría ir a su habitación, pero ella ya había salido al pasillo.

***

A mediodía, Takeshi estaba en la cocina después de haber almorzado temprano. Kitty le había pedido que lavara los platos como siempre. Hale y Sophia, que estaban en el comedor, ya se habían ido. Kitty, con su delantal, iba y venía entre la cocina y el comedor con la urgencia de un ratoncito.

—Ya puedes irte, Takeshi.

Kitty se limpió las manos mojadas con un paño del bolsillo delantero de su delantal.

Takeshi se quitó el delantal un poco más grande que le habían prestado.

—Entiendo. Entonces me marcho.

Colgó su delantal en su lugar habitual en la pared y salió de la cocina. Pero cuando salía del comedor hacia el pasillo, Kitty le llamó.

—Por cierto, Sophia dijo que quería que fueras a su habitación. Ella te llamó ¿no?

cuando Takeshi se volteó, vio la cara sonriente de Kitty.

—Sí, más o menos…

—Entonces tienes que ir.

Takeshi sospechó de la cara sonriente de Kitty y le preguntó:

—Estoy seguro de que no es nada urgente…

Ella dejó escapar un evidente suspiro.

—La chica te quiere en su habitación. Tanto si es urgente como si no, lo normal es que vayas enseguida. ¡Vamos, vete, vete!

Al salir de la cocina, Kitty agarró a Takeshi por los hombros.

Al hacerlo, destacaba su estatura, veinte centímetros más baja que la de Takeshi, y la parte superior de su cabeza de pelo rubio, brillante y ondulado, podía verse directamente. Empujó los hombros de Takeshi y le dio la vuelta, luego le dio una ligera nalgada y lo empujó hacia el pasillo. El gesto fue como algo que le harían a un niño, y a Takeshi no le hizo ninguna gracia, pero siguió caminando tranquilamente.

Cuando le preguntó al secretario Crank que le dijera la edad de Kitty, dijo que sólo tenía 20 años.

No era mucho mayor que Takeshi. Aun así, lo envió al pasillo de esa forma, pero él se dirigió a su habitación.

«Supongo que puedo ir a la habitación de Sophia más tarde…»

No estaba de humor para hablar con Sophia en esos momentos. En menos de una hora, la batalla de Tokio entre Wizard´s Breath y los Trailers iba a dar comienzo.

La casa Brave se encontraba ubicada en Lyon (Francia), a ocho horas de Tokio. Por allá, ya debería ser de noche.

En la sociedad mágica, no había un solo mago que no supiera de la batalla de Tokio.

Y Argon, el presidente, no estuvo a la hora de comer.

El C7 no participaría en la batalla, pero todos los líderes de las comunidades, excepto Wizard´s Breath, habían sido convocados a la sala de reuniones de la Asociación Internacional de Magos.

«Todos pensamos que esto determinará si la situación de inestabilidad que hemos vivido cambiará».

Takeshi caminó por el pasillo poco iluminado y miró por la ventana. El bosque estaba cubierto por un grueso manto de nieve.

«Wizard´s Breath y los Trailers se enfrentarán esta noche en una batalla pactada para ajustar cuentas. Sin embargo, los Trailers ganarán la pelea y el C7 no aceptará el resultado… Argon lo sabe porque yo se lo dije».

Takeshi pensó que él ya habría decidido un plan y se habría puesto en marcha para implementarlo.

Entró en su habitación, cerró la puerta tras de él y se dirigió al escritorio, uno de los pocos muebles que había allí. Sobre él se encontraba una espada. Era la que Argon le prestó, por no tener un Aspecto. Era una espada ordinaria que no había sido hecha con la forja mágica, pero era suficiente por el momento.

Twilight era una espada muy especial. Nunca volvería a encontrar una espada tan maravillosa y letal como esa. Takeshi solía pensar, cuando se convirtió en mago, que hubiera sido bonito que su Aspecto fuera un objeto apreciado como el caso de Kurumi, o un objeto único como el de Ida y Mui.

Pero ahora ya no pensaba de esa forma. Towa no era solo sus Aspecto, era una amiga que siempre estaba a su lado. Cuando tenía pesadillas y despertaba, Towa siempre estaba allí para abrazarlo.

No era una herramienta, era ser vivo como todos los demás Y ahora ella ya no estaba. Twilight no volvería a aparecer. Takeshi miró el despertador que había en la mesita junto a su cama.

«Son las 12:14. Todavía estoy a tiempo de detener a Kazuma. Si le digo que Tsukiomi va a morir… seguramente no luchará contra mi madre…».

Takeshi llevaba mucho tiempo pensando en ello, pero aún no se había decidido. E incluso si decidía detener a Kazuma, todavía había algunos problemas que debían ser resueltos.

Normalmente un mago no podía utilizar un espejo para viajar a un lugar en el que nunca había estado.

Pero esto si era posible gracias al botón de «Concierge». El botón tenía la función de llevar a alguien a un lugar específico en el que nunca había estado.

Sin embargo, una vez que ya estuvo allí, el botón concierge ya no era requerido para volver.

El primer movimiento era crucial. Takeshi ya había ido al escondite de los Trailers una vez.

Sin embargo, tanto el escondite de los Trailers como el cuartel general de Wizard´s Breath, eran lugares en los que había que pasar por varios espejos para llegar a ellos, y había hechizos que podían interferir con el recuerdo del camino que recorrió el mago.

Definitivamente necesitaba un botón para llegar a estos lugares. Takeshi no creía que fuera posible atravesar el espejo y llegar de nuevo al escondite de los Trailers.

«Pero el lugar al que quiero ir esta vez no es el escondite de los Trailers». Ya lo había pensado muchas veces, y ahora lo volvió a pensar. «Tengo que ir a Tokio, el lugar que será el campo de la batalla de hoy».

Sólo había una manera de llegar a Tokio, de una forma u otra.

«Estuve confinado en la Academia de Magia de Tokio, y desde allí, fui transportado directamente aquí. Así que debería ser capaz de usar el espejo para volver a la academia».

Takeshi solía ir a la Academia de Magia Subaru. No había necesidad de un botón para ir y venir de la escuela. Los estudiantes y los profesores podían llegar al pasillo de los espejos de la escuela simplemente abriendo los espejos con magia.

«Si el mismo sistema funcionara en esta escuela, podría ir a Tokio.

«Si la escuela de esta época tiene el mismo sistema, podría ir a Tokio. Eso debería ser…».

Takeshi era consciente de que estaba en la sede de la Fundación Phoenix. Si las sedes de los Trailers y de Wizard´s Breath tenían restricciones en el uso de los espejos mágicos, entonces la sede de la Fundación Phoenix no sería diferente.

«Incluso si asumo que está bien marcharme, sigo teniendo un problema».

Estaba en Francia, lo que significa que estaba demasiado lejos de Tokio. Cuando lo llevaron hasta allí desde la Academia de Magia de Tokio, pasó por varios espejos. Eso se debía a que había un límite en la distancia que se podía recorrer en un espejo.

«Probablemente sea imposible llegar a Tokio en un solo tirón desde los espejos que hay aquí, si no paso rápido, podría hacerme daño y no puedo correr ese riesgo ahora».

El tiempo de transición en el espejo era de menos de un segundo. Era casi lo mismo que atravesar una puerta. Sin embargo, a Takeshi le habían enseñado que el espacio dentro del espejo era muy inestable. Sabía que, si el portal se cerraba repentinamente al atravesarlo, su cuerpo sería partido.

«Si no encuentro otra forma de llegar a Tokio, acabaré con los miembros amputados»

Takeshi dejó escapar un fuerte suspiro.

«Podría pedirle a Sophia que me ayude, pero…»

Lo más probable sería que ella no estuviera de acuerdo porque ya sabía lo que sucedería ese mismo día.

«Kitty-san, Crank-san y Dan-san probablemente tampoco podrán ayudarme».

Los tres guardianes de la casa eran leales a Argon y no tenían permitido salir de la casa.

Incapaz de pensar con claridad, Takeshi tomó su espada y salió al pasillo. La casa estaba muy tranquila, como siempre.

«Todos están ocupados, esta vez es bueno que el lugar esté solitario».

Takeshi bajó las escaleras hasta el vestíbulo de la casa y se puso delante de un espejo que había en la pared.

El gran espejo, enmarcado en madera de Paulownia, reflejaba la luz del candelabro en el techo que brillaba en una tonalidad naranja.

Mientras Takeshi se encontraba frente al espejo, con la espada en la mano, escuchó de repente una voz procedente de las sombras junto a las escaleras.

—Sabía que vendrías aquí.

Takeshi se dio la vuelta y vio a una chica con una mirada sombría.

—Sophia…

Ante el asombro de Takeshi, Sophia dijo:

—Takeshi, no lo hagas. Hoy tenemos que quedarnos aquí tranquilitos. Este lugar no es tan seguro, pero es mejor que allá fuera. Además, no podrás salir de la casa de todos modos. Todo el mundo, incluida yo, hemos recibido instrucciones del abuelo de que no te dejemos salir.

—¿¡Qué dijiste!?

—No tuve necesidad de usar mi “Magical Analysis” para darme cuenta de que ibas a intentar ir a Tokio a como diera lugar.

—Sophia, tengo que ir a ese lugar — dijo Takeshi de manera suplicante.

—¡Que no! ¡Definitivamente no! —Sophia sacudió violentamente la cabeza y se acercó rápidamente para colocarse frente al espejo—. ¡No irás a ninguna parte!

Sophia extendió los brazos y lo miró fijamente.

—¡Sophia!

—Hoy va a morir mucha gente. No voy a dejar que vayas allí.

Takeshi se quedó atónito ante sus palabras.

—Yo lo sé… Sé por qué quieres ir a Tokio y sé lo que vas a hacer allí —confesó Sophia con los brazos extendidos.

—No quiero ir allí para pelear.

Cuando Takeshi dijo eso con firmeza, ella negó con la cabeza.

—Lo sé. Vas para persuadir a Ryusenji Kazuma y luego vas ir a salvar a tu hermano. Así que no.

Takeshi se sorprendió —Sophia sabía desde el principio todo lo que Takeshi quería hacer. Se mordió los labios una vez y miró a Takeshi—. ¡Sé lo que estás pensando! Perdió su Aspecto el otro día, pero al ser un Trailer, seguramente ya consiguió uno nuevo. Irá allí para matar a muchos magos de Wizard´s Breath y… te preocupa que lo puedan asesinar…Llevará un Aspecto con el que no está acostumbrado a tratar, y crees que eso podría llevarlo a su muerte.

—…

Mientras Takeshi se quedaba sin palabras, el rostro de Sophia se volvió triste.

—No importa lo que pase, no dejaré que vayas a ninguna parte.

—Sophia…

Takeshi se acercó a ella, puso las manos en sus brazos levantados y ella los bajó lentamente.

Sophia lo hizo con sinceridad. Pero, cuando vio que las partículas mágicas de color púrpura se reunían en los ojos de Takeshi, saltó antes de que el círculo mágico pudiera aparecer.

—¡No puedes esquivarme con tu “Strike Vision”!

Ella lo sujetó por el pecho y él la empujó del hombro para sacudírsela de encima.

—¡S-Suéltame, Sophia!

—¡Voy a tener que pasar al plan B! —exclamó Sophia levantando su vista mientras abrazaba su pecho.

—¿P-Plan B?

—¡Sí, desde ahora y hasta que acabe la batalla, me voy a aferrar a ti de esta forma y no te voy a soltar por nada del mundo!

Sophia lo abrazó con todas sus fuerzas y Takeshi intentó quitársela de encima. Como era de esperarse, en términos de fuerza física, Sophia no era rival para Takeshi. Pero ella hizo algo increíble cuando estaba a punto de ser apartada. 

Se aferró a la ropa de Takeshi con los dientes.

—¡Nyo voa joltaate po naa de mungo!

Ella parecía estar diciendo algo sobre que nunca lo soltaría pasara lo que pasara, pero Takeshi se sorprendió tanto que apartó la mano de ella.

—¡Nyo tengas maf hemedio que usa magia pada mangaame volaa!

Ella ahora hablaba de que solo podría usar magia para mandarla a volar o algo así. Pero como era de esperarse, no podía hacer nada que la terminara lastimando, así que Takeshi levantó las manos en una postura de rendición.

—De acuerdo… me rindo…

Sophia, que seguía masticando su ropa, sólo levantó la vista hacia él, pero seguía sospechando.

—¡No voy a ir a ningún lado! —declaró Takeshi.

Pero los ojos de Sophia seguían sospechando.

—¡En serio no voy a ir a ninguna parte! —declaró Takeshi de nuevo. Ella finalmente soltó la ropa que había estado mordiendo.

—¿De verdad?

—De verdad…

Takeshi asintió con la cabeza en respuesta a la pregunta de Sophia. Ella lo miró con recelo, y tras un momento, dejó escapar un profundo suspiro. Se separó de Takeshi y le sonrió.

—Entonces te daré un regalo por ser un buen chico.

Sophia agarró la manga de Takeshi y tiró de él.

—Ven aquí.

—O-Oye…

Sophia lo llevó a su habitación.

—¿Esta es tu habitación? —preguntó Takeshi con suspicacia.

—Así es. Por aquí, por aquí. ¡Vamos, siéntate!

Sophia tiró de él hacia la sala y lo empujó hacia un sofá rosa para dos personas.

Takeshi suspiró con frustración mientras se veía obligado a sentarse en el sofá. Entonces Sophia se puso delante de Takeshi y dijo con una gran sonrisa:

—Y ahora, de mi bolsillo, he sacado un artefacto mágico, resultado de la forja mágica, que es un secreto de mi familia. ¡Contempla esto! ¡Ta-ra-ra-ra-ra-ra-ra-ra!

Metió la mano en el bolsillo de su ropa de trabajo y sacó un objeto negro con un gesto algo familiar.

—¿Volviste a crear algo?

Cuando Takeshi miró la mano de Sophia, ésta le tendió lo que tenía en la mano.

—¡Síiiii! ¡Eeesteeeeees… el reeeeeceptoor máaaagico!

La última parte fue tan teatral que Takeshi tuvo que preguntar de nuevo.

—¿Qué dijiste que es?

—Ahg, ¡un receptor! un receptor… Rayos, Takeshi. No te sorprendes con nada.

Sophia tartamudeó.

Al parecer, había imitado la voz de cierto robot con forma de gato azul, pero no lo hacía bien y sólo era difícil de entenderle.

<<Nota de traductor Orenohonyaku: creo que en esta parte estaba haciendo alusion a Doraemon. Que Sophia imitaba a Doraemon al sacarse el objeto del bolsillo>>

Takeshi miró lo que Sohpia le mostraba y su estómago se hizo un nudo.

—Claro que estoy sorprendido… por todo lo que está pasando…

Sophia le estaba mostrando un mando de videojuego.

—¡No, no era a lo que me refería! —replicó Sophia con frustración. Luego dejó escapar un suspiro de resignación ante la falta de entusiasmo de Takeshi—. Está bien, entonces me saltaré la explicación.

Takeshi parpadeó sorprendido cuando Sophia dijo eso haciendo un puchero.

—No, explícamelo. Para empezar, no tengo ni idea de por qué me trajiste aquí, así que ¿puedo irme ya?

—¡¡No!!

Intentó levantarse, pero Sophia le agarró por ambos hombros y lo hizo sentarse de nuevo.

—¡Tienes prohibido salir de aquí!

—Solo iba a irme a mi habitación… de todas formas no puedo llegar hasta a Tokio.

—Sí, sí. Lo sé.  Y me alegro de que lo entiendas. Pensaba que, si intentabas atravesar el espejo a la fuerza, tendría que golpearte en la cabeza con mi martillo para detenerte. Pero tú “Strike Vision” seguramente lo habría previsto. Así que pensé que mejor tendría que recorrer la casa y romper todos los espejos que tenemos…

La conversación parecía estancarse y él se estaba asustando, así que la interrumpió.

—O-Oye, Sophia… ¿por qué me trajiste aquí…?

Sophia sonrió.

—Sabes, por eso traje a Tokio aquí, ¡para que tu no tuviera que ir allí!

—¿Qué?

Sophia se colocó frente a Takeshi, se dio la vuelta y encendió el pequeño televisor que había frente a él en el sofá.

Durante unos instantes hubo una oleada de ruido y estática, luego tomó forma y al cabo de unos segundos hubo una imagen clara.

—Eso es…

Takeshi se levantó del sofá sorprendido.

—¡Sí, es Tokio!

Asintiendo ampliamente, Sophia jugueteaba con las crucetas del mando videojuego que tenía en las manos. La imagen mostraba la Torre de Tokio resplandeciendo de color rojo entre las brillantes luces de neón de la ciudad nocturna.

—Sophia, ¿esto es lo que está sucediendo actualmente?

—Sí. Es imagine en tiempo real.

Takeshi sacudió la cabeza con incredulidad.

—¿Por qué están transmitiendo eso en la televisión…?

La imagen se acercó aún más a la Torre de Tokio, en donde se apreciaban varias sombras negras sobre su estructura.

Takeshi se acercó para ver mejor y sujetó el televisor de los costados.

—No lo están transmitiendo, nosotros estamos espiando —Sophia se echó a reír.

—¿¡Espiando!?

—Oh, no, claro que no. Llámalo “reconocimiento”. Realmente no importa. Todos saben que el Wizard´s Breath y los Trailers se enfrentan hoy.  Ahora mira esto…

Sophia movió la cruceta del mando, y la imagen se movió de lado a lado como alguien que sacude la cabeza. Con muy buena habilidad, proyectó el entorno y luego señaló la pantalla.

—Mira, hay un montón de cosas volando por ahí.

—Esto es…

Takeshi quedó impresionado.

Alrededor de la Torre de Tokio flotaban diversos objetos, desde pequeños hasta formas claramente perceptibles. Había bolas redondas de metal, lo que claramente parecían ser cámaras, y aunque era de noche, varios pájaros e insectos volaban también alrededor.

Todos ellos tenían el brillo de las partículas mágicas. Sophia resopló y habló animosamente:

—Es un dron de reconocimiento. Los hay de diferentes formas y tamaños, pero todos hacen lo mismo. Probalmente alguno de ellos esté siendo controlados por mi abuelo en la Fundación Phoenix. ¿Quieres encontrar el avión explorador de mi abuelo? Él siempre usa mariposas, así que seguro que lo encontraremos fácilmente. Aunque talvez esta vez le diera la gana usar un pájaro.

—¡Sophia!

Sophia se quedó en silencio cuando Takeshi levantó la voz de repente.

—Dijiste que todo el mundo sabía que Wizard´s Breath y los Trailers lucharían hoy, ¿no?

Sophia asintió.

—Sí, así es. Las demás comunidades no van a intervenir por petición de Wizard´s Breath. Creo que Wizard’s Breath y los Trailers lo acordaron de esa forma. Yo no lo sé muy bien. Ese es el trabajo de mi abuelo.

Mientras Sophia hablaba, Takeshi miraba alrededor de la habitación. El reloj de la pared indicaba que era casi la una de la tarde. En la pantalla se mostraba que los dos bandos ya estaban colocados uno frente al otro. El grupo de magos de Wizard ´s Breath vistiendo túnicas negras y los de los trailers flotando a poca distancia de ellos.

Takeshi se dio cuenta de que Ryuusenji Kazuma estaba de pie en la parte delantera del bando de los Trailers. Y recordó exactamente lo que estaba a punto de suceder.

Cada vez que Sophia accionaba el mando, la dirección de la imagen cambiaba. Takeshi miró a los magos del lado de los trailers; Innumerables magos que flotaban en la oscuridad de la noche con diversas armas en sus manos.

«Quizás el arma elegida por Gekkou para ser su Aspecto sea una espada»

Takeshi se inclinó hacia adelante y miró la pantalla, tratando de encontrar algún mago con una espada.

La mano de Sophia hizo que la imagen se desplazara a la derecha y a la izquierda.

—¿Puedes usar esta cámara para buscar Gekkou? —preguntó Takeshi.

—No estoy segura. Hay demasiada gente, pero puedo intentarlo.

Sophia manipuló el mando para enfocar a los magos de los Trailers.

Puede que el entusiasmo de Sophia al utilizar el mando haya sido demasiado pues este se le cayó al suelo. La imagen se inclinó bruscamente hacia la derecha. Allí se mostró en un primer plano a una pequeña niña parada sobre una estructura de acero en la cima de la Torre de Tokio.

—¡Ah, Momo-tan! —Exclamó Sophia.

Takeshi también se sorprendió.

—Shijou…-san.

—Me pregunto si ella está bien

Sophia mostraba su preocupación por ella mientas recogía el mando.

Takeshi se quedó mirando a Momoka en la pantalla. Aunque no parecía muy diferente a la directora Shijou que él conocía de su propia línea temporal del futuro, la Momoka del pasado era en verdad una niña.

Al pensar en ella con su uniforme militar y a punto de luchar, Takeshi se sintió desanimado.

Sophia no movió fácilmente el punto de vista de la cámara de Momoka.

Pero cuando Takeshi la miró de reojo, Sophia movió lentamente la cámara.

—Supongo que no se puede escuchar nada —dijo Takeshi.

No había sonido alguno en el vídeo.

—Creo que es mejor no escuchar —respondió Sophia.

Takeshi también pensó que era mejor que no hubiera sonido, teniendo en cuenta lo que estaba a punto de suceder.

Unos minutos más tarde, Takeshi vio a Ryuusenji Kazuma, parado a la vanguardia de los Trailres, cambiar la batuta de director de orquesta que tenía en la mano por una espada.

En cuanto Kazuma levantó su espada y dio la señal de asalto, uno a uno, los magos saltaron hacia la Torre Tokio como una gigantesca ola negra y arremolinada. Círculos mágicos comenzaron a aparecer a diestra y siniestra, llenando la pantalla de brillantes partículas de magia.

El espacio aéreo que rodeaba el perímetro de la Torre de Tokio ya estaba cubierto por una gruesa barrera de poder mágico que era visible incluso de noche. Sin embargo, los humanos ordinarios que transitaban en tierra por la zona, no podían ver ni escuchar nada de lo que sucedía en el interior de dicha barrera. Takeshi suspiró y se inclinó hacia delante para observar la batalla.

Los magos de Wizard´s Breath, también salieron volando de la Torre de Tokio para ir al encuentro de los Trailers.

De repente, las botas grises de un mago que volaba por allí, aparecieron en el primer plano de la pantalla. Este produjo un círculo mágico a sus pies, y saltó como si pateara el suelo desapareciendo inmediatamente de la toma. Pero más atrás, había un mago con el uniforme militar blanco del Wizard´s Breath. Parecía tratarse de una chica en edad de preparatoria.  

Se horrorizó cuando el mago de las botas saltó hacia ella desde el área cercana a la pantalla y la acuchilló en diagonal desde el hombro hasta la cadera y esta, se desplomó inmediatamente al suelo.

—Es horrible… —dijo Sophia colocándose involuntariamente las manos sobre la boca

En el borde de la pantalla, otra batalla había comenzado.

Un mago con el uniforme azul marino de Wizard´s Breath hizo volar algo de su mano.

Al entrecerrar sus ojos, Takeshi se dio cuenta de que era un hombre no mucho mayor que él. Este había lanzado un sedal de una caña de pescar que llevaba en la mano y jaló a otro hombre sacándolo de la pantalla.  El hombre intentaba desprender el anzuelo de la capucha de su ropa, pero cuando el mago Wizard´s Breath realizó un encantamiento, el señuelo con forma de pez que colgaba del extremo del anzuelo, se hizo enorme.

—¿Que… eso…? —Sophia parpadea.

Antes de que Takeshi pudiera decirle algo, el pez, que había crecido unos tres metros, se había comido al hombre que había enganchado.

—No puede ser…

El señuelo en forma de pez volvió inmediatamente a su tamaño original.

—Oye, ¿qué pasó con el hombre que se acaba de comer? —preguntó Sophia.

Takeshi se limitó a negar con la cabeza, incapaz de responderle.

Un círculo mágico de color negro oscuro flota a los pies del hombre de la caña de pescar.

«Se supone que la magia negra se especializa en el control del espacio-tiempo»

«¿habrá transportado a ese mago que se tragó a otro lugar?»

Mientras Takeshi y Sophia se quedaban atónitos, la pantalla se agitó violentamente y la dirección de la imagen cambió.

Algo voló hacia ellos y la pantalla se cubrió de líquido.

Cuando Takeshi y Sophia lo vieron chorrear, se quedaron boquiabiertos.

—¿Esa es sangre……?

—Sí…

Algo parecía haber golpeado el dron de reconocimiento y la pantalla mostró una ola de automóviles que circulaban en tierra. Las luces blancas y rojas de los automóviles iban y venían. El suelo estaba tranquilo, como si no hubiera pasado nada.

Debido a la barrera, había dos espacios separados en ese lugar.

Cuando Sophia movió el mando y estabilizó la cámara para que volviera a apuntar hacia arriba, vio que algo en llamas caía hacia abajo.

—¡¡Kyaaaahhhhh!!

Sophia se cubrió la cara.

El mando cayó otra vez y la imagen de la cámara se agitó de forma inestable.

Takeshi lo recogió y tocó el hombro de Sophia.

—¿Estás bien, Sophia?

—S-Sí…

Pero cuando Takeshi movió el mando, tres magos estaban rodeando a un joven con un uniforme militar blanco de Wizard´s Breath y estaban en proceso de destruirlo con magia básica.

—A..ah…

Sophia dejó escapar una voz temblorosa.

—Sophia, puedes salir.

Sophia negó fuertemente con la cabeza.

—No hay problema, estoy contigo.

Con esas palabras, Sophia alargó las manos y agarró a Takeshi por la cintura; Sus dedos temblaban.

—Pero…

Lo cierto es que la batalla podía encrudecerse aun más.

—Estoy bien — insistió Sophia con los ojos llorosos—. Estoy bien así. Solo busca a tu hermano. ¿De acuerdo? Me quedaré a tu lado pase lo que pase. Nunca te dejaré.

Sophia volvió su mirada decidida hacia él, sujetándolo por la cintura con manos apretadas y temblorosas.

Takeshi quería abrazarla fuertemente con ambos brazos, pero no lo hizo; Se limitó a sonreír y a responder.

—De acuerdo. Gracias.

Apenas fue sólo el primer minuto de una batalla que duraría veinte minutos.

***

En ese momento, Momoka seguía de pie sobre la estructura de acero en la cima de la Torre de Tokio. Observaba distraídamente cómo luchaban sus compañeros. Los vio ser heridos y caer como el polvo. La persona a la que se le confió el mando general en esa batalla era uno de los pocos oficiales de la rama japonesa del Ejército de Asia Oriental, conocida como el Séptimo Batallón.

Momoka también era una oficial, pero de momento era la jefa de la Agencia de Especial de Magos, una organización separada del ejército, y por lo tanto no estaba en posición de liderar la batalla.

La razón por la que estaba presente era porque formaba parte de una misión que tenía la Agencia Especial de magos. Específicamente estaba allí para atestiguar el resultado de la batalla.

Wizard´s Breath tenía una enorme unidad militar llamada «Fuerzas Conjuntas».

Más de la mitad de los magos de Wizard´s Breath pertenecían a este ejército, que estaba bajo la jurisdicción del Departamento de Defensa. En otras palabras, la mayoría de los magos estaban allí para luchar. Sin embargo, la única unidad desplegada en esa batalla fue la rama japonesa.

Momoka sostenía una gigantesca lanza en forma de compás en su mano y chasqueaba su lengua con disgusto.

Independientemente de lo que pensaran los altos mandos, había que decir que estaban subestimando al enemigo. Los Trailers, a simple vista, eran entre cuatrocientos y quinientos elementos. En cambio, Wizard´s Breath tan solo había desplegado doscientos cincuenta.

En términos numéricos, estaban siendo abrumadoramente superados.

En el bando de Wizard´s Breath se encontraban luchando todos los oficiales y cadetes de la rama japonesa, pero por lo que pudo ver Momoka, los oponentes no parecían ser magos de menor nivel.

Ella había oído que los Trailers tenían un sistema jerárquico basado en rangos numéricos.

Los rangos se conformaban en: Rango 1 – el jefe, Ryuusenji Kazuma, y los otros eran: los Rango 5, 10 y 100. y ya se había confirmado la asistencia de los Rango 5: Washizu Kippei, Zack Weasel, Ando Shozan, Mashuly Thrace y Leni Albatross.

A estos cinco magos se les conocía como los Rango 5, y a los diez magos que estaban por debajo de ellos como los Rango 10, y se sabía que existían los Rango 100 por debajo de esto, pero Momoka había encontrado varios grupos de magia especialmente llamativa revoloteando al interior de la barrera. Los Rango 5 no eran en realidad cinco magos, sino casi diez. Momoka miró a uno de ellos con disgusto y resignación. Partículas de magia carmesí brillante se desbordaban en un punto del norte.

«Ese de allí es Washizu-senpai… aún no he podido olvidar el color de sus partículas mágicas»

Como mago fuerte, Kippei no temía consumir grandes cantidades de magia. Podía utilizar la magia más poderosa que tuviera disponible para golpear a sus oponentes. Y podía hacerlo varias veces consecutivas. Sin embargo, no es un buen adversario para los magos como Wiseman, que absorbían el poder mágico.

Momoka sabía que el hermano de Kippei había muerto. En la Agencia Especial de Magos, tenía acceso a todo tipo de información sobre la comunidad mágica. Ahora Momoka lo tenía.

«El odio de Washizu-senpai debe haber aumentado. Estoy segura de que quiere matarme aún más».

Momoka sacudió la cabeza, tratando de sacudirse el pensamiento. No era el momento de distraerse con esas rencillas personales.

De pronto un joven vestido de traje parado a su lado, le habló. Era un subordinado.

—Jefa Shijou, hemos recibido una llamada de alguien desplegado en tierra.

Cuando Momoka le instó con sólo una mirada a comunicarle el mensaje, el joven dijo:

—A estas instancias de la batalla número de bajas mortales en nuestro lado es de unos cincuenta en esta etapa. El numero de bajas mortales del bando de los Trailers es de ciento veinte.

El hombre se reía alegremente mientras hablaba, lo que hizo que Momoka se sintiera mal.

«Hace menos de cinco minutos que empezó la batalla y ya han muerto ciento setenta personas…».

De repente, un disparo de magia procedente del área de la batalla voló hacia el lado donde se encontraba Momoka, atravesando el marco de acero.

—Jefa… No es seguro aquí —dijo el subordinado de traje—. Parece relativamente más seguro allí abajo. Deberíamos nosotros también.

Momoka llevaba puesto un uniforme militar de color azul marino de Wizard’s Breath. Incluso si estaba asignada a la Agencia Especial de Magos, seguía perteneciendo al ejército, y ante la sugerencia de su subordinada, replicó indignada:

—¿Me estás diciendo que abandone a mis camaradas y los vea morir estando a salvo en tierra?

El hombre cerró la boca con sorpresa.

—Juro por este emblema de cinco estrellas —continuó Momoka—, que me quedaré aquí para ver la batalla hasta el final.

El hombre asintió mientras Momoka se agarraba el escudo del pecho del pecho de su uniforme.

El hombre del traje no era un soldado. Era un empleado de la oficina de auditoría.

Momoka sabía que este tipo de gente menospreciaba y consideraban bárbaros a los magos del ejército por dedicarse principalmente al combate. Además, la Agencia Especial de magos perdió muchos miembros en el repentino ataque sorpresa de Kazuma hacía unos seis meses y por eso ella era una recién llegada.

Entonces le dijo a su subordinado:

—Yo me quedo aquí. Pero tú sí debes bajar al suelo ahora.

—¿Por qué? Si le ofendió mi comportamiento de antes yo…

—No, no es eso. Tú no tienes forma de defenderte… —dijo Momoka con un tono firme—. Yo soy una oficial del ejército. Puedo apañármelas con el enemigo. Pero tus habilidades ni siquiera son adecuadas para el combate. Si lo entiendes, márchate inmediatamente.

El hombre asintió. No mostró ningún signo de vacilación.

Momoka ni siquiera miró al hombre que descendía con magia de levitación hacia el suelo, sino que miró la zona donde se esparcía una magia de color rojo sangre.

«Probablemente lo que Washizu-senpai más desea en estos momentos es matarnos a Wiseman y a mí».

Pero en esos momentos él estaba matando a otros magos de Wizard´s breath uno tras otro. Momoka agarró con fuerza la empuñadura de su lanza. Elevó su cuerpo de la estructura de acero y salió en dirección donde él estaba.  

***

Takeshi seguía buscando a Gekkou. El problema era que el dron de reconocimiento de Sophia podía averiarse si se acercaba a una zona de intensos combates, por lo que tenía que confiar en las maniobras direccionales y el zoom en lugar del movimiento directo.

Había pájaros exploradores y pelotas volando, aparentemente manipuladas por otras comunidades y magos.

Mientras Takeshi maniobraba para orientarse, su mano se detuvo ante una visión familiar.

«Esto… lo he visto antes…»

Entonces Takeshi tuvo una epifanía: Era la misma escena que Washizu Kippei le había mostrado en aquella sala de cine.

La mujer que le daba la espalda era Chigi Youko, la madre de Takeshi. Y frente a ella estaba Ryuusenji Kazuma.

«Madre…»

Takeshi agarró el mando.

—¿Es Ryuusenji Kazuma? —preguntó Sophia.

—Sí.

Sophia, ajena a la vacía respuesta de Takeshi, se fijó en la espada que la mujer tenía en sus manos y gritó:

—¡Está sosteniendo la espada de mamá! ¡Es Chigi Youko!

Su larga cabellera negra se balanceaba mientras Youko alzaba su espada.

Takeshi vio a Twilight brillar con el pálido color púrpura de la magia de su madre.

***

Youko agarró a su Aspecto, Twilight, con ambas manos y tomó una postura hacia Kazuma.

—¡“LIBERATE”!

Al recibir el encantamiento de Youko, Twilight cambió su forma a una gunsword. Ella metió una bala en el cartucho que apareció y cambió instantáneamente la forma de la espada.

—¡“UNION”!

—¡“WIZARD SLAYER”!

La espada se volvió enorme, ahora era una espada negra con un escudo adecuado para el ataque y la defensa. El poder mágico negro azabache que no pertenecía a Yoko se desbordó de la hoja. Kazuma se burló.

—Chigi-sensei, ¿consiguió esa magia de Weissman?

Youko ignoró las palabras de Kazuma.

Ella aplicó un hechizo «Flick» a sus pies y cargó contra Kazuma.

Kazuma había convertido su batuta de maestro de orquesta en una espada, por lo que paró ligeramente la primera estocada.

El metal chocó entre sí, haciendo un sonido chirriante. Youko se dio la vuelta y se dirigió a su siguiente ataque.

—¡“SHOT”!

Levantó su mano izquierda y lanzó poder mágico a la cara de Kazuma. La magia de color púrpura claro fue desviada por Kazuma con la punta de su espada.

—Me odia tanto que ni siquiera me dirige la palabra… —balbuceó Kazuma.

Cuando se marcaron unos metros de distancia entre ambos, Youko se detuvo y miró a su oponente.

—Chigi-sensei, yo no tengo nada en contra suya. Si abandona Wizards Breath, no tendré motivo alguno para matarla. Sabe, aunque usted no lo crea, realmente no quiero matar a nadie.

Youko volvió a ignorar la voz de Kazuma. Preparó su espada y la blandió en un amplio movimiento hacia él.

La hoja no estaba cerca de alcanzarlo, pero de la punta de la espada de Youko, la magia color purpura cambió de forma y salió volando como punta de lanza. Kazuma se alejó revoloteando hacia el cielo. Sin embargo, el poder mágico de Yoko cambió de dirección y lo persiguió intentando perforar su espalda.  Kazuma apuntó su espada directamente hacia abajo y pinchó el círculo mágico que había aparecido a sus pies.

Entonces, magia de color café con leche brotó del círculo mágico y se elevó hasta la espalda de Kazuma como un muro.

La magia de Youko golpeó allí y se hizo añicos.

—Oiga, sensei… ¿no cree que debería dejar de luchar conmigo? —Kazuma se rió y Youko frunció el ceño—. Tsukiomi se pondrá triste sin importar quién de los dos muera. Ese idiota es ridículamente amable.

—¡Tú no tienes derecho a decir eso! —exclamó Youko rompiendo su silencio—. ¡fuiste tú el que lo arrastró a esto! Tal y como dices es una persona tan ridículamente amable, ¡y aun así tratas de matarlo!!

Kazuma se encogió de hombros. La mitad del argumento de Youko era aceptable, pero la otra mitad era culpa de ella.

Kazuma sabía que Tsukiomi estaba sufriendo.

Tsukiomi estaba muy enamorado de la mujer que tenía delante desde la secundaria.

—La odio tanto, sensei… la odio tanto que siento náuseas. La odio tanto que quiero matarla ahora mismo.

Ante las palabras de Kazuma, los ojos de Youko se abrieron por primera vez con sorpresa.

—Tsukiomi es un buen tipo —continuó Kazuma—. Yo lo quiero mucho. Pero usted es una mala persona. Lo engañó para poder manipularlo. Usted no estaba enamorada de Tsukiomi. Pero como el tonto es un mago de los Tráiler, usted fingió aceptar sus sentimientos. Lo usó para obtener información. ¿No es cierto?

—Te equivocas… —respondió Yoko.

Kazuma se burló con sarcasmo.

—Bueno, ahora ya no importa. Si la mato aquí y ahora, se pondrá triste por un tiempo, pero eventualmente lo superará. Y luego se enamorará de alguien más. Así de sencillo…

—Te equivocas… —volvió a decir Yoko.

Kazuma levantó las cejas al ver que ella repitió lo mismo.

Yoko bajó la espada y dijo:

—Ryuusenji-kun, yo nunca me he aprovechado de él. De verdad lo quiero. Por eso voy a matarte aquí y Ahora. Ciertamente como tu dijiste: Tsukiomi, estará triste por un tiempo, pero lo superará eventualmente.

Kazuma escuchó en silencio cómo Yoko plagiaba sus palabras.

—Después de eso él hará otro amigo… así de sencillo…

Yoko vio cómo se formaba una expresión de odio sin precedentes en el rostro de Kazuma.

Kazuma volvió a convertir su espada en una batuta, pero Yoko ya se había preparado para eso.

—Te haré desaparecer aquí mismo y no dejaré rastro alguno de ti —dijo Kazuma apuntándole con su batuta.

Yoko tenía círculos de magia evasiva flotando en sus dos ojos pues había realizado un encantamiento con su boca cerrada.

—¡Desaparece! —gritó Kazuma.

—¡“GEAS”! —exclamó Yoko.

Ambos realizaron sus hechizos simultáneamente y se atacaron al mismo tiempo.

Sin embargo, un mago de túnica negra salta al centro inmediatamente.

—¡Detente! ¡Kazuma!

Yoko vio que los ojos de Kazuma se abrían de par en par, pero no pudo discernir al instante quién era el joven de la túnica negra.

Cuando la capucha del joven fue retirada por el fuerte viento que soplaba, Yoko vio revolotear unos suaves cabellos castaños de los que incluso recordaba el tacto.

Cuando él miró hacia atrás, Yoko notó que Tsukiomi tenía todo cuerpo cubierto con la magia púrpura pálido de su hechizo «geas», y lo había puesto rígido.  Aun así, él movió los labios.

—Yoko-san…

Eso era lo que tenía que decir.

De pronto, su cuerpo, comenzó a desintegrarse desde el pecho hasta la espalda, donde recibió también el ataque de Kazuma y se convirtió en polvo en un instante.

—¡¡Tsukitomi!!

Cuando Yoko le tendió la mano, Kazuma al otro lado de Tsukiomi se quedó impactado.

Yoko vio que Tsukiomi le sonreía con una mirada tristes. Intentó tomarlo de la mano, pero la mano de Yoko se abrió paso en la nada. Todo su cuerpo se disolvió en la oscuridad y desapareció por completo.  

Y no quedó nada. Ni un solo rastro de él.

—No puede ser…

Yoko saltó al lugar.

Extendió los brazos como si tratara de recoger la mayor cantidad posible de su cuerpo disperso.

—No… esto es mentira… esto no puede estar pasando… —Yoko buscaba a Tsukitomi en total estado de consternación—. Esto no puede estar pasando… Tsukiomi… ¿a dónde fuiste …… a dónde fuiste? ¿Dónde has ido?

Kazuma miró a Yoko, que buscaba frenéticamente volteando a ver hacia todos lados como si se hubiera vuelto loca, pero su rostro pronto perdió la expresión y sus ojos se volvieron fríos.

Kazuma apuntó su batuta hacia Yoko. Ahora, con un solo golpe, podía matarla. Podía enterrarla en el mismo lugar que a Tsukiomi.

«Tsukiomi estará complacido»

Kazuma se estremeció al darse cuenta de la crueldad que había en él. Pero al mismo tiempo le pareció divertido y empezó a reírse a carcajadas. Fue culpa suya por saltar de repente, pensó Kazuma.

«El intentó proteger a esta mujer».

«Él la estaba protegiendo a ella, no a mí».

Kazuma concentró partículas de magia en la punta de su batuta con la intención de matar a Yoko con el mismo hechizo.  La punta de la batuta comenzó a brillar.

Yoko se quedó allí, desplomada en el mismo sitio. En lugar de la mirada fiera que tenía antes, ahora tenía la mirada perdida como una demente; Era un blanco sumamente fácil.

En un instante, podría haberse convertido en polvo. Sin embargo, la batuta de Kazuma pese a seguir brillando no expulsó ninguna magia. Tras unos segundos, Kazuma bajó lentamente su bastón y se echó a reír. Lo que estaba haciendo era divertido.

Yoko simplemente estaba allí, como si nada importara ya.

«La mujer que Tsukiomi protegió hasta la muerte…»

Kazuma le dio la espalda a Yoko. Ya no quería ni mirarla a la cara. Si la mataba, habría una persona menos que recordaría a Tsukiomi.  

Kazuma sabía que lo que estaba haciendo era una tontería. Yoko era un oficial de Wizard´s Breath después de todo. Si no la mataban allí mismo, podría volver a interponerse en su camino más adelante.  Sin embargo, Kazuma ahora ya no podía matarla.

Riéndose de su propia tontería, Kazuma reforzó su magia de levitación y se elevó lentamente hacia el cielo, volando hacia el oeste.

***

Junto con Sophia, Takeshi observó la escena de principio a fin. Vio a Kazuma marcharse sin matar a su madre, Yoko.

—Kazuma…

Como Takeshi no pudo escuchar el audio, no pudo entenderlo todo, pero un punto quedó firmemente grabado en su mente:

«Kazuma pudo haber matado a mi madre, pero no lo hizo…».

Takeshi no sabía por qué sucedió eso. La batalla se acercaba a su fin. Los magos en el cielo de no se veían dentro del alcance visual.

Takeshi se acercó a Sophia, que estaba a su lado en el sofá.

—Sophia, ya terminó.

Ella ee sentó de espaldas a él en el sofá, con la cara apoyada en el respaldo de brazos.

—Uee… ueeeeeeee

Y de repente, se puso a llorar.

—¿Sophia?

Cuando un sorprendido Takeshi trató de mirarla a la cara, Sophia

Alzó la mirada desde el respaldo. Su cara estaba llena de lágrimas y mocos.

—Tantas… tantas personas…

—Sí…

Ella estaba en shock. Naturalmente, Takeshi sacó un pañuelo de su bolsillo y, asintiendo, trató de colocarlo en la mano de Sophia.

Pero ella no lo agarró, sino que lo miró con la cara llorosa y húmeda.

—Takeshi… hay algo que no entendí… —dijo con voz temblorosa. Estaba muy asustada y todo su cuerpo temblaba—. Una persona desapareció en un instante…

Las lágrimas caían de los bordes de sus ojos.

Takeshi presionó rápidamente el pañuelo en su cara.

—Sí, eso pasó.

Cuando Takeshi contestó sin más, Sophia se abalanzó sobre él, y lo abrazó con todas sus fuerzas.

Los pechos de Sophia estaban justo en el centro de su cara, y le costaba respirar.

Pero no pudo apartarla, así que tuvo que ser paciente.

—¡Takeshi, tengo miedo!

Sophia se atragantó y, en ese estado, comenzó a llorar a gritos de nuevo.

Así que Takeshi le puso la mano en la espalda y le dio unos ligeros y silenciosos golpecitos.

No sabía qué decirle. Después de un rato de palmaditas y caricias, Sophia se apartó lentamente, quizás calmándose.

—¿Ya estás mejor? —preguntó Takeshi.

Su cara estaba aún más roja y lloraba y moqueaba.

Takeshi empezó a limpiarla con un pañuelo, y Sophia se quedó quieta.

—Lo siento, yo…

—Tienes todo el derecho a estar sorprendida

Cuando Takeshi dijo esto, Sophia negó con la cabeza.

—No, porque tú no estás afectado.

—Eso es porque yo ya sabía todo esto…

 Sophia levantó la vista del pañuelo.

—Entiendo, tú ya has visto estas cosas.

Sophia asintió con tristeza. Pero al momento siguiente le arrancó el pañuelo a Takeshi.

—¿Sophia?

A continuación, abrió el pañuelo, lo apretó contra su nariz y se sonó fuertemente. Hizo una bola con el pañuelo y lo tiró al suelo. Ante la mirada sorprendida de Takeshi, ella se levantó del sofá, levantó el puño en el aire y dijo:

—Bien, ¡acabo de sacarme de encima ese espíritu de cobardía!

Takeshi miró de forma indescriptible el pañuelo que había sido arrojado.

— ¿Tu hermano menor estaba allí? —preguntó Sophia con una voz que aún fingía un poco de alegría.

Takeshi negó con la cabeza.

—No, no pude encontrarlo. Talvez no fue a la batalla.

Sophia sonrió.

—Sí, debió ser eso. Seguramente lo volverás a ver más pronto de lo que crees.

La voz de Sophia estaba llena de ganas de animar a Takeshi.

—Gracias por estar a mi lado, Sophia.

Cuando Takeshi le devolvió la sonrisa, Sophia se mostró tímida y murmuró, como si estuviera avergonzada.

—Uugh…

También hizo un extraño sonido de gemido.

—¿Qué pasa, Sophia? —preguntó Takeshi.

Sophia se tumbó en el sofá y de repente saltó sobre el respaldo del mismo como si no pudiera aguantar más.

—¿Sophia?

—¡¡Es que eres tan lindo que ahora me siento llena de energía!! —gritó.

—Pues, que bien… supongo.

Takeshi, que hasta hace un rato estaba abrumado, se sintió aliviado cuando miró hacia atrás y vio que la sonrisa de Sophia había recuperado su brillo habitual.

Al mismo tiempo, había tomado una decisión: Iba a hacerle una nueva visita a Kazuma…


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Written By

orenohonyaku

Traductor japonés-español.