—¡Nii-san! —Gritó Aiba Mui mientras bajaba por unas escaleras que daban a una estación de metro escasamente iluminadas.      Aunque ninguna de las luces del área estaba encendida, el lugar se hallaba cubierto por un brumoso resplandor. Dicha luz, emanaba de unas pequeñas esferas que parecían bolas de fuego que se hallaban flotando alrededor de ella. Tres bolas que…