Mahou Sensou (LN) Vol. 3 – Capítulo 2: Un nuevo año en La Academia de Magia.
Ya era diciembre y la temporada de vacaciones de invierno estaba por llegar a la academia de magia Subaru. Los estudiantes regresaban a casa hasta el inicio del próximo año escolar que daría inicio con la ceremonia de apertura el día siete de enero. Esto, hacía que incluso en la guerra del mundo en ruinas, hubiera un cese al fuego. Takeshi se dio cuenta de eso apenas unos días antes de que comenzara.
Luego de aquel accidentado examen de aptitudes mágicas, llegaron los exámenes finales de las materias normales. Eso hizo que los estudiantes tuvieran que pasar un infierno antes de poder disfrutar de sus vacaciones de invierno.
La academia, nunca dio explicación alguna sobre lo sucedido durante el examen de aptitudes mágicas. Eran los mismos estudiantes los especulaban y creaban cualquier tipo de rumor al respecto y se creían cualquier cosa que les pareciera convincente. Sin embargo, Takeshi estaba completamente seguro que eso había sido obra de los Trailers. De no ser así, entonces todo lo que quedaba, eran las historias que decían que un grupo que perteneció de clases C y que abandonó la academia, se habían unido para arruinar el examen, o que la maestra de magia negra que se encargó de la creación del edificio del examen, no lo hizo bien y todo fue un fallo de su encantamiento, o que había sido culpa de algunos estudiantes de la academia que podían usar magia avanzada y que simplemente sabotearon el examen por mera diversión. Cosas como esa eran las que se escuchaban entre los estudiantes. Incluso para Takeshi, que apenas llevaba unos cinco meses desde que se enteró de la existencia de la magia, esas historias eran muy difíciles de creer, pero lo más extraño de todo, era que los alumnos podían creerse cualquier cosa excepto que los Trailers estuvieran involucrados en eso.
De todas formas, todo ese tema del saboteo del examen de aptitudes mágicas, poco a poco fue pasando al olvido ya que los estudiantes habían comenzado a preocuparse por los exámenes finales de las materias básicas. Sobre todo, aquellos estudiantes que dejaron de lado esas materias para entrenar fervientemente para el examen de aptitudes mágicas. Se prestaban apuntes e intentaba recuperar el tiempo perdido estudiando lo más que podían, pero ya eran demasiado tarde.
Takeshi no fue la excepción, y tuvo que pasarla muy mal en el examen más difícil después del que hizo a mitad del semestre.
A medida que las hojas de respuestas eran entregadas luego de haber sido contestadas el día que les tocó examinarse, palabras como «Navidad» y «vacaciones de invierno» empezaron a aparecer en las conversaciones de sus compañeros en el salón, y en contraste con la felicidad de ellos, el humor de Takeshi estaba cada vez más decaído.
El final del segundo semestre del año escolar, llegó a su fin luego de finalizar la última clase de matemática marcando como inicio la temporada de vacaciones.
—No me emociona ir a casa. De todas formas, yo siempre vengo a clases desde allí. —Comentaba Ida mientras arrugaba la hoja de respuestas que le habían devuelto y la metía bajo su escritorio.
Mientras tanto Takeshi doblaba cuidadosamente la misma hoja de respuestas y la metió en medio de un cuaderno con una expresión apesadumbrada.
En ese momento, él y los demás se encontraba platicando acerca de volver a casa para las vacaciones de invierno.
—Que bien por ti, Ida. —Murmuró Takeshi.
Ida intervino rápidamente y dijo:
—¿De qué demonios hablas? ¿Estás celoso de que tenga una hermanita muy linda esperándome allá?
Takeshi ni siquiera tuvo los ánimos de refutarle ese comentario tan tonto a Ida.
Kurumi había estado observando fijamente a Takeshi por un rato y dijo:
—Takeshi, esta es tu oportunidad. Gekkou se está preparando para sus exámenes de ingreso. Si le ayudas a estudiar, podrías aprovechar para hacer las paces con él ¿No crees?
Ella sonreía mucho al proponerle eso, pero Takeshi estaba a punto de soltar un pesado suspiro. Sin embargo, se contuvo. Cosas como estudiar con Gekkou cuando todavía era un estudiante de secundaria, son cosas que intentó hacer durante las vacaciones de verano.
Desde el punto de vista de Gekkou, si Takeshi dijera algo así, solo sería una molestia ya que para eso ya estaba asistiendo a clases suplementarias. Además, Takeshi definitivamente no quería que lo mirara con esos ojos fríos y despreciativos de siempre. Él se estremecía ante la mera idea de tener que volver a esa casa, aunque sólo fuera por las vacaciones de invierno.
—No voy a ir a ninguna parte en Año Nuevo. De hecho, preferiría quedarme en los dormitorios. —Respondió Takeshi.
Mientras Takeshi se desanimaba y pensaba si debía consultar con el guardián del dormitorio Ivy si podía quedarse, Mui asomaba desde el otro lado de Kurumi y con una sonrisa dijo:
—Entonces puedes quedarte en tu dormitorio si quieres.
—¿Eh?
Takeshi reaccionó sorprendido de manera involuntaria.
—Yo me quedo en los dormitorios todos los años, Takeshi-kun, si no quieres ir a casa, ¿Por qué no te quedas en los dormitorios este año?
Por un momento Takeshi pensó que se trataba de una broma, ya que Mui lo dijo de manera trivial, pero luego se acordó que no era una broma ya que… Mui no tenía un hogar al cual volver. Ella ya le había mencionado antes que había estado viviendo con su hermano Tsuganashi en los dormitorios de la academia desde que sus padres murieron. Ya sea en vacaciones de invierno o de verano, los dormitorios de la academia eran el único hogar que ella tenía.
—El problema es que no tengo ninguna excusa para quedarme. —Respondió Takeshi.
Una estudiante con un motivo especial como Mui, se le permitiría quedarse en el dormitorio, pero Takeshi tiene una casa, tenía a sus padres y a su hermano menor. Obviamente, desde otra perspectiva parecería absurdo no regresar a su casa.
Mui se rio de nuevo.
—No te preocupes. Escuché que tu hermano menor esta estudiante para sus exámenes de ingreso, ¿Verdad?
—Claro, pero… ¿Y eso qué tiene que ver? —Murmuró Kurumi con curiosidad.
—Entonces puede decirle al guardián de su dormitorio que no va a regresar a su casa este año para no interferir con los estudios de su hermano menor.
A Takeshi le sorprendió el inesperado razonamiento.
—¿Estás segura de que eso funcionará?
Múi asintió fuertemente.
—Sí. Hubo alguien que dijo eso y pudo quedarse.
—Ya veo…
Takeshi estaba sorprendido y contento por la información, pero Kurumi que se hallaba parada entre ellos dos e hizo un puchero.
—¿Qué sucede, Isoshima?
—¡No puedes hacer eso! —Exclamó sacudiendo su cabeza en negación.
—Será un doloroso inicio de año para mi si no vamos a casas juntos.
Al notar que Kurumi estaba pensando en volver a casa con él, Takeshi le dio una ligera palmada en el brazo.
—Isoshima, tú ya puedes ir y venir desde los espejos por ti misma. Si quieres, te acompañaré al pasillo de los espejos cuando te vayas.
Sin embargo, Kurumi sacudió su cabeza de nuevo.
—¿Olvidaste lo que me prometiste el año pasado?
—¿Te prometí algo?
—¡Claro que sí! Dijiste que el próximo año, iríamos juntos a al santuario Meiji y compraríamos un amuleto de buena suerte para los exámenes de ingreso de Gekkou.
En ese momento, Takeshi ladeó el cabeza confundido, haciendo que Kurumi se indignara.
—¡Lo prometiste! —Gritó.
—Lo siento, no me acordaba….
Takeshi se disculpó, pero Kurumi no aceptó.
—¡Takeshi eres un mentiroso! —Exclamó con gran vigor—. ¡Me hiciste una promesa y la rompiste! Además, no estar con tu familia en Año Nuevo… ¡Es una locura!
Takeshi vio que Mui se sonrojó y apartó su rostro cuando escuchó el último argumento de Kurumi, entonces la interrumpió apresuradamente.
—¡Isoshima!
Había muchas personas que deseaban estar en con sus familias, pero por más que querían, no podían. Una de esas personas era Mui. Kurumi, que no se había dado cuenta, gritó:
—¿¡Qué quieres!?
—Es suficiente, Isoshima. Lamento romper mi promesa contigo, pero las circunstancias han cambiado. No voy a ir a casa esta vez.
Kurumi se quedó pasmada al ver que Takeshi dijo eso con toda seriedad y firmeza y entonces exclamó con todas sus fuerzas haciendo eco en el aula:
—¡Eres un idiota!
Kurumi se dejó caer sentándose bruscamente en su propio asiento, y se dio la vuelta hacia el lado de Mui dándole la espalda a Takeshi. Kurumi se quedó mirando fijamente a Mui y luego cerró los ojos. Takeshi por su parte, suspiró profundamente por la actitud de Kurumi y también se dio la vuelta hacia el otro lado.
—Um… oigan… Kurumi… Takeshi-kun…………
Al ver a los dos dándose la espalda, Mui se levantó de su asiento. Ella creyó que se habían peleado por su culpa, porque mencionó que se podía quedarse el dormitorio.
«Ooh, tal vez no debí haber dicho nada», pensó Mui, «Pero, es que Takeshi-kun realmente no parece querer irse a su casa».
Mientras tanto, Mui yacía parada entre ambos, desanimada y con la cabeza baja.
«Este año no se quedará nadie en los dormitorios y pensé que Takeshi-kun podría hacerme compañía».
A decir verdad, la historia de la persona que no regresó a casa que le contó a Takeshi, es algo que oyó de su hermano mayor Tsuganashi hace muchos años, pues, desde que Mui llegó a los dormitorios, ni un solo estudiante se había reusado a regresar casa durante las vacaciones.
Aunque las batallas contra los Trailers se detendrían durante ese periodo, no se sabía cuándo se rompería el armisticio para volver con las hostilidades, y era natural que cualquiera de los estudiantes quisiera estar en el mundo viviente, que era lo más pacífico posible, en lugar del mundo en ruinas. Era por mucho, más seguro pasar las vacaciones en el mundo viviente, en la casa de un pariente o en la de un amigo, aunque no sea la tuya. Cuando Tsuganashi estaba allí, Mui tenía la grata compañía de su hermano mayor todo el tiempo durante las largas vacaciones.
«Pero mi hermano ya no está aquí………».
A pesar de que sabía que los maestros trabajarían en el turno de día, todavía se sentía vacía y sola en la escuela sin los demás estudiantes.
—O-oigan, Kurumi… Takeshi-kun… por favor, no peleen.
Ida, que había estado leyendo en silencio una revista de manga de al lado de Takeshi, se rio de Mui, que estaba tratando de intermediar entre ellos.
—Huh, déjalos. Las peleas de pareja son frecuentes y nunca acaban en nada.
—¿Pareja…?
Cuando Mui escuchó eso, por alguna razón sintió como si le hundieron un clavo en el pecho, y se sintió aún más triste. Se desplomó con una expresión pesada en su cara y se quedó rígida.
Ida miró de reojo al trío conflictuado y murmuró con una sola ceja levantada:
—Ahh que revoltosos ¿Acaso están en sus días?
Tan pronto como volvió su atención a la revista de manga, perecía haber visto algo muy gracioso y comenzó a echarse unas risas espeluznantes.
***
Era el 22 de diciembre. Luego de la ceremonia de clausura que se llevó a cabo por la mañana en la academia Subaru, los estudiantes habían comenzado a volver a sus casas casi de inmediato. La mayoría de los estudiantes habían terminado sus preparativos el día anterior, y se iban alegremente con todas sus maletas hacia el pasillo de los espejos donde regresaban a sus casas en el mundo viviente. Todos sonreían mientras se despedían de sus compañeros.
Entre ellos, se encontraba Kurumi con una expresión molesta, sosteniendo un bolso en las manos yendo hacia el espejo mientras miraba por encima de su hombro. Detrás de ella, se encontraba Takeshi que había llegado a despedirse y a su lado, estaba Mui que por alguna razón sonreía mucho. Con amargura en su corazón y a regañadientes, Kurumi dejó la academia.
Ya habían pasado tres horas desde que volvió a su casa donde sólo estaba Kayo, su ama de llaves. Suspiro varias veces mientras se sentaba en un lujoso sofá de la sala.
Kurumi ya se estaba arrepintiendo de haberse precipitado a venirse demasiado rápido y haber sido hostil con Takeshi cuando llegó a despedirla.
«Debí haber sido más amable con él».
Sin embargo, lo que realmente le preocupaba, es haber visto a Mui a la par de él.
«Esa chica… Espero que no intente aprovechar mi ausencia para metérsele a Takeshi».
Mientras pensaba en eso apretando los dientes con tanta fuerza que los hacia rechinar, el timbre de la puerta sonó. Kurumi no se levantó pues esperaba que su ama de llaves Kayo-san, atendiera la puerta. Sin embargo, después de un rato el timbre seguía sonando.
—¿Kayo-san? ¿No está?
No se habia dado cuenta que ya era de noche.
—¿Habrá ido de compras?
El timbre volvió a sonar una vez más.
—¡Ya voy! —Exclamó Kurumi.
Rápidamente, se levantó y se acercó al comunicador de la puerta que conducía al timbre e identificó la persona a través de la cámara de seguridad.
—¿Gekkou?
En la pantalla, su vecino Nanase Gekko, se encontraba mirando directamente a la cámara agitando su mano para saludar.
—Escuché que habías vuelto. —Dijo el sonriente Gekkou cuando Kurumi salió hacia la puerta a recibirlo.
Ya se habían encontrado hace dos meses, asique no llevaban mucho tiempo sin verse.
Gekkou se encontró accidentalmente con Kayo cuando volvía de la escuela, y había sido ella quien le había contado que Kurumi volvería a su casa. Kurumi en ese momento sonrió amargamente.
—Me dijeron que regresarías a casa para Año Nuevo.
Gekkou estaba mirando fijamente la expresión renuente de Kurumi. Ella pensó que talvez él quería preguntar sobre Takeshi, y murmuró:
—Lo siento mucho Gekkou. Takeshi no pudo regresar.
Gekkou puso una expresión complicada, pero no respondió nada.
—¿Todavía siguen peleados? No deberían seguir así. Ustedes dos son hermanos.
Gekkou finalmente abrió su boca solo para refutarle a Kurumi.
—Te equivocas… Simplemente lo estoy evitando.
Después de decir eso, Gekkou miró a Kurumi, e instantáneamente sonrió sacudiéndose el tema.
—Por cierto, Kurumi… Te vas quedar durante las vacaciones de invierno, ¿verdad? ¿Qué te parece si salimos juntos en año nuevo? Mira, hay un santuario cercano, que no suele llenarse mucho. Soliamos ir allí hace mucho tiempo ¿Lo recuerdas?
Kurumi está confundida por la repentina invitación de Gekkou.
—Aún no lo sé. No tengo idea de lo que vayamos a hacer. Esa gente pude estar planeando ir a pasarse el año nuevo a Hawái.
Con “esa gente”, Kurumi se estaba refiriendo a sus padres. Ellos, casi todo el tiempo viajaban por todo el mundo, decidían a donde ir y se la llevaban sin tomar en cuenta lo que ella dijera. No recordaba cuantas veces sus padres decidieron salir de viaje y se la habían llevado ese mismo día que habían decidido salir.
Gekkou estaba completamente consciente de eso y sonrió.
—Ya veo. Entonces… ¿Qué te parece vamos al Santuario Meiji después de que regreses de Hawái?
Kurumi dejó escapar una gran sonrisa y dijo:
—¿Tanto deseas hacer la visita al santuario? Ah, es cierto… Estas por hacer tus exámenes de ingreso ¿verdad? ¿Quieres comprar un amuleto de buena suerte?
Ella se había puesto a pensar en la intención de Gekkou de ir al santuario con ella.
—No, no eso.
En cuanto a Gekkou, sentía que ella lo estaba tratando como a un niño pequeño, se comenzó a enojar.
—Está bien. Acepto… De todas formas, esa gente me dijo que regresara a casa lo más rápido posible y me encuentro con que ellos aún están en Nueva York. Tal vez no pudieron volver. Esa gente en verdad que no tienen remedio.
Los ojos de Gekkou se iluminaron cuando Kurumi se quejaba de sus padres y dijo:
—Entonces, ¿Podemos hacer algo durante las vacaciones de invierno?
Sin embargo, Kurumi preguntó con intriga:
—Gekkou, ¿A caso no tienes que estudiar?
—Estoy bien. No tienes que ser tan exigente. ¿Por qué no me das un respiro al menos para Año Nuevo?
Cuando vio a Gekkou, que ya estaba exhausto de la escuela y las clases suplementarias, Kurumi pensó en ella y en Takeshi que estuvieron en las mismas condiciones el año pasado y sintió lástima por él.
—No creo que eso sea algo que diría un estudiante que esta próximo a hacer un examen. Acepto, pero, solamente a salir contigo en año nuevo.
—¡Genial!
Gekkou hizo una pequeña pose de victoria apretando los puños cerca de sus costados.
—Avísame cuando tengas planes para la víspera de Año Nuevo. —Dijo Gekkou con felicidad.
Kurumi asintió con la cabeza, pensando interiormente que sería perfecto si Takeshi también fuese con ellos.
—Está bien. Te lo haré saber.
Una vez que Gekkou obtuvo una respuesta positiva a su invitación, se marchó feliz a su casa dando pasos ligeros. Por el contrario, Kurumi dio un gran suspiro mientras miraba la espalda de Gekkou alejándose.
***
—Al final me llamaron para decirme que no podrán venir porque estarán trabajando en año nuevo. Deveras que son padres sin remedio.
Mientras Kurumi despotricaba sobre sus padres, Gekkou la tranquilizaba con una amarga sonrisa desde la puerta de su casa.
—No se puede evitar. Si es su trabajo.
—Sí, pero… sí… sí tan solo lo hubiera sabido antes… —Murmuró Kurumi, manteniendo sus ojos fijos en la nada.
Obviamente, eso quería decir, que ella se habría quedado en los dormitorios a como diera lugar. Sin embargo, ella lo reconsideró un poco y sonrió. Lo que la mantenía animada era algo que sucedió la noche antes de navidad.
Ocurrió dos días después de que Kurumi regresó a su casa, sin previo aviso, Takeshi se presentó en la residencia Isoshima en víspera de navidad, con un regalo para ella. Kurumi, se había estado preguntando si él se acordaba de aquello que hacían todas las navidades, asique se llevó una gran sorpresa al verlo llegar. De hecho, desde que conoció a Takeshi, ella le había estado dando regalos en Navidad. Ese intercambio de regalos, se había vuelto prácticamente una tradición para ambos.
Incluso cuando una vez Takeshi olvidó darle un regalo, Kurumi nunca dejó de hacerlo.
El año pasado no pudo darle un regalo muy ostentoso debido a que estaban ocupados con los exámenes de ingreso, pero sí pudo darle una bufanda tejida a mano que hizo mirando un libro de principiantes. El año anterior a ese le hizo galletas de jengibre.
Una vez cuando estaban en la primaria, ella le compró un caro videojuego que Takeshi quería, pero cuando se lo dio, se lo rechazó, y desde entonces, le ha estado dando solo regalos más sencillos como cosas hechas a mano por ella misma.
El lápiz labial que ella carga siempre consigo se lo dio Takeshi el año pasado. Ahora ese labial se había convertido en el Aspecto que le permitía a Kurumi usar su magia.
Sin embargo, este año, por primera vez en la historia de su tradición, Kurumi no preparó ningún regalo para Takeshi. Fue porque estaba enfadada.
La determinación de Takeshi de pasar tiempo con Mui en el dormitorio era firme, y Kurumi pretendió a propósito olvidar la Navidad en un intento de hacerlo enojar.
Pero, a pesar de todo, en plena noche buena, Takeshi apareció en su casa desde el dormitorio y solo para llevarle un regalo.
Sin darse cuenta, Kurumi se llevó las manos a las mejillas y comenzó a jugar con ellas con una expresión muy sonriente.
—¿Qué pasa, Kurumi? —Preguntó Gekkou asomando desde la puerta con sospecha.
—No, no es nada.
Kurumi puso una expresión tensa y agitó la cabeza vigorosamente.
El día antes de año nuevo, Kurumi y Gekkou se dirigieron a un santuario cercano. Decidieron mejor no ir al Santuario Meiji porque ese día, el lugar se abarrotaba tanto de personas que incluso costaba caminar. Eran las diez de la noche y ya estaba completamente oscuro, pero había muchos automóviles yendo y viniendo por la carretera, lo que no había, eran muchas personas caminando en las aceras.
Los padres de Kurumi habían planeado volver a casa en la víspera de Año Nuevo, pero hicieron una llamada telefónica a última hora diciendo que tenían problemas en el trabajo y que no podrían llegar a tiempo para el año nuevo. Normalmente, Kayo, la ama de llaves, seguiría estando ahí para Kurumi, pero la envió a su casa para que pasara el Año Nuevo con su familia.
Por eso, planeo quedarse sola en la espaciosa residencia de Isoshima durante la celebración de Año Nuevo. Si Gekkou no la hubiera invitado al santuario, ella simplemente habría visto a la televisión un rato, luego se habría bañado y luego se habría acostado a dormir.
Y… aunque estaba agradecida por la invitación de Gekkou, su expresión era sombría al pensar que la situación pudo ser mejor.
«Ojalá él hubiera venido para año nuevo y no solo para el día de navidad. Nunca he estado lejos de Takeshi por tanto tiempo».
Sólo había pasado una semana desde que Takeshi la visitó, pero Kurumi sentía como si viviera una eternidad sin él.
«En ese caso, voy a dar una ofrenda y a rezaré para que Takehsi y yo estemos juntos. En esta vida y en la próxima de ser posible No, en lugar de eso, pediré que todas las mujeres que se acerque a Takeshi sufran la peor de las suertes. ¿Será mejor así?».
—Oye, Kurumi
—¿Qué pasa?
Kurumi parecía descontenta.
—Cuando lleguemos allí, ¿Qué harás primero? ¿Conseguirás un omikuji*? ¿o iras a probar primero el amazake*? También tenemos que conseguir amuletos de buena suerte.
Gekkou parecía estar de muy buen humor en ese momento, asique ella, se quedó mirando a aquel chico un año menor que sonreía mucho y se sintió culpable por no estar igual de entusiasmada asique comenzó a sonreír.
—Bueno, de ser posible quiero evitar los lugares más llenos de gente —Contestó Kurumi.
—Mm-hmm. —Gekkou Asintió.
Por alguna razón, Gekkou de pronto cogió suavemente la mano de Kurumi.
—¿Gekkou?
—Está oscuro.
Realmente no estaba tan oscuro pues la calle estaba muy bien iluminada. Pero igualmente continuaron caminando tomados de la mano gracias a aquellas palabras tan infantiles de Gekkou. A Kurumi no le quedó de otra. Después de un rato, se echó a reír.
—¿Qué pasa? —Preguntó Gekkou con sorpresa.
Kurumi entrecerró los ojos con nostalgia y dijo:
—Hace mucho tiempo, solíamos ir al mismo santuario de la misma manera los tres juntos…
—Ahh… sí…
Kurumi se refería a ella misma, a Gekkou y también… a Takeshi.
Los tres solían ir juntos en año nuevo antes de que ella y Takeshi comenzaran a ir a la secundaria.
—Takeshi solía caminar detrás de nosotros todo el tiempo. No le gusta caminar delante.
—Es cierto.
En contraste con la voz suave y melancólica de Kurumi, la voz de Gekkou, que estaba comenzando a enojarse, comenzó a atenuarse.
—¿Será que lo hacía para irnos cuidando en el camino?
—No sé…
Una mirada de asco apareció en la cara de Gekkou sin que Kurumi se diera cuenta.
—Ahora que hablamos de Takeshi, recuerdo que de niña solía caerme muy seguido.
—¿En serio?
—Sí. Una vez tropecé en un pequeño bache. Cuando me levanté, hice como si no había pasado nada a pesar de tener las rodillas raspadas. Siempre me pasaba lo mismo asiqué me reí un par de veces. Esa vez él me tomó de la mano y caminamos justo así, como vamos ahora. Me dijo que, si yo volvía a caer, él caería conmigo.
—…
Aunque quien tomaba su mano ahora era Gekkou, Kurumi no dejaba de pensar en él. Eso hizo que Gekkou casi apretara la mano de Kurumi sin darse cuenta, pero se detuvo a tiempo. Ella, sin darse cuenta de nada, continuó contando su historia alegremente.
—Ah ja ja ja ja, ese día, había mucha nieve y nos caímos juntos como unas tres veces antes de llegar a la casa. Cuando llegamos, aparecimos todos cubiertos de nieve. Recuerdo que Kayo-san nos regañó por eso.
Molesto con Kurumi por parecer tan feliz, Gekkou intervino.
—Oye, ya tuve suficiente de eso…
Pero, aun así, Kurumi se rio con una actitud despreocupada.
—Está bien, hace tiempo que no hablo contigo. Déjame ser.
Gekkou renegó un poco debido a la incistencia de Kurumi en hablar de Takeshi.
—Bueno, entonces ya no me hables de ese sujeto… —Murmuró Gekkou.
—¿Eh? ¿Qué has dicho?
La voz de Gekkou fue silenciada gracias a una bufanda que llevaba alrededor de su cuello, y Kurumi no alcanzó a escuchar lo que dijo. De pronto, ella levantó su dedo índice y sonrió, como si hubiera encontrado un nuevo tema.
—Sí, sí, Takeshi no tiene remedio, ¿Verdad?
Después de eso, hasta que llegaron al santuario, la interminable charla de Kurumi sobre Takeshi era como si estuviera presumiendo de su novio, y mientras tanto, Gekkou se quejaba repetidamente murmurando en voz baja.
***
A pesar de lo mal que lo pasó en el viaje, Gekkou consiguió su objetivo de tener una cita con Kurumi en víspera año nuevo. Sin embargo, el día 2 de enero, visitó la residencia Isoshima de nuevo.
Después de volver del santuario, había estado estudiando en casa para sus exámenes de ingreso, teniendo en cuenta el plan de Kurumi de pasar el día durmiendo, pero sabía que sólo la vería durante lo que quedaba de las vacaciones de primavera, así que fue a buscarla para invitarla al cine.
Inusualmente, la entrada de servicio que estaba a un costado de la residencia Isoshima estaba abierta. No hubo respuesta cuando tocó el timbre y, confiado en que Kurumi estaba alli, Gekkou caminó lentamente hacia adentro mientras la llamaba.
—Hola… con permiso…. Soy Gekkou el vecino…
Caminó acercándose a la entrada la mansión la cual estaba tranquila y en silencio. Él pensó que la puerta principal podría haber estado cerrada, pero conocía la puerta de la cocina, así que entró allí. Se suponía que Kurumi estaba sola, asique Gekkou temió que algo pudiera haberle pasado.
—¿Kayo-san? ¿Kurumi? ¿No están aquí?
Por supuesto, no estaba cerrado con llave. Sin embargo, puede que no fuese una buena idea entrar a la casa así. Gekkou dudo por un rato, pero de pronto vio una hoja de papel en una mesa blanca en el centro de la cocina. Se inclinó para echar un vistazo y al ver el nombre de Kurumi escrito en ella, Gekkou se quitó rápidamente los zapatos y se aproximó a recoger el papel de la mesa.
—¿Es una carta para Kayo-san?
La carta dirigida a Kayo, la ama de llaves, sólo decía que regresaría a la academia porque tenía un asunto urgente que atender.
—¿Qué? ¿Se irá?
Sorprendido, Gekkou salió de la cocina, entró al comedor, al pasillo, y luego corrió a la segunda planta rumbo a la habitación de Kurumi.
—¡Kurumi! ¿Sigues aquí? ¡¡Voy a entrar!!
Después de llamar tímidamente al frente de la habitación, abrió la puerta con vigor.
En la habitación de Kurumi, estaba su dormitorio y un lugar donde había un escritorio. Pero no había señales de Kurumi en el lugar, y Gekkou se asustó. Ella ya había regresado a esa Academia Kousei, que estaba rodeada por un bosque espeluznante en la Prefectura de Tochigi.
«Ni siquiera tuve la oportunidad de invitarla al cine o al parque de diversiones…».
Ahora que Takeshi no estaba, Gekkou tenía la ilusión de hacer muchas cosas con Kurumi, y cuando se enteró de que ella se había ido, se quedó parado por un momento completamente decepcionado. Sin embargo, un sonido tenue despertó a Gekkou de su suplicio.
—¿Kurumi?
Ese sonido provino del dormitorio.
Sabía que estaba mal entrar allí sin permiso, pero una vez que había llegado tan lejos, era lo mismo entrar o no entrar, así que Gekkou se dirigió a los aposentos de Kurumi justo a tiempo.
—¿Eh?
Kurumi estaba ciertamente allí. Llevaba puesto el uniforme de la academia Kousei que él ya había visto antes. Llevaba un bolso de cuero colgado en su brazo y sostenía frente a su pecho un paquete envuelto con una tela. Gekkou no pudo evitar quedarse en silencio.
La razón es que Kurumi estaba parada frente a un gran espejo al cual de repente se acercó y entró en él.
—¿Q-qué…? Acaba de…. En el espejo acaba de….
A Gekkou, le comenzaron a temblar las rodillas y ya no pudo sostenerse asique se agachó.
—¿Acaba de succionarla…?
Parpadeó repetidas veces e intentó aclarar su confusa cabeza.
—¿Qué está pasando…?
No había forma de que una persona pudiese meterse en un espejo. Pero él acababa de verlo con sus propios ojos.
Tan pronto como se dio cuenta que no estaba alucinando, se levantó rápidamente y se acercó al espejo.
—¿Kurumi?
Tal vez fuese un sueño. O, mejor dicho, debería ser un sueño. Gekkou estaba tan convencido que levantó el puño para golpear el espejo, pensando que, aunque fuera en un sueño, si es Kurumi, él la rescataría.
—¿Está bien? ¡Kurumi!
En el momento en que golpeó la superficie del espejo, la mano de Gekkou se hundió como si hubiera golpeado agua.
—¿Eh? ¡¡Waaaaaaaaaahhhh!!
Antes de que pudiera entender lo que estaba pasando, La mitad de su cuerpo fue tragado por el espejo.
***
Unas horas antes de que Gekkou y Kurumi volvieran de su visita al santuario. Justo en año nuevo, Takeshi y Mui se encontraban sudando en el gimnasio de la academia.
—Oye… oye… tiempo fuera… —Exclamó Takeshi.
Se encontraba agachado completamente agitado.
—No tenemos tiempo… —Respondió Mui.
—No en serio, ya no aguanto.
Mui se encogió de hombros cuando vio a Takeshi pedir un descanso con una mirada tensa en su cara.
—Pues ni modo, eso es todo por hoy.
—¿Ni modo?
Le pareció extraño ver a Mui mirándolo con molestia con su pistola en la mano. Hace un rato, ella había estado atacándolo sin cesar y ya estaba completamente exhausto. No había nadie más en el gimnasio que ellos dos.
A pesar de las vacaciones de invierno, Takeshi pensó que a lo mejor habría otros alumnos en el dormitorio Ivy de los varones a parte de él, pero no pudo estar más equivocado, ya que no había nadie más que él allí. En el dormitorio Maple que era el de las chicas era lo mismo y solo estaba Mui, lo que los convertía en los únicos estudiantes en toda la academia.
Había pasado una semana desde que Mui invitó a Takeshi a entrenar magia en el gimnasio. Al principio, Takeshi pensó ligeramente que a lo mejor Mui podría ser capaz de enseñarle todo tipo de magia, pero durante los últimos días, habían estado entrenando tan duro como un campo de entrenamiento de kendo. Después de la sesión, sus piernas temblaban tanto que no podía ni siquiera caminar. Y lo fresca que se veía Mui, lo hacía sentir realmente miserable.
—Escucha, Takeshi-kun… tienes mucho poder mágico y resistencia. Si logras ajustar de mejor forma lo que le das a Twilight, estoy segura de que tu poder abundará muchísimo más.
Mui habló mientras enfundaba su arma en la pistolera de su cadera.
—Si, ese puede ser un buen concejo…
Takeshi aun seguía agitado y deprimido.
—¿No crees a lo que te digo?
—No… quise decir: ¡Si señora!
Como maestra, Mui era bastante estricta.
Para Ella, que había estado practicando magia con su hermano mayor Tsuganashi desde que era niña, usar magia desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde era a veces difícil, pero también era divertido.
Además, ella estaba feliz de poder entrenar con Takeshi ya que él aun seguía siendo un principiante y eso le daba la oportunidad de ayudarlo en muchas cosas. Sin embargo, en cuando a Takeshi:
«Rayos, aprender con Hitouji-sensei es más fácil».
Estaba al borde de comenzar a quejarse. La palma de su mano derecha que sostenía a Twilight, se suponía que estaba endurecida por las callosidades que le había provocado el uso constante de la espada de bambú al practicar kendo, pero ahora sus dedos estaban adoloridos y su piel irritada. Eso era porque a diferencia de cuando practicaba Kendo, ahora se encontraba empuñando una pesada espada de acero.
Además, el entrenamiento de verter su poder mágico en Twilight hasta sus límites conocidos, y luego superando esos límites, no sólo agotaba su poder mágico, sino también su fuerza física.
No había mucha explicación en la práctica. Primero, Mui hacia algo y se lo mostraba a Takeshi y luego él tenía que imitarlo. Mui dijo que la sensación de la gente al activar la magia variaba mucho, y que por eso era mejor percibir las sensaciones por ti mismo que explicarlas verbalmente.
—Fu fu el sudor ha hecho que el pelo se te pegue a la frente —Dijo Mui acercándose a Takeshi.
Él estaba devolviendo a Twilight a su vaina y tal como ella dijo, la frente de Takeshi estaba empapada de sudor.
—Si, y olvidé mi toalla.
Unas cuantas veces durante su entrenamiento tuvo problemas por el sudor que goteaba, pues ya casi se le metía en los ojos. Su camisa, ya estaba empapada por haberse limpiado con la manga varias veces y cuando intentó limpiarse con su manga de nuevo, Mui le ofreció su propia toalla.
—Toma, usa esto.
—Eh, pero eso…
—No importa. Puedes usarla a menos que no te guste mi sudor…
Takeshi se quedó en silencio viendo la linda toalla floreada, pero entonces, Mui rápidamente retrajo su mano como si se hubiera cometido una equivocación.
—Ah lo siento, está sucia. Olvida lo que dije…
Lo que realmente le apenaba a Takeshi, era ensuciarle la toalla con su propio sudor, pero Mui agachó su cabeza y luego la agitó rápidamente.
—Aprecio el gesto, pero, prefiero quedarme así o terminaré ensuciando tu toalla ¿estas seguras?
Al oír esto, Mui levantó la vista y sonrió amplia y brillantemente.
—Está bien. tómala.
Mui sonrió aún más cuando Takeshi le dio las gracias al aceptar la toalla que le ofreció con ambas manos y luego se sentaron uno al lado del otro en el frío suelo del gimnasio. Mientras lo hacía, el gimnasio, que una vez más era sólo para ellos dos, se sentía muy espacioso, y Takeshi dijo:
—El entrenamiento es más fácil cuando no hay gente alrededor ¿Verdad?
—Sí. Normalmente las mañanas y las tardes están llenas de estudiantes.
Mui miró alrededor del gimnasio y asintió con la cabeza.
—Todavía lo tenemos solo para nosotros dos por un tiempo más.
—Sí.
Hubo un momento de silencio entonces, y Takeshi se encontró extrañamente nervioso. Eso no había sucedido durante el entrenamiento, pero cada vez que Mui se movía al lado suyo, sentía que su atención era captada hacia ella. De repente, Mui se dejó ir de espaldas recostándose sobre el suelo y Takeshi se sobresaltó.
—El suelo está frío y se siente bien.
—¿E-en serio?
Aunque respondió, Takeshi la miró de reojo y vio que la camisa de Mui se le había levantado indiscretamente, entonces apartó la mirada rápidamente con temor. Mui rodó en el suelo para enfriar su cuerpo con lo helado del piso el gimnasio y mientras tanto, Takeshi se quedó inmóvil sin saber que hacer.
—¿Por qué no lo intentas, Takeshi-kun? Se siente tan bien…
—¡No! Yo estoy bien así…
—¿En serio?
Mui sintió curiosidad ante la extraña negativa rígida de Takeshi.
Después de otro momento de silencio, Mui se sentó y abrazó a sus rodillas, como si el suelo se hubiera vuelto demasiado tibio. Cuando vio que Mui se levantó, Takeshi se echó a reír repentinamente. El pelo de Mui había quedado todo alborotado por haber rodado en el piso. Podría habérselo dicho, pero prefirió quedarse callado.
«Esta será mi pequeña venganza…»
Durante el entrenamiento era muy severa, y cuando terminaban, no se daba cuenda de las condiciones de los demás y no daba espacio para descansar. Mui, que no sabía lo de su pelo, parecía haberse puesto a pensar en algo con una cara melancólica. En ese momento Takeshi Puso la toalla en la cabeza de Mui.
—Gracias.
—¿Eh?
Mui miró hacia arriba con la toalla en la cabeza.
—Estoy seguro de que te gustaría entrenar tu misma como se debe y no cargar con un principiante como yo. Lamento que tengas que hacer esto solo porque dije que ayudaría con lo de tu hermano.
Mui se quitó la toalla de encima y negó con la cabeza.
—Te equivocas. De hecho, estoy agradecida.
—¿Eh?
—Si yo me pusiera a entrenar sola, seguro no me detendría.
A Takeshi le dolió el corazón cuando se dio cuenta de que eso, era por su hermano Tsuganashi. Había visto lo mucho que Mui se esforzaba para intentar recuperarlo.
—No te preocupes, Mui. Te juro que recuperaremos a tu hermano.
Lo único que le quedaba por hacer de momento era, darle ánimos.
—Sí…
Mui asintió con fuerza. Se mordió el labio, miró al frente y se puso de pie de un solo brinco Declarando con un movimiento de su pequeña mano_
—Bueno, ahora que estamos claros, sólo nos queda una hora para el toque de queda, ¡así que continuemos y démoslo todo!
Tan pronto como escuchó eso, la sonrisa de Takeshi se transformó en una mueca.
—Oye… dijiste que eso era todo por hoy.
—¡Está bien! ¡Todavía podemos seguir!
—¿Es en serio?
Takeshi en ese momento se arrepintió desde el fondo de su corazón por haberla animado.
***
—Ah, estoy cansado. No sé si seguiré vivo para cuando regresen las clases…
Eran las seis de la tarde después del final de la sesión de entrenamiento de magia en el gimnasio y el sol ya se había puesto. Takeshi estaba en camino a la sala de personal. Él y Mui se acababan de separar en la entrada del gimnasio. Como hacían cada vez que terminaban de entrenar, Mui se marchó al dormitorio Maple mientras que Takeshi, se tambaleaba por el pasillo, exhausto y pesado, ya que tenía que devolver la llave del gimnasio a la sala de personal.
Eran las seis de la tarde en invierno, y la oscuridad del exterior se podía ver a través de las ventanas. Adentro, el lugar estaba completamente tranquilo y en silencio sin los estudiantes. Por suerte, el pasillo estaba bien iluminado, pero Takeshi caminaba aturdido, distraído y lento debido a que sentía que Twilight le pesaba en su cintura por el cansancio.
Por eso, cuando una persona salió repentinamente una esquina del pasillo y a pesar de haberlo sabido gracias a su «Strike Vision», no fue capaz de evitarlo y chocó con ella.
—¡Kyaaa!
Dejando salir una voz aguda, la mujer fue lanzada hacia atrás. La colisión casi la hizo tropezar y caer sobre su trasero, pero Takeshi la sujetó rápidamente del brazo y lo evitó.
—¡Lo lamento! ¿Se encuentra bien?
Takeshi se disculpó rápidamente, pero la mujer, aun así, parpadeó sorprendida. Todas las cosas que ella llevaba en sus brazos se habían esparcido por el pasillo.
—No te preocupes. Yo tengo la culpa. Tenía prisa.
Takeshi se sorprendió al ver de cerca a la mujer que tenía unos tan ojos azules como el cristal y un cabello rubio y muy brillante.
—Oh no. Mis libros…
La mujer se agachó y empezó a recoger el puñado de libros y cuadernos que estaban dispersos y Takeshi la ayudó.
—Usted es profesora de inglés ¿Verdad? —Preguntó Takeshi mientras miraba los libros de texto, y la mujer respondió con una sonrisa:
—Así es. ¿Tú eres de primer año de preparatoria?
Takeshi asintió.
—Solo tengo asignados a los estudiantes de la clase especial y los de la clase A. Nunca nos hemos visto antes… ¿verdad? —Preguntó la mujer.
Takeshi negó con la cabeza.
—No, es que yo soy de la clase C.
—Ya veo. Bueno, es una pena que no tengas a una profesora tan hermosa como yo enseñándote.
La mujer, después de haber levantado todo, se rio y se puso de pie. Takeshi también le sonrió.
—Tiene razón. Ojalá sea mi maestra el año que viene.
Dejando fuera toda broma, la mujer era en verdad muy atractiva. Hasta las actrices de Hollywood se quedaban cortas a la par suya. Ella podía sentir en la mirada de Takeshi lo cautivado que estaba y se reía suave y adorablemente.
—Me gustan los chicos honestos. Dime, ¿Cómo te llamas?
—Soy Nanase Takeshi de la Clase C.
—Soy Violet North, maestra de inglés para los cursos intermedios y avanzados. Encantada de conocerte.
Violet intentó estrechar su mano, pero estaban ocupadas por los libros de texto, asique simplemente hizo un ligero movimiento con su cabeza. Luego siguió caminando en dirección opuesta a la sala de profesores.
—Entonces, Nanase-kun, tengamos más cuidado cuando andemos por los pasillos. Ah, por cierto ¡Feliz Año Nuevo!
Cuando dijo eso, ella intentó levantar el pulgar, pero nuevamente, por los libros que llevaba en sus manos, no pudo hacerlo bien e hizo un pequeño y extraño movimiento. luego continuó su camino por el pasillo.
—Que profesora tan simpática —Murmuró Takeshi.
Luego continuó su camino hacia la sala del personal. Cuando dobló la esquina lejos de la vista de Takeshi, Violet agachó la mirada y sus hombros comenzaron a estremecerse.
—U Fu fu fu fu fu fu fu fu…
Una risa espeluznante se le escapó en ese momento. Hizo que sus libros de texto se transformaran en partículas mágicas y los hizo desaparecer y ahora tenia sus dedos frente a sus ojos como sujetando algo pequeño y comenzó a murmurar de manera melódica como si estuviera cantando.
—Lo conseguí… ¡lo conseguíííííí!
Sus ojos, se entrecerraban con deleite, brillaban hechizados ante la vista de un único mechon de cabello negro que ondulaba en las puntas de sus dedos.
—Ahora, veamos si de esto saldrá un demonio o una serpiente. ¿Me mostraras tu verdadera identidad?
Su emoción creció más cuando vio de cerca a la espada mágica Twilight en su vaina negra. Además, la silueta del rostro de Takeshi, traían a ella recuerdos incapaces de borrar. Violet North metió el mechón de pelo de Takeshi en su escote, y dio un salto ligero desapareciendo en la oscuridad.
***
Dos días después en el gimnasio, Takeshi ya con su ropa deportiva, había llegado temprano al gimnasio para abrirlo y esperar a Mui a las nueve de la mañana. Una vez que había dormido bien, él ya iba descansado y libre de la fatiga de la sesión anterior.
«¿Será que hoy continuaremos con lo de ayer?»
Takeshi puso su toalla y una bebida que había traído en el suelo cerca de la pared, y mientras esperaba, y Mui finalmente apareció inusualmente tarde.
—Buenos días, Mui.
—Buenos días… Takeshi-kun…
Su cara estaba sonrojada y parecía tener la respiración agitada.
—Siento llegar tarde.
—No, solo son diez minutos. No te preocupes por eso.
Mui no prestó atención a Takeshi, y simplemente dejó su toalla y su agua en el piso y se apresuró a correr al centro del gimnasio.
—Bueno, entonshes, empeshemos con el entrenamiento…
Al oír a Mui decir eso, con una cara roja brillante, Takeshi se inclinó haciendo una reverencia.
—Cuento contigo.
Sin embargo, levantó la cara cuando notó algo raro en la voz de ella.
—¿Mui?
La voz de Mui sonaba un poco chueca como si tuviera la lengua dormida. Tenía las mejillas rojas como manzanas, pero ella ladeó su cabeza confundida.
—¿Ah eh?
—Bueno con ese «ah eh»… ¿Te pasa algo?
—No… no me pasha nada ¿Por?
—Eh… no, yo creo que si te pasa algo.
—Te digo que no me pasha nada.
Incluso mientras decía esto, la cara de Mui parecía floja y sonreía tímidamente.
—¡Es en serio estas muy rara!
Takeshi levantó las cejas pensando que parecía como si estuviera borracha, pero ella simplemente lo miró confundida.
—Esho no importa, Takeshi-kun, ¡tenyemos que entrenar! ¡Tenyemos que entrenar! Shí, creo que he shido demashiado blanda hasta ahora.
Contrario a lo que ella decía, la realidad era que el entrenamiento había sido muy duro.
Takeshi comenzaba a preocuparse seriamente, pero Mui agitó sus brazos rápidamente frente a él, y sacó su pistola de su funda y la apuntó al techo.
—¡Ahora shi le voy a dar con todo!
—¿Qué?
Takeshi estaba abrumado al ver a Mui comportarse de una manera nunca antes vista, ella repentinamente apuntó con su arma a Takeshi.
—¡Veamos qué puedes hasher con estoo!
Antes de que Mui presionara el gatillo, los círculos mágicos de magia evasiva aparecieron en los ojos de Takeshi.
—¡¡Uwaaaaaa!!
Takeshi logró esquivarlo, pero el ataque eléctrico de Mui impactó contra la pared del gimnasio.
—¿Mu… Mui?
Aunque ella no había usado el hechizo de liberación, habría sido un gran problema si le hubiera dado con eso.
—No lo eshquivaste como debíash.
Mui no le dio oportunidad a Takeshi ni siquiera de quedarse estupefacto y continuó con su siguiente ataque.
—¡Vamosh a hacerlo de nuevo!
—Oye, ¡detente!
Intuitivamente, Takeshi se enteró de la aparición de un gran circulo mágico de color amarillo en los pies de Mui, lo que era una clara señal del hechizo de liberación así que, sin pensarlo, saltó sobre ella, haciendo que esta, terminara soltando su pistola la cual se deslizó por el piso. Sin embargo, ella seguía hablando incoherencia con una pronunciación extraña.
—La shiguienteeee… es ¡Veamooooosh cómo te vaaaaaa!
—¡Mui!
Cuando tenía a Mui sometida en el suelo, Takeshi se dio cuenta que ella no estaba en un estado normal y lo supo cuando levantó la parte superior de su cuerpo y tocó su mejilla con el dorso de su mano. Ella estaba muy caliente.
—Tienes fiebre.
Al mirarla detenidamente, vio que su mirada parecía perdida.
—Con razón la cabeza me ha dado vueltash toda la mañanaaa. —Murmuró Mui mientras giraba su dedo índice alrededor de su oreja.
—Creo que deberías haberte dado cuenta en ese momento.
Mui se rio de lo que Takeshi dijo, sin estar segura de nada.
Eso no podía quedarse así, así que Takeshi cargó a Mui en su espalda y la llevó al dormitorio Maple. En circunstancias normales, los varones no podían entrar y ni siquiera acercarse al dormitorio de las chicas, pero esta era una ocasión especial.
El dormitorio femenino Maple, era exactamente igual al dormitorio masculino Ivy. Su único distintivo, era que había flores, y cortinas rosa en las ventanas.
—¡Hola! ¿Hay alguien allí?
Takeshi se puso a gritar en la entrada del dormitorio Maple con Mui en su espalda, pero nadie contestó. Todo el edificio estaba demasiado tranquilo, como si no hubiera absolutamente nadie.
—No me contestaron ¿Será que no hay nadie?
Mientras Takeshi yacía confundido, Mui gimió y resopló en su oído.
—Fu jee…
Al parecer ya no podía ni hablar y la fiebre había aumentado.
—¡Aguanta, Mui!
El calor que sentía a través de la espalda y sus brazos que sujetaban a Mui, era demasiado intenso. Seguramente había maestros en la sala de maestros, pero lo mejor era llevar a Mui a su habitación y acostarla en su cama antes de ir a buscarlos.
—Qué remedio… Mui, ¿Dónde está tu habitación?
A pesar de la pregunta de Takeshi, de la boca de Mui solo salían suspiros con un aliento muy caliente.
«Cierto, Isoshima ya me había dicho el número de su habitación».
No era gran cosa, así que solo lo recordó. Con Mui aun sobre su espalda, se quitó los zapatos en el vestíbulo y comenzó a subir las escaleras. El interior del dormitorio Maple, era exactamente igual al dormitorio Ivy. Cuando llegó al tercer piso, Takeshi se detuvo frente a la puerta del dormitorio que tenía el número que Kurumi le había dicho.
—Trecientos seis… debe ser aquí…
En ese momento, Mui levantó la cabeza.
—Si… Ese es el nidito de amor que tengo con Kurumi… Fuhyahyahyahyayah…
Mui se rio con los ánimos muy a arriba como si acabara de decir algo bastante gracioso, pero Takeshi no le prestó atención y simplemente puso su mano en el pomo de la puerta. Él ya sabía que la puerta no estaba cerrada con llave, porque durante las largas vacaciones de verano, un equipo de limpieza o los encargados de los dormitorios, solían entrar a cada una de las habitaciones de vez en cuando. Por eso nunca estaban cerradas con llave. No había ningún inconveniente con eso ya que cuando se marchaban, todos solían llevarse sus objetos de valor.
—Co-con permiso…
Takeshi entró tímidamente a la habitación que tenía un tenue olor a flores. Como la habitación era para dos personas, había dos camas y dos escritorios colocados de manera igual a cada lado, pero, solo la cama del lado derecho estaba desordenada.
—¿Será esa?
Takeshi señaló el lado derecho con su cuello.
—¡Por supuesto!
Takeshi se tambaleó de repente por el brusco movimiento de Mui cuando respondió enérgicamente. Cuando acostó a Mui en la cama, ella se las arregló para enrollar el futón y meterse debajo.
—Mui, iré a llamar a los profesores, tu quédate aquí y descansa.
—¿Eeh? pero están de vacaciones…
—¿Vacaciones?
—Estamos en vacaciones de invierno. incluso el encargado del dormitorio Ivy no está…
—Ahora que lo mencionas…
A decir verdad, Takeshi no se había fijado que la maestra encargada del dormitorio no estaba hasta ahora. La cafetería de la escuela siempre estaba abierta para los maestros y entregaban la comida desde allí. Los baños también permanecían disponibles las veinticuatro horas así que no había ningún problema.
—Bueno, iré al edificio de la escuela y llamaré a la enfermera.
Cuando Takeshi estaba a punto de marcharse de la habitación, Mui saltó de la cama.
—¡No!
—¡¿Mui?!
—¡No te vayas!
Ella se sujetó fuertemente de su ropa.
—Si te marchas, ya no regresarás…
Takeshi le sonrió tratando de calmarla pues parecía estar a punto de llorar mientras hablaba.
—Volveré pronto. Solo iré a llamar a la enfermera, ella te sanará con su magia de curación.
Sin embargo, Mui se aferró a su ropa aún más fuerte.
—¡No! aunque me digas eso, ya no regresarás.
—No te preocupes, volveré pronto.
Como ella no lo soltaba, Takeshi intentó zafar su mano, pero Mui gritó:
—¡¡Que noooooo!!
Por alguna razón, ella sacó su pistola y la apuntó firmemente.
—¡Liberate!
—¿Eh?
Los ojos de Takeshi se abrieron mucho cuando frente a él, pareció el circulo de magia de aceleración de Mui. Una chispa eléctrica pasó volando justo a su lado de manera espontánea.
—¡¡»FAST EEL»!!
—¡¿Eeeh?!
La descarga eléctrica emanada del cañón de la pistola, se deslizó a la par de Takeshi, y pasó de largo formando una red de alto voltaje tejida con hilos similares a los de una araña la cual cubrió toda la puerta.
Takeshi salió volando por la presión de viento que provocó el disparo y rodó por la habitación junto a Mui que se negaba a soltarlo. Takeshi se asustó cuando vio la puerta bloqueada con magia.
—Bueno… ¿Y ahora qué hago?
Mui había quedado encima de Takeshi y no se movía para nada. Él recordó que le habían dicho que la magia poderosa, solo podía romperse con magia aún más poderosa.
Se levantó, tomó a Mui y la sacudió de los hombros.
—Mui, despierta por favor.
Sin embargo, Mui solo se movía como una muñeca flácida, pues estaba muy débil. Entonces, Takeshi echó una mirada a Twilight envainada en su cintura. Si utilizaba el hechizo de liberación, podría romper la magia de Mui, pero Twilight era una espada, y la puerta no saldría indemne de eso.
«No pudo quedarme así, tengo que ir a buscar ayuda, aun si tengo que destrozar la puerta»
Mientras Takeshi dudaba, Mui de pronto susurró en sus brazos.
—Te-tengo frio…
Toda ella seguía muy caliente, pero también estaba temblando. Rápidamente, Takeshi llevó a Mui de nuevo a la cama y la cubrió con el futón, pero ella aun seguía temblando.
—Ahh, cierto. Usaré el futón de Isoshima.
Takeshi tomó el futón de la cama de Kurumi que estaba al lado y lo puso sobre Mui.
—¿Esto será suficiente?
La pequeña cabeza de Mui apenas sobresalía de los gruesos futones que la cubrían y apenas soltaba unos ligeros gemidos. Takeshi se acercó a ella y preguntó:
—¿Qué tal? ¿Sigues con frio?
Sin embargo, Mui sacó repentinamente la mano del futón.
—Te…tengo friooooo Nii-san, ven aquí.
Ella sujetó el brazo de Takeshi, obligándolo a acercarse más al futón.
—¡¿Eh?!
—Rápido, entra conmigo.
Lo tenía agarrado con tanta fuerza, que no parecía estar enferma.
—Oye, ¡no no no no no no…!
Takeshi sacudía su cabeza hacia todos lados, pero Mui levantó el futón y lo arrastró adentro.
—¡Rápido! hace frio.
El interior del futón estaba muy caliente debido a la fiebre de Mui.
—Qué calientioooo…
Mui expulsaba una voz de alivio, pero Takeshi se encontraba en una posición bastante inusual. Como estaba cubierto hasta la cabeza por los futones, no podía ver nada porque el interior estaba completamente oscuro. Mui había sujetado a Takeshi con sus piernas entrelazadas alrededor de su cintura.
—Qué calientito estás… Nii-san…
La cara de Takeshi estaba completamente inmersa en los pechos de Mui y no podía respirar. Estaba tan confundido, que ni siquiera sabía dónde tocar para quitársela de encima.
—Oye… esto es incómodo…
Takeshi luchó para intentar salir de allí porque se estaba asfixiando, pero Mui simplemente lo calló gentilmente.
—Shiiii
Parece que ella quería que guardara silencio, pero le era simplemente imposible.
—No me estés callando.
Mui tomó las manos de Takeshi mientras él las agitaba, y las colocó por detrás de su espalda.
—Ven nii-san. ponme tus manos aquí. acaríciame.
—…
Si solo fuera eso hubiera estado bien, pero:
—Ah, olvidé quitarme el sostén.
Inmediatamente, ella se desenganchó el sostén con mucha destreza usando una sola mano y se lo sacó a través del cuello de su ropa.
—Jaa, que gustito.
—…
—Fuf… todo este calorcito me ha dado sueño…
Takeshi aguardó pacientemente y en silencio con la cara presionada contra los pechos de Mui, hasta que luego de unos momentos, solo podía sentir la respiración constante de Mui sobre su cabeza. en silencio.
—O-oye…
Takeshi intentó hablar con ella, pero no respondió.
—¿Se durmió?
Esos resoplidos en la cabeza de Takeshi eran señal de que Mui se había quedado completamente dormida.
Mientras intentaba arrastrase fuera de la cama a toda prisa, Takeshi cayó de espaldas en el suelo. Su cara estaba más roja que la de ella, pero por una razón muy distinta; talvez por el calor de ella. Takeshi se quedó mirando a Mui que dormía apaciblemente sin enterarse de nada, y simplemente soltó un gran suspiro.
***
Takeshi notó que una luz ligeramente brillante le alumbraba la cara desde el lado derecho y abrió lentamente los ojos.
—¿Eh? ¿Me había quedado dormido?
Se había quedado dormido, sentado en el suelo y apoyado sobre el futón de la cama.
Aquella luz que le alumbraba, provenía desde la puerta y cuando Takeshi que la siguió con la vista, notó su origen y se estremeció de repente.
—¡Uwaa! Isoshima. ¿Hace cuánto que estas allí?
Se suponía que Kurumi debería estar en su casa, pero en ese preciso momento, se hallaba parada en el pasillo mirando al interior de la habitación con la puerta abierta. Tenía consigo un bolso de cuero y un paquete envuelto con una tela.
—Ojalá hubiera despertado antes…
Kurumi no hizo ni un solo movimiento y se limitó a observar a Takehsi que se levantó aturdido.
—Ehh… verás… resulta que Mui estaba muy caliente…
Takeshi trató frenéticamente de dar una explicación a Kurumi, mientras señalaba a Mui tendida sobre la cama. Ella tenía en su frente una toalla que ya estaba caliente y casi seca.
Él no había podido salir porque estaba esperando que el hechizo «Fast Eel» que lanzó Mui, se disipara, asique mojó una toalla en el lavabo y cuidó de ella mientras tanto, pero sin darse cuenta se quedó dormido.
—La encargada del dormitorio no está…
Mientras Takeshi daba todas las explicaciones posibles, Kurumi dejó su bolso en el suelo y desató la tela que envolvía el otro paquete.
—Eso es lo que es… no hay nada que ocultar.
Takeshi daba explicaciones desesperadamente, pero Kurumi sacó de la tela una caja de comida de tres niveles. Luego, quitó la tapa de arriba y la lanzó repentinamente hacia Takeshi. Ella no dio aviso alguno, pero la reacción de Kurumi fue tan lenta que pudo rechazar la pesada caja con facilidad usando el brazo.
—¡¡Oye, qué haces!!
La pesada caja que fue apartada, cayó en el suelo y todo su contenido se dispersó por todos lados.
—¿Era un bento*?
Takeshi levantó las cejas al ver los restos de Namasu* cortado en patrones de espiral y arroz sekihan* que le quedaron pegados al brazo.
—Era un osechi*…. —Murmuró Kurumi en voz muy baja.
<<Traductor Ore no Honyaku: Bento es una cajita con comida. El namasu, son trozos de pescado encurtido y vegetales. El arroz sekihan, es un arroz que los japoneses comen en ocasiones especiales, es prácticamente es arroz combinado con frijoles/alubias/judías/porotos/etc… En mi país a eso le decimos casamiento, aunque en la mayoría lo conocen como “gallo pinto”. Un osechi, es un bento especial que se da como regalo de año nuevo>>.
—¿Eh?
Cuando Takeshi alzó la mirada, la vio a ella observando el piso donde estaba los restos de comida.
—Era un Osechi para ti…
Kurumi habló con una voz plana.
—Aah, era una comida para año nuevo. Es cierto, en año nuevo se come algo como esto.
Takehsi también echó un vistazo a la comida desparramada en el suelo. Él siempre comía solo en año nuevo y no estaba acostumbrado a recibir platillos especiales como el Osechi.
—Me esforcé mucho… —Murmuró Kurumi. Entonces Takeshi respondió con una expresión llena de consternación.
—Te… te lo agradezco…
Takeshi no sabía por qué le había arrojado eso si decía que le había costado tanto trabajo hacerlo, pero de igual manera le agradeció.
Kurumi mantenía su vista al suelo, pero no parecía estar llorando o enojada. Mientras Takeshi se agachaba para limpiar, una voz baja que vino de ella.
—Y a pesar de eso…
Takeshi alzó la vista hacia ella mientras recogía el kamaboko y de pronto:
—¡¡¿Por qué has venido a revolcarte en la cama con Mui?!! en mi habitación…
Takeshi se quedó completamente helado. Viendo las usuales cejas levantadas de Kurumi, sus labios apretados y temblorosos y sus ojos muy furiosos, Takeshi se levantó de golpe y casi tira los Kamabokos que había recogido.
—No… te equivocas… yo no estaba en la cama haciendo eso…
Finalmente, los kamabokos se cayeron de sus manos.
—¡¡Mientes!!
—No te estoy mintiendo.
—Estoy segura que te estás partartando tu mirada. ¿Qué me estas ocultando Takeshi?
Por un momento, Takeshi recordó que había estado metido en el futón con Mui y por eso no pudo mantener su vista sobre Kurumi. Solo la miraba de reojo.
—No estoy ocultando nada…
A pesar de decir eso, Takeshi no estaba mirando a Kurumi, y ella sabía perfectamente lo que eso significaba, así que de repente comenzaron a brotar lagrimas desde las comisuras de sus ojos. Levantó su abultado bolso tirado en el suelo y sujetándolo con ambas manos, comenzó a golpear a Takeshi.
—¡¡Fuera de aquiiiiií!!
—Oye, espera… ¡Puedo explicártelo!
—No quiero oírte ¡Pervertido! ¡Acosador! ¡Degenerado! ¡Depravado! ¡Eromago! ¡Enemigo de las mujeres!
Takeshi fue golpeado varias veces con el bolso con tanta fuerza, que prácticamente fue expulsado de la habitación a empujones.
—¡¡Fueeeeeraaa!!
Como ataque final, Kurumi le lanzó su bolso a Takeshi, pero él lo atrapo en su pecho como un balón y luego, ella cerró la puerta y puso el seguro. Después de todo ese alboroto, Mui a pesar de tener fiebre, ya no pudo seguir durmiendo y mientras Kurumi temblaba de furia, una voz apagada le habló por detrás.
—¿Eh? Kurumi… ¿Ya volviste?
Mui se estaba frotando los ojos luego de haber despertado por el golpe fuerte de la puerta. Kurumi seguía subiendo y bajando sus hombros como si tuviera una respiración agitada, pero se dio la vuelta mostrando una sonrisa.
—Lamento haber regresado así.
Aunque habló con un tono gentil, sus ojos ardían con llamas de furia. Como Mui no sabía nada, agradeció a Kurumi por haber vuelto.
—No, estoy feliz. gracias por haber vuelto tan rápido.
Pero eso solo encendió aún más la llama.
—¿Dices que estás feliz?
—Si.
Mientras Mui asentía, Kurumi se acercó a ella.
—¡¡Gata ladrona!!
Inmediatamente abofeteó a Mui en la mejilla.
—¡Kyaaa! ¿Kurumi qué es lo que sucede?
Mui se llevó la mano a la mejilla completamente perpleja.
—¡Ojalá no te hubiera ido a salvar! Hubiera sido mejor si tu hermano te hubiera matado aquella vez.
—¿Ku-Kurumi?
—¡Lárgate! fuera de aquí tu también. Quiero estar sola. Si no te vas ahora, podría saltar encima de ti y te ahorcaría.
—…
Mui no sabía lo que estaba pasando, así que tenía la mirada perdida y estaba completamente paralizada, pero cuando Kurumi le gritó, sintió miedo y brincó de la cama.
—¡Fueraaaaaa!
Kurumi tomó la almohada de Mui y se la arrojó a ella.
Pero solo era una almohada así que no era un objeto contundente y solo rebotó en ella y cayó al suelo.
—Fuu… fueeeeeeeee….
—¡¿Kurumi?!
Kurumi rompió en un llanto muy fuerte frente a la confundida Mui. Sus lágrimas salíab de sus ojos sin parar.
—¡¡Uwaaaaaaaaaa!!
Mientras lloraba, inconscientemente activó su afinidad mágica. Un círculo mágico de magia biológica color rosa suave apareció bajo sus pies y su cuerpo de transformó en el de una niña de primaria. Entonces, Kurumi lloró aún más intensamente y sus lágrimas aumentaron. Ocasionalmente miraba hacia arriba entre sollozos.
—Eeh… eeh….
Mui miró a su alrededor de manera preocupada. Miró a su izquierda, luego a su derecha, y, por último, miró hacia la puerta llamando a la única persona que podía solucionar eso.
—¡Takeshi-kun!
Sin saber que hacer, Mui abrió la puerta y salió al pasillo en busca de Takeshi quien debería estar en el dormitorio de chicos.
—Fuee… Fueee… ¡¡¡Fueeeeeeeeee!!!
Kurumi estaba tan enojada y triste, que se compadecía de sí misma y no podía detener su intenso llanto aunque quisiera, así que solo se quedó allí, llorando a mares, como una niña pequeña.
***
—¡Takeshi-kun!
Takeshi aun no había llegado al dormitorio Ivy cuando Mui lo alcanzó. Él se encontraba caminando en un lugar detrás del edificio de la escuela, meditando en lo que acababa de pasar. Cuando escuchó los pasos de alguien que corría hacia él, Takeshi se sorprendió de ver a Mui allí.
—¿Mui? Llevas ropa demasiado ligera ¿Que hacer afuera?
Se quitó su chaqueta y se la puso a Mui que solo llevaba una camiseta delgada.
—Toma, ponte esto.
—Gracias. pero, eso no importa ahora.
Takeshi asintió ante la expresión de incertidumbre de Mui.
—Lo sé. Se trata de Isoshima ¿Verdad?
—Si. por favor Takeshi-kun, tienes que venir, rápido.
La respuesta de Takeshi fue firme a pesar de que Mui lo tomó de la mano instándolo a volver con ella.
—No lo haré…
—¿Qué? ¿Por qué? Kurumi está llorando.
—Ella me echó de allí.
Además de eso, también lo golpeó varias veces con su bolso así que la situación no era como para regresar y consolarla como si nada. Entonces, Mui agachó la mirada y murmuró algo con preocupación.
—pero…
—No es mi problema.
Mui apretó los labios cuando escuchó esa respuesta espontanea.
—Espera… ¿No estas siendo demasiado frio? Kurumi es tu novia. Tiene que importarte.
Takeshi alzó su vista hacia arriba como si estuviera enojado y dijo:
—Ella no es mi novia.
Takeshi habló con completa solemnidad e inmediatamente, Mui alzó la vista y lo miró con perplejidad.
—¿Qué quieres decir?
Sus grandes ojos redondos, lo miraban fijamente como si pudieran ver hasta el fondo de su ser.
—¿Que estás diciendo? ¿No se supone que tienen una relación?
—No.
Takeshi negó con la cabeza y lo único que pudo hacer Mui, fue mirar hacia otro lado completamente confundida. Luego, la llevó a sentarse en una banca a lo largo de un sendero bordeado por arboles de Ginko. Ella aún se sentía mal. Entonces, Takeshi comenzó a explicarle lentamente.
—Isoshima siempre ha sido muy hermosa y eso la ha llevado sufrir situaciones bastante amargas con sujetos que aparecían de cualquier lado queriendo conquistarla. Incluso fue atacada por un acosador y yo, como su amigo de la infancia que soy, tuve fingir que era su novio para alejarlos, pero es solo eso.
Mientras Takeshi le explicaba todo parado frente a ella, Mui simplemente asentía en señal de entendimiento.
—Y-ya veo.
Ciertamente Kurumi era una belleza esbelta y alta, lo cual era algo muy poco usual.
—Creo que este asunto ya tocó fondo. He estado pensando en el futuro y creo que Isohima debe aprender a enfrentar sus problemas por sí misma. Por eso, he estado pensando en romper esa relación que tenemos.
Takeshi dejó escapar un suspiro y sus ojos se dirigieron hacia el dormitorio Maple. Mui quería preguntarle qué pensaba sobre Kurumi, pero al final decidió no decir nada.
Según ella, Takeshi a lo mejor estaba pensando en romper su falsa relación para ser amantes de verdad. Los dos habían compartido tanto tiempo juntos, que era normal pensar así, sobre todo porque se veían muy bien juntos.
«Creo que no es necesario que pregunte lo que siente por ella… supongo».
Tampoco había necesidad alguna de preguntar lo que Kurumi sentía por Takeshi, sin embargo, hasta donde Mui sabia, era obvio que pensaba que Kurumi solo quería estar con él sin importarle que lo que tenían fuera falso o verdadero.
Entonces Mui dijo:
—Es posible que Kurumi no esté de acuerdo ¿No crees?
—Aun así, yo ya no quiero seguir con esta farsa.
—T-Takeshi-kun…
Mui frunció el ceño ante la respuesta de Takeshi, que fue demasiado enfática.
—Isoshima es mi amiga de la infancia. Es importante para mí y quiero protegerla, pero el cariño que siento hacia ella, no es de manera romántica.
Mui alzó la vista. La respuesta que ella quería escuchar, estaba incluida en las palabras que Takeshi acababa de decir.
Al momento, Mui dejó salir un pequeño suspiro sintiendo que una presión que sentía en su pecho, se había esfumado, pero Takeshi aun parecía tener una mirada apesadumbrada asique dijo:
—Creo que todo debe ser poco a poco.
—¿Eh?
Takeshi rápidamente quitó su vista del dormitorio Maple y miró a Mui.
—Bueno, no es como si solo puedas desligarte de ella de la nada. Creo que deberían volver a su relación de amigos poco a poco.
Mui sonrió, y Takeshi se relajó.
—¿Tú crees que eso sea posible?
—Claro que sí. Son amigos de la infancia ¿No?
—Tienes razón.
Los ojos de Takeshi se perdieron en la nada.
A Mui le dolía el pecho como un pinchazo cuando se dio cuenta de que estaba pensando en los muchos años que llevaba saliendo con Kurumi.
—Gracias, Mui.
Aun así, cuando Takeshi le sonrió, Mui regresó la sonrisa.
—¿Quieres que volvamos juntos a la habitación?
Cuando él señaló en dirección al dormitorio de Maple, Mui negó con la cabeza y se levantó de la banca.
—No. Yo voy a ir la enfermería.
Ella tenía pensado que uno de los profesores la ayudara con magia curativa y luego se acostaría a dormir en una de las camas de la enfermería.
—Entonces te acompañaré.
Mui rechazó también eso y comenzó a caminar por su cuenta rumbo al edificio de la escuela. Takeshi se preocupó y trató de seguirla, pero Mui lo detuvo.
—No te preocupes, estoy bien.
Takeshi entonces comenzó a caminar rumbo al dormitorio Maple y la distancia entre ambos, comenzó a expandirse lentamente.
—Bueno, entonces nos vemos mañana.
—Si, hasta mañana.
Él fue el primero en darle la espalda y Mui También se giró y comenzó a caminar. Sintiendo que la distancia entre ellos dos aumentaba gradualmente, Mui comenzó a correr.
«Se fue… realmente se fue…».
Cuando se puso a pensar en la idea de ver a Takeshi, a solas con Kurumi en el dormitorio Maple, justo en su habitación donde duerme todos los días, sintió una incomodidad. Como si las tripas se le hubieran revuelto y no pudo soportarlo.
«¿Que se supone que estoy haciendo?».
Mui corrió a toda velocidad, sujetándose en el pecho la chaqueta de Takeshi para que no se le cayera.
[…] Anterior | Index | Siguiente […]