Capítulo 3: La academia de magia al otro lado del espejo
Había un largo pasillo de al menos diez metros de ancho que no tenía ventanas. Su longitud no iba más allá de los doscientos metros, y en la pared de cada lado había enormes espejos de una sola pieza que recorrían la totalidad del largo del pasillo.
—Es increíble, los espejos recorren todo el pasillo… —exclamó Takeshi.
Los espejos junto al pasillo se extendían tras de él más allá del horizonte hasta convertirse en un solo punto.
—Aquí es donde entran y salen todos los estudiantes y maestros de la Academia. —comentó Mui, y luego comenzó a caminar hacia adelante.
Takeshi se quedó admirando con asombro los espejos, pero después de un rato se dio la vuelta y corrió detrás de Mui. Atravesaron una puerta color blanco y luego se toparon con una encrucijada en donde Mui cruzó a la derecha y después bajó unas escaleras.
Ciertamente el lugar desprendía un aire a escuela; había paredes color blanco y cada pasillo era muy amplio y espacioso. Sin embargo, todo estaba tan silencioso que cualquiera dudaría sobre la presencia de alguna persona en el lugar. Takeshi también bajó por las escaleras. Había flores plantadas a lo largo de un camino externo que guiaba hacia el interior del edificio.
A distancia se pudo ver un aula, pero no parecía que hubiese nadie allí. Mientras tanto, Mui permanecía en completo silencio al mismo tiempo que guiaba a Takeshi hasta cierto lugar del edificio donde finalmente se detuvieron.
—Disculpe, soy Aiba, de primer año…
En ese momento una puerta se abrió, y cuando Mui miró hacia adentro, la voz de una mujer la recibió.
—Aah, bueno. Pasa…
Mui y Takeshi entraron a la habitación. Ese lugar tenía más o menos la mitad del tamaño de un salón de clases normal, y había varios escritorios de acero inoxidable colocados unos en frente de los otros.
—Aiba-san, te escapaste de la Academia, ¿cierto? —Dijo una mujer que pareció por detrás.
—Lo siento… —Dijo Mui, disculpándose con la mujer y luego volteó a ver a atrás con una sonrisa amarga.
—Eres muy obstinada…
Aquella mujer, que vestía con un traje formal de color gris, lucía un pecho y piernas muy firmes, toda de ella parecía rebosante de juventud. Era más o menos de la misma edad que la madre de Takeshi, su mirada era aguda y se notaba a leguas que tenía un buen físico. En ese momento cambió su punto de visión desde Mui hacia Takeshi y dijo:
—Ahora, el verdadero problema eres tú. Ajaa… Ya veo…
Mientras examinaba a Takeshi de pies a cabeza, se acercó a él.
—E-ee…
—Escribe tu nombre y dirección.
La mujer se regresó a uno de los escritorios después de haberle entregado una hoja de papel y un lápiz.
—¿Disculpe?
—¡Rápido!
Confundido, Takeshi recibió las cosas que la mujer le entregó y después de presionar el lápiz contra la hoja de papel para comenzar a escribir, volteó a mirar a Mui y ella asintió. Entonces Takeshi se dispuso a escribir a regañadientes lo que le habían indicado. Cuando terminó, la mujer le arrebató el papel y luego abrió un cajón y sacó una cinta de medir.
—Bien, ahora quítate la ropa…
—¿Eh?
—¡Rápido, desvístete!
Como Takeshi era demasiado lento, la mujer le agarró la camisa.
—Oiga… ¡Espere, por favor! —exclamó Takeshi.
Sin embargo, la mujer no esperó y le quito la camisa. La parte superior del cuerpo de Takeshi había sido desvestida rápidamente. Las mejillas de Mui se sonrojaron y de repente no supo a dónde mirar, así que centró su mirada en la esquina de la pared.
La mujer le había quitado la camisa a Takeshi a la fuerza, así que con su boca fuertemente cerrada se quedó más rígida que una estatua mientras miraba a la pared. Luego, la mujer le hizo sostener la camisa de Takeshi que seguía tibia.
Con la cinta métrica en la mano, la mujer tomó las medidas de Takeshi tan rápido que ni siquiera le tomó un minuto.
—Este es el pedido para tu uniforme, ve con este papel hacia la tienda…
Con sus mejillas rojas, Mui le devolvió la camisa a Takeshi. Y se disponían a realizar lo que se les había indicado.
—¿Qué es todo esto?
Takeshi, a pesar de haber recibido el papel, quería informarse, pero de inmediato sonó el teléfono que estaba frente a la mujer.
—Hola, Oficina Principal de la Academia de Magia Subaru…
Cuando la mujer comenzó a hablar por el teléfono hizo su voz más aguda, y Takeshi soltó un suspiro y la observó. Ella comenzó a hablar por teléfono sobre temas que se impartían en la Academia: “Principios Básicos de La Magia”, “Historia de La Magia” “Estudio de Los Encantamientos”, “Estudio de Los Territorios”… Todos esos eran temas de los que nunca antes había escuchado hablar.
—Sí… Sí… Entendido…
Takeshi no se había puesto la camisa y había continuado observando a la mujer hablar por telefono, hasta que ella finalmente colgó. Luego se dio la vuelta y observó a Takeshi que todavía estaba allí y frunció el ceño.
—¿Todavía sigues aquí? Vamos… vete a donde te indiqué. Aiba-san, por favor, llévalo contigo.
Mui, quien estaba a su lado, tomó el papel de sus manos y rápidamente lo instó a que se pusiera la camisa. Takeshi, que estaba medio desnudo, dedujo que quedarse allí no resolvería nada, así que procedió a ponerse la camisa, y mientras tanto, la mujer comenzó a quejarse.
—¡Cielos! ¿Por qué tengo que estar tan ocupada? Ahora resulta que hay otro estudiante transferido. A ver… Isoshima… Kurumi.
Con su camisa medio puesta, Takeshi exclamó:
— ¡¿Isoshima…?!
Rápidamente terminó de ponerse la camisa y preguntó:
—Disculpe…. ¿Acaba de decir, Ishoshima Kurumi?
—Sí, eso es lo que dije. Parece que ella es la otra estudiante transferida. ¿Acaso la conoces?
Takeshi se quedó perplejo, pues ya no sabía cuántas sorpresas se había llevado ese mismo día.
***
— ¿Se encuentra bien, señorita?
—Mmm……
Dejando salir una voz seductora, acompañada de una respiración pesada y su brillante cabello castaño derramado sobre las sabanas, Kurumi usó el dorso de su mano para frotarse los ojos y comenzó a levantarse.
—¿Esta es… la habitación de Takeshi?
Ella la reconoció a simple vista. La habitación se sentía rustica y era más pequeña de lo necesario, así que era obvio que hubiera cosas acumuladas en una esquina. Desde donde estaba, vio a un hombre que no era Takeshi, el cual se estaba poniendo de pie, así que exclamó:
—¡¿Quién es usted?!
Echó un vistazo a su alrededor por segunda vez, y se aseguró que el lugar en donde estaba sí era la habitación de Takeshi, sin embargo, él no estaba por ningún lado. Krumi pensó que aquel hombre en frente de ella era demasiado sospechoso así que hizo un mal gesto con su cara.
—Lo lamento mucho, pero he tenido que usar la cama sin permiso —comentó aquel hombre con gafas, el cual parecía tener una edad cercana a los treinta. Y cuando Kurumi finalmente lo notó, dijo:
—Es la cama de Takeshi…
—Entiendo… ¿Entonces estuvo mal que la utilizara?
—No… está bien…
Cuando entendió que lo que el hombre quería decir, era que la había recostado en esa cama, su rostro se puso un poco rojo. Ella ya se había sentado muchas veces allí, pero nunca antes se había acostado. Repentinamente su pecho comenzó a palpitar, pero luego le hizo una pregunta a aquel hombre que tenía su rostro hacia otro lado:
—¿Quién es usted exactamente?
La apariencia de la habitación ciertamente parecía normal, lo único inusual era ese hombre que estaba allí parado, por lo tanto, era normal que no entendiera lo que estaba pasando. Ese hombre parado frente a ella tenía un corte de cabello que le hacía parecer un Kappa* y usaba anteojos completamente redondos y, aunque era verano, usaba ropas gruesas de color blanco.
<<Traductor Ore no Honyaku: Es un personaje de la mitología japonesa. Su corte de cabello sería similar a un estilo tipo hongo, pero con los bordes más abiertos hacia afuera, como si llevaras una sombrilla metida en la cabeza.>>
—Mil perdones… Me llamo Hitouji Makoto, y soy un Examinador Especial de la Comunidad de Magos Wizard Breath, además, formo parte del personal docente de La Academia de Magia Subaru.
—¿Qué es lo que ha dicho? —Interrumpió Kurumi fríamente.
—Quiero decir, que soy un mago…
—Ya escuché suficiente, ¿acaso cree que soy estúpida?
—Vaya, eso no es lo que yo pienso —contestó aquel hombre inclinándose exageradamente. Kurumi, que todavía estaba sentada sobre la cama, lo miró fríamente. Luego se dio cuenta de que no recordaba cuanto tiempo había pasado tumbada sobre la cama de Takeshi ni mucho menos cuanto tiempo había permanecido ese hombre allí parado.
—Por cierto, si mal no recuerdo… Fui atacada por unos hombres extraños —dijo Kurumi, asociando a los hombres de antes con su pérdida del conocimiento.
— ¿Entonces lo recuerda? Ellos son parte de Ghost Trailer, y tal parece que la han afectado de forma inesperada.
—………
Además de la mirada fría de Kurumi, la piedad comenzó a mostrarse en ella, como si estuviera compadeciéndose de ese hombre tonto y patético.
—Creo que esta malentendiendo algo. ¿Acaso cree que soy de preescolar? ¿De verdad piensa que una estudiante de preparatoria creería una historia como esa? —contestó Kurumi, juzgando vehementemente al hombre.
—Pero…
— ¡Ya estuvo bueno! Lo que tiene que hacer en este instante es irse de aquí lo más lejos posible —exclamó Kurumi señalándole la puerta.
Sin embargo, él no precia tener la intención de hacer eso.
—Ese tipo de razonamiento…
El hombre intentó hablar, pero Kurumi, una vez más, lo interrumpió:
—Justo en este momento usted es un extraño que ha allanado esta casa, y encima es una persona llena de mentiras. Eso es motivo más que suficiente para que yo llame la policía. ¿Sabe lo que eso significa?
Kurumi rápidamente metió su mano dentro del bolsillo de su falda, y sacó su celular para mostrárselo a aquel hombre. Él simplemente retrocedió un paso y se encogió de hombros. Parecía que esa chica de preparatoria era muy arrogante. El hombre se lamentó por su tarea y quería marcharse, pero no podía porque era su trabajo. Así que, para no mostrar hostilidad, levantó ambos brazos y comenzó a hablar:
—Aún estamos investigando si usted es una maga o no. Pero si resulta positivo, usted sería la segunda persona en convertirse en mago este día, además de Nanase Takeshi, así que debe cooperar.
Cuando Kurumi escuchó eso, sus ojos se abrieron de par en par.
—¿Takeshi?
—¿Sí?
— Dijo Takeshi, ¿cierto? ¿Eso es lo que dijo?, ¿Nanase Takeshi?
Kurumi no sabía cuantas sorpresas se había llevado ese día, pero para el hombre era más que claro que su actitud se había suavizado considerablemente cuando escuchó el nombre de Takeshi, así que asintió exageradamente.
—Eso es correcto. Por otro lado, su llegada a la Academia Subaru ya fue designada así que es inevitable. Ya se han resuelto todas las formalidades para su transferencia y ha sido aceptada como una maga regular.
—¿Y Takeshi…? ¿Él ya está en esa academia?
—Por supuesto…
—¿Entonces ha venido para llevarme allí?
—Bueno, aún estamos investigando si usted se ha convertido en una maga…—Respondió aquel hombre. Entonces Kurumi se paró rápidamente y dijo:
—Bueno, entonces acabe rápido con esa investigación. Quiero reunirme con Takeshi, quiero escuchar lo que tiene que decirme.
La expresión facial de la chica había cambiado por completo. Estaba encarando al hombre insistentemente y tenía una sonrisa brillante y bien marcada en toda la cara. Ella tenía la plena confianza que, al reunirse con Takeshi, todo se resolvería como si fuese el último movimiento que se realiza durante la práctica de espada.
Ella mostraba una sonrisa en esos momentos, pero nada describía mejor lo que en verdad sentía, que las espinas que hay debajo de una hermosa rosa, ya que, en su interior, ocultaba una ira feroz. ¿Quién era es chica que corría con él mientras se tomaban de la mano? Quería escuchar una explicación directamente de Takeshi. Así que, en ese momento, ese era el asunto más importante para ella.
***
A través de los pasillos de la Academia, Mui guiaba al confundido Takeshi. El hecho de que la mujer de la oficina mencionara el nombre de Kurumi era preocupante para él. Sin embargo, hace unos momentos acababan de recibir una explicación satisfactoria, un libro de texto había sido anotado en el papel junto a otras cosas que también eran parte de la solicitud para la tienda.
—¿Y ahora, a dónde vamos? —preguntó Takeshi, entonces Mui dejó de caminar y dijo:
—La próxima parada es La Oficina del Director.
Luego se dio la vuelta rápidamente y continuó caminando. Hasta el momento, Takeshi había estado siguiéndola incondicionalmente, pero su paciencia estaba llegando a su límite.
—Oye, ¡espera!
Takeshi tomó el brazo de Mui y tiró de él. Entonces Mui se detuvo otra vez.
—Es el proceso de Transferencia —dijo ella con claridad.
— ¿¡Aah!? ¿Transferencia?
—No te preocupes, todo está arreglado para que no haya ninguna discrepancia entre el mundo mágico y el otro lado.
Entonces Takeshi contestó airadamente:
—¡Eso no está bien! Me están trasfiriendo involuntariamente.
La ira de Takeshi, en ese momento contrastaba bastante con la actitud despreocupada de Mui.
—Ahora tienes la responsabilidad de ser un mago y no puedes negarte. Ya no puedes asistir a una escuela común y corriente.
—¿Responsabilidad de ser un mago? Dices algo así porque te conviene y…
—Mui… —Respondió ella, interrumpiendo a Takeshi mientras agarraba su brazo y lo miró a los ojos.
— ¿Eh? Oye…
Confundido por lo que dijo ella, Takeshi dejó de hablar y entonces ella repitió:
—Soy Mui…
—……
—Creo que no me presenté correctamente en la enfermería.
—……
La ira de Takeshi disminuyó, y sus hombros decayeron.
—Entiendo. Entonces… Mui…
—¿Sí?
Siendo llamada por su nombre, Mui mostró una sonrisa. Takeshi lentamente soltó el brazo de ella que tenía agarrado, se sintió mareado y en voz baja dijo lo que de verdad sentía:
—Creo que después de todo, quiero volver…
El corredor estaba en silencio y su voz resonó fuertemente por todos lados. Mui guardó silencio y poco después de ese silencio, la chica bajó la vista y respondió:
—Lo siento…
Fue solo por un momento. Pero su voz se quebró dentro de aquella atmosfera silenciosa.
—Realmente lo siento mucho.
Ella volvió a disculparse, y por un momento sus ojos se pusieron muy serios haciendo que la penumbra aumentara.
—Yo no quería arruinar tu vida de esta forma.
Parecía que Mui estaba siendo atormentada por esas palabras. Takeshi frunció el ceño, levantó el rostro y miró fijamente hacia el frente.
—A pesar de todo, sé que mi vida no sería suficiente para enmendar lo que te hice. Ahora eres un mago y debes aceptar esa responsabilidad.
El necesitaba ser informado que debía preparase para cualquier cosa, inclusive la muerte.
—No te estoy pidiendo nada de eso —respondió Takeshi, sacudiendo la cabeza con perplejidad.
—Lo siento, Nanase-kun.
Seguir diciendo eso era inútil, así que Takeshi dejó escapar un suspiro, se repuso y dijo:
—Llámame Takeshi…
Inevitablemente, una sonrisa amarga apareció en el rostro de Takeshi, y entonces Mui respiró aliviada.
***
La oficina del director y la sala de maestros estaban ubicadas en el segundo piso del edificio de la Academia, una al lado de la otra. A diferencia de la sala de profesores, en donde se escuchaban adultos platicando, el pasillo estaba en completo silencio. Mui llamó a la oficina del director y, después de esperar una respuesta, la abrió.
—Con permiso… —dijo Mui al entrar, su vos se volvió baja al instante.
—Aah, pasen, los había estado esperando…
Sin embargo, el tono de voz que respondió fue bastante inusual, ya que era una voz suave y aguda, similar a la de un niño pequeño. Inclinando su cabeza mientras seguía a Mui, Takeshi recordó que se trataba de la oficina del director, pero inesperadamente vio a una estudiante de secundaria.
Había un juego completo de sofás el área de recepción, y en la parte posterior de la habitación, cerca de la ventana, había un enorme escritorio. Sin embargo, la persona que había sentada en el escritorio no era un anciano calvo con pansa de Tanuki* como se esperaba, sino una chica de cabello plateado. Su cabello combinaba con la corbata que llevaba puesta junto a su uniforme estilo marinero.
<<Traductor Ore no Honyaku: El Tanuki es un tipo de mapache del folklor japonés.>>
Debajo del escritorio podía verse sus pequeños mocasines marrones que se balanceaban lentamente hacia adelante y hacia atrás como péndulos. Ya sea porque la silla era demasiado alta o el escritorio era demasiado grande, pero sus pies no tocaban el suelo mientras ella estaba sentada. Por culpa de la laptop que mantenía abierta en el escritorio, no se podía ver su cara, sin embargo, a juzgar por su tamaño corporal, ella no parecía una estudiante de preparatoria, sino una de secundaria.
—Mui, ¿crees que sea correcto que esa niña esté sentada allí?
Cuando Takeshi preguntó eso, por alguna razón Mui abrió mucho los ojos y se echó a reir ~Fu ~Fu y con una sonrisa respondió:
—No te preocupes por eso, solo toma asiento por allí.
Mui rápidamente caminó con él hacia el sofá y se sentó. Aunque Takeshi pensó que era extraño, se sentó junto a ella. Mientras tanto, la chica movía el mouse de su computadora y, por alguna razón, se quejó mientras lo manipulaba. Takeshi pensó que el director estaría enojado si al regresar veía a la pequeña chica tocando su computadora y haciendo lo que ella quería.
Pero, debido a que Mui fingió ignorancia mientras estaba sentada allí, Takeshi se quedó examinando calmadamente el interior de la oficina. En la pared, las fotos habituales de todos los directores que han ido en sucesión no se encontraban por ninguna parte.
Takeshi miró el área cercana con gran interés. Entonces la pequeña chica dejó escapar un suspiro y se reclinó en el asiento. Luego, de forma casual, brincó de la silla y se acercó a ellos dos que estaban sentados en el sofá. Y luego, frente a ellos, comenzó a acariciar el respaldo del sofá en enfrente y dijo:
—Bueno, Aiba-kun. Parece que habrá doble castigo para ti.
Al escuchar eso, Takeshi se sorprendió, y volteó a mirar la cara de Mui sentada a su lado.
—Lo siento.
Mui se disculpó, siguiendo de reojo los movimientos de la pequeña chica, que luego ágilmente saltó sobre el respaldo y se sentó sobre el sofá.
—Tal vez debería hacer que pases todo el día disculpándote…
—……
Mui inclinó la cabeza y su pelo se derramó por enfrente ocultando su rostro. Y, a pesar de que la chica le sonreía a Mui, su mirada era muy penetrante.
—Bueno, siempre parece que hablo yo sola, ya que mis advertencias no hacen más que caer en saco roto. Ya no eres una niña pequeña, ¿sabes?
—……
Takeshi se quedó mirando a la niña que regañaba a Mui. Tal vez por su forma de hablar y de actuar, era lógico llegar a cierta conclusión que al mismo tiempo parecía imposible. Entonces la pequeña chica prosiguió:
—Te he dicho en muchas ocasiones que es peligroso salir de la academia y de la comunidad y, por ser una estudiante, creí que eras sabedora de eso. Debes ser consciente de lo grave que son las consecuencias de tus actos.
—Sí…
Mientras Mui inclinaba la cabeza en acuerdo, el silencio floto en el aire por un momento. Mientras había estado escuchando a las dos hablando, Takeshi no había podido decir nada, pero en ese momento había encontrado la oportunidad.
—Di-Disculpa…
Fue en ese momento cuando la mirada de la niña se posó sobre Takeshi por primera vez.
—¿Qué deseas…?
La chica, que lucía como una estudiante de secundaria, observó a Takeshi con sus grandes ojos marrón claro* que parecían atravesarlo como si trataran de escudriñar en sus pensamientos más íntimos. Y, con una extraña sensación de por medio, Takeshi dijo:
<<Traductor Ore no Honyaku: Este no es error de traducción, así dice en realidad. Menciona que sus ojos son Café Claro, pero en las ilustraciones sus ojos son Azul Turquesa. Tal vez sea falta de comunicación entre el ilustrador y autor, o simplemente se le cambio el color de los ojos para darle más contraste con su cabello y que se vea mejor.>>
—Me he estado preguntando algo desde hace un rato…
— ¿Sí? ¿Y qué podría ser?
—Acaso…. tú… ¿eres la directora de la academia?
Takeshi mostró una sonrisa amarga mientras decía lo que pensaba. Entonces la niña lo miró con una sonrisa radiante.
—Así es, sé que no me he presentado aún. Es un placer conocerte, y bienvenido a la Academia de Magia Subaru. Soy la directora Shijou Momoka.
Desconcertado, Takeshi estrechó inconscientemente su mano extendida la cual era pequeña.
—Lo sabía…
Normalmente cualquiera se sorprendería al ver algo así. Esa chica, que no parecía ni siquiera una estudiante de Secundaria, era en realidad la directora de la academia. De cualquier forma, eso era algo sorprendente. Takeshi solo pudo apartar su mirada de la brillante sonrisa de la directora, y con un poco de dificultad habló:
—Disculpa, pero… quiero dejar en claro que no tengo intenciones de transferirme a este lugar.
Inconsciente de su actitud, Takeshi estaba decidido a volver a casa y no tener nada que ver con cosas extrañas nunca más. Desde al lado, Mui interrumpió la conversación, esperando poder hacer algo ante la absoluta negativa de Takeshi.
—Disculpa, Takeshi-kun, pero aún no conoces todos los detalles. No puedes tomar una decisión tan a la ligera.
Al ver la amarga expresión que tenía Takeshi hacia la directora, Mui se levantó rápidamente del sofá con una expresión de preocupación y culpa.
— ¿En serio? Bueno, pues hasta que llegue alguien más a quien estoy esperando, tú y yo conversaremos un poco más —respondió la directora a Takeshi. Luego se levantó de su lugar y rápidamente caminó hasta detenerse a poca distancia. Luego sacó un lápiz con tapa que tenía guardado en un bolsillo del pecho de su uniforme de marinero.
—Antes que nada, quiero decirte que este mundo no es el mismo que en el que estás acostumbrado a vivir. Aunque parezcan iguales, en realidad son muy distintos entre sí. Déjame mostrarte…
A pesar de su apariencia, esa pequeña chica era la directora de la academia, y mientras hacía piruetas con su lápiz, girando su tapa y pasándoselo entre sus dedos, seguía mostrando una sonrisa. En consecuencia, debido a que Mui se había levantado de su asiento, Takeshi también hizo lo mismo.
—¿Vez este lápiz…? —agregó la directora, mostrándole el lápiz que tenía en su mano— A simple vista puede parecer un lápiz común y corriente, como uno que puedes encontrar en cualquier lugar, sin embargo…
En ese momento la directora retiró la tapa de su lápiz, y tan pronto como lo hizo, una oscuridad perforó la realidad y asaltó los ojos de Takeshi. Aquella oscuridad devoró la luz por completo y su visión se sumió en ella sin poder ver absolutamente nada. Esa oscuridad era total, y era tan pesada que le había hecho sentir como si hubiese caído a las profundidades del océano, en donde la luz del sol ya no es capaz de llegar.
—¡¿Qué…?!
Mui apartó la mirada rápidamente para evitar aquel efecto, pero Takeshi fue lento y tuvo que presionar sus manos contra sus ojos.
—Lo siento, parece que el control que tengo sobre mi propia magia se ha debilitado.
Aunque no era capaz de ver a la directora, su voz sonaba como un lamento.
—Ya acabó… ya puedes abrir los ojos…
Takeshi tuvo que parpadear varias veces, y temeroso al principio, se mostró reacio a mirar hasta que finalmente confirmo que Mui podía ver claramente a la directora y levantó la vista. Desde el lugar en donde la oscuridad emanó del lápiz, ahora se estaba emitiendo una luz negra que se había hecho más pequeña.
Era una esfera negra de unos dos o tres centímetros de diámetro que emergía directamente desde la punta del lápiz. De hecho, antes de que Takeshi viera eso, él ya sabía que se trataba de las partículas mágicas que poseen todos los magos.
La pistola de Mui emitía unas vividas partículas de color amarillo, pero el lápiz de la directora emitía partículas negras. En ese momento, la directora balanceó su lápiz de izquierda a derecha como si dibujara en el aire.
—Es por aquí… —dijo, acercándose a una pared donde posteriormente trazó una línea.
—O-Oye…
Takeshi notó que lo que ella había garabateado en la pared desapareció en unos pocos segundos. A su lado, Mui extendió su mano y sacudió su cabeza con la esperanza de que su mirada le trasmitiera el mensaje de que dejara de estar protestando.
Usando su lápiz, la directora trazó una línea en la pared desde la altura de sus pies hasta lo más alto que su brazo podía alcanzar, e inmediatamente comenzó a trazar una línea horizontal hacia la derecha de, al menos, un metro de longitud, para luego bajar nuevamente con otra línea vertical hasta el suelo. Partículas mágicas de color negro podían verse en los extremos de aquel trazo. Luego la directora recitó unas palabras:
—“Black Door…”
dandose media vuelta, se alejó de la pared y comentó:
—Esta técnica es parte de la categoría mágica en la cual yo me clasifico, la cual se denomina como Magia Negra. Cada mago pertenece a un tipo diferente de categoría mágica. En mi caso, soy capaz de utilizar una habilidad de magia de cambio espacio-temporal propio de la Magia Negra. De estas afinidades mágicas, hay seis categorías en total, además de la magia singular que no puede categorizarse como las anteriores.
Mientras ella hablaba, Takeshi se sorprendió por lo que estaba viendo, ya que, las partículas de grafito del interior del trazo, comenzaron a esparcirse hacia el interior, tiñendo de negro parte de la superficie de la pared.
—Ahora bien, Aiba-kun —La directora le puso nuevamente la tapa a su lápiz y se lo guardó en el bolsillo del pecho de su uniforme mientras hablaba con Mui— Tenga la bondad de explicarnos cuales son los diferentes tipos categorías mágicas que existen.
—Sí, directora. Las seis categorías de Magia son: Magia Evasiva, Magia Ilusoria, Magia Destructiva, Magia Negra, Magia de Aceleración y Magia Biológica. Luego está la Magia Singular…
—Veo que las recuerda todas. Muy bien… muy bien…
La directora asintió con la cabeza, mientras Mui hacia un pequeño berrinchen diciendo:
—directora, no soy una novata. Claro que las recuerdo todas.
Mui se molestó porque pensó que la directora la estaba subestimando.
— ¿En serio? Sin embargo, incluso los novatos saben que dejar la academia es peligroso.
—……
Mui no pudo argumentar nada ante esa lógica, y guardó silencio. Como era de esperarse, la directora en realidad se encontraba molesta. Así que, una vez más, los sentimientos de culpa regresaron a su corazón. Mientras se quedaba mirando a Mui, la directora habló con Takeshi:
—Nanase Takeshi-kun, hay algo que debes saber. Este mundo se encuentra actualmente en un estado constante de guerra. Aunque la junta directiva de esta academia se encuentra afiliada a Wizazard Breath, ellos son una comunidad confiable, y la posición oficial de esta academia permanece completamente neutral.
Por un momento, la penetrante mirada de Takeshi se enfocaba en las partículas negras mientras intentaba concentrarse lo más que podía en la forma rectangular que la directora había dibujado en la pared. Las partículas que estaban en la pared, se volvieron grumosas y formaron una enorme masa negra. Entonces, sin importarle si Takeshi la escuchaba o no, la directora continuó hablando:
—Para no dar largas explicaciones, esta comunidad, que se encuentra del lado de los humanos ordinarios, se opone a otra comunidad que defiende, ante todo, la supremacía de los magos. Por esa razón, ambas comunidades se encuentran en constante enfrentamiento por el control de Tokio, una disputa que ha durado alrededor de dieciséis años. Y debido a que ambas partes nos hemos defendido y fortalecido, la batalla se vuelve cada vez más difícil y en estos momentos se ha estancado.
Aquella masa rectangular de partículas negras no parecía que iba a moverse de su puesto, así que Takeshi finalmente se dedicó a poner atención a lo que la directora estaba diciendo.
—Aunque digo que se ha estancado, eso no significa que haya un cese al fuego. Abandonar las instalaciones de la academia es extremadamente peligroso. Ghost Trailer es una comunidad que se ha estado dedicando actualmente a capturar magos, por lo tanto, nuestra comunidad bien podría atacar a cualquier estudiante que ande vagando sola por allí pensando que se ha vuelto uno de ellos, ¿no lo crees, Aiba-kun?
Mui, quien fue presionada para que contestar, asintió con la cabeza y dijo:
—Así es, directora…
En esos momentos, Takeshi quería expresar su sorpresa por el hecho de que ella era la directora. Tan solo se le había aclarado parte de lo que Mui le había contado.
El exterior de la academia era peligroso, y por su bien, se lo estaban recordando una y otra vez. Aun si se encontraba buscando a su hermano mayor, ella no podía salir de la academia así por que sí.
La directora conocía la situación del hermano de Mui, y todos los magos de la academia conocían a Aiba Tsuganashi: un mago de clase superior perteneciente a Wizard Breath y un usuario sobresaliente de Magia Destructiva que era capaz de oponerse a cualquier magia de fuego con su técnica de magia de hielo Evil Ice. Y ahora, ese mismo Aiba Tsuganashi, había traicionado a Wizard Breath y se había unido a Ghost Trailer. Para cuando se enteraron de eso, ya era demasiado tarde. Muchos de los magos que fueron capturados por Aiba Tsuganashi jamás regresaron.
—Oigan… ¿qué es una comunidad?
Takeshi, que había estado escuchando de forma distraída, planteó esa pregunta para ambas. Él sintió que la directora escondía sentimientos complicados detrás de su sonrisa. Además, sin conocer las circunstancias, Takeshi sintió una extraña atmosfera alrededor de Mui, que no quería abandonar a su hermano.
—Las comunidades son grupos formados por personas que comparten los mismos ideales —respondió la directora de forma rápida.
—Wizard Breath es la comunidad predominante, y aunque hay comunidades que prefieren permanecer neutrales, la mayoria de ellas están de nuestro lado y comparten con nosotros la misma idea de que los magos y los humanos ordinarios deben coexistir. La mayoría de estudiantes de esta academia ya se afiliaron a Wizard Breath. Y más adelante, tú también podrás formar parte de una comunidad lo cual será muy útil para conseguir un empleo.
La directora le guiñó un ojo a Takeshi con dulzura, haciendo que él se sorprendiera.
—Contraria a los ideales de Wizard Breath, está la comunidad conocida como Ghost Trailer. Ellos aseguran rotundamente que los magos han sido discriminados por los humanos ordinarios y quieren dominar la sociedad humana. Debido a que la mayoría de los miembros son magos que provienen del mismo linaje familiar, son muy poderosos, pero más que eso, son magos que están dispuestos a utilizar cualquier método para lograr sus objetivos.
—¿Esta academia es segura? —preguntó Takeshi, que se había comenzado a sentir incomodo en el lugar. Entonces la directora asintió con una sonrisa.
—Es segura. La comunidad ha desplegado una fuerte magia de protección en todo el perímetro, pero los Trailers igual no atacan este lugar.
—¿Y eso por qué?
—Piensa un poco desde la perspectiva de un Trailer. ¿No crees que sería más fácil reclutar a un compañero que ya se graduó? Como esta es una academia donde imparten lecciones de magia, al hacerlo de esa forma ya no tienen que pasar por todo el proceso de enseñanza para obtener a un compañero bien entrenado.
Terminando la conversación, la directora volvió su mirada hacia la pared donde hace un momento había dibujado algo.
—Sígueme, voy a mostrarte algo interesante…
La directora presionó su mano contra la parte negra de la pared. En ese momento, de una parte de las partículas negras surgió una figura extraña. Era como una especie de emblema con caracteres que nunca antes había visto, el cual se desvaneció luego de un instante.
Acto seguido, la directora añadió un poco de fuerza en su pequeña mano y empujó la pared negra la cual comenzó a girar en sentido horario como si fuese una puerta giratoria. Su mano detuvo la puerta a medio camino y volteó a mirar por encima de su hombro, invitándolos a que la siguieran.
«¿Esa también es Magia…?» —se preguntó Takeshi.
Mui se adelantó tímidamente hasta donde estaba la directora, y Takeshi comenzó a seguirlas, pero sus pies se detuvieron abruptamente. Se había sorprendido de lo que vio tras la puerta, y resbalándose, se detuvo justo antes de atravesarla.
Desde allí se podía ver el cielo, y más allá estaba un grupo de edificios que parecía que llevaban mucho tiempo allí. Sin embargo, la puerta se encontraba localizada en un lugar extraño. Delante de él, la directora parecía estar parada sobre un piso de vidrio, entonces Mui volteó a mirar levemente, y le hizo señas a Takeshi.
Luego de tragar un poco, Takeshi avanzó y caminó por el mismo lugar que ellas con sumo cuidado. La directora asintió con la cabeza cuando vio que Takeshi finalmente las había alcanzado y dijo:
—Bien… ahora mira detrás de ti.
Takeshi tímidamente se volteó para mirar como la directora se lo había indicado, y vio un enorme edificio que se erguía en las inmediaciones. Takeshi reconoció inmediatamente dicho edificio.
—¿Es el edificio Tochou*?
<<Traductor Ore no Honyaku: Este es un edificio es real, tiene una altura aproximada de unos 200 M y se ubica en shinyuku, uno de los barrios de Tokio. En japonés se le llama Tokyo to Chousa. Y al igual que hacen con las novelas ligeras de nombre largo, a este también le abrevian el nombre, llamándolo comúnmente como “Tochou”. Su equivalencia en nuestros países, sería la de Alcaldía o Ayuntamiento en este caso, de Tokio.>>
—Exacto. Ese es Tochou, el edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio.
Justo delante de sus ojos, las dos torres de aquel edificio comenzaron a acercarse a ellos, ya que se encontraban flotando frente al edificio sede del gobierno metropolitano de Tokio. Normalmente para alcanzar a ver esa parte del edificio, tenía que mirar hacia arriba y arquear el cuello lo más que se podía, esperando no lastimarse. Sin embargo, esa vista del edificio se encontraba justo frente a los ojos de Takeshi.
«Eso quiere decir que aquí es…»
Takeshi ya se había dado cuenta que estaban flotando, pero no se había dado cuenta de la altura, hasta que vio sus pies y entonces se mareó. Se encontraba a una altura de al menos unos doscientos metros. Entonces volvió la mirada otra vez el edificio y notó una pequeña sección rectangular de la pared del edificio, la cual tenía un corte rectangular de color negro. Takeshi se dio cuenta de que era desde allí que habían salido.
—¿Eh? Pero… el interior es…
«¿Acaso la Academia está ubicada en el interior del edificio?» —Se preguntó Takeshi. Recordando que desde el interior de la oficina de la directora y desde los pasillos por los cuales Mui lo había guiado, las instalaciones de la academia parecían iguales a las de cualquier otra escuela.
—El interior fue convertido en la Academia… —comentó la directora con indiferencia.
—Entonces… eso quiere decir… que, ¿de verdad se trata del edificio Tochou? —preguntó Takeshi con admiración.
Entonces la directora se rió un poco y luego, mostrándole una sonrisa, respondió:
—En este mundo no hay humanos ordinarios, solo magos. Por lo tanto, no hay empleados públicos en el edificio.
—¿Ni siquiera uno? —insistió Takeshi.
—Ninguno… Ahora mira.
La directora extendió sus brazos y Takeshi miró.
—¿No ves nada extraño aquí?
Ella dio un paso al frente y comenzó a girar con sus brazos extendidos como si estuviera mostrándole todo el lugar. Mui tan solo observaba en silencio la interacción de ellos dos. Takeshi echó un vistazo hacia todos los puntos desde el edificio Tochou y respondió:
—Hay mucho silencio… ¿en serio no hay más personas aquí?
Al otro lado del edificio Tochou, podía verse el verdor del parque central de Shinjuku. De pronto, Takeshi se dio cuenta de algo y cambió la dirección de su mirada. Volteó a mirar hacia un grupo de edificios con una mirada tensa. Usando la torre de Tokio como referencia, trató de buscar el sector donde su casa se ubicaba.
Sin embargo, aquello que debía verse normalmente desde ese punto no estaba. Toda esa área parecía haber sido devastada y quedaba muy poco de lo que antes solía haber. Edificios derrumbados por todos lados, vehículos volcados en las carreteras, los árboles que debía estar alineados por las calles estaban hechos pedazos y la superficie del suelo estaba cubierta de un hollín negro.
Mas allá podía verse la torre del reloj que pertenecía a la Academia Sakuraya, el cual parecía haber sido volado en una explosión. Parte de la torre se había derrumbado y había dejado expuesto el acero que había en el interior del concreto. Toda la escuela en sí había sido destruida sin piedad y no había señal alguna de vida. No podía escucharse aquel característico bullicio de las personas en la ciudad, ni bocinas de los automóviles, ni los sistemas de ventilación de los edificios.
Todo lo que podía escucharse era el graznido de los cuervos que se paraban sobre los pocos árboles que quedaban en pie dentro del parque central. El cuerpo de Takeshi se estremeció cuando vio semejante escenario. Era algo que jamás se habría podido imaginar y estaba completamente atónito de ver, en ese estado, un lugar que él conocía.
—Estas son las consecuencias de las batallas que han ocurrido en este lugar. Son cicatrices irreparables que ha dejado una guerra que ha permanecido por dieciséis años —comentó la directora, mirando fijamente en la misma dirección que Takeshi y luego continuó:
—Este es un espacio donde el tiempo se ha distorsionado. Todo lo que ves es Tokio, y al mismo tiempo no lo es…
Esas palabras de la directora habían sido duras, y Takeshi pensó que era difícil creer que lo que estaba viendo era Tokio en realidad. La directora apartó su mirada de la zona devastada, y miró en dirección del parque Yoyogi. Todo lo que había allí, era un denso follaje.
—Alrededor de un año antes de que tú nacieras, una guerra entre magos estalló a gran escala. Creo que te enseñaran más sobre eso en Historia de la Magia, pero déjame darte un breve resumen: un mago con un increíble poder intentó erradicar a toda la humanidad de la faz de la tierra.
La directora hablaba con total indiferencia.
—Una Magia Singular, capaz de aniquilar a más de seis millones de personas.
Aunque Takeshi estaba escuchando lo que ella le decía, pensó que eso era poco realista y sonaba igual que esas historias de fantasía que había leído alguna vez. Sin embargo, al pensar en la posibilidad de la existencia de un poder tan grande, capaz de matar a seis millones de personas, hizo que a Takeshi le entrara curiosidad y entró en él el deseo de escuchar más. La directora parecía haberse dado cuenta de eso, por lo que surgió en ella una malvada sonrisa y continuó:
—Sí, un poder capaz de matar a seis millones de personas, el cual provino de un solo hombre. Por esa razón, los magos más poderosos, con tal de salvar a los humanos ordinarios, usaron su magia para dividir el mundo en dos partes.
—¡¿Dividir el mundo en dos?! ¿Eso es posible? —Inquirió Takeshi, interrumpiendo a la directora involuntariamente, provocado una sonrisa irónica en la directora.
—Bueno, sé que suena como una historia demasiado fantástica. Quizás debería decírtelo de otra forma: no fue el mundo en realidad, sino algo así como el tiempo.
La directora miró hacia abajo, y fijó su atención en uno de los árboles de la calle que había justo debajo de sus pies y dijo:
—¿Conoces al Árbol del Mundo?
—No… —respondió Takeshi, negando con la cabeza.
—Explicarte la manera en cómo se comporta el eje del tiempo en el mundo, es como hablar sobre un árbol. Por ejemplo: se dio el caso de que hoy conociste a Aiba-kun, sin embargo, debería haber una opción diferente. Una que crearía un mundo alterno donde no la conociste. Ahora mismo te encuentras aquí, como parte del futuro donde sí sucedió. Siempre el eje temporal termina ramificándose de esa forma.
En ese momento la directora unió sus manos y continuó:
—Los magos dividieron el eje temporal creando un segundo mundo. Uno donde aquel mago tuvo éxito erradicando a la humanidad.
Mientras explicaba, la directora separó sus manos en un movimiento similar a cuando partes una manzana por la fuerza. Abrió las palmas de sus manos y luego rápidamente cerró con fuerza la mano derecha. Takeshi rápidamente se dio cuenta del asunto en cuestión.
—Eso quiere decir que este mundo…
La directora asintió con la cabeza ante la deducción de Takeshi y dijo:
—Este es ese mundo paralelo…
Hasta entonces, Takeshi entendió por qué todo el lugar estaba completamente desolado, pero aun no podía decirse que ya estaba enterado de todo. La directora no cuestionó si Takeshi entendía o no el asunto y continuó:
—Este mundo fue creado por la fuerza, y por tal motivo, el espacio-tiempo se ha distorsionado. De alguna manera Tokio ha resistido, pero hace algún tiempo se descubrió que el cielo ha comenzado a colapsar. Eventualmente este mundo terminará desapareciendo. Sin embargo, los magos solo son capaces de luchar aquí.
— ¿Eh? Pero…
Takeshi recordó el momento en el que Mui fue atacada, pero la directora le dio una breve explicación:
—Estrictamente hablando, no se puede atacar utilizando tu Afinidad Mágica dentro del mundo de los humanos ordinarios. Se puede usar magia básica estando allí, pero si atacas a otro mago, perderás todo tu poder. Esta regla es válida para todas las comunidades incluyendo a los Trailer. Todos tienen esa misma restricción por igual.
Takeshi no entendía cómo funcionaba tal acuerdo, pero igualmente asintió con la cabeza.
—¿Entonces este lugar es necesario para la guerra…?
—Así es, debido a que este mundo fue extraído por la fuerza del eje temporal, aquí nadie tiene restricciones. Este será el escenario donde nuestra comunidad y los Trailer, tendrán su batalla final…
Mientras hablaba, repentinamente un sonido electrónico sonó alrededor de la directora. Entonces ella sacó un teléfono celular y comenzó a hablar. Takeshi movió su mirada y se enfocó en Mui, quien estaba un poco distanciada.
Ella aún estaba usando su uniforme de verano color azul marino y tenía las manos y rodillas cubiertas de arañazos. Parecía estar distraída, mirando fijamente en una dirección. Su semblante visto de perfil, era como el de alguien que está a punto de llorar, pero lejos de eso, ella más bien lucia enojada. Takeshi ya se había acostumbrado a estar con ella, pero en ese momento sitió como si la estaba mirando por primera vez.
Ella habitaba ese mundo en el cual se encontraba y estaba acostumbrada a él. Desde su pistola enfundada en la cincha de su falda, hasta las partículas amarillas que caían de ella revoloteando como si bailaran, le hacían encajar completamente con ese ambiente. Cuando Mui se dio cuenta que estaba siendo observada, se volvió para mirar a Takeshi, pero en ese momento la directora llamó ambos:
—Bueno, es hora de volver. Parece que ya llegó el otro estudiante que estábamos esperando.
Takeshi desvió la mirada cuando Mui comenzó a acercarse. Había entendido finalmente que ella era una autentica maga. Y la impresión de que ella daba era la de una persona con una voluntad inquebrantable y un corazón firme para enfrentar a su adversario en batalla.
***
Cuando Takeshi regresó de nuevo al interior de la oficina a través de la puerta negra que la directora había creado, paso el sofá y exclamó:
—¡¿Isoshima?!
—¡Takeshi!
Su amiga de la infancia Isoshima Kurumi, había estado esperando sentada en dicho sofá, pero se levantó rápidamente en cuanto se dio cuenta que él había llegado.
—Sabía que se referían a ti, Isoshima. Pero… ¿qué estás haciendo aquí?
Kurumi, que aún vestía el uniforme de la Academia Sakuraya, se quedó mirando fijamente a Takeshi y mientras ambos se miraban fijamente, Mui preguntó:
—¿La conoces?
—S-Sí… —contestó Takeshi sin apartar su vista de Kurumi.
Hasta ese momento, él había seguido dudando acerca de que el nombre de Kurumi era el que había escuchado en la oficina anterior. Pero ahora que la tenía parada frente a él, su sorpresa había sido grande, pues no había duda alguna. Kurumi lo miró por un rato como si hubiese estado examinándolo hasta que se percató de la presencia de Mui la cual estaba parada detrás de él. Entonces hizo una ligera mueca.
Para Takeshi esa era una clara señal de que Kurumi acababa de ponerse de mal humor. Takeshi y Kurumi tenían alrededor de siete años de conocerse. Eran apenas unos estudiantes de cuarto año de primaria cuando la familia Nanase se mudó al vecindario y comenzaron a convivir con sus vecinos de la mansión de al lado que pertenecía a la familia Isoshima. Como ambos tenían la misma edad, solían enviarlos juntos a la escuela y realizaban muchas otras actividades juntos.
Cuando volvían de clases, se juntaban con Gekkou (el hermano menor de Takeshi), y los tres se iban juntos a jugar. Cuando llegaron a la secundaria, ambos fueron asignados a clases diferentes. Entonces Takeshi comenzó a juntarse más con otros amigos varones y de esa forma se comenzaron a distanciar. Pero fue hasta que a ella le sucedió cierto incidente, que tuvieron que retomar nuevamente aquella vieja costumbre de ir y venir a la escuela juntos.
Resulta que, desde niña, Kurumi siempre había sido muy linda y llamaba constantemente la atención de todos los niños de la primaria a la cual asistía. Cuando creció y llegó a la secundaria, su belleza no hizo más que incrementarse de la misma forma que un botón de flor explota y extiende sus pétalos hasta convertirse en la más esplendorosa flor. Por tal motivo, los chicos de la secundaria a la cual asistía le confesaban constantemente su amor.
El problema fue cuando comenzó a recibir confesiones de estudiantes de otras escuelas, porque también comenzó a recibir confesiones de estudiantes de preparatoria, de universitarios e incluso de hombres maduros y asalariados que la veían por el vecindario. En segundo año de secundaria, Kurumi dejó de ir a la escuela debido al ataque de un acosador. Por esa razón, ella comenzó a desconfiar de todos los hombres incluido Takeshi, llegando a cuestionarse sobre si debería ir a verlo.
Pero al final terminó saliendo de su habitación y en medio de llantos le contó todos los problemas que la aquejaban. Fue entonces cuando Takeshi le hizo cierta promesa. Levantando su dedo meñique, ella también juró que solo confiaría en él, y luego hicieron un trato que seguía vigente hasta la actualidad: “finjamos que somos amates”, fue la sugerencia de Kurumi, a lo cual Takeshi frunció el ceño.
Sin embargo, como antes le había hecho ya una promesa, la cual era que no importaba a cuantos hombres rechazara ni cuantos acosadores le salieran, él la protegería, no podía negarse. A decir verdad, Takeshi se había hecho todo un experto del kendo y, por ende, ningún chico trataría de acercarse a Kurumi. Él estaba cociente de que ella jamás le pediría algo así a un desconocido y entonces aceptó.
Desde entonces, hicieron creer a todos dentro de la escuela, durante la secundaria y preparatoria, que eran una pareja de enamorados. Kurumi le dijo que solo mantendrían la farsa hasta que ambos se enamoraran de alguien. Sin embargo, en la actualidad, debido al ajetreo del kendo y de la academia, eso no estaba ni remotamente cerca de pasarle a Takeshi. Además, en su clase no había ninguna chica que le llamara la atención, y a menudo evitaba hablar sobre ese tema.
—Por cierto, ¿qué es todo esto? Explícate… —exclamó Kurumi.
Verla parada allí en frente, hacía que Takeshi sintiera temor y alivio al mismo tiempo. Era una situación absurda, porque sentía alivio de saber que Kurumi estaba a salvo, pero tenía miedo de ver lo enojada que estaba. Él sabía que cuando Kurumi se enfurecía, era alguien a quien había que tenerle cuidado. Por eso todos le tenían miedo.
—E-Escucha Isoshima… ni siquiera yo comprendo todo lo que está pasando.
—¡No me vengas con eso!
—¡No te estoy engañando…! Por cierto, Isoshima… ¿qué estás haciendo aquí? Acaso… ¿te volviste una maga?
Takeshi respondió a la enojada Kurumi, haciendo que su enojo se intensificara aún más.
—¡¿Maga dices?! ¿M-A-G-A? Takeshi… ¿cuán tonto puedes llegar a ser como para caer en semejante broma?
Luego de que Kurumi deletreara la palabra letra por letra y lo insultara deliberadamente, Takeshi solamente agachó la cabeza con tristeza.
Durante el Verano de Cuarto año de Primaria…
Alguien había tomado los zapatos del casillero de Kurumi y los había llenado de barro. Cuando las clases acabaron y Kurumi encontró sus zapatos en ese estado, se dio cuenta que cuatro compañeras de clase se marchaban a sus casas mientras se reían entre dientes.
Al día siguiente, Kurumi se vengó colocando una pila de enormes lombrices, que había conseguido en la tienda de artículos de pesca, en los zapatos de cada una de ellas. No hace falta decir que los gritos de aquellas cuatro compañeras resonaron por toda la escuela después de clases. Desde ese entonces y hasta la actualidad, Kurumi siempre había sido fiel a su lema: “Todo lo que me hagas te lo haré yo a ti, triplicado”. Obviamente a nadie le parecía agradable estar cerca de una chica que tenía esa clase de filosofía.
Hubo una ocasión en la que Takeshi se las arregló para llevar a tres de sus amigos a la Residencia Isoshima con la finalidad de que ella pudiera socializar con otros, pero no salió nada bien. Muy por el contrario de lo que se esperaba, tal suceso solo causo que el desagrado mutuo entre Kurumi y las demás personas se incrementara. Ese día, Takeshi y sus amigos jugaban con ella a las escondidas en los jardines de la lujosa mansión Isoshima, y le había tocado a ella ser la que busca. Llevaba diez minutos buscando y al no encontrar a nadie, comenzó a llamarlos con preocupación.
—Kurumi-chan nos está llamando —comentó Takeshi.
Por aquellos tiempos, él solía llamarla “Kurumi-chan” y ella lo llamaba a él “Tak-kun”. Aquellos tres compañeros, que se encontraba clavados frente a la pantalla de un televisor que mostraba un videojuego dentro de una amplia sala de juegos, respondieron:
—No te preocupes por ella…
—Sí, dejémosla allí un rato más…
Se suponía que el área designada para jugar a las escondidas sería solamente la parte del jardín, pero ellos habían regresado al interior de la mansión sin avisar. Aquel cuarto de juegos se ubicaba en el segundo piso y, desde la ventana que había allí, podían observar a Kurumi deambulando sola por todo el jardín. Takeshi miró confundido a sus tres amigos quienes simplemente se reían de ella.
—Esa chica solo actúa animada porque vive en una casa lujosa. La verdad es que es muy egoísta. Solo vine porque tú me lo pediste. Pero mira cómo es: quiso dejar de jugar nada más porque no quería quedarse a buscar.
—Tienes razón. Veamos cuánto tarda en darse cuenta que no estamos…
—No puede ser…—Murmuró Takeshi.
Habiendo ignorado a Kurumi, los tres compañeros se dispusieron a jugar videojuegos sin permiso. Mientras tanto, Takeshi se quedó observándola por un momento a través de la ventana.
—¡Tak-kun…! ¡Chicos…! ¿Dónde están?
Mientras rondaba por el jardín, Kurumi los llamaba cada vez más fuerte. Pero después de un momento, ella comenzó a frotarse los ojos. Se había dado cuenta de que ellos en realidad se habían marchado y entonces gritó:
—¡¡Taaak-kuuun!!
Mientras seguía observándola por la ventana, Takeshi dijo:
—Creo que es mejor que vaya por ella…
— ¿Ah? ¡Oye no…!
— ¡No vayas Nanase-kun!
Takeshi salió rápidamente de la habitación rumbo al pasillo, dejando detrás las voces de sus compañeros que intentaron detenerlo. Se puso apresuradamente sus zapatos que estaban en la entrada y salió al jardín para buscarla.
Kurumi no se había movido del lugar donde acababa de ser vista, y en cuanto notó la presencia de Takeshi, rápidamente se secó las lágrimas con el dorso de su mano.
—Tak-kun… ¿dónde estabas? —preguntó Kurumi mirándolo de forma penetrante.
—B-Bueno…
Takeshi evitó el contacto visual.
—¿Y los demás dónde están? —Volvió a preguntar ella, con una expresión seria que no mostraba signos de haber llorado, pero con sus ojos aun rojos por haberlo hecho.
Takeshi apartó su rostro de ella y mirando hacia otro lado respondió:
—Es que ya era tarde, así que tuvieron que marcharse a sus casas…
—……
—Yo vivo al lado así que no hay problema si sigo aquí…
Kurumi se quedó mirando a Takeshi quien estaba tratando de engañarla, y luego bajó su mirada hasta sus pies y se detuvo en sus zapatos que estaban mal puestos. Se quedó pensativa un momento y repentinamente sujetó a Takeshi firmemente de la manga de la camisa diciéndole:
—Ven aquí…
En ese momento se llevó a Takeshi hacia una puerta, pero no era la entrada principal de la mansión, sino una puerta de servicio que daba a la cocina. Ya estando allí, le preguntó:
—¿Qué te parece si te quedas a comer aquí hoy?
—¿Puedo?
—Claro, siempre y cuando seas solo tú. Pero otros chicos definitivamente no…
Mientras Kurumi le susurraba eso al oído al mismo tiempo que fingía una tos, Takeshi no pudo evitar sonreír con una expresión complicada.
—Te lo agradezco mucho, Kurumi-chan…
Ella lo volteó a mirar mostrándole una amplia sonrisa, y él simplemente miró a otro lado como alguien que acaba de ser intimidado.
—Por cierto, ¿qué tal si luego jugamos videojuegos? El otro día me compraron uno. O si prefieres puedes ir ahora mismo, por mí no hay ningún problema…
A pesar de que estaba actuando con arrogancia y hostilidad, Kurumi tenía las mejillas sonrojadas hasta las orejas.
—Vaya… quisiera ser de la familia Isoshima… —comentó Takeshi en un tono de broma.
—Por mí está bien… —musitó Kurumi.
— ¿Eh? ¿Qué dijiste?
Kurumi rápidamente miró en otra dirección, y luego comenzó a caminar respondiendo:
—No dije nada, solamente que te dejaré jugar con mi consola, pero a cambio… me ayudarás mañana con mi tarea.
—Claro. De todas formas, eres mala en matemáticas, Isoshima.
—¡No soy mala! Es solo que no me gusta…
De esa forma, el intento de Takeshi por hacer que Kurumi le callera bien a sus amigos fracasó, y partir de ese momento, no volvió a intentar integrarla a su círculo de amigos. Había comprendido que forzar las cosas no tenía sentido porque, aunque ella estuviera falta de amigos, no quería tenerlos. Además, a Takeshi se le había vuelto imposible encontrar a alguien que quisiera entablar una amistad con ella. Esa misma situación continuó cuando ascendieron a la secundaria e incluso cuando entraron a la misma preparatoria…
Actualmente.
Kurumi se encontraba de pie y con sus brazos cruzados en una postura de disgusto frente al sofá de la oficina de la directora:
—¿Estás diciéndome que tú sólo te metiste en esto, y que ahora tienes intenciones de ayudar a esta chica?
—Bueno… podría decirse de esa forma… —respondió Takeshi con timidez.
—¡Nada de eso…! Lo que pasa es que ya te llenaron la cabeza con tonterías…
Takeshi intentó excusarse diciendo:
—¡Fue un accidente…!
Pero al escuchar eso, Kurumi torció la boca con más enojo y respondió:
—Que accidente tan desafortunado, ¿no? ¡Aunque nunca antes había escuchado un accidente que implicara convertirse en un mago!
—También es la primera vez que yo lo oigo…
—¡Idiota! —gritó Kurumi, haciendo que Takeshi brincara del susto.
Luego bajó los brazos y dejó escapar un pesado suspiro.
—Haaa~ Ya no importa… veo que al menos estás bien. Volvamos a casa, Takeshi.
Al decir eso, ella comenzó a caminar hacia la salida de la oficina. Él también comenzó a caminar detrás de ella, pero mientras lo hacía murmuró:
—Aunque me digas que regresemos a casa…
Meditando en el hecho marcharse y dejar las cosas a medias, Takeshi volvió su mirada hacia la directora.
—Pueden irse…
La directora ya había regresado a su asiento y Takeshi estaba sorprendido de que les hubiera dado el permiso tan fácilmente.
—Sin embargo, quiero pedirles que no vayan a utilizar su magia cuando estén allá. Ya expliqué eso hace un momento, así que estoy segura de que entiendes mi advertencia. Si se utiliza la magia para atacar a otros magos, el poder mágico desaparece.
—Disculpe…—Mui intentó hablar, pero la directora continuó:
—Como ya dije, nuestra institución se mantiene una posición neutral, por lo tanto, si los Trailer los capturan no podremos ayudarlos. Deben tener mucho cuidado. Aunque… estoy segura de que volverán más pronto de lo que creen…
Mientras la directora hablaba con total tranquilidad y con una sonrisa, Takeshi guardaba silencio, pero Mui no pudo hacerlo y habló con Kurumi que acababa de salir al pasillo:
—Es peligroso allá afuera. Creo que lo mejor sería que se quedaran.
Takeshi que aún se encontraba en el interior de la oficina, también advirtió a Kurumi:
—Es cierto, escucha lo que Mui te acaba de decir.
Pero de todo lo anterior dicho, Kurumi solo se percató de una sola palabra que dijo Takeshi y frunció el ceño preguntando:
—¿Mui?
—Aaah, esa soy yo. Aiba Mui, mucho gusto.
Mui acababa de presentarse ante ella con una sonrisa, pero Kurumi la ignoró por completo y ni siquiera la volteó a mirar. En lugar de eso, habló con Takeshi.
—Takeshi, ¿de verdad crees en toda esta gran farsa que han montado, o es que tú eres cómplice de esta gente tan rara?
—Te equivocas…
Cuando escuchó eso, Kurumi ingresó nuevamente al interior de la oficina dando un solo paso y luego tomó a Takeshi de la mano.
—Entonces te lo repetiré una vez más: volvamos a casa Takeshi, ¿sí? Por favor…
Kurumí alzó la vista y lo miró a los ojos con seriedad. Entonces Takeshi comenzó a caminar con ella.
—Aaah, está bien…
—¡Espera, Takeshi-kun…!
Mientras estaba siendo llevado de la mano por Kurumi, Mui se interpuso tomando rápidamente la otra mano que Takeshi tenía libre. En ese momento Kurumi volteó a mirar con una clara intención asesina.
—Eres Aiba-san, ¿cierto?
—Sí…
—Luces muy tranquila molestando gente que no conoces…
—¿Ah? Eso fue grosero…
—¡Como sea! Nos iremos de este extraño lugar cuanto antes y regresaremos directamente a donde pertenecemos. Sean cuales sean los problemas que ustedes tengan, a nosotros no nos incumben.
En ese momento, la sensación de Takeshi al estar entre Kurumi y Mui, era similar a estar en una tundra con un terrible viento helado que soplaba desde el lado de Kurumi.
«Me preguntó si el mal humor de Isoshima se arreglara si me voy con ella…» —pensó Takeshi.
Ambas se habían enfrascado en una discusión que terminó por colmar la paciencia de Kurumi. Pero como Mui terminó siendo abrumada por la intensidad de Kurumi, sus manos aflojaron un poco y Kurumi terminó arrebatándole a Takeshi.
—¡Ahora nos vamos de aquí, Takeshi!
Tratándolo como si fuera su mascota, lo jaloneó hasta sacarlo al pasillo, pero en ese momento él volteó a mirar a Mui que se había quedado atrás deprimida, así que se detuvo.
—Aguarda, Isoshima…
En términos de fuerza, Kurumi no era rival para Takeshi, y por más que tirara de su brazo, no logro hacer que siguiera moviéndose, así que se dio por vencida y le soltó.
—¿Y ahora qué, Takeshi? Ya pasaron muchas cosas por culpa tuya…
Takeshi sentía que eso era verdad, así que no lo negó. Sin embargo, le preocupaba Mui. Pero mientras se encontraba mirándola en silencio, Kurumi enfurecida en gran manera, apretó las mejillas de Takeshi con las palmas de sus manos, y lo obligó a que mirara en su dirección.
—¿Escuchaste lo que te dije? Te ausentaste de las actividades del club sin decir nada y como estaba preocupada te fui a buscar hasta la casa. Cuando llegué allí, alguien me atacó. Todo ha ido de mal en peor.
Al escuchar a Kurumi decir que había sido golpeada, Takeshi se impactó.
—¿Y estás herida? ¿Qué te hicieron?
Sujetando a Kurumi de los hombros, Takeshi la alejó de si para tener una vista más completa de ella, y la revisó frenéticamente mientras la miraba de pies a cabeza. Kurumi se había quedado sorprendida ante tal reacción, y simplemente se llevó la mano a la parte trasera de su cuello diciendo:
—Un hombre extraño me golpeó en el cuello…
—¿Y estás bien? Te noto un poco roja…
Kurumi seguía sorprendida, porque Takeshi estaba ahora revisándole el cuello. Entonces presionó su mano contra su pecho y respondió:
—Sí, estoy bien.
Lo cierto era que lo único rojo eran sus mejillas, pero Takeshi no se fijó en eso.
—Lo siento, todo es mi culpa —Irrumpió Mui.
En ese instante el rostro de Kurumi se distorsionó de disgusto al escuchar las palabras de Mui, como si acabara de ser insultada.
***
Para volver a casa, Kurumi y Takeshi caminaron de nuevo hacia el pasillo de los espejos. Y utilizando el mismo espejo por el cual llegaron a la academia, ambos regresaron a su mundo. Takeshi fue el primero en salir del espejo en el baño de su casa, seguido por Kurumi que estaba siendo guiada por él. Una vez fuera, Takeshi se dispuso a acompañar a Kurumi hacia su casa, la residencia Isohima, ubicada al lado de la suya.
—Me di cuenta de que llamabas a esa chica por su nombre —mencionó Kurumi en una voz clara mientras habría la pequeña reja a la altura de la cintura de la casa de los Nanase.
—¿Te refieres a Mui?
—Sí…
—Pues, la verdad no sé cómo sucedió.
—….
Takeshi respondió entre risas, sin darse cuenta de la tristeza de Kurumi.
—Hace tiempo, también solías llamarme por mi nombre. «Kurumi-chan» me decías.
Mientras caminaban uno al lado del otro, a Takeshi se le hacía difícil mirar el perfil del rostro de Kurumi que estaba más abajo. Y sin notar los sentimientos de Kurumi, seguía riendo mientras recordaba el pasado.
—¿En serio? Y entonces, ¿desde cuándo comencé a llamarte Isoshima?
—Desde que entramos a Secundaria…
—¿Eh? ¿Qué dijiste?
Al llegar a la Mansión, el ruido de unas enormes cigarras no dejó escuchar bien a Takeshi, así que preguntó. Pero Kurumi negó lentamente con la cabeza y dijo:
—No es nada.
Sin embargo, a Takeshi le intrigo el hecho de que su comportamiento era más frio que de costumbre así que la miró e insistió:
—¿Qué te pasa?
—¡Ya te dije que no es nada!
Después de gritar molesta, Kurumi se dio la vuelta y miró a Takeshi.
—¿Crees en lo que esa gente te dijo?
Al ver la expresión seria con la que ella lo miraba, Takeshi se detuvo y respondió:
—No habría creído en nada si no hubiera visto lo que vi con mis propios ojos.
—Pues yo no pienso dejarme engañar.
En la voz de Kurumi al momento de tomar esa decisión, podía sentirse que había más odio y hostilidad que simple enojo. Entonces continuó:
—Y tú tampoco deberías. No sabemos si se trata de alguna secta o un simple fraude. Pero sea cual sea el caso es mejor que te mantengas alejado de esas cosas peligrosas antes de que salgas herido y sea demasiado tarde.
Takeshi suspiró al ver que Kurumi lo estaba regañando con severidad. Pero luego recordó que cuando Kurumi estaba en secundaria había sido atacada por un acosador.
—Isoshima…
En lugar de ir a la escuela, ella se había atrincherado en su casa con temor, porque un día cuando regresaba de la escuela, casi llega a ser secuestrada. Hecho del cual Takeshi se enteró apenas regresó a su casa luego de estar con el club de Kendo, y desde entonces lo guardaba en su memoria como un mal recuerdo.
También recordó que la gente solía decir que era ella la que se buscaba esa clase de problemas, pero Takeshi nada más la había visto usando maquillaje durante las fiestas de año nuevo y el adorno que llevaba en su cabello, era un simple listón color negro designado por la escuela que ni siquiera tenía adorno alguno. Ya sea con chicos o chicas, ella no solía involucrarse con nadie.
Era una estudiante de secundaria cualquiera que no destacaba entre los demás. Por esa razón, él aceptó la petición de Kurumi de fingir ser novios. A pesar de que eso traería como consecuencia el odio de aquellos admiradores que tenía Kurumi. Pero, aun así, él quería protegerla. No quería que nadie volviera a lastimarla. Así que, cuando Kurumi se enojaba, Takeshi estaba consciente de que era porque algo le preocupaba. Así que, en ese momento él asintió obedientemente ante la mirada de ella.
—Está bien… Y lamento haberte preocupado, Isoshima.
—Pues si lo entiendes, está bien…
Kurumi apartó su mirada, mostrando sus orejas las cuales se habían puesto rojas. Y Takeshi, al notar eso, sonrió ligeramente. Kurumi era del tipo de persona que decía las cosas directamente. Esa franqueza era la causa número uno por la cual era odiada por las chicas de su misma edad. Aun así, ella no decía mentiras y siempre era honesta. De pronto, a Takeshi se le vino la imagen de Mui a la mente. A decir verdad, ella daba la misma impresión.
«Mui e Isoshima… ¿eh?»
«Isohima es hostil con los demás, solo para protegerse a sí misma y Mui que no se rinde con respecto a su hermano»
«Isoshima bien podría congeniar con ella»
Mientras deseaba que algo así se hiciera posible, Takeshi pensaba con cierta expectación, al caminar junto a Kurumi que aún tenía sus orejas rojas.
***
En una de las habitaciones de los dormitorios femeninos de la Academia de Magia Subaru, la cual se ubicaba en el interior del edificio del gobierno metropolitano de Tokio dentro del mundo paralelo donde solo existían los magos, se encontraba Aiba Mui suspirando en repetidas ocasiones.
—Haa~ ¿Qué debo hacer?
Tumbada sobre un enorme escritorio, contemplaba la pantalla oscura de un teléfono celular que sostenía en su mano. Normalmente los dormitorios de la academia eran dobles, pero Mui formaba parte de una clase especial, y se le había otorgado una habitación solo para ella. El lado exterior de la ventana se veía oscuro y el reloj marcaba alrededor de las diez.
—Llamo o no llamo…
Con sus dedos, abría y cerraba la tapa de aquel celular el cual mostraba en su pantalla un número de teléfono.
—Llamo o no llamo…
Lo abrió nuevamente y lo volvió a cerrar.
—……
Con su cabeza sobre el escritorio y presionada contra su mejilla, Mui observó su teléfono color diente de león y se dijo a sí misma:
—Llamaré…
Mientras murmuraba de forma extraña para ella sola, sujetó firmemente su celular y dijo:
—No hay problema, ya había ensayado previamente lo que iba decir, así que solo debo hacerlo todo tal cual.
Cuando finalmente se decidió a hacerlo y seleccionó el directorio telefónico, donde el nombre, Nanase Takeshi, se mostró. Pero al verlo, Mui frunció el ceño.
—Aaah, me pregunto si iré a molestarlo… Sí, estoy segura de que será una molestia.
A decir verdad, cuando Takeshi visitó la academia Subaru y estuvieron un tiempo en la tienda, ambos intercambiaron sus números de teléfono. Mui había dicho que solo era por si algo sucedía, ya que sonaba como algo natural por el asunto de proteger a Takeshi. Sin embargo, estaba muy nerviosa.
—Creo que será mejor que no le llame…
Con la opción de directorio mostrada en la pantalla, Mui volvió a cerrar la tapa una vez más. Apenas se habían separado en la tarde por lo que bien podría ser una exageración estar llamando esa misma noche.
—Pero de todas formas…
Ella estaba consciente de que Takeshi había regresado a sano y salvo a su mundo, porque ella misma fue quien abrió el portal de espejo para que él y también Isoshima Kurumi pudieran volver. Sin embargo, no estaba segura de lo que había pasado después.
Los Trailer recientemente se habían estado dedicando a perseguir magos y capturarlos sin hacer preguntas. Mui no estaba segura de qué había sido de Takeshi desde la última vez que lo vio, y pensar en que algo así pudiera pasarle, le hacía sentir una fuerte presión en su pecho. Sin embargo, eso podía ser un simple temor infundado.
—Lo mejor sería decirle que no venga por aquí. Sí, eso haré…
Lanzando su celular sobre la cama, se tumbó nuevamente sobre el escritorio.
—Pero, si está haciendo algo importante y no me puede contestar…
Alzando su rostro y mirando de reojo en dirección del celular sobre la cama, sacudió la cabeza vigorosamente.
—No, yo le dije que se quedara en la academia, y quien lo convenció de irse fue esa chica, así que no es mi culpa —Mui balbuceaba apretando los puños con fuerza y asintiendo.
—Sí, eso es. Si algo le pasa, no será mi culpa.
Su voz fue menguando poco a poco.
—Pero, yo fui la que lo convirtió en un mago…
Acercándose lentamente a la cama, tomó nuevamente el celular.
—La-Las chicas somos valientes. He estado en busca de mi hermano, cosa que no es una tarea fácil, así que llamar a un chico no es nada para mí.
Hablando consigo misma, abrió nuevamente el directorio de una forma impulsiva, con el nombre de Nanase Takeshi seleccionado.
—Pero…
Una vez que presionara el botón, la llamada seria realizada, pero ella aun dudaba. Por lo tanto, Mui aún mantenía su dedo tembloroso a escasos cinco milímetros de tocar la pantalla, y de repente, la puerta de la habitación, sonó.
—¡Kyaaa!
Mui dio un grito por la sorpresa, y al mismo tiempo su dedo terminó tocando suavemente la pantalla.
—AAAaaaah
Volvió a grita Mui, y luego llegó a sus oídos, un llamado repentino:
—¿Q-Qué sucede? Aiba-san, ¿estás bien?
Una mujer de edad madura que, hacia la labor de encargada del dormitorio, abrió la puerta en ese mismo instante.
—N-No es nada…—contestó Mui, escondiendo el celular detrás de la espalda.
Resulta que, en el interior de los dormitorios, los celulares estaban prohibidos, y por la emergencia del momento, Mui acababa de ser sorprendida.
»Sí, ¿hola?
Desde el auricular del celular, salió una voz que apenas se escuchaba.
—¿En serio no te pasa nada…? Acaso tú…
Mientras la encargada del dormitorio fruncía el ceño con cierta sospecha, Mui reía irónicamente.
—Je je… es que me di cuenta que subí un poco de peso y me sorprendí.
Viendo la figura de Mui en pijama, la guardiana del dormitorio volvió su rostro hacia la entrada de la habitación.
—¿En serio?
—Sí —contestó Mui sonriendo alegremente.
Entonces la guardiana del dormitorio se le quedó mirando por unos segundos, y luego se dio la vuelta.
—No te preocupes. La verdad es que estas muy delgada así que no te vendría mal que engordaras un poco.
—Ja ja…
—Bueno, ya no grites y acuéstate pronto.
Después de decir eso, la encargada del dormitorio cerró la puerta y se marchó.
—Fiuu…
Mui respiró aliviada y, de alguna manera, la voz de la llamada en curso proveniente desde el celular que sostenía en la mano llegó hasta sus oídos.
»¿Hola?
Frenéticamente y en estado de pánico, Mui puso el teléfono en oído y contestó:
—Aah, lo siento, Takeshi-kun, yo…
»¿Mui? ¿Está todo bien?
—Sí…
Como había hecho la llamada de su propio teléfono, y lo había mantenido a la espera, Mui se sintió culpable, pero Takeshi a través del teléfono intentó animarla diciendo:
»Yo también pienso que no estaría mal que engordaras un poco.
—No puede ser, ¿acaso escuchaste eso?
»Sí, lo escuché.
—Verás, respecto a eso…
Como lo anterior había sido una mentira, Mui intentó explicarlo, pero al escuchar a Takeshi decir “¿uh?” al otro lado del teléfono con una voz gentil, la piel se le erizó ya no pudo decir nada. Tan solo agachó la cabeza con vergüenza. Era un alivio que Takeshi no la estuviera viendo y entonces se llevó una mano a la mejilla.
»Por cierto, lamento lo que pasó hoy. No debí marcharme tan de repente.
—Está bien, no te preocupes. Fui yo la que se puso muy pesada.
»No pienso que hayas sido una pesada. Es solo que Isoshima tenía miedo y yo no quería que regresara a casa sola.
Al escuchar eso, la sonrisa de Mui desapareció de su rostro.
—Se ve que conoces muy bien a esa chica…
Mui acababa de hablar sin darse cuenta y al escuchar el eco de sus propias palabras, se quedó helada.
»¿eh?
—Ah, lo siento. Quise decir que… E-Es una chica en verdad muy hermosa.
Mui contestó intentando tapar lo anterior dicho sonriendo de una manera irónica. Entonces Takeshi contestó:
»Sí, Isoshima es realmente popular. Por eso hasta le tengo un poco de envidia.
—Ya veo…
Mientras hablaba por teléfono, Miu recordaba a Kurumi, y su expresión se ensombreció aún más. Pensar en que Takeshi siempre estaba con esa chica tan hermosa, y luego pensar en su propia apariencia, hizo que se sintiera deprimida. Mui sabía que Takeshi había oído lo que dijo antes y sin poder darse cuenta de los pensamientos de Mui, Takeshi dijo:
»Es un poco extraño, ¿no crees? Estamos teniendo una conversación telefónica a través de dos mundos.
Cuando la voz de Takeshi salió del altavoz, Mui que divagaba en un mar de pensamientos, volvió a la realidad, y continuó hablando con él.
—Sí, es cierto. Para realizar la llamada, he conectado el espacio a través de la misma magia que usé con el espejo.
Fue en el momento cuando ambos intercambiaron números de teléfono que ella había aprovechado para colocar esa magia que conecta ambos mundos en el celular de Takeshi.
»Ya veo. Aunque, por más que me lo expliques, creo que no lo entiendo, ja ja…
Takeshi contestó entre risotadas, y Mui también se rio con él.
»……
—……
Sin embargo, por alguna razón la conversación se detuvo, y tanto Takeshi como Mui se quedaron en silencio.
»Eeh… Entonces… ¿hasta pronto? —dijo Takeshi.
—S-Sí… Te llamé porque pensé que era una buena idea.
Mui respondió con un cierto sentimiento de decepción al sentir que la llamada había llegado a su fin.
»Tranquila, estoy bien. No es necesario que sigas preocupada.
—Entiendo… —respondió Mui.
Pero, aunque le dijera eso, ella sabía que los Trailer no se rendirían tan fácilmente. Aun así, Mui no entendía cómo es que Takeshi sabía sobre su malestar si ni siquiera le había dicho nada al respecto todavía.
»Oye…
Mientras Mui se quedaba en silencio, Takeshi hablo:
»Si algo llegara a pasar, ¿puedo llamarte yo?
Los ojos de Mui se abrieron grandes al escuchar eso y asintió rápidamente.
—Sí, por supuesto. ¿Y-Y yo puedo llamarte también?
»Claro, Estaré esperándolo. Nos vemos
—Adiós…
Mui se quedó intrigada porque Takeshi cortó la llamada antes que ella. Por otra parte, mientras habían estado hablando, se había quedado parada frente a la cama con celular presionado contra su oído. Quizás demasiado fuerte. Gracias a eso, ahora la oreja le dolía.
—Qué alivio. Hasta ahora se encuentra bien —murmuró para sí misma.
Sin embargo, era inevitable que en el futuro ella volviera a tener la misma preocupación. Aun así, mientras Takeshi se mantuviera dentro del mundo real, ella no podía hacer más que estar llamándole periódicamente para estar alerta en caso de que algo pudiera ocurrir. Con un suspiro, Mui tomó su pistola del escritorio y se quedó alerta como esperando usarla en cualquier momento.
***
Cinco días habían pasado después de que Takeshi viajó con Mui a la academia mágica y durante ese tiempo no había sucedido ningún percance. Los Ghost Trailers que se esperaba que aparecieran de inmediato tras su regreso, no habían vuelto a ser vistos. A partir de ese momento, Takeshi había retomado sus deprimentes vacaciones de verano.
Por la mañana, había viajado a la escuela junto a Kurumi como lo hacía a diario. Por la tarde después del entrenamiento, había acordado con ella hacer juntos las tareas del verano en la Residencia Isohima. La campana sonó al final de la jornada y cuando Takeshi la escuchó, salió del Dojo y se dirigió hacia el salón del club para cambiarse de ropa. Sin embargo, mientras iba de camino, se encontró con un compañero de su clase que ya iba de salida y exclamó:
—¡Que tal Ida! ¿Hoy también tenías clases suplementarias?
Al escuchar la voz que le llamaba, Ida que ya iba más allá del portón de salida, se detuvo y volteó a mirar.
—¿Qué? ¡Nanase!
Como de costumbre, su llamativo cabello rubio brillaba intensamente con el sol y al ver a Takeshi acercarse llevando puesto el uniforme de Kendo, mostró una sonrisa amarga.
—Este día tan caluroso es increíble para ejercitarse —dijo Takeshi rápidamente.
—Sería mejor decir que es tedioso tener que venir a la escuela en un día tan caluroso ¿no crees? —Contestó Ida.
—Puede que tengas razón.
Ida se echó a reír mientras Takeshi expresaba una sonrisa. Ida tenía la tendencia a ser malentendido en todo, pero cuando se reía precia tan solo un mocoso de primaria. Por eso a diferencia de Takeshi que a menudo fingía sonreír a los demás, él sí era sincero con sus sentimientos. No le importaba lo que los demás pensaran de él y en ese aspecto Takeshi envidiaba a Ida.
Al mismo tiempo se sorprendía de ver la fuerza de voluntad de Ida pues podía ser él mismo donde quisiera. De repente se acordó de Mui. Ella también parecía tener una fuerte voluntad como Ida. Durante algunos días, Takeshi había estado teniendo sentimientos encontrados al pensar en lo difícil que había sido para Mui buscar a su hermano mayor y tratar de recuperarlo. Mientras se encontraba pensando en ella, Ida preguntó:
—¿Qué te pasa? Parece que cambiaste de humor…
Takeshi quien se había dejado llevar por sus pensamientos, Miró a Ida y parpadeó repetidas veces.
— ¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Cuál humor?
—Pues no sé en qué te habías puesto a pensar, pero tenías una expresión seria.
Takeshi tocó su rostro instintivamente.
—¿En serio?
—Si, ¿te pasa algo?
—No, para nada.
Takeshi desvió la mirada de manera sospechosa.
—Bueno, está bien. Al menos es más decente que tu habitual cara de tragedia.
Ida levantó una mano y se despidió para luego marcharse rápidamente al portón de salida. Takeshi en cambio se quedó parado allí, bajo el ardiente calor con las manos sobre su rostro. Se preguntaba si a lo mejor había cambiado después de haberse convertido en mago.
Él no lo sentía así. Sin embargo, lo mismo le habían dicho en el dojo. Uno de los miembros mencionó que sus ataques ahora eran más firmes y que su expresión era más aguda que hace algunos días. Las palabras de Ida habían confirmado eso, asique Takeshi se dio unas palmadas en las mejillas para animarse y continuó su camino hacia el salón del club.
***
Luego de haber terminado de cambiarse en el salón del club de Kendo tras su encuentro con Ida, Takeshi se reunió con Kurumi para irse juntos a casa. Pero debido a que habían quedado de hacer las tareas juntos, no paró en su casa, sino que se fue directamente hacia la casa de Kurumi. Es cierto que estaban en clases diferentes, pero las tareas asignadas eran las mismas por lo que Kurumi había sugerido que estudiar juntos sería más efectivo.
Debido a que los dos habían estudiado juntos varias veces desde que estaban en secundaria, conocían perfectamente las fortalezas y debilidades de cada uno. Por ejemplo: Takeshi era pésimo con el inglés, pero era bueno en matemáticas. Kurumi en cambio, era muy buena en inglés, pero mala para las matemáticas. Antes de comenzar con sus tareas, el ama de llaves llamada Kayo, les había preparado un almuerzo que ambos comieron en un amplio comedor.
Luego de eso, Takeshi se dirigió a la habitación de Kurumi la cual era amplia y lujosa como una habitación de hotel. Allí, había una mesa finamente decorada montada sobre una suave y esponjosa alfombra donde los dos se sentaron frente a frente.
—¿Qué tienes pensado hacer en este verano? —preguntó Kurumi.
Ella llevaba treinta minutos desde que comenzaron a hacer su tarea, tratando de resolver problemas de su libro de matemáticas. Takeshi en cambio que luchaba con un largo dialogo de inglés, frunció el ceño y respondió mientras escribía con su portaminas:
—Ya sabes, nada en particular. ¿Qué hay de ti?
—Bueno, cuando mis padres regresen durante el festival obon*, tal vez vayamos a cenar juntos. Luego de eso, me dedicaré a las actividades del club.
<<Traductor Ore no Honyaku: Festival que se celebra solo en algunas regiones de Japón. se celebra en julio. Es de origen budista y consiste en honrar a los espíritus de los antepasados fallecidos. (es una fiesta de farolitos durante la noche)>>
—Pues, el club organizará un campamento muy pronto. —Comentó Takeshi.
En ese momento, vio que la mano de Kurumi se detuvo. Ella se había concentrado en la mano de Takeshi y no en su libro. Takeshi volvió a enfocarse en su tarea de inglés y dio:
—Hubiese sido mejor que no entraras al club de Kendo.
Al escuchar eso, Kurumi frunció el ceño y preguntó:
—¿Quieres decir que no agrada la idea de que haya entrado?
Takeshi respondió frenéticamente con una voz aguda y a toda prisa:
—¡No, no, solo pensaba en que ser la manager del equipo debe ser un trabajo aburrido para ti!
Kurumi puso la punta de su portaminas sobre sus labios y mientras observaba detenidamente las manos de Takeshi respondió:
—Eso no es cierto. Ser la manager del equipo no está mal.
—Bueno, si tú lo dices.
En ese momento Takeshi se quedó un poco pensativo y preguntó:
—¿Acaso quieres quedar bien con alguien?
—Solo contigo…
Sin embargo, la respuesta de Kurumi había sido una murmura que no alcanzó a llegar a oídos de Takeshi.
—¿Eh?
Takeshi alzó la vista habiendo entendido muy poco, y en ese momento Kurumi se encogió de hombros y extendió su blanca mano para señalar hacia las manos de Takeshi diciendo:
—No dije nada. Por cierto, allí te equivocaste.
— Dónde?
—¿Allí?
—Eh… ¿Aquí?
No estaba seguro, pero parecía que ella le estaba señalando una parte de los diálogos que había estado traduciendo.
—No, te dije que aquí…
Un poco molesta, Kurumi se levantó de su silla y caminó hacia el lado de Takeshi para colocar su dedo sobre una de las palabras. En ese momento el flequillo de Kurumi tocó la cabeza de Takeshi. Las mejillas de Kurumi que se había levantado, repentinamente se habían teñido de rojo. Con movimientos torpes frente a Kurumi que había regresado a sentarse a su silla, Takeshi asintió con honestidad.
—Aah… con que aquí era, Gracias me salvaste.
Cuando él levantó la cara con una sonrisa, el rostro de Kurumi se puso rojo progresivamente desde el cuello hacia arriba como un termómetro que llega a su límite y entonces agachó la cabeza.
—¿Qué pasa? —Preguntó Takeshi.
—¡No me pasa nada…! —Gritó Kurumi de repente.
Takeshi se encogió de hombros completamente confundido.
—Oye… ya no vas a ir, ¿cierto? —Dijó Kurumi con la cabeza agachada.
—¿Eh? ¿A dónde? —Preguntó Takeshi.
—Quiero decir…
Con un poco de dificultad, ella finalmente habló y dijo:
—A donde esa chica…
Takeshi inmediatamente supo de quien hablaba. En los cinco días que habían pasado desde su regreso, Kurumi no había hablado nada acerca de Mui ni de aquel mundo ni mucho menos de los magos. Parecía que tenía miedo hablar al respecto. Takeshi tampoco había dicho nada, pero finalmente decidió romper el silencio:
—¿Te refieres a Mui?
Efectivamente, Takeshi fue al grano con Kurumi que se encontraba suspirando en silencio y luego dijo:
—No voy a ir…
—¿De verdad?
La expresión que tenía Kurumi al levantar su rostro mirando fijamente era incomoda.
—No tengo motivos para ir. —Respondió Takeshi, regresando a sus diálogos en inglés. Entonces ella murmuró como si se sintiera aliviada:
—Es cierto… tienes razón…
Obviamente Takeshi le había ocultado a Kurumi que había hablado por teléfono con Mui. Conociendo a Kurumi, eso la habría hecho enojar mucho. Aunque su enojo solo indicaría preocupación por parte de ella, Takeshi no quería tener que estar velando por eso también asique decidió mantener el secreto. El propio Takeshi también estaba sintiendo un poco de preocupación.
***
—Bueno… nos vemos mañana.
Takeshi que había estado haciendo tareas durante dos horas a partir de mediodía, había sido acompañado por Kurumi hacia el portón principal de la Residencia Isoshima y ya se disponía a regresar a su casa.
—Si
Al darse la vuelta y voltear su mirada hacia su propia casa. Takeshi se dio cuenta de algo: Dos hombres y una mujer estaban apoyados sobre la pared de ladrillo de una casa ubicada en frente de la de Takeshi que a su vez se encontraba el par de la Residencia Isoshima. Él inmediatamente los reconoció.
—Hola, ¿cómo están?
—Bienvenido…
—Estaba harto de esperar…
Claramente recordaba esas voces y entonces Takeshi exclamó rápidamente:
—¡Son los Ghost Trailers!
—Vaya, solo han pasado unos días desde que te convertiste en mago y ya sabes nuestro nombre. —Dijo Ushikawa entre risas, el tipo delgado con mal gusto que usaba una camisa con un horrible dibujo.
A su lado, la pequeña chica con un corte de cabello muy corto, frunció el ceño dijo:
—Y pensar que esa chica Aiba Mui, usaría técnicas de seducción con tal de llevarse a Tsuganashi. Qué asco.
Reaccionando a las palabras de Hotaru, Kurumi salió a toda prisa desde el otro lado del portón y preguntó:
—Takeshi… ¿fuiste seducido?
Agarró la manga de la camisa de Takeshi y mientras tiraba de ella insistió:
—Oye… dímelo Takeshi…
—¿Cómo te pones a decir esas cosas en un momento como este? —Respondió Takeshi sorprendido.
Sin embargo, Kurumi alzó la vista y lo miró directamente a los ojos preguntando una vez más:
— ¿Lo fuiste?
—Claro que no.
Cuando respondió a regañadientes, Kurumi finalmente estuvo satisfecha. Mientras tanto las tres personas que se dedicaban a mirarlos detenidamente a la cara.
—Oigan, esa chica… —Hotaru intentó decir algo, pero antes de que ella acabara, Ushikawa asintió y respondió:
—Sí, también se convirtió en maga. Tal vez sea por nuestra culpa.
—Nada de “tal vez”. Ten por seguro que así fue. —Aclaró Oigami. Quien miró a Kurumi entrecerrando los ojos.
Cuando Kurumi se desmayó en la habitación de Takeshi, no pudo darse cuenta de que ella se había convertido en una maga ya que su poder había tardado un poco en activarse. Si se hubiera quedado allí por uso minutos, habría podido darse cuenta de eso. Si ese era el caso, Kurumi no debería estar del lado de Takeshi por lo que había que asegurarse de que ingresarla a las filas de los Trailers.
—Bueno no hay problema. Yo con gusto le daré la bienvenida a una mujer tan hermosa. —Dijo Ushikawa mientras contemplaba la figura de Kurumi de pies a cabeza. Sin embargo, Hotaru refutó:
—¿Acaso eres idiota? Lo importante es saber su afinidad mágica.
—Pues para mí, el caparazón también es de suma importancia.
—¡No digas caparazón! ¡Di cara o cuerpo! Discúlpate, sabandija.
Sin prestar atención a la discusión de Ushikawa y Hotaru las cuales eran habituales, Oigami movió su línea de visión de Kurumi hasta Takeshi. En silencio, sacó la espada de su cinturón de cuero mientras se enfocaba solo en Takeshi. Kurumi quien estaba oculta tras su espalda, dio un paso atrás. Takeshi no sabía si decirle a Kurumi que corriera hacia adentro de la mansión o decirle que corriera lejos hacia otro lugar.
De cualquiera de las formas, Kurumi tendría que huir sola de esos tres que eran magos y aunque no sabían qué tipo de magia era capaz de usar Takeshi, era peligroso huir así sin más. Sobre todo, porque Takeshi tampoco sabía nada sobre esos Ghost Trailers. Lo único que sabía era que eran capaces de alterar la memoria como hicieron con el hermano de Mui, asique bien podían convertirlo en su compañero. Sosteniendo la espada en su mano derecha, Oigami dejó atrás a Ushikawa y Hotaru con su discusión inútil, y se paró frete a Takeshi.
—Tengo entendido que las batallas entre magos, están prohibidas en este mundo. —Dijo Takeshi.
—Solo las batallas con magia. Un ataque directo sin magia es diferente. —Respondió Oigami
—Takeshi… —Murmuró Kurumi con inquietud desde atrás.
Takeshi miró a los tres firmemente tratando de analizar sus opciones. Entonces se dio cuenta de algo y preguntó:
—¿Dónde está el hermano de Mui?
Por ningún lado se veía la figura de Tsuganashi, el hermano mayor de Mui, el cual había estado con ellos la última vez. Entonces Hotaru se echó a reír y respondió:
—¿Tsuganashi? No está aquí. ¿Qué pasa? ¿Acaso estás pensando en llevarte a Tsuganashi? Eso es molesto porque Tsuganashi es nuestro amigo ¿sabes? Deberías olvidarte de eso.
—¡Eso no es lo que dijo Mui! —Exclamó Takeshi.
Hotaru apretó los labios ante la pronta respuesta de Takeshi y dijo:
—Esa chica está mal de la cabeza
—¡Yo creo en lo que Mui me ha dicho! —Volvió a decir Takeshi.
Ante la respuesta firme, Hotaru distorsionó su expresión como si hubiese sido ofendida y dijo:
—¿Qué pasa contigo? Eres desagradable…
En ese momento Oigami interrumpió con un pesado suspiro y dijo:
—Es inútil que nos preguntes por él. De todas formas, él no es de nuestro grupo.
—¿Grupo?
—Supongo que no sabes nada de él. —Dijo Ushikawa, levantando una ceja tan pronto como habló—, Él es alguien de rango alto dentro de los Trailers. Nosotros somos la élite del primer grupo de batalla y normalmente nos movemos en grupos de tres. Estar junto a Tsuganashis como la última vez, es algo que no solemos hacer. Ya que él es uno de los cinco candidatos.
—¿Cinco candidatos? —preguntó Takeshi buscando una explicación. Pero Hotaru que ya se había cansado de eso, agachó la cabeza y dijo:
—Ahh~ oye, ¿Cuánto más piensas seguir haciendo preguntas molestas? Ya estoy harta.
—Es cierto. No tiene sentido estar dándote explicaciones—Dijo Ushikawa.
—Así es, porque todas formas vamos a borrar tu memoria. —respondió Oigami.
Luego las miradas de los tres se centraron y se volvieron agudas.
—Es hora de nuestro segundo Round. —Dijo Oigami mientras empuñaba firmemente su espada.
—La última vez te tomó por sorpresa ¿no? —Dijo Hotaru con sarcasmo. A lo que el hombre la volteó a mirar en silencio con una cara de pocos amigos.
—Una pelea con otro usuario de Magia Evasiva. Esto es algo que no había hecho antes. —comentó Oigami
—¿Usuario de Magia Evasiva? —preguntó Takeshi
—¿Qué pasa? ¿Aun no conoces las Afinidades Mágicas?
—Parece que tampoco tiene un Aspecto. —Mencionó Ushikawa desde atrás.
Oigami quien tenía una expresión feroz, se sorprendió al escuchar eso y dijo:
—Es cierto. Oye, la última vez que activaste tu magia, ¿Qué era lo que tenías?
—¿No era una escoba? —Mencionó Hotaru ladeando la cabeza tratando de recordarlo. —Era una escoba, ¿cierto?
Aunque también era una maga, Hotaru a menudo actuaba de manera infantil. Entonces Ushikawa dijo en forma de burla:
—¿Crees que va a usar eso en una batalla real?
Hotaru respondió irritada:
—¡Al menos es mejor que tus asquerosos insectos!
Oigami nuevamente los ignoró, y procedió a sacar una espada de repuesto de su cinturón.
—Como sea, voy a prestarte esto por un rato.
—Oye, ¿no estás siendo muy cabeza dura?
Ante la voz de desagrado de Hotaru, Oigami lanzó a espada de repuesto enfrente de Takeshi y exclamó.
—Vamos. ¡Muéstrame tu magia evasiva!
Sin embargo, Takeshi no se movió ante la espada que había caído a unos 50 centímetros de distancia de sus pies. Ya había entendido la situación. Su oponente sostenía una espada real en su mano mientras él protegía a Kurumi tras su espalda con las manos desnudas.
Pero aun así no podía levantar la espada. No sabía si recogerla sería una estupidez. Además, estaban en una zona residencial. Era un lugar poco transitado, pero aun así no era un lugar adecuado donde dos hombres pudieran enfrentarse seriamente. Mientras tanto, Oigami balanceaba la espada que sostenía de izquierda a derecha como si estuviera presumiendo.
—Takeshi…
Cuando pensó en Kurumi la cual se aferraba a su espalda, se dio cuenta que no podría escapar. Kurumi no era muy rápida corriendo. Incluso en la clase desde hace tiempo, estaba en tercer lugar. Asique era prácticamente imposible tomarla y salir huyendo para despistar a esos tres.
—¡Vamos, recógela! —Exclamó Oigami lanzando una aguda mirada aguda llena de amenaza. Takeshi la pasó por alto manteniendo su vista a bajo, pero en un momento determinado Takeshi alcanzó a notar un haz de luz plateada. Cuando el filo de la hoja venía sobre su hombro derecho, Takeshi rápidamente empujó a Kurumi hacia un lado.
—Hee- lo esquivaste… —Exclamó Oigami con una voz tonta mientras descendía.
Takeshi había empujado a Kurumi y él se había lanzado hacia el otro lado del suelo. Sus dedos temblaban y sus dientes castañeaban. Sin embargo, su mirada estaba fija sobre Oigami. El poder de la espada de Oigami expulsaba partículas blancas que flotaban a su alrededor.
—¿Qué crees que haces tan de repente?
Takeshi fulminó a Oigami con la mirada, pero este simplemente mostró una expresión de menos precio y dijo:
—Lo siento, pero me cansé de esperar.
Un poco más y su hombro habría sido cortado. Sino que por el contrario estuvo a una distancia que pudo haber alcanzado la parte trasera de la cabeza de Kurumi. Takeshi recordó por un momento, la sensación del soplo del viento sobre su hombro provocada por el corte de la espada en el aire y se estremeció. Kurumi que había sido empujada, aún seguía tumbada sobre el suelo.
La había empujado demasiado fuerte por lo que cabía la posibilidad de que estuviera lastimada. Aun así, no podía dejarla correr. Takeshi mantuvo sus manos en un bajo perfil, y recogió la espada moviendo sus brazos al mismo tiempo que mantenía su mirada fija en Oigami.
—¿Finalmente te decidiste? —Dijo Oigami con una cara de felicidad que le provocaba repulsión.
La espada era pesada. Y aunque estaba acostumbrado a usar espadas de bambú, tenía que tener cuidado de balancear una cosa de ese peso. Al levantarse lentamente, Takeshi corrigió su postura y agarró firmemente la empuñadura con ambas manos, adoptando una postura de combate. Oigami inclinó su rostro y corrió al frente con un grito.
Takeshi balanceó la espada de izquierda a derecha y repelió la hoja de su oponente que se había lanzado al ataque repentinamente. Oigami levantó los brazos nuevamente y lanzó un segundo ataque lateral, pero Takeshi rápidamente lo esquivó acercándose al pecho de su oponente y golpeó su mejilla levantado el mango de su espada.
—¡¡Gu…!!
Aunque se quejó por un momento, Oigami no se rindió, sino que intentó capturar por la fuerza a Takeshi en un momento oportuno. Pero Takeshi antes de eso, dio tres pasos atrás separándose de Oigami. Pero al haber tenido esa oportunidad de atacar a Oigami, se dio cuenta de algo:
«Ese tipo, es vulnerable a ataques por la izquierda»
Como todos tenemos debilidades, Takeshi también tenía sus puntos débiles. Sin embargo, Takeshi los había memorizado durante mucho tiempo en sus entrenamientos de kendo y había aprendido a no hacerlos notar. La sangre comenzó a brotar de la mejilla izquierda de Oigami, que se encontraba parado frente a él. Posiblemente era una herida provocada por el golpe de la empuñadura. Sin embargo, él no mostraba rasgos de dolor o de enojo en su rostro. Sino que en lugar de eso Oigami se encontraba sonriendo de forma muy perturbadora.
—Así, sin usar magia me siento más motivado… —Dijo Oigami mientras giraba la espada en el interior de su mano como si estuviera jugando.
Después de haber dado un simple golpe al oponente, se esperaba que este contraatacara golpeando con el lomo de la espada. Sin embargo, lo que apareció en la cara de Oigami fue una risa brutal con toda la intención de matar:
—A partir de ahora usaré todo mi poder, asique trata de no morir.
Tan pronto habló, una gran cantidad de partículas blancas comenzaron a emerger de la hoja de su espada. Y se escuchó un ruido como si el asfalto bajo sus pies se estuviera desquebrajando.
En ese momento con increíble agilidad espontanea, corrió hacia Takeshi y lo sujetó, levantando un gritó lo envistió con su espada. Sos acciones fueron tan rápidas que ni siquiera pudo ser seguido con la vista. Como si el cuerpo de Takeshi hubiera salido volando, recibió un impacto. Fue un golpe sordo y pesado como si acabase de ser golpeado por un camión.
—¡¡Ga haaa…!!
Su vista se tornó borrosa, su respiración se dificultó, sacando todo el aire desde su garganta.
—¡No he terminado!
Cayendo sobre sus manos y rodillas, Takeshi expulsó sangre y saliva de su boca la espada de Oigami había perforado sin piedad. La fuerza del acero que cayó sobre su espalda, hizo que Takeshi cayera al suelo.
—Uu… aa
Un zumbido agudo hacía eco en su cabeza y no le permitía escuchar nada más. Como si estuviese paralizado, ni siquiera tenía la sensación certera del lugar donde le dolía. Su cuerpo no respondía.
—Oye, te estas pasando. Oigami, a este paso vas a matarlo.
—No he usado magia en un ataque directo asique no hay problema. Solo la usé para fortalecerme, pero no es magia de ataque.
—No tiene problemas con eso. Como se esperaría de un asesino.
Hotaru fruncía el ceño mientras que Ushikawa hacía de simple espectador en cuanto a Kurumi yacía sentada observando la situación completamente en estado de shock, Takeshi seguía sin poder ver ni escuchar nada.
Habiendo perdido la espada, la puta de un zapato alcanzó su costado y Takeshi instintivamente giró su cuerpo para tratar de evitar el golpe. Pero recibió muchas patadas sin misericordia y fue golpeado con la espada desde arriba.
«Acaso… ¿voy a morir?»
Su instinto de supervivencia nada más le indicaba que estaba siendo lastimado, pero su cuerpo seguía sin responder.
—¡Vamos, levántate bastardo! No me digas que ese golpe fue suficiente para acabar contigo.
Oigami continuaba pateado a Takeshi en la espalda con fuerza.
En los ojos abiertos de Takeshi se reflejaban las suaves nubes que surcaban el cielo azul. El cielo bien podía estar tan caliente que podía quemar, pero en ese momento no estaba sintiendo nada. Un líquido goteaba desde su barbilla, pero no tenía idea si era sangre u otra cosa.
—Es todo, ya perdí el interés.
Oigami se alejó un poco y giró el hombro y el brazo con el que sostenía la espada. Después de haberse calmado, miró una vez más a Takeshi que se encontraba tirado en el suelo.
—Si te entregas a los Trailer, te curaré en seguida. De lo contrario seguirás sufriendo.
Oigami levantó su espada, para darle el golpe final. Pero en ese momento, Takeshi notó que el cielo que observaba fijamente, comenzó a distorsionarse silenciosamente. Sus extremidades comenzaron a temblar, su corazón comenzó a latir tan fuerte que parecía que le saldría del pecho.
Cada lugar de su cuerpo donde no había podido sentir nada hasta ese momento, notó que seguía respirando. Sus ojos le ardían y Takeshi pensó que estaba llorando, pero no era así. se impresionó al darse cuenta que estaba utilizando magia. Era muy real y estaba emanando de él.
Al igual que usando levantas una espada de bambú delante de ti, como una voz que canta, todo estaba ocurriendo de manera espontánea. A Takeshi vio que la espada de Oigami se balanceaba hacia él. Sin embargo, estaba consciente que la escena que veía era un momento previo que aún no había ocurrido.
—Tsu…
Al levantarse, Oigami sujetó su pantorrilla sin quejarse. Takeshi se levantó sosteniendo la espada en su mano derecha y observó su propio cuerpo. Apenas tenía unos cuantos golpes y moretones. Sin embargo, su espalda y su costado se encontraban dañados como si se hubiera estirado de manera excesiva. Aun si sus costillas estuvieran rotas el dolor no era tanto.
—Maldito cobarde, me engañaste haciéndote el muerto.
Oigami se puso de pie después de Takeshi y luego de mirarlo a la cara, sus ojos se abrieron amplios y mostró una amplia sonrisa.
—Eres muy lento para despertar, mal nacido. Me impresiona que lo hagas hasta ahora.
El color de los ojos de Takeshi había cambiado y en lugar de su color negro, ahora se mostraban de un color purpura.
—Claramente se puede ver que tu afinidad magia es la magia evasiva.
—…..
—Como sea. No dije nada. Pero si vienes con nosotros te lo contaré todo. Además, te volverás más fuerte.
Obviamente Takeshi no tenía ni la más mínima intención de confiar en lo que él le estaba diciendo. Haciendo lo que hacen, no habría nadie que quisiera ir con ellos. Mientras Takeshi miraba a Oigami a los ojos con su vista resplandeciente, adoptó una posición de combate. Pero Oigami atacó antes de siquiera tomar una postura.
Primero por el lado superior izquierdo y luego por la parte superior derecha. Y luego a su costado derecho. Todos y cada uno de los ataques, Takeshi los bloqueo con su espada. Estaba impresionado de la agilidad de su cuerpo pues no parecía su cuerpo sino el de alguien más. Su cuerpo se movía antes de que los ataques fueran realizados. Como si su cuerpo entendiera por cuenta propia los movimientos de su oponente.
—Hee… eso quiere decir que…—expresó hotaru impresionada, sin embargo, Ushiwaka asintió respondió:
—Así es… es inusual, pero… esas es su habilidad de evasión.
—¡Genial! ¡Lo quiero! Tenemos que llevarlo a los Trailers a como dé lugar… —Exclamó Hotaru emocionada.
—Cállate, Hotaru. —Oigami que había estado atacando desde hace rato, se tomó un momento para regañar a su amiga. Hotaru sonrió y dijo:
—¿No te está costando demasiado? Usa tu Banish Cloud tu habilidad de magia evasiva para repeler y anular su magia. Claramente se puede ver que él no sabe usar magia de ataque. Además, tus ataques no se ven afectados por su magia evasiva.
—¡Que te calles, Hotaru! Te golpearé
Antes de que ellos se estuvieran gritando, Takeshi no podía comprender la situación y se hallaba confundido. A su vista, cuando Oigami levantó los brazos, Takeshi ya sabía que este atacaría por la derecha.
«¿acaso es una premonición? No, tiene que ser otra cosa»
Para Takeshi era una sensación completamente desconocida a pesar de que siempre había practicado el Kendo. No era como una predicción, no un sueño si no mas bien solo una sensación. Con una velocidad igual a la que corre la electricidad, podía tener una sensación momentánea como si pudiera leer la mente de su oponente.
«entonces…. ¿esto es magia?»
Era bueno decir que eso era completamente a la idea de magia que tenía Takeshi. Cuando se encontraba aturdido, un grito sonó desde un lugar lejano más allá de Oigami.
—No entiendes nada, ¿verdad, Oigami?
—¡¡Kyaaa!!
Volteando a ver al lugar del grito, se dio cuenta de que Hotaru se encontraba Jalando el cabello de Kurumi.
—¡Isoshima!
—En ese caso mejor tendré que encargaré de esta debilucha.
Hotaru había sometido a la fuerza a Kurumi.
—¡Kyaa!
A pesar de que Kurumi era más alta, Hotaru la habia inmovilizado sujetando sus brazos por detrás. Hotaru unió las muñecas de Kurumi sujetandolas con una mano y dejando la otra libre la cual metió debajo de su falda.
—¡Kyaa!
Kurumi estaba cociente de que ambas eran chicas, pero no pudo evitar levantar un grito.
—Guau, qué sexy. —Exclamó Ushiwaka con los ojos muy abiertos.
—Oye Hotaru, deja de hace eso. —Gritó Oigami.
Sin embargo, Hotaru continuó moviendo su mano metida en el interior de la falda de Kurumi.
—Esta chica no está mal. se ve delgada por encima de su ropa pero si tiene carne de donde agarrar. Aun asi, yo lo gaño en piernas y trasero.
Luego de haber dicho eso con satisfaccion, Hotaru sacó su mano de la entrepierna de Kurumi.
—Pero si tu eres demasiado flaca… —Dijo Ushiwaka con exasperacion.
—Callate sabandija.
—¿Llamas sabandija a un simple amante de los insectos? vaya vocabulario el que tienes.
—¡Callate, callate!
Con la espada en mano, Takeshi mantenía sus ojos puestos sobre Kurumi y Oigami.
Hotaru luego, metió su mano en el bolsillo de la falda de Kurumi, donde sintió un objeto cilíndrico en el interior.
—¿Qué es esto?
Al ver eso, Ushiwaka sonrió y dijo:
—Es algo de primera necesidad para una señorita, pero tú qué vas a saber de eso.
—Cierra la boca. Vamos a ver, déjame echarte una mano, querida.
Hotaru quitó la tapa del lápiz labial, e intentó aplicarlo en los labios de Kurumi a la fuerza.
—No, detente…
Kurumi se retorcía intentado escapar, pero extrañamente la fuerza de Hotaru parecía ser superior.
—No me toques…
A kurumi no le gustaba nada, sin embargo Hotaru le aplicaba el labial mientras mostraba una inescrupulosa sonrisa.
—Te dije que te detengas…
En ese momento, Takeshi se quedó perplejo al ver algo que lo impactó mas que lo que le acababa de pasar a él.
Partículas mágicas de color rosa como las flores de cerezo, comenzaron a salir del lápiz labial arremolinandose vigorosamente hasta concentrarse bajo sus pies.
Un circulo mágico brillaba muy claramente bajo sus pies.
«¿Es la magia de Isoshima?» se preguntó Takeshi dentro de si.
Mientras eso sucedía, el cuerpo de Kurumi comenzó a cambiar ante su vista.
—¡¿Isoshima?!
—¿Eh?
Kurumi también sintió que algo le estaba pasando, pero pero no le dio importancia.
—Imposible.
Debido a la sorpresa por el cambio de Kurumi, Hotaru la soltó involuntariamente. hecho que Kurumi aprovechó.
Rápidamente tomó a Hotaru de los brazos y la sometió de la misma manera en que se lo había hecho a ella.
—Rayos…
—Te tengo, ¡fu fu fu!
Esta vez era Kurumi la que sonreía maliciosamente.
Sin embargo Takeshi seguía mirando a Kurumi con una expresión que a ella le preocupaba.
—Isoshima, Tú…
—¡¿Que pasa Takeshi?!
Ante la reacción de Takeshi, Kurumi finalmente estuvo convencida de que algo grave le había sucedido.
—Te está creciendo…
—¿Me está creciendo…?
Mientras miraba a Takeshi sin entender a que se refería, Kurumi bajó su mirada para verse a si misma.
—¿Eh? mis pechos…
Hasta entonces, pudo ver asomarse en su campo visual, la figura de sus senos los cuales habían crecido en gran manera.
—¡Eso es fabuloso! tenemos que llevárnosla con los Trailers a como dé lugar. —Dijo ushiwaka con gran emoción, pero Oigami frunció el ceño con desinterés y respondió:
—Esa es una habilidad estúpida. no le veo la utilidad.
—Claro que es muy útil, la capacidad de transformación corporal puede servir en una infiltración. —Refutó Ushiwaka.
Hotaru apretó los dientes con molestia al ver la emoción de Ushikawa.
Takeshi sintió que en ese momento era su oportunidad.
Con la espada que sujetaba entre sus manos, golpeó a Oigami en su costado.
—Kuu… ¡Maldito!
Y antes de que Oigami recuperara su postura, dio una patada a Hotaru mientras esta se encontraba capturada por Kurumi
Luego tomó a Kurumi de la mano y huyó con ella.
—¡Vámonos de aquí Isoshima!
Hasta hace poco, había pensado que era imposible huir, pero por alguna razón sabía que ahora estaría bien.
Tal vez era por la magia que ellos mencionaban, pero si lo pensaba con cuidado, Oigami no lo seguiría después de haber descartado la espada, y Hotaru había recibido una patada de parte suya asique no se levantaría pronto. En cuanto al sujeto restante, era poco probable que los persiguiera por su cuenta ya que eran un equipo.
Sin embargo, eso lo pensó hasta después de haber huido.
Cuando Takeshi y Kurumi escaparon, Oigami recogió la espada que Takeshi dejó tirada y lentamente la metió de nuevo en su cinturón.
—Huyeron… —Dijo Oigami con tanta rabia que parecía estar rugiendo.
Ushiwaka tendió su mano a Hotaru para ayudarle a levantarse.
—Rayos, odio a esa zorra.
Habiendo dado ese extraño sobrenombre, Hotaru pateaba el suelo haciendo una rabieta.
Sin embargo, a diferencia de los dos anteriores, Ushiwaka se encontraba tranquilo.
—No hay problema, uno de mis insectos se adhirieron a ellos
La cara de Hotaru al escuchar eso, se perturbó involuntariamente.
—En serio… tu magia es asquerosa. Incluso para los Trailers.
—Al menos soy mas útil que tú. Que te atraparon y te dieron una patada.
Hotaru se volteó con furia
—¿Qué dijiste?
Oigami observaba en silencio en dirección de donde aquellos dos habían huido. Obviamente aunque Ushikawa y Hotaru discutían, Oigami no estaba molesto.
***
Takeshi que estaba tirando de la mano de Kurumi y huyó de la parte delantera de la mansión Isoshima, corría hacia la estación. Al haber mucha gente incluso si los perseguían, no podrían usar magia. Sin embargo, mientras corría alguien lo llamó repentinamente desde atrás.
—Oye, Nanase… ¿de qué huyes con tanto pavor?
—¡Ida!
Era su compañero de clase, Ida quien le habló. En su boca tenía un cigarrillo sin encender y portaba cuatro enormes anillos solo en su mano derecha. En su brazo llevaba también un brazalete de cuero y partes metálicas. Su atuendo era por mucho más extravagante que el que le había visto esa misma mañana en la escuela. Llevaba las mangas de la camisa enrolladas y llevaba los hombros al descubierto, pero eso no se le veía nada genial. Peinando su pelo dorado fijado con cera, Ida se quedó mirando interesadamente a Takeshi y Kurumi quienes se encontraban tomados de a mano.
—¿Qué andas haciendo por aquí, Ida? —preguntó Takeshi. Ida frunció el ceño.
—Bueno, me dirijo hacia allá.
Mirando la dirección que señalaba, se encontraba la entrada a la zona comercial frente a la estación.
—Vengo a comprar mi cena.
No parecía que fuera a ir comprar su cena, pero Takeshi simplemente asintió.
—Por cierto, ¿será que esta fina señorita es a caso tu novia?
—¿Eh? No, verás…
Aunque Ida había aparecido repentinamente, Takeshi solo se sorprendió involuntariamente cuando fue preguntado acerca de Kurumi. Se encontraba en una circunstancia en la cual no hubiese querido encontrarse con ningún conocido. Sin embargo, allí estaba Ida, observado a Kurumi.
—¿Qué pasó con Isoshima?
Al ser preguntado sobre infidelidad, Takeshi negó frenéticamente con la cabeza.
—No es lo que crees, verás…
—Esta, bien, está bien. Me callo, pero sabes, si Isoshima te encuentra, seguro te asesinará. Las novias pueden ser tan malvadas como un demonio.
Takeshi sentía como la meno de Kurumi le apretaba y aflojaba conforme a las palabras que estaba diciendo Ida, por lo que se apresuró a terminar la conversación lo más rápido posible.
—Aah oye, lo siento pero, tengo prisa.
Mirando el semáforo este se puso en verde, y luego de despedirse tomó a Kurumi y se alejó del lugar.
—Vaya, que poco sociables son… —murmuró Ida.
Takeshi se cruzó la calle mientras rezaba para no toparse con nadie más. Los tres magos que estaban tras de ellos, ya habían llegado a un lugar desde donde se podía ver la calle que ellos acababan de pasar.
—Oye, ¿seguro que se fueron por este lado? —Preguntó Oigami, echando un vistazo a su alrededor, a Ushikawa que se aproximaba corriendo.
—Sí, mis insectos no mienten.
Cuando contestó Ushiwaka que corría con sudor en su frente, Hotaru se rió malvadamente con un rostro fresco.
—Claro que no, aunque me gustaría ver que tuvieras un insecto que te engañara.
Los tres se reunieron mientras observaban unas partículas rojas ya conocidas por ellos, las cuales volaron hacia un costado del frente de la estación, a unos 200 metros más adelante. Sin importar lo abarrotad de personas que estuviera, para los insectos era fácil perseguir a los fugitivos porque podían volar.
Los tres magos, corrieron hacia la intersección en dirección a la estación. Sin embargo, había una persona que los estaba observando. Esa persona era Ida Kazumi. Ver a Takeshi a correr desesperadamente junto a aquella chica y luego ver a dos tipos raros y una chica correr en la misma dirección, llamó la atención de Ida.
—Que escandalosos…
Los tres se cruzaron a misma calle que Takeshi corriendo en la misma dirección y desaparecieron entre el tumulto de gente. Ida miró la señal que comenzó a parpadear, y lentamente se volvió hacia el distrito comercial y comenzó a caminar.
***
En primer piso del edificio frente a la estación, se encontraban las maquinas de boletos donde se paga la entrada a la estación perteneciente a una línea privada. Las zonas comerciales se encontraban en el sótano y en los pisos superiores por lo que en el primer piso no había mucha gente. Takeshi corría junto a Kurumi, hacia el edificio y se metieron al interior, pero cuando estaban a medio camino:
—Oye, ¿por qué no corremos hacia el área de las tiendas?
Preguntó Kurumi que corría detrás de él. Takeshi entonces decidió meterse al área de las tiendas cuya entrada estaba a un lado pero tenía que regresarse un poco del camino recorrido. Cuando Takeshi volvió su mirada para ver hacia la entrada del distrito comercial, se fijo que haba un sujeto que venía avanzando desde el otro lado de las maquinas de ticket empujando a la gente. Ese tipo era Oigami. Al ver que Takeshi se detuvo súbitamente y se puso pálido, Kurumi también volteó a mira atrás y lanzó un grito. Pero en ese momento alguien jaló el brazo de Takeshi desde un lado.
—Nanase, por aquí…
—¿Ida? Tú… ¿por qué….?
Completamente anonadado, Takeshi mantenía sus ojos bien abiertos mientras Ida le tomó el brazo a la fuerza para llevárselos de allí.
—Los están persiguiendo ¿verdad? Vengan por aquí…
Ida arrastró a ambos hacia un pasillo estrecho oculto tras un pilar. Y cuando soltó el brazo de Takeshi, comenzó a correr hacia las profundidades del pasillo. Un ligero hedor llegó a sus narices. Había baño en el pasillo y en una puerta, un letrero que decía “prohibido el paso a personas no autorizadas” pero no había tiempo para andar dudando por eso. Takeshi volteó a ver a Kurumi como diciendo que Ida era una persona confiable sin embargo mientras lo hacia se dio cuenta de algo y frunció el ceño.
—Oye, Isoshima, parece que hay algo en tu hombro.
Kurumi estaba mirando a Takeshi con inquietud, pero cuando le dijo eso, su cara se tornó en una expresión de asco.
—¿Eh? ¿Un insecto? Ay no… ¡¡Quítamelo!!
—Aguarda…
El insecto, era de un tipo que jamás habían visto. Parecía ser una pequeña mariposa que destilaba polvos fluorescentes color bermellón. Pero por alguna razón no se sentía en ella la característica vitalidad de los seres vivos. Parecía falsa, pero se aferraba al hombro de Kurumi. Takeshi se estremeció, arrojó al insecto del hombro de Kurumi y lo pisoteó justo en el lugar donde cayó.
—¿Qué era? ¿Un insecto? ¿O era otra cosa?
—No sé, creo que si era un insecto…
Para que Kurumi no viera lo que había pisado, Takeshi la tomó nuevamente de la mano y siguieron caminando.
—Oigan, dejen de coquetear y apresúrense… —Gritó Ida desde más allá con frustración.
—Lo siento. —Takeshi comenzó a correr nuevamente. Pero seguía sin saber hacia dónde huir.
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