Había pasado un día desde que perdieron la única pista que tenían de Kurumi. El día anterior, Takeshi había tenido que trasladarse a la sede de Wizard’s Breath junto a Ida, donde pasarían bajo un periodo de afiliación temporal. Por lo tanto, ambos fueron llevados a los dormitorios del departamento de entrenamiento militar. Y luego se la pasaron toda la tarde superando una serie de vertiginosas pruebas físicas y de rendimiento que les impusieron. Al día siguiente por la mañana, los llevaron a visitar las instalaciones del departamento de entrenamiento y hasta en la tarde los dejaron libres.  Mui fue a visitarlos a los dormitorios a la hora del almuerzo, y Takeshi aprovechó para decirle que necesitaba salir.  

El cuartel general de Wizard’s Breath se encontraba en la ciudad de Nueva York, en el mundo viviente, y como nadie que no tuviera un botón de concierge podía entrar o salir del recinto, necesitaba la ayuda de Mui.

Hasta el momento, Takeshi desconocía por completo la posición de Mui en Wizard’s Breath, y esta era la primera vez que escuchaba que ella era una cadete.

Mui le dijo que pertenecía a un cuerpo de oficiales de comando en el que sólo podían estar los magos de alto rango, y que actualmente estaba cedida al 3er Batallón de la 7º brigada del ejército en calidad de cadete.

Según la estructura institucional de Wizard’s Breath, Dentro del Departamento de Defensa, había un ejército de 20.000 efectivos llamados Fuerzas Conjuntas, y además del centro de mando, había un cuerpo mágico destacado para la guerra que se estaba llevando a cabo, junto con las fuerzas de seguridad y de transporte.

Dirigidas por el Departamento de entrenamiento, estaban las brigadas de la 1º a la 8º, incluidas las reservas, y la 7º brigada parecía ser una unidad con base en la región asiática, y allí era donde Mui estaba trabajando. Para Takeshi, que iba a unirse a la división de entrenamiento, aunque fuera temporalmente, Mui era ahora su oficial superior. Por cierto, Tsuganashi era miembro del Equipo Especial de Combate del Cuerpo de Oficiales de Comando, como era obvio.

Mui, que acudía al dormitorio entre cada descanso de sus propias obligaciones, y aceptó de buena forma la petición de Takeshi. Pensaba que no podría salir durante un tiempo, pero afortunadamente Mui era una cadete, y el permiso para salir se le concedió fácilmente a Takeshi.

—¿Estás seguro que quieres ir solo?

Takeshi asintió mientras Mui le entregaba el botón concierge.

—Si, no te preocupes. recuerdo perfectamente el camino de regreso.

Mui miró a Takeshi con preocupación.

—¿En serio? Pero es una distancia bastante larga, deberíamos ir juntos, ¿no?

Takeshi negó con la cabeza.

—No te preocupes. Recuerdo todas las ubicaciones de los espejos desde la sede japonesa de Camelot hasta aquí. La fuente, la tienda de antigüedades, la iglesia, la villa y la guardería. Son cinco espejos en total ¿no?

Mui sonrió mientras Takeshi contaba sus dedos.

—Sí, así es.

Si se necesitaba recorrer grandes distancias utilizando los portales mágicos, era necesario usar varios espejos para irse moviendo por etapas.

—Creo que puedes pasar de la tienda de antigüedades directamente a tu casa sin necesidad de pasar por la fuente de Camelot —sugirió Mui.

—Está bien.

Takeshi asintió y miró el botón que tenía en la mano. El botón era de un hermoso coral rosa pálido.

—Volveré pronto.

La entrada de servicio se encuentra en el sótano del edificio del departamento de Defensa, junto al dormitorio.

Takeshi se separó de Mui frente a la entrada del dormitorio. Cuando ya se iba, Ida se asomó desde la ventana del dormitorio y lo llamó en voz alta. Takeshi se volvió y se despidió de él levantando la mano. Takeshi no sabía en ese momento, que esa sería su largo adiós para Ida. Como había perdido a Twilight y ya no pudo tener sueños premonitorios con «Nightmare», sólo podía ver unos minutos en el futuro sin poder usar el hechizo de liberación, y no tenía forma de saber qué pasaría con la gente que estaba al rededor del enorme vórtice que había empezado a rodear su vida. 

***

La razón por la que decidió volver a casa fue para encontrar una pista sobre el paradero de Kurumi. Todo lo que sabía, era que ella había conseguido escaparse de Gekkou en la base de los Trailers, pero nadie sabía adonde había ido. Por eso estaba echando mano de lo que podía, y pensó en ir a ver a su madre Yoko. Talvez ella podría darle algún concejo.

Desde el cuartel general de Wizard’s Breath, Takeshi pasó por un espejo que conducía a una guardería, luego por otro espejo hasta una villa en un país extraño, luego por otro espejo, y así sucesivamente. Tras dejar el espejo polvoriento de la última etapa en la tienda de antigüedades, Takeshi se paró frente a otro espejo que tenía un marco de madera con un dragón tallado alrededor. Si conseguía pasar de allí, podría volver a su casa. Puso la mano en el espejo y abrió el portal. Junto con el círculo mágico de color púrpura oscuro, la superficie del espejo onduló como si fuera liquida, y entró rápidamente en él.

Cuando salió del espejo, frunció el ceño. Ese no era el lugar en el que esperaba aparecer.

—Rayos…

Parpadeó un poco desconcertado y luego comprobó si había alguien alrededor. Acababa de aparecer en el pasillo de su antigua escuela, la academia Sakuraya. Salió de un gran espejo situado en un pilar e intentó ir al baño de su casa. Sin embargo, el portal no se abrió.

—Ah, cierto… lo había olvidado.

Takeshi bajó los hombros al hacer memoria. Cuando su madre había devuelto el anillo mágico a la obispo, le había dicho que era la última vez que tendría algo que ver con el mundo mágico, y que había lanzado un hechizo de protección sobre los espejos de su casa para evitar que alguien ingresara a través de ellos.

—Supongo que tendré que caminar…

Takeshi caminó de mala gana desde la academia hasta su casa. Era bueno que casualmente no había nadie alrededor, pero aún estaban en las clases de la tarde y era día de semana. Para evitar ser descubierto, Takeshi salió por la puerta trasera del lugar y caminó rápidamente hacia su casa. Cuando llegó a un punto en el que ya se podía divisar su casa, Takeshi alcanzó a ver que alguien salía de la puerta principal. Al acercarse, vio que esa persona se había detenido en el porche del frente y estaba mirando hacia la casa. Esa persona suspiraba y ponía la mano en la puerta. Takeshi se detuvo cuando llegó a un lugar donde podía claramente quien era esa persona.

—¿Gekkou?

El chico parado en la acera se giró al oír la voz de Takeshi.

—Takeshi…

Gekkou levanto una ceja por un momento.

—¿Y esa sangre? —preguntó Takeshi al ver la mano de Gekkou. 

El brazo derecho de Gekkou estaba manchado de rojo hasta la mitad.

La espada que llevaba en la cintura era Twilight, y su empuñadura también estaba cubierta de sangre.

—Solo para que lo sepas, ella me atacó primero… —respondió Gekkou de manera muy tranquila.

Takeshi supo al instante de quién estaba hablando. Sólo había una persona en la casa en ese momento.

—¿Q-qué le hiciste a mamá? —preguntó con voz temblorosa.

Gekkou respondió con naturalidad.

—¿Por qué no vas y lo miras por ti mismo?

Sin embargo, Gekkou seguía de pie frente a la puerta y no daba señales de moverse. Takeshi colocó su mano en la empuñadura de su espada. No tenía intención de sacarla, pero se acercó a Gekkou con una postura amenazante. Lentamente, y de frente…

En cuanto los dos estuvieron lo suficientemente cerca, Takeshi percibió el peligro con su «Strike Visión», que normalmente se activaba automáticamente sin necesidad del hechizo de liberación, e inmediatamente saltó hacia atrás. Gekkou desenfundó su espada repentinamente, y cortó el viento a pocos centímetros de su pecho.

—¡…!

Takeshi lo miró severamente, y Gekkou se echó a reír.

—¡¡Jajajajaja!!

Takeshi se aferraba a la empuñadura de su espada mientras Gekkou sonreía alegremente. Aunque sus ojos brillaban con frialdad.

—¿Te enojaste? ¡Jajajaja! ¡Era solo una broma!

—Apártate de mi camino.

No sólo Gekkou, sino que Takeshi también sintió la ira incontrolable en su propia voz.

Gekkou, que había estado riendo hasta solo un instante, sostuvo su espada frente a él.

—¡“LIBERATE”!

Unas partículas blancas y luminosas de poder mágico brotaron de Gekkou, transformando a Twilight en su modalidad de Gunsword.

Los ojos de Takeshi se abrieron de la sorpresa al verla. La apariencia de la espada era espeluznante y extraña a diferencia de cuando la utilizaba él. Además, se suponía que Twilight era una espada exclusiva para los magos que usaban magia evasiva; ningún mago que tuviera otro tipo de afinidad mágica debería ser capaz de poder usarla. Takeshi retrocedió, inseguro de lo que estaba pasando.

—¿Realmente quieres hacerlo aquí?

—Qué importa…  desde que “Gift” ya no existe más en este mundo, podemos usar magia sin problemas ¿no lo crees, “O-ni-i-cha-n”?

Takeshi frunció el ceño al escuchar a Gekkou bromeando deliberadamente con esa última palabra que dijo.

—¿Que le hiciste a Twilight?

—¿Qué le hice?

Gekkou volvió a reír burlonamente.

—Simplemente la adapté a mi estilo. Anteriormente Twilight solo podía ser usada por magos de magia evasiva. Pero, mira…

Gekkou levantó la espada y sostuvo la empuñadura frente a él para que Takeshi la viera bien. Cuando Takeshi echó un vistazo, se quedó atónito. El lugar donde se había grabado el círculo de magia evasiva, estaba cubierto de profundos arañazos, y al otro lado de la empuñadura, estaba grabado ahora un círculo de magia de aceleración.

—¿Qué demonios hiciste?

—Ya te lo dije, la adapté a mi estilo…

—¡Esa no es una simple espada!

—Si te refieres a que es una espada mágica, no te preocupes. Lo sigue siendo. Aunque fue muy complicado.

Gekkou bajó su espada y habló con mucha claridad.

—Al ser una espada mágica, tuve que buscar a alguien que pudiera deshacer el hechizo que había en ella, y tardó tres semanas en hacerlo. Luego, tuve que encontrar a alguien más que creara un nuevo hechizo, y luego tardé otro buen tiempo para someterla a mí. Es un arma realmente problemática ¿verdad?

Gekkou se comenzó a reír al ver lo furioso que estaba Takeshi.

—Oye, Onii-chan. Me vas a dejar probarla en ti, ¿verdad?

Finalmente, Takeshi no pudo aguantar más y sacó su espada gritando en seguida.

—¡“LIBERATE”!

Entonces, ambos activaron simultáneamente la magia defensiva.

—¡“DRIVE”!

—¡“DRIVE”!

Después de cubrirse con partículas mágicas, Gekkou agarró con fuerza la empuñadura con ambas manos para dotar a la espada de una gran cantidad de poder mágico y gritó:

—¡Vamos Twilight!

La espada de Gekkou brilló con un color blanco deslumbrante, y su forma de Gunsword adquirió una nueva forma.

—¡“NIGHTMARE”!

La hoja de la espada Twilight, se disipó en partículas que formaron un polvo blanco que se arremolinó como un pequeño tornado y a su vez se reunió adoptando una forma humana.

—¿¡Towa!?

Takeshi no podía creer lo que veían sus ojos. Lo que apareció fue, efectivamente, Towa: La forma humana que Twilight solía adoptar y que Takeshi conocía muy bien. Sin embargo, ahora se veía claramente diferente. Towa tenía grilletes en el cuello, los brazos y las piernas que estaban unidos a cadenas rotas que flotaban en el aire. Sus ojos, antes carentes de emoción, pero infantiles, ahora brillaban con una brutal luz de desprecio.

—Tu linda mascota ya no existe, Takeshi —dijo Gekkou—. Acabalo, Towa.

Towa respondió inmediatamente a la orden de Gekkou.

—Sí, Amo.

Al momento siguiente, una de las cadenas enrollada en la muñeca de Towa voló cerca de la mejilla de Takeshi como si hubiera lanzado un puñetazo.

Los ataques bajo la influencia de la magia de aceleración eran tan rápidos que casi eran imperceptibles.

Rápidamente utilizó «Strike Vision» para evitarlas, pero Towa atacó lanzando más cadenas desde otros ángulos.

—¡Ya basta, Towa!

Takeshi esquivo de nuevo, y saltó hacia atras. Sin embargo, Towa le lanzó un hechizo «Wreck».

—¡Guh!

El hechizo le impactó en el costado y salió despedido por el impacto. Towa fue tras de él y continuó atacándolo en el aire sin darle un respiro. La espada que se le cayó y rebotó en el suelo, y luego Takeshi cayó a la acera con las manos desnudas. Al levantar la vista tras su caída, vio los despiadados ojos de Towa mirándole desde arriba. Ella recogió la espada de Takeshi y luego utilizó magia de levitación para volver junto a Gekkou. Takeshi miró fijamente a Gekkou.

—No pongas esa cara tan aterradora, Takeshi. Sabes, mamá me contó cosas bastante delicadas. Estoy seguro de que querrás escucharlo. Resulta que no fuiste tú quien causó aquel accidente.

—¿Eh?

Takeshi se sorprendió y no entendió bien lo que acababa de escuchar.

—Mamá fue la causante de que me rompiera la pierna —dijo Gekkou, tirando con fuerza de la cadena que colgaba del grillete en el cuello de Towa.

Al instante, Towa desapareció en una nube de polvo hecho partículas blancas, y la espada de Takeshi que sostenía, calló en el suelo. Era más que evidente que la estaba tratando muy mal, y Takeshi fulminó con la mirada a Gekkou una vez más. Entonces le preguntó a su hermano acerca de lo que había dicho.

—¿De qué estás hablando?

—Bueno, ya te lo dije muy claramente. Tu pensabas que me empujaste a la carretera aquel día, e incluso yo lo pensaba, pero resulta que todo fue obra de nuestra madre.

Cuando Gekkou empezó a hablar, Takeshi se quedó arrodillado en la acera, escuchando en silencio.

Hace tres años, Gekkou tuvo un accidente con un automóvil. Takeshi, que estaba con él en ese momento, extendió la mano para ayudarlo, pero de alguna manera lo empujó y le hizo caer dentro de la carretera. Takeshi sólo podía recordar fragmentos de lo que había sucedido. Pensaba que era por el shock que le causó. Pero, según lo que dijo Gekkou eso no era el caso. Dijo que su madre, Yoko, hizo que una maga conocida de ella —la obispo líder de Camelot—, controlara a Takeshi e intentar matar a Gekkou. Sin embargo, el plan falló y al ver la pierna herida de Gekkou, Yoko ya no pudo seguir haciendo daño a su propio hijo.

—S-si es verdad, entonces… —Takeshi consiguió recuperar la compostura cuando Gekkou dejó de hablar—. ¿Por qué mamá intentaría matarte?

—No tengo idea —respondió Gekkou encogiéndose de hombros—. Por más que intenté hacerla hablar, no me respondió esa parte.

Luego, Gekkou frunció el ceño.

Takeshi estaba horrorizado. Probablemente Gekkou había estado torturando a Yoko.

—E-eso no puede ser cierto… mamá nunca haría algo como eso. Además, si fuera cierto, significaría que fui manipulado con magia. Hace tres años yo no era un mago todavía y si la obispo hubiera usado su magia en mí, me habría convertido en un mago.

Gekkou asintió.

—Yo también pensé en eso y por eso la interrogué. Mamá dijo que tú no fuiste controlado con magia. A quien controlaron con magia fue a la persona que conducía el automóvil. Como ya era un adulto, aunque lanzaran un hechizo sobre él, ya no se convertiría en mago. Lo que te hicieron a ti fue un lavado de cerebro. Hay muchas maneras de manipular a una persona sin utilizar magia después de todo —Entonces Gekkou se rio—. Es muy gracioso que hayan hecho tantas cosas solo para intentar matarme.

Sin embargo, Takeshi vio que a Gekkou no le hizo gracia decir eso. Sus ojos oscuros estaban llenos de ira.

Takeshi recordó que hace unos días, Yoko había intentado decirle algo en la sala de entrenamiento de Camelot.

«¿Podría ser que esto es lo que ella estaba tratando de decirle en ese momento?».

Si ese fuera el caso, entonces tal vez Yoko estaba tratando de confesarlo todo a Takeshi.

—Es una terrible historia ¿verdad Takeshi? Ella te inculpó de un crimen que no cometiste y nos engañó a los dos sin la más mínima contemplación.

Gekkou en ese momento esbozó una retorcida sonrisa. Takeshi bajó la mirada y observó el pavimento en silencio.

—¿Estás tan sorprendido que no puedes ni hablar? Tienes razón de estarlo. Yo también me sorprendí.

—¿Y por eso le hiciste daño a nuestra madre?  —reprochó Takeshi mientras Gekkou se reía.

—Ella me atacó primero. Fue en defensa propia. Aunque no te voy a negar que después de eso si le hice daño para que me diera respuestas. No fue fácil hacerla hablar.

 A juzgar por la cantidad de sangre en las manos de Gekkou, no parecía que hubiera hecho algo demasiado grave. Takeshi ya no sabía ni siquiera con quién enfadarse. Sin embargo, con solo pensar en que su madre estaba tirada dentro de la casa, le hacía sentir que el pecho le iba a estallar.

—¿Le hiciste daño a mamá por algo así? —preguntó con una voz rasposa.

Gekkou entrecerró los ojos.

—¿Solo eso me vas a decir? Oye, sé que no lo hice por ti, pero al menos deberías estar un poco agradecido. Ahora que conocemos la verdad de quien lo hizo, ya no tienes por qué sentirte culpable.

Takeshi miró fijamente a Gekkou que se expresaba alegremente y dijo:

—¿De verdad creíste que yo estaría satisfecho por eso?

Le dejó claro que no era el tipo de persona que se complacía en hacer daño a alguien. Lo cual desconcertó a Gekkou.

—¿Que te pasa? no me mires así. No es como si hubiera hecho algo malo —replicó Gekkou ante la mirada acusadora de Takeshi—. ¿Por qué me miras así cuando acabo de demostrar tu inocencia? —Entonces los ojos de Gekkou se abrieron de par en par al darse cuenta de algo—. Ah, ya veo. Nunca te importó lo de mi pierna. ¡Al igual que mamá tu también deseabas que hubiera muerto!

Luego mostró una sonrisa deformada. Takeshi se levantó.

—¡¡Ya fue suficiente!! —La ira se encendió en sus ojos mientras gritaba—. ¡Todo lo que haces es herir a la gente por algo que crees que es motivo justo! ¿Y tú quieres que te agradezca por lo que le has hecho a Kurumi y a mamá? ¿¡Hablas en serio!?

—No te enojes. Yo también me siento un poco mal al respecto. Pero de Kurumi ya volvió contigo así que ya no deberías estar molesto por eso.

—Isoshima no ha vuelto…

Takeshi contestó con una cara de pocos amigos.

—¿Eh? ¿Kurumi no ha vuelto contigo?

El silencio de Takeshi fue la respuesta.

—Eh, ya veo. Entonces se perdió.

Deslumbrado por la expresión de su rostro, Gekkou miró a su alrededor como si tramara algo.

—Aah, parece que la gente se está reuniendo aquí. Que molestos.

Antes de que se diera cuenta, los vecinos y transeúntes se reunían a lo lejos, tras haber oído la discusión. Había como cinco o seis señoras del vecindario, así como a estudiantes de primaria y secundaria que iban de camino a casa, y se quedaron a mirar desde cierta distancia.

De repente, Gekkou levantó la mano hacia un lado del camino. «Strike Vision» se activó y Takeshi gritó.

—¡No lo hagas!  ¡¡Gekkou!!

Sin embargo, liberó inmediatamente un hechizo «Wreck» que impacto lo que había a su alrededor. La onda expansiva dobló los árboles de la calle desde sus troncos, y varias personas salieron despedidas como si hubieran sido golpeadas por un fuerte viento y se estrellaron contra el suelo.

—¡Gekkou! ¿C-como pudiste?

Lo hizo como si esas personas no fueran nada. Takeshi lo miró y frunció el ceño.

—Eran estorbos —respondió Gekkou, agitando sus manos ociosamente.

—Tú…

—Parece que al final no pudimos entendernos tu y yo ¿verdad Takeshi?

Gekkou mostró una sonrisa irónica.

—Prepárate. Es hora de acabar con esto.

—…

Takeshi ya no podía hacer nada al respecto. Gekkou recogió la espada de Takeshi y se la arrojó a los pies. Takeshi sintió que su corazón se rompía en ese momento mientras intentaba persuadir a Gekkou. Recordando la última batalla, su cuerpo temblaba de miedo, y al mismo tiempo, su pecho se estremecía con más rabia de la que había sentido nunca.

“Como un rayo que golpea a la eterna oscuridad”

Gekkou comenzó a recitar un encantamiento. Los círculos mágicos de magia evasiva de color purpura emergieron en los ojos de Takeshi muy claramente. Y la duda desapareció de su mano cuando levantó la espada.

«Así que va a usar “Nephilim”»

El hechizo de Gekkou era algo que ya había visto una vez. Takeshi preparó su espada y se entregó a la desesperación y la ira. Sus ojos se volvieron aún más brillantes mientras se preparaba para activar su magia. Como ya se había usado el hechizo de liberación, el poder mágico fluyó hacia la espada que apretaba fuertemente entre sus manos. Pasara lo que pasara, era seguro que uno de los dos iba a caer. Takeshi levantó la vista y comenzó a recitar también un encantamiento con una voz muy firme.

—“Ha llegado la hora del apocalipsis. Es momento de marcar el camino…”.

“Vuelo hasta los confines del inframundo”.

La voz de Gekkou se superponía recitando su encantamiento al mismo tiempo que Takeshi.

“…para traer la lluvia de estrellas que lo destruirá todo”.

“Mi nombre es Nephilim” ¡¡“vuela”!!

La hoja de la Twilight de Gekkou se fragmentó en partículas que se reunieron en su espalda con una luz deslumbrante. Al mismo tiempo, la magia de Takeshi también emergió.

—¡“Contraataca”!

Con un fuerte grito, Takeshi alzó su espada.

—¡“CRISIS EDGE”!

Cuando el cuerpo de la espada se cubrió de partículas del poder mágico de Takeshi, desde la punta hasta el final de la hoja, la espada no pudo soportar la increíble fuerza y la hoja se fracturó, desquebrajando el acero. La sensación de que el poder mágico era succionado desde todo su cuerpo hacia la espada, hizo que Takeshi se mareara, como si le estuvieran drenado la sangre. Nunca había utilizado esta magia en una pelea real. Al principio era sólo un concepto. Pero cuando la activaba, acababa desmayándose en la sala de entrenamiento de Camelot. Había arruinado muchas espadas, pero, hasta este momento, nunca había roto el cuerpo de una espada con una sola activación de su magia. Siempre que se despertaba luego de unos minutos, se topaba con que las hojas de las espadas que usaba se habían hecho añicos. Yoko le prohibió utilizar ese hechizo porque, a esas alturas, una espada normal no podía soportar una sola descarga de poder mágico de alto nivel, y el propio cuerpo de Takeshi no podía seguir el ritmo. Pero él lo había intentado varias veces desde entonces, en cada sesión de entrenamiento. Había decidido que haría lo que fuera necesario para recuperar a Kurumi. Sólo en los últimos días había sido capaz de leer y recitar el encantamiento en el círculo mágico. Sabía que esa era la única manera de vencer a Gekkou.

El hechizo «Nephilim» de Gekkou era un ataque de teletransportación a gran velocidad aplicado a su propio cuerpo, lo cual era el límite de la magia de aceleración. En respuesta, Takeshi activó «Crisis Edge», que era una magia de contraataque para interceptar que había desarrollado. En otras palabras, era un hechizo para anticipar y contrarrestar los ataques del oponente.

 Ya no importaba a dónde se teletransportara Gekkou, porque la magia de Takeshi podía predecirlo e interceptar en el acto.

Cuando Gekkou aparecía por un momento, sus alas hechas con la hoja de la espada Twilight brillaban en su espalda como un haz de luz. Y antes de que Takeshi pudiera captarlo con sus ojos, desaparecía de nuevo. Twilight estaba completamente bajo el dominio de Gekkou. El hechizo «Nephilim» había convertido su hoja en alas que le permitían moverse a velocidades vertiginosas, y la empuñadura, había producido una hoja hecha de poder mágico en su lugar. Esa hoja blanca y plateada fue blandida hacia abajo, buscando a Takeshi. Pero Takeshi pudo ver ese ataque que venía tan rápido, lo esquivó e hirió a su oponente antes de que pudiera desaparecer. El único sonido era la respiración pesada entre cada ataque y defensa que ocurrían con demasiada rapidez.

Un golpe en la cabeza, una puñalada por detrás, un tajo lateral… Takeshi no sólo paró todo, sino que devolvió las cuchilladas con un movimiento que superó a su adversario. Cuando Gekkou gritó y activó su décimo movimiento de teletransportación, Takeshi sintió que su autocontrol se desbordaba, y que cada uno de sus nervios se precipitaba como un animal. Cuando comenzó a sentir que su cuerpo ardía y que la hoja de Gekkou venía hacia él una vez más, blandió su espada antes de poder pensar más. Takeshi no se dio cuenta cuando la sangre fresca se derramó. Tras un leve toque, el olor a sangre se extendió por el aire y la pierna izquierda de Gekkou resultó desgarrada, dejando salir sangre a borbotones. Sin embargo, Gekkou no parecía querer detenerse. En la undécima teletransportación, Takeshi sintió un ataque que venía desde arriba a su izquierda, así que se dio vuelta y levantó la espada. La hoja levantada intentaba partir el indefenso estómago de Gekkou por la mitad. Pero en ese instante, Takeshi se recuperó, tensó el brazo y retrocedió. Sin embargo, el cuerpo de Gekkou apareció y cayó a merced de la punta de la espada levantada de Takeshi.

«¡¡Oh, no!!»

En el momento en que Takeshi abrió los ojos, el cuerpo de Gekkou salió despedido hacia otro lado antes de poder impactar con su espada. Cuando volteó, vio a un mago desconocido flotando en el cielo con magia de levitación. El hombre tenía la mano extendida, así que Takeshi se dio cuenta de que había alejado a Gekkou de su espada con un «Flick». Se sintió muy aliviado al ver que había varios magos volando en el cielo, divididos en diferentes grupos a poca distancia unos de otros. Eran magos tanto de Wizard’s Breath como de los Trailers. Era obvio que se habían reunido allí a causa de ellos dos.

Takeshi miró a Gekkou, que estaba en el suelo recuperando el aliento. Aunque «Gift» había desaparecido, seguía siendo indeseable para el C7 utilizar la magia en el mundo viviente porque no querían que los humanos ordinarios fueran testigos. Probablemente por eso habían ido los magos de Wizard’s Breath. Además, en esa situación tenía sentido pensar que lo Trailers, sabiendo eso, se habían reunido para aprovechar a matar uno que otro mago de Wizard’s Breath. Takeshi percibió que Gekkou no se había rendido todavía. Como prueba de ello, los ojos de Gekko brillaban de odio.

Antes de que pudiera hablar de renunciar, se estableció una barrera en el cielo. Takeshi se dio cuenta de que tenía que prestar atención a su entorno también. De pronto, se escuchó el grito heroico de alguien en el aire, seguido de muchas estelas de la magia. Brillantes partículas de magia de múltiples colores, fluían por el aire. Los magos que se habían reunido allí comenzaron a luchar entre sí. De repente, se oyó una voz de alguien que llamaba a Takeshi.

—¡¡Takeshi-kun!!

Era Mui sin lugar a duda. Sin embargo, Takeshi no quitaba sus ojos de Gekkou.

—Mui, ¡Mantén tu posición! —dijo la voz de Tsuganashi.

A Mui no le quedó otra opción más que obedecer. Muchas voces conjurando magia básica y el hechizo de liberación se escuchaban por el cielo. La zona empezaba a volverse muy caótica.

De pronto, un hechizo cayó hacia Gekkou; la sangre de su pierna izquierda dejó de fluir y su rostro, que estaba pálido por la pérdida de sangre, recuperó su color ligeramente gracias a la magia curativa.

—¡¡Apoyen a Nanase Gekkou!! —gritaron los magos de los Trailers.

—¡Nosotros también apoyaremos a Takeshi! —ordenó Tsuganashi a sus compañeros Wizard’s Breath.

De pronto, otra persona volvió a gritar el nombre de Takeshi, y cuando él levantó la vista, vio a la persona que había estado buscando todo este tiempo, flotando por encima de él.

—¿¡Kurumi!?

Kurumi estaba mirando a Takeshi y a los demás, con la misma apariencia que cuando desapareció.

—¿Qué? Entonces me mentiste cuando dijiste que no sabías nada de ella —dijo Gekkou.

—¡Claro que no!

En el momento en que Takeshi contestó, Gekkou activó su duodécimo movimiento de teletransportación y en un instante, desapareció de la escena y reapareció en el flanco derecho de Takeshi antes de que este, tuviera tiempo siquiera de parpadear. Pero el brazo de Takeshi ya se estaba moviendo en esa dirección y cuando recibió el ataque, su espada y la de Gekkou chocaron entre sí, y un sonido agudo resonó con fuerza. El retroceso hizo que los dos salieran despedidos como si se hubieran empujado el uno al otro. 

—¡Mier..da…!

«Nephilim» solo permitía activar doce movimientos de teletransportación. No podía superarse ese número, ni tampoco se podía pueden evitar perder la movilidad debido al alto consumo de poder mágico que requería.

Gekkou parecía haberse recuperado por el momento con la magia curativa, pero entonces miró a Takeshi con el rostro pálido. Retrocedió, sus hombros subían y bajaban violentamente con su respiración agitada.

—¡Y fue suficiente, Gekkou! —le advirtió Takeshi.

Gekkou respondió con odio en sus ojos.

—Mátame, Takeshi.

Takeshi se sorprendió, y el rostro de Gekkou se torció en una mueca de amargura.

—Ya no sé qué hacer. Mi madre quiere matarme, y tú nunca me perdonarás. ¡Ya no tengo un lugar a donde ir!

—¡No digas tonterías! ¡Abandona a los Trailers y ven conmigo!

Gekkou volvió a mirar a Takeshi con cara de sorpresa al decir eso como si nada hubiera pasado.

—Takeshi…

Bajando a Twilight, Gekkou extendió su mano libre. Takeshi estaba a punto de tomar esa mano. Pero en ese momento, Kurumi, que estaba en el cielo, gritó al mismo que descendía a toda prisa.

—¡¡No lo haga Takeshi!!

Se lanzó sobre ellos con la velocidad de la caída libre.

—¿¡Kurumi!?

Takeshi levantó la vista para verla, una voz grave mezclada con risas estaba frente a él.

—Eres demasiado blando.

Takeshi vio cómo Gekkou parecía que le iba a abrazar. Los brazos de Takeshi se extendieron hacia arriba para atrapar a Kurumi. Era como si compitieran entre sí para ver quién llegaba primero al brazo del Takeshi. Y la ganadora fue Kurumi. Takeshi la sostuvo entre sus brazos. Pero de pronto ella arqueó la espalda hacia atras y su larga cabellera ondeó en el aire como si no fuera afectada por la gravedad.

—¿Ku…Kurumi…?

En los brazos de Takeshi, Kurumi dejó escapar un pequeño gemido mientras su blanco cuello perdía la fuerza. Ella abrazó a Takeshi con fuerza, como si quisiera protegerlo de algo. Sus mejillas temblaban mientras las enterraba en el cuello de Takeshi

—¡¡Kurumi!!

Takeshi la llamó, pero ella solo dejó escapar un poco de aire mientras jadeaba.

Un olor a sangre se sintió de repente. Con un terrible zumbido en sus oídos, Takeshi parpadeó completamente incrédulo.

—¡N-no! ¡Kurumi fue la que se atravesó así! —gritó Gekkou como si estuviera molesto. Takeshi solo lo miró.

La sangre goteaba de Twilight que estaba en la mano de Gekkou. Takeshi miró a Kurumi y abrazó a su cuerpo inerte. Una sensación tibia se extendió por sus pies.

—Oye, Kurumi ¡Resiste!

Takeshi bajó suavemente a Kurumi al suelo y la acostó.

—¡¡Kurumiii!! —gritó, mirándola con desesperación.

Su cadera izquierda estaba empapada y completamente manchada de un color rojo brillante. Un líquido espeso y rojo salía a borbotones de su boca.

—¡N-no fue mi culpa!

Gekkou retrocedió.

Takeshi miró los ojos de Kurumi que se abrían débilmente.

—No puede ser… Kurumi…

No había vida en el brillo de sus ojos, y sus labios fruncidos se movían para pronunciar el nombre de Takeshi, pero no se oía ninguna voz.

—Mui ¡Oye! ¿¡Dónde estás!?

Tsuganashi, que estaba en combate con los magos de los Trailers en el cielo, la llamó cuando descubrió que su hermana había descendido a al suelo. Sin embargo, Mui descendió directamente hacia Kurumi sin hacer caso.

—¿¡Kurumiiii!?

Takeshi estaba encogido junto a la caída Kurumi, incapaz de moverse. Mui se dio cuenta inmediatamente de lo que había pasado. Kurumi estaba medio inconsciente y Gekkou gemía confundido. Mui se acercó corriendo y miró a Kurumi, y se quedó conmocionada.

—No, no puede ser… esto no puede estar pasando…

Rápidamente puso su mano sobre la herida de Kurumi y activó su magia curativa. La magia curativa de Mui no era tan buena como la de los magos que se especializaban en eso. Sin embargo, no era el momento para ahondar en el tema.

—¡Kurumi, por favor! ¡resiste!

Desesperadamente continúo lanzando su magia curativa en ella. Las partículas mágicas de color amarillo pálido de Mui, se desbordaron de su palma y envolvieron a Kurumi. Takeshi se quedó aturdido durante un rato, sin saber qué había pasado, pero luego se levantó y dirigió sus ojos a Gekkou que se encontraba pálido.

—Gekkou, Tu…

Gekkou sacudió la cabeza ante la mirada acusadora de Takeshi.

—¡Te dije que no fue mi culpa!

Parecía estar medio llorando, como si realmente estuviera en shock. Partículas mágicas de color púrpuras muy oscuro, inundaron el cuerpo de Takeshi como nunca antes.

—¡Te digo que no fue mi culpa, Takeshi!

Las palabras de Gekkou no llegaron a Takeshi. El poder mágico que se desbordó fueron las propias emociones de Takeshi que se preguntaba por qué había sucedido todo eso.

¿Fue el odio de Gekkou lo que provocó eso? ¿fue su madre Yoko, la que cambió a Gekkou? ¿O fue su propia culpa? ¿Había algo en él que atraía esa pesadilla? No importaba la razón que fuera, Takeshi sabía que nunca podría aceptarla. La espada de Takeshi revolotea, cortando el viento para alcanzar a Gekkou. Twilight, empapada de sangre, la recibió y la rechazó. Lo que siguió fue un intercambio ataques mortales entre ambos. La espada de Takeshi se clavó en la mano de Gekkou y este respondió inmediatamente. Pero Takeshi se adelantó y bajó su espada, retrocediendo rápidamente y rechazando una y otra vez las embestidas de Gekkou. La espada agrietada de Takeshi, desprendía fragmentos de acero que revoloteaban y brillaban entre los dos. Se miraron a los ojos sin parpadear, y la espada de Takeshi se dirigió hacia un punto ciego de Gekkou. Pero Gekkou lanzó un tajo hacia abajo y luego empujó hacia arriba, apuntando a la barbilla. Cuando el destello de la espada pasó justo al lado de Takeshi, un chorro de sangre brotó del dorso de su mano donde la hoja de Gekkou había logrado impactar. Sin embargo, Takeshi ni siquiera sintió el más mínimo dolor.

—Kurumi, resiste.

Mui se había agachado frente a Kurumi y seguía lanzando su magia de curación. Se esforzaba por salvar a Kurumi con todo su poder mágico. De repente, una voz escapó de los labios resecos de Kurumi.

—Ta…keshi…

—Si, sí. Te escuchó. No te preocupes, pronto te llevaremos al hospital…

Las lágrimas se derramaron y Mui cerró la boca con fuerza. No quería que la viera llorar. Sin embargo, las lágrimas también brotaron de los ojos de Kurumi y se escurrieron hacia su sien.

—Take… shi…

La voz de Kurumi llamaba a Takeshi.

Mui estaba aterrorizada y llamó a Takeshi.

—¡Takeshi-kun!

La respiración de Kurumi se volvió superficial y lenta.

—¡Por favor, tienes que venir aquí ahora!

Mui levantó la vista y gritó a Takeshi, que seguía luchando contra Gekkou.

—¡¡Takeshi-kuuuuun…!!

Mui gritaba lo más fuerte que podía, pero Takeshi no hacía caso. Había perdido la cabeza por completo, intentando hacer pagar a Gekkou por lo que hizo. Mui se miró las manos ensangrentadas. La sangre, que había estado caliente, estaba ahora fría y comenzaba a secarse.

Mientras tanto, en el cielo los demás magos también seguían luchando entre sí.

Por todas partes, había una cruel escena de magos sedientos de sangre.

—Por favor… deténganse…

A Mui se le llenaron los ojos de lágrimas.

Su amiga se estaba muriendo, pero nadie le ayudaba. Por el contrario, solo estaban dispuestos a tirar sus propias vidas.

«¿Cuál es el punto…? ¿Qué sentido tiene todo esto?»

Mui gritó llamando a Takeshi. No le quedaba otra cosa que hacer.

—¡Ya dejen de pelaaaaaar!

De pronto, Mui vio algo que no podía creer. En su visión manchada de lágrimas, apareció un portal cuadrado, a pesar de que se encontraban dentro de una barrera, y de él salieron unas personas. Mui los conocía a todos. 

Una lanza en forma de compás se dirigió al centro de la barrera, y comenzó a girar haciendo que todos, excepto Takeshi y Gekkou, interrumpieran su batalla.

No solamente los magos de los Trailers, sino también los de Wizard’s Breath, se quedaron atónitos ante la presencia de estas personas que acababan de llegar.

Shijou Momoka, Hyoudou Nanami y Hitouji Makoto, ya habían activado el hechizo de liberación. Mas, sin embargo, Takeshi y Gekkou continuaron luchando ininterrumpidamente en el suelo. Mui se dio cuenta de eso. Sabía a quién estaba apuntado Shijou Momoka con su arma.

—¡¡Takeshi-kuuuun!!

Trató de advertirle que se quitara de allí, pero no pudo hacerlo. La lanza que era el Aspecto de Shijou Momoka liberó magia contra Gekkou, y los magos de los Trailers dispararon su magia contra Takeshi al mismo tiempo para evitarlo.

Cuando ambos ataques mágicos chocaron cerca del suelo, un destello insoportablemente brillante fue seguido por una tremenda explosión que causó una onda expansiva a gran escala. Mui inmediatamente cubrió a Kurumi con su cuerpo.

—¡¡Kyaaaaaaaaa!!

La sacudida fue tan poderosa que los techos de las casas y los árboles caídos salieron volando como si se tratara de un huracán. Mui y Kurumi también fueron arrastradas varios metros y rodaron por el suelo.

—Uh… uuh..

A pesar de los rasguños en sus piernas y manos, Mui levantó la vista y buscó a Kurumi.

—¿Kurumi…?

Rápidamente la encontró tirada a unos pocos metros de ella. Se acercó a ella gateando y la abrazó. No sabía si aún estaba respirando, pero la puso de todos modos boca arriba. En cuando se acordó de algo, observó a su alrededor.

—¿¡Takeshi-kun!?

En el momento en que levantó la vista, Mui dejó escapar un gemido.

—No… no puede ser…

Todo lo que estaba allí, había dejado de existir. El impacto fue como el de una bomba. Había devastado la zona por completo dejando solo un cráter a su paso.

Los árboles de la calle, las paredes de las casas a ambos lados de la calle, el concreto de las aceras y el asfalto de la calle fueron borrados por la onda expansiva, y tampoco había rastro de Takeshi y Gekkou. Sólo la lanza en forma de compás en el aire girando lentamente en el sentido contrario.

Shijou Momoka, sus colegas, y los magos de los Trailer y Wizard’s Breath, observan el lugar devastado.

—¿Takeshi… kun…?

Mui se puso de pie. Cuando miró a Tsuganashi que flotaba por encima de ella, pudo ver una pizca de desconcierto y temor en el rostro normalmente inexpresivo de su hermano mayor.

Ella quería que alguien le explicara de una vez qué fue lo que sucedió con Takeshi y Gekkou. Sin embargo, sus pensamientos no se convirtieron en palabras. Tenía miedo de preguntar, así que se limitó a mirar aquel lugar destruido que reflejaba en sus ojos.


¡Gracias por preferirnos!

Al leer nuestras traducciones nos estás apoyando a seguir haciendo lo que hacemos. ¿Quieres ayudarnos más? Considera donar por Patreon a Owari, para financiar la compra de novelas originales y poder llevarlas a la esfera hispanohablante.

Written By

orenohonyaku

Traductor japonés-español.